La ciudad de Toledo fue desde tiempos muy remotos uno de los lugares estratégicos de la península lo cual hizo que estuviera comunicada por caminos, calzadas romanas y vías pecuarias con todos los puntos cardinales.
Este tipo de vías de comunicación, cuyo mayor auge tuvo lugar en tiempos romanos y que más adelante fue complementado en las sucesivas épocas por razones diferentes -comercio, guerras o nuevos asentamientos- llegó casi intacto a los comienzos de la era fotográfica. Intentaré por ello hacer un breve repaso a través de la fotografía -lógicamente no exhaustivo- a estos caminos históricos en las cercanías de Toledo. Para ello utilizaré como referencia el plano de José Reinoso de 1882, donde se citan muchos de estos caminos, comenzando desde el norte y siguiendo el sentido de las agujas del reloj.
El primero que nos encontramos es el denominado como "Calle del Hospital de San Juan Bautista", que no es otra cosa que el camino histórico que conducía a Madrid y que fue el primero en ser absorbido por el ensanche extramuros de la ciudad. De este camino, la fotografía más bella es esta de Pedro Román Martínez:
En esta foto tomada desde lo alto del Hospital Tavera puede verse que el camino se bifurcaba más adelante, un ramal al nuevo cementerio (con cipreses) y el principal hacia Madrid, serpenteando en el horizonte y muy arbolado en ambas márgenes:
El siguiente camino que aparece no es histórico pues nació al desecar la Isla de Antolínez en el siglo XIX. Hasta entonces ese camino era el borde de uno de los dos brazos en que se dividía el río frente a la Puerta del Vado. Al desecar la isla se creó este camino arbolado que conducía a la Central Eléctrica de la zona de Safont y que luego se unía al de Mocejón y Azucaica:
Siguió intacto hasta no hace tanto tiempo:
Su final llegó con la ejecución del vial hoy denominado Avenida de Castilla-La Mancha:
El siguiente camino que aparece es el denominado "Camino a los Palacios de Galiana". Sin duda uno de los más históricos como ya expliqué en su día, que se encaminaba a Las Galias -de ahí su nombre- pasando por Guadalajara y Sigüenza:
Su traza final quedó bastante distorsionada con la llegada del ferrocarril a Toledo:
El siguiente camino que aparece es el que desciende del Castillo de San Servando y se dirige al Puente de Alcántara. Se trata del final de una calzada romana (la Vía Flaminia según Juan Moraleda y Esteban en 1919) que unía Toledo con el sur peninsular. Su trazado final necesitaba descender una gran cota hasta el río por lo que era necesario rodear el peñón del Castillo de San Servando, que por ello tenía un altísimo valor defensivo y estratégico. De esta calzada aún quedan restos visibles en la zona militar situada por encima del arroyo de la Degollada:
El camino pasó a llamarse en la edad media Camino Real de Sevilla, y su traza es aún reconocible en muchas zonas tanto de la Meseta Cristalina como de la comarca de La Mancha. La llegada a Toledo por esta vía para quien lo hiciera por vez primera debía ser espectacular:
La traza del camino atravesaba los terrenos de la actual Academia de Infantería. En esta zona había algunas viviendas denominadas barrio de San Blas.
En esta toma aerea de los años veinte se observa muy bien la traza original de esta camino en su llegada a Toledo:
Más hacia el sur, debido a la topografía y a la presencia del río, los caminos de largo recorrido escaseaban en la zona de los cigarrales, salvo el Camino de Pozuela que se convertía más adelante en el Camino Viejo de Cobisa. Confluía con el denominado Camino de Polán en las inmediaciones de la Venta de Caravantes:
Estos caminos cigarraleros procedían de los Montes de Toledo y poseían una enorme importancia ganadera, siendo varios de ellos vías pecuarias aún hoy convertidos en carreteras:
La entrada a Toledo de los viajantes procedentes de estos caminos del suroeste se realizaba por el Puente de San Martín tras descender la cuesta de la Venta del Alma:
En estas humildes ventas cercanas a Toledo, el genial Pedro Román Martínez tomó deliciosas fotografías que son cada una de ellas un universo. Fotógrafo humanista adelantado a su tiempo, Román hacía de cada imagen una obra de arte:
Ya hacia el oeste encontramos el siguiente camino histórico. Se trataba de la Carretera de Navalpino que descendía desde la Bastida hasta la Olivilla y la Solanilla y también entraba por el Puente de San Martín:
Ya en el noroeste, los caminos que encontramos son básicamente dos: la Carretera de Talavera de la Reina y la Carretera de Ávila -denominada en la ciudad Camino del Cementerio General-. La entrada de la primera se efectuaba por la Vega Baja, donde se cruzaba con la maraña de caminos que conducían a la Fábrica de Armas. Eran caminos todos ellos arbolados con ejemplares casi todos plantados desde la época del rey Carlos III. Olmos, moreras, plátanos y acacias eran las especies más representadas:
El Camino del Cementerio General comenzaba a denominarse así en lo que hoy es la Avenida de la Reconquista. Así lo fotografió mi abuelo Eduardo Butragueño Bueno:
Continuaba en lo que hoy conocemos como Avenida de Barber:
El Camino de Talavera finalizaba en la misma Puerta de Bisagra pasando por los terrenos que hoy ocupa el Paseo de Merchán o La Vega. Aquí lo vemos antes de la creación del parque:
Se trataba en definitiva de vías de comunicación con una historia en ocasiones milenaria, por los que pasó desde el arriero más humilde hasta reyes y emperadores. Hoy son apenas reconocibles en un mar de nuevas vías de comunicación, pero la fotografía histórica nos ayuda a recordarlos y a proteger los que aún subsisten.
Para saber más:
- "Vía Romana entre Toledo y Orgaz, Ajofrín y Yébenes", por Juan Moraleda y Esteban (1919)
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