Son ya casi 5.000 las fotografías antiguas de Toledo que Toledo Olvidado os ofrece. Algunas de ellas tienen un enorme valor documental, artístico o histórico. Pero no demasiadas, por no decir muy pocas, consiguieron captar lo que denominaría el alma de Toledo. Es dificil de explicar con palabras qué puede entenderse por alma, y más si se refiere a una ciudad. Tal vez sea una mezcla de lugares, situaciones, personajes, luces, texturas, miradas y atmósferas que sólo unos pocos fotógrafos están capacitados para capturar como un todo, generando imágenes irrepetibles que evoquen mil sensaciones.
Si es dificil capturar fotográficamente este alma, el hecho de que sea un foráneo el que lo consiga tiene un mérito indescriptible. Este es el caso de John Fyfe.
Nacido en Connecticut (Estados Unidos) en 1944, a los once años comenzó a tocar el saxofón y el clarinete, hasta que en 1962 accedió a la universidad para convertirse en profesor de música. Sin embargo, a los dos años de acceder a la universidad, abandonó los estudios para enrolarse en las fuerzas aéreas americanas. Allí se especializó en sismología y un año después fue enviado a Fairbanks (Alaska) en 1965. Fue allí donde John comenzó a interesarse en el arte de la fotografía: se apuntó a un curso por correspondencia impartido por The New York Institute of Photography, que le permitió aprender los principios básicos de la fotografía.
En enero de 1967 fue destinado por las fuerzas aéreas a España, un país que desconocía por completo. Concretamente le fue encomendado un puesto en la Estación Sismológica de Sonseca, permitiéndosele trabajar desprovisto de uniforme militar y vivir como un civil más. Como la mayoría de sus compañeros, John no vivía en Sonseca sino en Toledo. Se reunían en un local situado en la calle Cervantes (que si no me equivoco es el que aún conserva en su cierre el anagrama de YMCA) donde veían películas juntos, charlaban y recibían el correo.
El primer mes se alojó en el Hotel Imperio mientras buscaba acomodo en un lugar de modo permanente. Comían muy a menudo todos juntos en el Restaurante El Trocadero en la Avenida de la Reconquista, y casualmente la dueña alquilaba habitaciones junto al restaurante. En una de esas habitaciones John Fyfe vivió por espacio de casi un año.
John cita como uno de sus mejores recuerdos los desayunos en el Hotel Suizo de la Plaza de Zocodover, donde siempre tomaba un café, un bollo suizo y una copa de anís.
No olvida tampoco John sus muchas horas en el Café Español, tomando aceitunas rellenas con un vino mientras disfrutaba viendo el ajetreo de la gente en Zocodover. Allí se hizo amigo de uno de los últimos limpiabotas que trabajaron en la plaza. A la hora de tomar un aperitivo, acudía a la carnicería de la plaza, donde le preparaban un bocadillo de jamón por el módico precio de 5 pesetas.
España era para él el primer país extranjero que conocía, y estaba ávido de nuevas sensaciones y experiencias, y de nuevos lugares que retratar con su cámara. John pronto se dio cuenta de que se encontraba en un lugar ideal para disfrutar fotografiando, y por ello aprovechaba cada día de descanso para perderse por las calles captando cada detalle que le llamaba la atención de Toledo. Según sus propias palabras, era como un sueño vivir en un lugar con esas oportunidades fotográficas.
A través de un amigo común conoció a la que sería su mujer, Araceli, con la que se casó en 1968 en la Iglesia de Santa Leocadia, oficiando la ceremonia D. Hilario Velázquez Fernández, tío de Araceli y párroco de Navahermosa durante muchos años.
Un año después, en 1969, se mudaron a vivir a Estados Unidos, donde residen hasta el día de hoy. John y Araceli volvieron a Toledo con asiduidad hasta que murieron los padres de ella.
De vuelta en Estados Unidos John trabajó quince años en el Inter-American Development Bank en Washington, para pasar luego cinco años en la NASA ayudando en el diseño de la Estación Espacial Internacional. Más tarde fue asistente técnico en varios departamentos del gobierno central, incluyendo la propia Casa Blanca. Padre de dos hijos, David y Carlos, vive actualmente retirado en Virginia disfrutando con Araceli de su jardín y de sus nietos.
Comenzaremos por ver las fotografías tomadas por John Fyfe el año de su llegada a Toledo, 1967:
Tal vez su mejor fotografía sea esta que retrata a la perfección la apacible vida de unos niños en el centro histórico. Unos muchachos juegan a las cartas mientras detrás varias niñas charlan. La escena es observada por una niña más pequeña que viene de comprar el pan. En palabras del propio John, se trata de una fotografía conseguida de casualidad: "Iba deambulando por Toledo con mi cámara cuando, tras girar una esquina, me topé de frente con la escena. Tomé la fotografía sin ser consciente de lo que estaba haciendo. Creo que fue lo que Henri Cartier-Bresson denominó el Momento Decisivo"
Esta es una imagen que retrata a la perfección el ambiente de las pescaderías de la Calle Tornerías:
Muy cerca, en la Plaza Mayor fotografió esta preciosa cacharrería:
En esa Plaza se colocaban puestos de venta en las escaleras de acceso al Teatro de Rojas:
Cerca de Santiago del Arrabal tomó esta preciosa fotografía donde puede verse al célebre Calixto, un frutero ambulante que suministraba la fruta en una época con pocas tiendas en el barrio. Era muy apreciado por todos y calzaba una bota con un suplemento de unos 30 cm. Según me cuenta A. Obeo, su borrico solía tener unas erecciones que impresionaban.
Muy cerca de allí está tomada esta imagen:
John captó un poco más abajo a un pintor mientras dibujaba la iglesia desde la Puerta de Bisagra:
La Plaza de Zocodover y su animado ambiente quedó espléndidamente retratada por Fyfe:
Por supuesto, el Corpus de 1967 no podía faltar en la serie de soberbias imágenes de John Fyfe:
Aquí tenemos el Pasadizo de Balaguer:
John capturó de modo increíble ese alma de Toledo en detalles y rincones de la ciudad:
Araceli y él vivieron en la Calle de Santa Leocadia, donde John supo captar la atmósfera que desprendía la vida cotidiana de aquel Toledo de 1967:
La Avenida de la Reconquista no estaba aún asfaltada en 1967. John capturó esta maravilla de imagen (click para ampliar) donde puede verse la avenida con una alineación de viejos árboles que hubieron de ser talados para ensanchar la calzada:
La ausencia de tiendas en las nuevas zonas de la ciudad hacía necesaria la presencia de la venta ambulante:
John Fyfe tomó preciosas perspectivas de la siempre evocadora Calle Alfileritos:
Estas son algunas perspectivas desde el exterior de la ciudad o desde miradores:
John acudió a los toros en la plaza de Toledo en 1967 y tomó esta bella estampa de todo un grande: El Litri.
John Fyfe inmortalizó un momento histórico: la visita a Toledo del canciller Konrad Adenauer sólo dos meses antes de fallecer. En la imagen puede verse a Adenauer al salir del Museo de Santa Cruz:
La comida se celebró en Tavera:
El Paseo del Miradero era aún un parque, lleno de vida y, por supuesto, lleno de niños:
En esos años, el Miradero era también la "sede" del mercado del Martes:
Aquí tenéis los jardines del Tránsito:
Personalmente me encanta esta fotografía de la Cuesta de la Sal donde puede ya verse todo un mito de la hostelería toledana: el Bar Skala. No puedo por menos que dedicar esta foto a Javier Felage:
Cerca de la casa de Santa Leocadia estaba la casa de la Señora Paca, con su patio y con sus niños:
Una preciosa perspectiva captada por John es la de la esquina entre las calles Santa Isabel y Pozo Amargo, donde se ubicaba la tienda de Casa Dueñas. La segunda foto es ya de 1968:
Resulta curiosa la vista del Paseo de Recaredo -que era en buena medida un simple terraplén aún sin arbolar- visto desde el Paseo de la Vega o de Merchán. Se ve que todavía existía la calle elevada que se situaba junto a la Puerta de Alfonso VI y el Hostal del Cardenal:
Las fotografías de Fyfe en 1968 son también preciosas. Por ejemplo es llamativa la decoración de la Ermita del Valle para la romería de aquel año:
Es muy bonita también la vista de la Puerta del Sol:
Aquí tenemos la Bajada del Barco:
En esta estupenda imagen podemos ver el inicio de la Plaza de Don Fernando junto a la Cornisa:
Esta es la entrada del Palacio Arzobispal:
De 1976 es esta buenísima imagen de una anciana tomando el sol del invierno en la Plaza de las Carmelitas:
Unos años después, en 1982, Fyfe volvió a tomar impresionantes fotografías. Me encantan las tomadas en el entorno del Colegio de Doncellas:
Es estupenda también esta estampa del Callejón de Gigantones, junto a Alfileritos:
Este patio es de la calle Alfileritos:
Aquí tenemos la Plaza de las Capuchinas:
Estos son otros rincones retratados por John en el 82:
En definitiva, una colección magistral de alguien que captó como pocos la esencia de un Toledo a caballo entre la modernidad y los tiempos del pasado. Según el propio John Fyfe: "Toledo cambió mi vida. Hoy sería una persona totalmente diferente si no hubiera tenido la oportunidad de estar allí y conocer a mi familia y a mis amigos. Toledo está siempre en mi corazón"
Por mi parte sólo me queda añadir algo breve y sencillo: ¡Gracias John! Por tu amabilidad, por tu generosidad y, sobre todo, por tus fotografías. Toledo será siempre tu casa.
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