Llevaba tiempo pensando que debía publicar una entrada dedicada a una de las partes de la muralla toledana más desconocidas, deterioradas y abandonadas. Lo que me ha animado a hacerlo hoy es la noticia de la próxima rehabilitación de dos tramos de muralla, entre los que no tengo claro si se incluye o no el protagonista de esta entrada. Me refiero al Torreón o Torre de Alfarach, un valiosíosimo resto del recinto amurallado situado sobre los molinos de Daicán enfrente del cerro de la Ermita de la Cabeza.
Su nombre es de origen mozárabe -según Julio Porres Martín-Cleto aparece citada como Benalfarax, Alfarach o Alfaraje en documentos mozárabes desde 1187- y podría significar "lugar alto o mirador" si procediera del término Al-farây. Aunque también aparece citada como puerta y no como torre, con el nombre de Puerta de la Consolación (Bab-Alfarach) ya que otra traducción del término concuerda con palabras como consolación o recreo. Lo cierto es que se sitúa en un tramo de muralla históricamente asociado al barrio judío, que comenzaba en las inmediaciones del Puente de San Martín, discurría por Roca Tarpeya y llegaba hasta la zona cercana a las Carreras de San Sebastián. En este tramo de muralla se situaba la puerta denominada de Alportiel o Portiello cuyo exacto emplazamiento no está aún claro.
La torre de Alfarach bien pudo ser una torre albarrana -denominación que reciben las torres exentas, adelantadas con respecto a las murallas- y lo más probable es que aparejado a este uso tuviera una función ligada al aprovechamiento de un pozo. Es difícil saber si el pozo que alberga en su interior era el bien que defendía la torre, o lo que sucedía era que el pozo autoabastecía a la propia torre cuya finalidad era vigilar el meandro del río que en este punto gira para rodear Toledo por el oeste.
Las fotografías más antiguas datan de 1857 cuando fue fotografiada por varios pioneros como Charles Clifford (o tal vez Soulier o Laurent) y Eugene Sevaistre. En ellas se la ve aún robusta y con un arco aún en pie que la unía con la zona interior de la muralla. También se percibe un cierto aterrazamiento de la abrupta ladera:
Aquí la vemos inmortalizada por Jean Andrieu en 1868:
Estas tomas son de 1872 por Jean Laurent:
Hacia 1900 fue fotografiada un par de ocasiones por Amador de los Ríos y Manuel Tovar y aún es visible el arco:
Estas son tomas de comienzos del siglo XX:
En sus cercanías Pedro Román fotografió otra parte de la muralla judía en Roca Tarpeya, tal vez el mencionado en las fuentes como Castillo de los Judíos:
En un momento indeterminado el arco se desplomó así como las zonas superiores de la torre, que paulatinamente va apareciendo en las fotografías cada vez con una altura menor. Estas son imágenes de 1967 y de 1980 respectivamente:
En nuestros días se trata de una parte de la muralla absolutamente abandonada y sin mantenimiento, habiendo sufrido daños recientes con motivo de la colocación del cableado de la iluminación de esta zona del Valle.
Aquí podemos ver la evolución de la torre entre 1872 y 2012 en una genial comparativa realizada desde el mismo punto con dos fotos de Jean Laurent y José María Moreno:
Esperemos que las anunciadas obras de restauración de las murallas incluyan a esta legendaria torre, ahora que aún estamos a tiempo de salvar una buena parte de ella... quién sabe por cuanto tiempo.
La Torre de Alfarach en Google Maps:
Ver Toledo Olvidado en un mapa más grande
sábado, 10 de mayo de 2014
El Casino de Toledo
El Centro de Artistas e Industriales, comúnmente conocido como Casino, fue una de las instituciones culturales más antiguas y activas de la ciudad. Fundado nada menos que el 19 de marzo de 1866, su primera sede se ubicó en la Calle Núñez de Arce. He localizado curiosos datos del acto inaugural, como por ejemplo la crónica publicada en el periódico El Tajo:
En aquel acto inaugural, con presencia del presidente Sr. Lara, el secretario D. Mariano Undabeytia, el Vizconde de Palazuelos y demás autoridades se leyeron discursos cuya lectura resulta hoy curiosa, sobre todo si consideramos el contexto histórico, tan solo dos años antes de la revolución de 1868 que derrocó a Isabel II dando paso al Sexenio Democrático:
También me ha sorprendido gratamente encontrar el texto que mi tío tatarabuelo Gabriel Bueno leyó en el acto:
El crecimiento en número de socios -llegó a tener casi un millar- debido a su intensa e interesante actividad cultural le hizo pronto buscar una sede de mayores dimensiones. De este modo y según nos cuenta Rafael del Cerro en su libro Arquitecturas y espacios para el ocio durante el siglo XIX, pp. 126-127, desde 1884 el Casino estaba ya ubicado en la Plaza de la Magdalena. Este es el aspecto del exterior del edificio en aquella época, que pasaba totalmente desapercibido enfrente de la Iglesia de la Magdalena:
Más adelante, sucesivas compras de casas colindantes y el incremento del número de socios, posibilitó su reforma y ampliación, siendo la más destacada la efectuada entre los años 1924 y 1929.
Con anterioridad a esta fecha, se publicó en 1916 -con motivo del quincuagésimo aniversario de la fundación del Centro- un cuadernillo conservado en el Archivo Municipal en el que figuran curiosas fotos del edificio:
Fueron años de intensa actividad cultural, no exenta de la crítica de uno de sus más destacados miembros como fue el escritor navarro Félix Urabayen, que habló en varios escritos del escaso nivel cultural de los actos organizados y de las personas que frecuentaban el casino, especialmente su biblioteca. Aquí vemos una charla científica:
Aquí los jóvenes participantes en una función benéfica:
Con motivo del 50 aniversario de la institución, en 1916 se publicó el ya citado folleto con información de lo más interesante, que incluye muchos rostros y datos representativos del Toledo de aquella época:
En 1922 la institución sacó a concurso la reforma y ampliación del edificio:
Resultó finalmente ganador el proyecto del arquitecto Felipe Trigo, que diseñó un edificio enmarcable en la corriente de eclecticismo que se desarrolla en Europa en el siglo XIX, conjugando elementos renacentistas en la configuración y planeamiento de la fachada, y mudéjares en la utilización del ladrillo.
Toda la fabulosa obra de rejería en puertas, ventanas y balcones fue ejecutada por el genial Julio Pascual. Este edificio es el que ha llegado a nuestros días. Sin embargo no se conservan -o no he localizado- fotografías del mismo anteriores a la guerra civil. Ello se debe a que la configuración de la Plaza de la Magdalena era muy diferente antes de 1936 a la que hoy conocemos, pues la existencia de un edificio de viviendas en el centro mismo de la actual plaza hacía que la visión de la fachada principal del Casino con su torre fuera casi imposible salvo que la vista se tomara desde esas viviendas. En el conflicto de 1936 esas viviendas fueron destruidas por los bombardeos republicanos al Alcázar durante el asedio:
De este modo nació la actual Plaza de la Magdalena pues ese edificio de viviendas se decidió que no fuera reedificado uniéndose las dos plazuelas que antes estaban separadas por él, una frente al Corral de Don Diego y otra enfrente del Casino:
Como curiosidad decir que justo al lado del edificio destruido en la guerra civil se encontraba lo que luego sería la tienda de Federico Martín Bahamontes, que antes de 1936 albergaba un obrador de mazapán:
Evidentemente la guerra civil también dejó huellas en el edificio del Casino que son hoy visibles como los balazos que atravesaron las rejerías y que quedaron para siempre marcados en los ladrillos de la torre y de otras partes de la construcción. La planta baja, que linda con el callejón del Lucio -o de Lucio, según reza el azulejo- yo juraría que lleva sin abrirse desde 1936 pues las ventanas conservan los balazos en los dinteles y las persianas parecieran no haber sido abiertas desde entonces:
La institución del Casino o Centro de Artistas e Industriales siguió en activo hasta aproximadamente 1980 tras una larga decadencia en la que había quedado su actividad muy reducida.
Estas fotos fueron tomadas en 1980 poco antes de su cierre:
El edificio, propiedad de un conocido empresario inmobiliario y constructor de la ciudad, se encuentra hoy prácticamente abandonado -solo una parte está alquilada como bar de copas- pese a su céntrico emplazamiento, valor e historia y pese a estar declarado Bien de Interés Cultural desde el 28 de noviembre de 1996.
El Casino de Toledo en Google Maps:
Ver Toledo Olvidado en un mapa más grande
En aquel acto inaugural, con presencia del presidente Sr. Lara, el secretario D. Mariano Undabeytia, el Vizconde de Palazuelos y demás autoridades se leyeron discursos cuya lectura resulta hoy curiosa, sobre todo si consideramos el contexto histórico, tan solo dos años antes de la revolución de 1868 que derrocó a Isabel II dando paso al Sexenio Democrático:
También me ha sorprendido gratamente encontrar el texto que mi tío tatarabuelo Gabriel Bueno leyó en el acto:
El crecimiento en número de socios -llegó a tener casi un millar- debido a su intensa e interesante actividad cultural le hizo pronto buscar una sede de mayores dimensiones. De este modo y según nos cuenta Rafael del Cerro en su libro Arquitecturas y espacios para el ocio durante el siglo XIX, pp. 126-127, desde 1884 el Casino estaba ya ubicado en la Plaza de la Magdalena. Este es el aspecto del exterior del edificio en aquella época, que pasaba totalmente desapercibido enfrente de la Iglesia de la Magdalena:
Más adelante, sucesivas compras de casas colindantes y el incremento del número de socios, posibilitó su reforma y ampliación, siendo la más destacada la efectuada entre los años 1924 y 1929.
Con anterioridad a esta fecha, se publicó en 1916 -con motivo del quincuagésimo aniversario de la fundación del Centro- un cuadernillo conservado en el Archivo Municipal en el que figuran curiosas fotos del edificio:
Fueron años de intensa actividad cultural, no exenta de la crítica de uno de sus más destacados miembros como fue el escritor navarro Félix Urabayen, que habló en varios escritos del escaso nivel cultural de los actos organizados y de las personas que frecuentaban el casino, especialmente su biblioteca. Aquí vemos una charla científica:
Aquí los jóvenes participantes en una función benéfica:
Con motivo del 50 aniversario de la institución, en 1916 se publicó el ya citado folleto con información de lo más interesante, que incluye muchos rostros y datos representativos del Toledo de aquella época:
En 1922 la institución sacó a concurso la reforma y ampliación del edificio:
Resultó finalmente ganador el proyecto del arquitecto Felipe Trigo, que diseñó un edificio enmarcable en la corriente de eclecticismo que se desarrolla en Europa en el siglo XIX, conjugando elementos renacentistas en la configuración y planeamiento de la fachada, y mudéjares en la utilización del ladrillo.
Toda la fabulosa obra de rejería en puertas, ventanas y balcones fue ejecutada por el genial Julio Pascual. Este edificio es el que ha llegado a nuestros días. Sin embargo no se conservan -o no he localizado- fotografías del mismo anteriores a la guerra civil. Ello se debe a que la configuración de la Plaza de la Magdalena era muy diferente antes de 1936 a la que hoy conocemos, pues la existencia de un edificio de viviendas en el centro mismo de la actual plaza hacía que la visión de la fachada principal del Casino con su torre fuera casi imposible salvo que la vista se tomara desde esas viviendas. En el conflicto de 1936 esas viviendas fueron destruidas por los bombardeos republicanos al Alcázar durante el asedio:
De este modo nació la actual Plaza de la Magdalena pues ese edificio de viviendas se decidió que no fuera reedificado uniéndose las dos plazuelas que antes estaban separadas por él, una frente al Corral de Don Diego y otra enfrente del Casino:
Como curiosidad decir que justo al lado del edificio destruido en la guerra civil se encontraba lo que luego sería la tienda de Federico Martín Bahamontes, que antes de 1936 albergaba un obrador de mazapán:
Evidentemente la guerra civil también dejó huellas en el edificio del Casino que son hoy visibles como los balazos que atravesaron las rejerías y que quedaron para siempre marcados en los ladrillos de la torre y de otras partes de la construcción. La planta baja, que linda con el callejón del Lucio -o de Lucio, según reza el azulejo- yo juraría que lleva sin abrirse desde 1936 pues las ventanas conservan los balazos en los dinteles y las persianas parecieran no haber sido abiertas desde entonces:
La institución del Casino o Centro de Artistas e Industriales siguió en activo hasta aproximadamente 1980 tras una larga decadencia en la que había quedado su actividad muy reducida.
Estas fotos fueron tomadas en 1980 poco antes de su cierre:
El edificio, propiedad de un conocido empresario inmobiliario y constructor de la ciudad, se encuentra hoy prácticamente abandonado -solo una parte está alquilada como bar de copas- pese a su céntrico emplazamiento, valor e historia y pese a estar declarado Bien de Interés Cultural desde el 28 de noviembre de 1996.
El Casino de Toledo en Google Maps:
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