El impresionante y para muchos desconocido Monasterio de San Bernardo o de Nuestra Señora de Monte Sión tiene su origen en el año 1426 cuando su fundador Fray Martín de Vargas -confesor del Papa Martín V y reformador de la Orden del Císter- obtuvo del canónigo de de la Catedral Alonso Martínez unos terrenos en un paraje idílico al que llamaron de Monte Sión porque "de allí había de salir, con el favor divino, la ley de la reforma como de otra nueva Jerusalén". En un primer momento los monjes vivieron en celdillas entretejidas de ramas de árboles hasta que el año siguiente fue colocada la primera piedra del templo el día 21 de enero de 1427. Su vida era ejemplar -no hay que olvidar que esta reforma del Císter surgió a raíz de la relajación detectada en las décadas precedentes- y la construcción se sufragaba con limosnas y sacrificios, a los que se añadieron más tarde generosos donativos como el del contador del rey Juan II Alonso Álvarez de Toledo. Quiso allí enterrarse el prepotente valido de este monarca, Don Álvaro de Luna, pero finalmente los monjes se opusieron -según algunas fuentes por no considerar que encajase en su ideal de pobreza, si bien años después sí se enterraron allí el citado Alonso Álvarez y su esposa-.
Tras la muerte de Martín de Vargas en 1446 el monasterio fue ampliado sobre todo bajo los auspicios del obispo de Astorga García Álvarez de Toledo y más tarde del canónigo y apostólico de la catedral Francisco Álvarez de Toledo en 1494.
El edificio que hoy se conserva es en buena medida el que en aquel siglo XV se levantó en las fases citadas, si bien sufrió importantes reformas y ampliaciones posteriores, como la construcción del cuarto de la hospedería por el afamado Alonso de Covarrubias (comenzado en 1549) o la del soberbio claustro toscano bajo las trazas de Nicolás de Vergara el Mozo (iniciado en 1576 pero que tardó más de 50 años en finalizarse).
Esta Congregación Cisterciense de Castilla fundada por Martín de Vargas superó muchas trabas y vejaciones dentro de la propia Iglesia -llegó a desvincularse de la autoridad jurídica del Císter- pero sin embargo fue floreciente espiritual e intelectualmente hasta 1700, comenzando desde entonces una decadencia que tuvo su puntilla con la desamortización de Mendizábal en 1835. Son pocas las fotografías antiguas que se conservan de este edificio:
A partir de la desamortización el Monasterio sirvió como casa de labor y tuvo varios propietarios. En 1925 su propietario era Luis de Urquijo, Marqués de Amurrio, quien a instancias de Alfonso XIII promovió en él el último intento por recuperar la otrora potente industria sedera toledana. Se plantaron miles de moreras en los alrededores del edificio y en las vegas cercanas, se acondicionaron estancias y se fundó el Real Instituto Sericícola de Castilla y Extremadura.
De esta curiosa época datan estas fotografías cuya autoría se atribuye tanto a Rodríguez como a Juan Ramón Marín. En ellas se puede ver todo el proceso de obtención de la seda, desde la plantación de las moreras que los alimentaban hasta la limpieza de los capullos para separar la seda del insecto:
Aquí vemos al capellán-administrador de aquella explotación de 1925, Don Bernardo del Campo:
Aquí os dejo un interesante artículo publicado en la Revista Toledo en julio de 1925 explicando aquel proyecto:
Poco después el proyecto fracasaría y sería abandonado. De él hoy solo nos quedan aún numerosos ejemplares de morera en la zona, algunos incluso que datan de la época y otros ya naturalizados hijos de aquellos.
Entre 1928 y 1930 se reformó tanto el monastario como los jardines que le rodean, según las trazas del destacado arquitecto Roberto Fernández Balbuena:
Durante la guerra civil, el monasterio fue utilizado como Hospital de Sangre por el bando republicano, llegando a recibir la visita de Margarita Nelken:
Desde 1937 y en la posguerra, el monasterio fue utilizado como prisión y campo de concentración por las autoridades franquistas, dependiente de la Inspección de Cáceres y con batallones de trabajo asociados.
Este era el aspecto del acceso en 1962:
El Monasterio fue legado en 1966 por el ingeniero agrónomo Tirso Rodrigáñez a las monjas. Hoy acoge una hospedería y de nuevo lo habitan monjes cistercienses de la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia.
El Monasterio de San Bernardo o de Monte Sión en Google Maps:
Ver Toledo Olvidado en un mapa más grande
sábado, 13 de julio de 2013
Una feria de Maquinaria Agrícola en el Hospital Tavera hacia 1910
A una parte importante de la población de hoy le cuesta imaginar el enorme avance en la calidad de vida de la humanidad que supuso el descubrimiento de la electricidad o del petróleo y de algunos avances aparejados a ambos, como por ejemplo el motor de explosión.
Una de las facetas más maravillosas de estos descubrimientos es el desarrollo de la maquinaria agrícola, que permitió mejorar las condiciones de trabajo de millones de agricultores en todo el mundo al conseguir mecanizar tareas durísimas así como obtener mayores rendimientos por hectárea. Más y mejores alimentos conseguidos con mucho menos esfuerzo: ese puede ser el resumen de estos avances en el terreno de la agronomía. Un salto de gigante para la humanidad, gracias al cual en buena medida desde entonces la población del planeta se ha multiplicado.
Pero la maquinaria agrícola llevaba ya unos años de perfeccionamiento desde unos años atrás -básicamente desde la Revolución Industrial- ofreciendo aperos que siendo aún de tracción animal ya suponían un adelanto de ciertas mecanizaciones y mejoras en la calidad de vida de los agricultores.
Gracias a la Cámara Agraria de Toledo, dependiente de la Junta de Comunidades, y gracias a las gestiones de Enrique Sánchez Salcedo hoy puedo ofreceros unas curiosas imágenes de una feria de maquinaria agrícola celebrada en el Hospital Tavera hacia 1910 que ilustran muy bien esta etapa de transición entre las primeras mecanizaciones y la generalización del Rey de la Maquinaria Agrícola que no es otro que el tractor, cuyos primeros prototipos a vapor datan de 1890 y de gasolina hacia 1900. El tractor más común hoy -el de gasoil- no fue realidad hasta 1922.
En esta feria del Hospital Tavera se mostraban aperos y máquinas destinadas aún a ser tiradas por animales y lo cierto es que para los que amamos el campo y la agronomía resulta realmente curioso observar las fotografías.
Comencemos por ver la muestra en sí dentro de las paredes del Hospital Tavera, en su patio principal:
En la fachada principal del edificio se realizaron demostraciones prácticas de algunos aperos y de ciertos avances tecnológicos de la época:
El los fértiles terrenos de la Vega Baja se realizaron más demostraciones. Son curiosas las imágenes en las que podemos ver en algunos casos la ciudad de fondo:
Las fotografías fueron tomadas por miembros de la casa llamada Sucesores de Compañy, cuya sede en Toledo se situaba en la Cuesta del Águila junto a la Plaza de San Agustín y que había sido fundada por el gran fotógrafo Manuel Compañy, fallecido en 1909.
Agradeciendo de nuevo a Enrique Sánchez Salcedo y a la Cámara Agraria de Toledo la cesión de estas fotografías, espero que os hayan hecho disfrutar y me gustaría que sirvieran para hacer comprender a los más jóvenes los grandes avances que la humanidad alcanzó a partir de ciertos descubrimientos sin los cuales la vida de hoy sería sencillamente inconcebible. También me gustaría que esta entrada sirviera para reivindicar la importancia que la agricultura tuvo en Toledo, cuyas vegas eran para muchos de las más fértiles de Castilla.
Una de las facetas más maravillosas de estos descubrimientos es el desarrollo de la maquinaria agrícola, que permitió mejorar las condiciones de trabajo de millones de agricultores en todo el mundo al conseguir mecanizar tareas durísimas así como obtener mayores rendimientos por hectárea. Más y mejores alimentos conseguidos con mucho menos esfuerzo: ese puede ser el resumen de estos avances en el terreno de la agronomía. Un salto de gigante para la humanidad, gracias al cual en buena medida desde entonces la población del planeta se ha multiplicado.
Pero la maquinaria agrícola llevaba ya unos años de perfeccionamiento desde unos años atrás -básicamente desde la Revolución Industrial- ofreciendo aperos que siendo aún de tracción animal ya suponían un adelanto de ciertas mecanizaciones y mejoras en la calidad de vida de los agricultores.
Gracias a la Cámara Agraria de Toledo, dependiente de la Junta de Comunidades, y gracias a las gestiones de Enrique Sánchez Salcedo hoy puedo ofreceros unas curiosas imágenes de una feria de maquinaria agrícola celebrada en el Hospital Tavera hacia 1910 que ilustran muy bien esta etapa de transición entre las primeras mecanizaciones y la generalización del Rey de la Maquinaria Agrícola que no es otro que el tractor, cuyos primeros prototipos a vapor datan de 1890 y de gasolina hacia 1900. El tractor más común hoy -el de gasoil- no fue realidad hasta 1922.
En esta feria del Hospital Tavera se mostraban aperos y máquinas destinadas aún a ser tiradas por animales y lo cierto es que para los que amamos el campo y la agronomía resulta realmente curioso observar las fotografías.
Comencemos por ver la muestra en sí dentro de las paredes del Hospital Tavera, en su patio principal:
En la fachada principal del edificio se realizaron demostraciones prácticas de algunos aperos y de ciertos avances tecnológicos de la época:
El los fértiles terrenos de la Vega Baja se realizaron más demostraciones. Son curiosas las imágenes en las que podemos ver en algunos casos la ciudad de fondo:
Las fotografías fueron tomadas por miembros de la casa llamada Sucesores de Compañy, cuya sede en Toledo se situaba en la Cuesta del Águila junto a la Plaza de San Agustín y que había sido fundada por el gran fotógrafo Manuel Compañy, fallecido en 1909.
Agradeciendo de nuevo a Enrique Sánchez Salcedo y a la Cámara Agraria de Toledo la cesión de estas fotografías, espero que os hayan hecho disfrutar y me gustaría que sirvieran para hacer comprender a los más jóvenes los grandes avances que la humanidad alcanzó a partir de ciertos descubrimientos sin los cuales la vida de hoy sería sencillamente inconcebible. También me gustaría que esta entrada sirviera para reivindicar la importancia que la agricultura tuvo en Toledo, cuyas vegas eran para muchos de las más fértiles de Castilla.
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