Uno de los parajes más bellos en los alrededores de Toledo, donde en pleno siglo XXI pueden verse zorros, perdices, conejos y otros mamíferos y aves de interés a sólo quinientos metros de la ciudad, es el Arroyo de la Degollada.
Debe su nombre a una bonita y antigua leyenda que tuvo lugar entre los riscos que jalonan este arroyo temporal (suele secarse en verano) que ofrece imágenes bucólicas en los años lluviosos por las pequeñas cascadas que se forman al caer su corriente por las grandes pendientes rocosas que le llevan a su desembocadura en el padre Tajo, justo en la ciudad de Toledo al lado del Cerro del Bú.
Las imágenes más antiguas que se tomaron en este paraje datan del siglo XIX. Tanto Casiano Alguacil como Alfred Dismorr y Jean Andrieu debieron jugarse el tipo descendiendo con sus aparatosas cámaras decimonónicas por las rocas que llevan al arroyo mucho antes de que se contruyera la carretera que hoy permite un fácil acceso al barranco. Su esfuerzo mereció la pena pues nos legaron preciosas fotografías en las que asoma el Alcázar en lo alto del peñasco toledano (pinchar para ampliar cada imagen):
La primera imagen conocida a color del paraje es este autocromo anónimo francés tomado hacia 1915:
El arroyo es cruzado hoy día por la carretera de circunvalación que se dirige a la Ermita del Valle y era una de las pocas salidas hacia el sur que tenía la ciudad, por lo que decidió construirse un puente que cruzara el arroyo. Tenía tres ojos y se comenzó su ejecución en 1933.
El gran Pedro Román fotografió el inicio de su construcción:
[Actualización 24/10/2019]: Gracias al investigador Roberto Félix García, podemos conocer más a fondo la historia de la construcción de este puente. Esto es lo que nos cuenta Roberto Félix: "El primer proyecto de esa carretera fue del ingeniero Miguel Romero de Tejada en 1929 pero el proyecto definitivo fue obra de Rafael Enríquez Ramírez-Cárdenas (el mismo que el del puente nuevo de Alcántara), que incluía un viaducto de 3 arcos de 22 m y el paso obligado por la ermita del Valle. Las obras de la carretera comenzaron en marzo de 1933 y, tras unas prórrogas, debían de haber finalizado en noviembre de 1936. Se suspendieron las obras en el verano de 1936 y fue asesinado el contratista, Antonio González Barros. Se habían construido los estribos, pila y arcos faltando por ejecutar los tabiques, tableros y largueros. En octubre de 1938 la Jefatura de Obras Públicas de Toledo, a instancias de la Comandancia Principal de Ingenieros del Ejército del Centro, colocó 6 tramos metálicos de 12 m de luz en el viaducto para dar paso."
Prosigue Roberto Félix contándonos que "finalizada la guerra, el proyecto de terminación de la obra corrió a cargo del ingeniero José de Castro Gil y fue abierta la carretera en diciembre de 1943 o durante el año 1944."
No era un puente espectacularmente bonito pero no desentonaba demasiado en el paisaje toledano:
Sin embargo, cuando el puente aún no había cumplido los cuarenta años de servicio, se derrumbó de buenas a primeras en un frío día de enero de 1973 -concretamente el día 22- tras pasar por él un autobús. Afortunadamente nadie sufrió daño alguno:
Esto suponía un enorme problema para la movilidad en una época en la que empezaba a ser masivo el uso del vehículo privado. Hay que recordar que en 1973 los únicos puentes por los que circulaban coches en Toledo eran el Puente medieval de San Martín, el Puente nuevo de Alcántara y éste derrumbado sobre el Arroyo de la Degollada.
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Por ello, en sólo dieciseis días se improvisó un vial que descendía por la ladera hacia el arroyo y lo cuzaba en curva sobre un pedraplén con un pequeño caño que dejaba circular el agua. Este vial, hoy muerto, puede aún verse junto al actual puente.
La construcción del nuevo puente, efectuada al año siguiente, se vio envuelta en la polémica pues muchas voces consideraban prioritario acelerar la construcción del Puente de la Cava, aquejada por entonces de problemas económicos y técnicos que habían paralizado la obra con el puente a medio construir. Finalmente, el nuevo puente de la Degollada fue encomendado al arquitecto D. Manuel Matesanz Santamaría, a quien se le ordenó tener los planos en solo un mes de plazo. El puente fue concluido antes que el de la Cava, ejecutándose en un tiempo récord. Costó 24 millones de pesetas y consta de un sólo vano por el que es habitual observar haciendo puenting a aficionados a este deporte. Este es el aspecto del puente actualmente:
No quisiera terminar la entrada sin llamaros la atención sobre la positiva evolución ambiental de la vegetación de esta zona de Toledo. Si en el siglo XIX y principios del XX era casi un paisaje lunar carente de arbolado casi en su totalidad, hoy en día las manchas de encinar y vegetación de ribera, así como de otras especies, están en franca progresión como puede verse en esta comparativa tomada desde el mismo lugar en la desembocadura del arroyo y separadas por cien años:
El Puente sobre el Arroyo de la Degollada en Google Maps:
Ver Toledo Olvidado en un mapa más grande
domingo, 20 de septiembre de 2009
La Audiencia de Toledo
En ocasiones, algunos edificios sufren cambios en su aspecto sin que quede en la memoria popular su primitiva imagen. Esto sucede especialmente en aquellos edificios rodeados por grandes monumentos que les hacen pasar desapercibidos.
Un caso paradigmático de edificio notable cuyos profundos cambios han pasado bastante desapercibidos es el de la actual Audiencia de los Juzgados de Toledo. Rodeada nada menos que por la Catedral, el Ayuntamiento y el Palacio Arzobispal, la Audiencia presenta hoy un aspecto que en absoluto es el que ha mostrado en siglos precedentes.
En lo que pudiera parecer un intento por llamar la atencion de las miradas que apenas le han hecho nunca caso, este edificio ha tenido hasta tres aspectos muy diferentes desde que llegó la era fotográfica.
Comenzando por las fotografías más antiguas, del siglo XIX, se puede ver cómo el lugar lo ocupaba un edificio muy normal.
Posteriormente, a finales del reinado de Alfonso XIII, fue demolido el primitivo edificio (es decir, la antigua Casa del Deán, que tras ser desamortizada en 1855 se convirtió en Palacio de Justicia), iniciándose unas obras que iban a cambiar por completo el aspecto del solar, construyéndose un edificio con remates neoclásicos que sorprendentemente apenas ha pasado a la historia fotográfica. Tras multitud de problemas con el contratista José Blas Rovira por la mala calidad de los materiales empleados así como la cimentación del edificio, fue rescindido el contrato con el mismo hacia 1934 pese a que se había hecho una recepción provisional de las obras en 1933. A comienzos de 1935 se decidió utilizar la fianza de Rovira para encargar la continuación de las obras, pero no existe constancia de que así fuera finalmente dado que la guerra comenzó un año después. El edificio estaba coronado por el escudo de la II República Española pues pese a haberse iniciado antes de 1931 fue básicamnete erigido en época republicana. Los motivos decorativos de forja y hierro fueron obra de Julio Pascual, si bien nunca fueron del gusto del propio artista que siempre renegó de esta obra:
A mediados de siglo, tras la contienda civil, y tal vez motivado por los problemas de cimentación no solventados en el edificio que llevaron a la rescisión del contrato del contratista, se decidió remodelar por completo el mismo. Así, desapareció esa fachada neoclásica y fue sustituida por una fachada con portada gótica proveniente de la demolición del Palacio de los Peromoro o de los Ayala en la Calle del Instituto. Dicha fachada había sido muy fotografiada por su enorme belleza desde el siglo XIX:
También se reaprovechó una ventana procedente del Palacio de los Condes de Arcos:
Entre ambos edificios debió haber un pequeño espacio de tiempo en que el solar estaba desocupado. Es la única manera de explicar esta curiosísima fotografía que permite observar la Puerta Llana de la Catedral desde una perspectiva que habitualmente no deja verla por la presencia del edificio (Actualización: La foto debe ser un montaje pues en ella se ve aún el Cimborrio de la Catedral, demolido hacia 1910, es decir antes de la demolición de la Casa del Deán por lo que es imposible que la imagen fuera tomada en las fechas situadas entre la demolición y reconstrucción de la Audiencia):
De la construcción de alguno de los dos últimos edificios (no tengo claro cuál) he podido conseguir esta curiosa imagen con el lugar lleno de andamios y en obras:
A día de hoy, y quien sabe por cuánto tiempo, esta es la imagen actual del edificio de la Audiencia:
Como curiosidad, deciros que Peromoro es un antiguo despoblado perteneciente a la villa de Camarena.
La Audiencia de Toledo en Google Maps:
Ver Toledo Olvidado en un mapa más grande
Un caso paradigmático de edificio notable cuyos profundos cambios han pasado bastante desapercibidos es el de la actual Audiencia de los Juzgados de Toledo. Rodeada nada menos que por la Catedral, el Ayuntamiento y el Palacio Arzobispal, la Audiencia presenta hoy un aspecto que en absoluto es el que ha mostrado en siglos precedentes.
En lo que pudiera parecer un intento por llamar la atencion de las miradas que apenas le han hecho nunca caso, este edificio ha tenido hasta tres aspectos muy diferentes desde que llegó la era fotográfica.
Comenzando por las fotografías más antiguas, del siglo XIX, se puede ver cómo el lugar lo ocupaba un edificio muy normal.
Posteriormente, a finales del reinado de Alfonso XIII, fue demolido el primitivo edificio (es decir, la antigua Casa del Deán, que tras ser desamortizada en 1855 se convirtió en Palacio de Justicia), iniciándose unas obras que iban a cambiar por completo el aspecto del solar, construyéndose un edificio con remates neoclásicos que sorprendentemente apenas ha pasado a la historia fotográfica. Tras multitud de problemas con el contratista José Blas Rovira por la mala calidad de los materiales empleados así como la cimentación del edificio, fue rescindido el contrato con el mismo hacia 1934 pese a que se había hecho una recepción provisional de las obras en 1933. A comienzos de 1935 se decidió utilizar la fianza de Rovira para encargar la continuación de las obras, pero no existe constancia de que así fuera finalmente dado que la guerra comenzó un año después. El edificio estaba coronado por el escudo de la II República Española pues pese a haberse iniciado antes de 1931 fue básicamnete erigido en época republicana. Los motivos decorativos de forja y hierro fueron obra de Julio Pascual, si bien nunca fueron del gusto del propio artista que siempre renegó de esta obra:
A mediados de siglo, tras la contienda civil, y tal vez motivado por los problemas de cimentación no solventados en el edificio que llevaron a la rescisión del contrato del contratista, se decidió remodelar por completo el mismo. Así, desapareció esa fachada neoclásica y fue sustituida por una fachada con portada gótica proveniente de la demolición del Palacio de los Peromoro o de los Ayala en la Calle del Instituto. Dicha fachada había sido muy fotografiada por su enorme belleza desde el siglo XIX:
También se reaprovechó una ventana procedente del Palacio de los Condes de Arcos:
Entre ambos edificios debió haber un pequeño espacio de tiempo en que el solar estaba desocupado. Es la única manera de explicar esta curiosísima fotografía que permite observar la Puerta Llana de la Catedral desde una perspectiva que habitualmente no deja verla por la presencia del edificio (Actualización: La foto debe ser un montaje pues en ella se ve aún el Cimborrio de la Catedral, demolido hacia 1910, es decir antes de la demolición de la Casa del Deán por lo que es imposible que la imagen fuera tomada en las fechas situadas entre la demolición y reconstrucción de la Audiencia):
De la construcción de alguno de los dos últimos edificios (no tengo claro cuál) he podido conseguir esta curiosa imagen con el lugar lleno de andamios y en obras:
A día de hoy, y quien sabe por cuánto tiempo, esta es la imagen actual del edificio de la Audiencia:
Como curiosidad, deciros que Peromoro es un antiguo despoblado perteneciente a la villa de Camarena.
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