Entre 1963 y 1977 el doctor arquitecto Carlos Flores (Cuenca, 1928) recorrió España acompañado por su mujer María Teresa Pazos con un objetivo claro: retratar e inmortalizar una realidad que estaba desapareciendo rápidamente ante sus ojos —presa del desarrollismo— como era la arquitectura popular española.
Con este enciclopédico y gigantesco propósito en la mente, Carlos y María Teresa hicieron miles de kilómetros cámara en mano, logrando un resultado espectacular que cobra más valor cada día. Fijaron in extremis en más de 12.000 fotografías las innumerables muestras del saber ancestral constructivo ligado a cada territorio español, que durante siglos fue capaz de levantar estructuras de la máxima utilidad empleando únicamente los recursos que cada lugar proporcionaba, cambiantes según nuestras variadísimas condiciones de climatología, geología y cultura popular.
Pronto se entendió que la obra de Flores era antológica, y fruto de ello fue la temprana publicación en 1973 de la maravillosa serie de libros editada por Aguilar en cinco volúmenes titulada Arquitectura Popular Española.
Se trata de una auténtica referencia hoy para todo tipo de estudiosos, no solo de la arquitectura sino también de la etnografia y el costumbrismo en general, pues Flores y Pazos fueron capaces tanto de fijar de manera bellisima aquellas construcciones como de inmortalizar en sus fotografías escenas humanas también ya desaparecidas, modos de vida olvidados y oficios que nadie desempeña hoy en España.
Custodiado por el excelente Museo Etnográfico de Castilla y León, radicado en Zamora, el fondo fotográfico de Carlos Flores no ha sido aún totalmente digitalizado. Conscientes de ello, desde la Real Fundación de Toledo se firmó el pasado verano un acuerdo de colaboración con dicho museo para digitalizar y divulgar la parte toledana de la obra de Flores, compuesta por más de 500 negativos de 34 localidades de la provincia de Toledo. El resultado ha sido espectacular y está disponible ya en la web de la Real Fundación en este enlace.
Por mi parte, intentaré en este blog ayudar a la divulgación de este trabajo ofreciéndoos aquí las mejores imágenes del fondo tomadas en la ciudad de Toledo que, como no podía ser de otro modo, está excelentemente representada en la serie de imágenes de Flores.
Con mi agradecimiento no solo al genial Carlos Flores, sino también a Emilio Ruiz Trueba, bibliotecario del Museo etnográfico, y a Macarena Romera por haber servido de puente, paso a desglosaros las mejores fotografías de este maravilloso autor tomadas en nuestra ciudad en los años 60 y 70.
Comenzaremos por las fotos obtenidas en el barrio de la judería. Las inmediaciones de la Plaza del Sofer (casi irreconocible), la Escuela de Artes y la zona de San Juan de los Reyes aparecen con una belleza enorme, dando fe también del talento fotográfico de Carlos Flores desde un punto de vista no solo documental sino también estético:
Cerca de allí, la zona de San Juan de los Reyes y la Puerta del Cambrón:
La vida cotidiana de la Plaza de Zocodover y sus aledaños protagoniza también algunas de las mejores fotografías de Carlos Flores obtenidas en Toledo. Se trata de imágenes de una gran capacidad narrativa, llenas de detalles y de dinamismo:
Son preciosas estas cacharrerías de la subida a Zocodover, reductos de productos hoy prácticamente imposibles de encontrar:
La iglesia de Santiago del Arrabal protagoniza algunas de las fotografías más bellas de la serie:
Alguna de las visitas de Flores a Toledo tuvo lugar durante la festividad del Corpus Christi. El conquense tuvo oportunidad de demostrar su talento fotográfico retratando los toldos de las calles, como parte de la esencia propia de esos días que transforman la ciudad:
Estas son algunas vistas generales:
Este transformador eléctrico era uno de los últimos presentes en la ciudad incluidos en una serie que fue ejecutada en estilo neomudéjar en varios puntos. Este se encontraba al final de la Avenida de la Reconquista junto al paseo de Recaredo:
El edificio del Banco de España:
La Sinagoga del Tránsito:
La Plaza del Conde:
La Plaza de San Vicente:
Hay algunas fotos de detalles curiosos o pintorescos que son sencillamente geniales:
El Convento de San Pablo:
El Hospital de Santa Cruz, ya convertido en museo:
El Hospital Tavera:
La calle Ancha o del Comercio, con su bullicio habitual:
La calle del Ángel:
Carlos Flores era un enamorado de las texturas y aprovechó la luz de Toledo de manera magistral para inmortalizarlas:
Como amante de la arquitectura popular, Carlos Flores no podía dejar fuera de su objetivo los patios toledanos:
Las Cuatro Calles y Hombre de Palo:
La vida de la Plaza Mayor junto al mercado municipal:
La Plaza del Ayuntamiento:
La Plaza de Toros:
La Estación de Ferrocarril:
La Puerta de Bisagra:
La Puerta del Sol:
La Academia de Infantería y el Castillo de San Servando vistos desde la zona del Alcázar:
Hasta aquí este espectacular repaso al Toledo de los años 60 y 70 visto desde la óptica de un verdadero referente de la documentación gráfica en la historia de España como es Don Carlos Flores, al que nunca estaremos suficientemente agradecidos por su inmensa labor de rescate visual de una arquitectura en peligro de extinción a lo largo y ancho de nuestro país.
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