Parece claro que esta célebre posada no era exactamente el lugar donde Miguel de Cervantes escribiera La Ilustre Fregona ya que la original (denominada Mesón del Sevillano en la obra) parece que se ubicaba unos metros más abajo en la misma calle que hoy lleva el nombre del escritor. Sin embargo, durante muchos años, la Posada de la Sangre era visita obligada para los visitantes con inquietudes culturales que pensaban que efectivamente ese era el lugar donde se escribieran tan gloriosas páginas. Uno de ellos fue Vicente Blasco Ibáñez, quien dedicara estas palabras a la Posada de la Sangre en "El mesón del sevillano":
"Bajando una estrecha escalinata que arranca de la plaza de Zocodover y desciende por un arco que por lo profundo parece túnel, se llega a la Posada de la Sangre, una casucha agrietada, fea, sucia y mal oliente, como todos los establecimientos de su clase.
Arrieros y pastores forman corrillo en su puerta; en el patio corretean las gallinas, picoteando entre los guijarros del pavimento; de los postes de madera blanqueada, columnata que sostiene la galería del piso superior, penden los arneses de las recuas, y en el fondo se ve una monumental y antiquísima caja con remiendos de madera nueva; el famoso arcón de la cebada, que es como mostrador u oficina de toda posada española, pues sobre su mugrienta tapa se verifican pagos y cobros y el posadero inscribe en viejo libro todas sus cuentas.
Los cuartos, rotulados con estrambóticos números, son pocos y malos; las paredes de cal están ahumadas por el tufo de los grandes velones de bronce, única iluminación de la posada; las maritornes, arremangadas, rollizas y sucias, van de la cuadra a la cocina, y lo mismo aquietan al asno revoltoso que se rebela ante el pesebre vacío, como cuidan la chirriante sartén, en la que danzan con el oleaje del aceite frito las tiernas y jugosas magras."
No parece, pues, que fuese una visita demasiado agradable, y sin embargo, debido a esa fama fue bastante fotografiada desde el comienzo de la era fotográfica. Era un edificio típico toledano, con patio central, seguramente renacentista.
La creencia estaba tan extendida que incluso, el 23 de abril de 1872, se llegó a colocar por error una placa sobre la fachada con la siguiente inscripción:
"Este fue el Mesón del Sevillano donde, según la tradición y la crítica, escribió “La Ilustre Fregona” el mayor de los ingenios españoles, Miguel de Cervantes y Saavedra, a cuya buena memoria consagra un recuerdo la gratitud de los toledanos el día 23 de abril de 1872, aniversario CCLVI de su muerte"
El 25 de enero de 1905 el Ayuntamiento dedicó la calle a Cervantes con motivo del III Centenario del Quijote. El acto público de colocación de la placa se celebró el día 9 de mayo de ese año:
Fue finalmente el trabajo de Rafael Ramírez de Arellano el que pudo demostrar que la ubicación correcta de la célebre posada cervantina era un solar cercano al Paseo del Carmen, al final de la actual Calle Cervantes donde hoy existe una placa que lo indica.
El edificio desapareció desgraciadamente para siempre en 1936 tras ser primero pasto de las llamas en un incendio provocado por las tropas nacionales (según Isabelo Herreros y Herbert R. Southworth) y poco después sufrir los bombardeos republicanos en el asedio al Alcázar.
A modo de comparativa, muy pocos meses separan estas dos fotos: la Posada de la Sangre llena de vida y poco después absolutamente destruida en la guerra civil en 1936. La primera foto la he podido datar en ese año por el cartel en que se intuye la candidatura Manuel Álvarez-Ugena y Sánchez-Tembleque para las elecciones de 16 de febrero y 1 de marzo de 1936 en las que fue elegido diputado por Izquierda Republicana:
En los años 60 se excavó y vació el solar como paso previo a la construcción del actual edificio que alberga un centro de día para jubilados y algunos locales de oficinas y establecimientos de restauración:
P.S. : Mil gracias a Pedro Liñán de Riaza por la valiosísima información aportada.
Enlaces interesantes para saber más:
Revista "Archivo Secreto", nº 3.
martes, 5 de agosto de 2008
El Arco de la Sangre
Si hay un lugar por el que todo toledano o visitante habitual ha de pasar en su visita al centro histórico este es el Arco de la Sangre. Situado en plena Plaza de Zocodover es la vía histórica de comunicación de la Plaza principal con los caminos que procedían del sur y este y que confluían en el Puente de Alcántara.
El Arco de la Sangre, construído en el siglo X en la dominación árabe, era probablemente el único espacio abierto que existía en la muralla interior en esta época islámica, la cual se extendía desde el Alcázar en bajada hacia la plaza de Zocodover, rodeando la ciudad hasta terminar otra vez en el Alcázar. El nombre primitivo en árabe era "Bab-al-Yayl" ("Puerta de los Caballos"), y permitía el acceso al Alficén, que era la ciudadela fortificada que alojaba el alcázar y el palacio real. Su inquietante nombre se debe a que la capilla que había sobre él era sede de la cofradía de la Preciosa Sangre de Cristo que atendía a los que iban a ser ajusticiados, bien en la propia plaza, bien en el Brasero de la Vega junto a Bisagra. Por orden de Enrique IV de Castilla, desde el siglo XV en esta capilla se celebraba misa para que pudiesen oírla los vendedores de productos en el "Martes", mercado que instauró el mismo monarca. La puerta está formada por un arco de herradura, único vestigio de época árabe que se conserva en la plaza después de 1936. Las fotografías más antiguas corresponden a finales del XIX y principios del XX, pudiéndose ver a su lado la célebre Posada de la Sangre, de la que otro día os hablaré:
La fotografía del siglo XIX de Rafael Garzón ampliada presenta una curiosidad: un urinario público disimulado con una tabla. Sin duda en la actualidad este rincón debe oler mejor:
En época de la II República se tomaron estas fotografías en las que se puede ver sobre el arco la inscripción "Plaza de la Constitución" que durante unos años sustituyó al nombre oficial de Plaza de Zocodover:
En 1936 el Arco de la Sangre se convirtió en uno de los héroes arquitectónicos de la Guerra Civil española al resistir en pie milagrosamente rodeado de un mar de destrucción:
Durante unos años los toledanos hubieron de resignarse a verlo en ruinas cada mañana:
Finalmente en 1945 fue restaurado como reza la inscripción actual. En estas imágenes se puede ver parte del proceso de reconstrucción:
Así quedó tras la restauración:
Este es el aspecto del Arco de la Sangre en 2008:
P.S. : Una última reseña reivindicativa para solicitar una mayor atención a su cuidado cotidiano, ya que a menudo presenta pintadas, pegatinas y demasiada suciedad.
El Arco de la Sangre, construído en el siglo X en la dominación árabe, era probablemente el único espacio abierto que existía en la muralla interior en esta época islámica, la cual se extendía desde el Alcázar en bajada hacia la plaza de Zocodover, rodeando la ciudad hasta terminar otra vez en el Alcázar. El nombre primitivo en árabe era "Bab-al-Yayl" ("Puerta de los Caballos"), y permitía el acceso al Alficén, que era la ciudadela fortificada que alojaba el alcázar y el palacio real. Su inquietante nombre se debe a que la capilla que había sobre él era sede de la cofradía de la Preciosa Sangre de Cristo que atendía a los que iban a ser ajusticiados, bien en la propia plaza, bien en el Brasero de la Vega junto a Bisagra. Por orden de Enrique IV de Castilla, desde el siglo XV en esta capilla se celebraba misa para que pudiesen oírla los vendedores de productos en el "Martes", mercado que instauró el mismo monarca. La puerta está formada por un arco de herradura, único vestigio de época árabe que se conserva en la plaza después de 1936. Las fotografías más antiguas corresponden a finales del XIX y principios del XX, pudiéndose ver a su lado la célebre Posada de la Sangre, de la que otro día os hablaré:
La fotografía del siglo XIX de Rafael Garzón ampliada presenta una curiosidad: un urinario público disimulado con una tabla. Sin duda en la actualidad este rincón debe oler mejor:
En época de la II República se tomaron estas fotografías en las que se puede ver sobre el arco la inscripción "Plaza de la Constitución" que durante unos años sustituyó al nombre oficial de Plaza de Zocodover:
En 1936 el Arco de la Sangre se convirtió en uno de los héroes arquitectónicos de la Guerra Civil española al resistir en pie milagrosamente rodeado de un mar de destrucción:
Durante unos años los toledanos hubieron de resignarse a verlo en ruinas cada mañana:
Finalmente en 1945 fue restaurado como reza la inscripción actual. En estas imágenes se puede ver parte del proceso de reconstrucción:
Así quedó tras la restauración:
Este es el aspecto del Arco de la Sangre en 2008:
P.S. : Una última reseña reivindicativa para solicitar una mayor atención a su cuidado cotidiano, ya que a menudo presenta pintadas, pegatinas y demasiada suciedad.
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