Hoy, con motivo de la llegada de la Noche de Todos los Santos, Toledo Olvidado ofrece una entrada especial sincronizada con la fenomenal web Leyendas de Toledo. Y es que la ocasión lo merece, pues no se me ocurre mejor día que hoy para dar a conocer tres hallazgos o más bien rescates documentales que he tenido la suerte de realizar recientemente. Ambos están relacionados con un grupo de momias muy desconocido y olvidado en la ciudad: las momias de la Iglesia de San Román.
Llevaba tiempo indagando sobre ellas hasta que un buen día localicé dos curiosos artículos, uno de 1902 y otro de 1912. El primero de ellos, escrito por Rafael Torromé en la revista Blanco y Negro de ABC, aseguraba que lo más probable es que el numeroso grupo de cuerpos incorruptos que se encontraba en una cripta de la iglesia procediera de muertes violentas acaecidas durante la Guerra de la Independencia contra las tropas invasoras francesas en 1808. Para aseverar esto se basaba en las "violentas actitudes" que presentaban los cuerpos. Con esta hipótesis escribió su artículo en forma de pequeña leyenda, casualmente publicada el 20 de septiembre de 1902, casi coincidente con el equinoccio de otoño, fecha que tradicionalmente marcaba la fecha a partir de la cual se contaban los cuarenta días que finalizan en el día de hoy, Noche de Todos los Santos:
El segundo texto que hace poco localicé es uno más extenso y documentado, escrito diez años después por Rodrigo Amador de los Ríos y publicado en enero de 1912 en La España Moderna. Se trata de un relato por momentos espeluznante, por lo que pensé que su contenido encajaba mejor en la web de Leyendas de Toledo que en esta. En el texto, Amador de los Ríos afirma que la muerte de la mayoría de aquellas personas debía datarse un siglo antes que lo indicado por Torromé -esto es, en 1710- con motivo de los excesos cometidos en Toledo por el general austriaco Guido von Starhenberg durante la Guerra de Sucesión Española. Como simple muestra de lo aterrador del escrito os pongo este pasaje inicial en el que Amador de los Ríos narra cómo accedió a la estancia de las momias (el resto del artículo os invito a leerlo en su integridad en Leyendas de Toledo):
Pero lo mejor estaba aún por llegar en mis investigaciones sobre estas momias. De pronto recordé haber visto una fotografía -la única que yo conozca- en la que aparecen fotografiadas las momias, datada en 1905. Se trata de una imagen muy desconocida, tan solo reproducida a muy mala calidad en el libro Historia de las Calles de Toledo de D. Julio Porres. Esta fotografía aparecía en dicho libro como propiedad de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Puesto en contacto con ellos, inicialmente me indicaron que la foto no les constaba en sus archivos. Sin embargo, poco después, tras revisar algunas partes no digitalizadas de sus fondos me comunicaron que en efecto había aparecido el original de la imagen. Por ello es a la Real Academia a quien debemos agradecer su escaneo a buena resolución y la cesión de la imagen para su contemplación hoy en esta entrada del blog. La fotografía fue tomada probablemente por un miembro de la saga Rodríguez en 1905, es decir, entre la publicación de los dos mencionados artículos. Como se ve, se trata de una fotografía muy elocuente en lo relativo a lo impresionante del aspecto de las momias que ambos escritores destacaban:
Bastantes años después, con motivo de la rehabilitación de la iglesia y su conversión en Museo de los Concilios, al parecer estos cuerpos fueron ¿definitivamente? enterrados bajo el altar mayor.
Sirva esta entrada publicada en una fecha tan especial como recuerdo a estas personas, tantos años olvidadas y sin recibir digna sepultura durante siglos. Esperemos que estas líneas hayan contribuido a lograr su eterno descanso.
viernes, 24 de octubre de 2014
Toledo a mediados del siglo XX fotografiado por Roberto Kallmeyer
Hoy es para mí un día muy feliz, no solo porque mi hijo mayor cumple cinco años, sino porque tengo el placer de ofreceros una serie de imágenes sensacionales de un modo especial y diferente al habitual. Hoy Segovia y Toledo, dos ciudades hermanas y con enormes analogías -ambas castellanas, ambas históricas, ambas monumentales- van a disfrutar de manera sincronizada de las fotografías tomadas a mediados del siglo XX por un fotógrafo excepcional y con una historia vital interesantísima: Roberto Kallmeyer. Gracias al trabajo de investigación, al tesón y a la generosidad del fotohistoriador y amigo Aku Estebaranz, responsable del blog Arqueología de Imágenes -un proyecto que siento también casi como hermano por su similitud con el mío- hoy ven la luz simultáneamente decenas de imágenes tomadas en nuestra ciudad y en Segovia por este fotógrafo.
Roberto Kallmeyer nació en Madrid el 6 de diciembre de 1915 y fue un fotógrafo y técnico de artes gráficas español tan sorprendente como desconocido.
Su padre, el alemán Otto Kallmeyer, dirigía la empresa familiar, Gráficas Kallmeyer, desde su llegada a Madrid en 1914. Roberto recibió una educación encaminada hacia su futuro en la gestión de la empresa familiar. De este modo fue enviado a completar sus estudios a Alemania, matriculándose en la prestigiosa Escuela Técnica Superior de Artes Gráficas y de la Reproducción Artística en Leipzig entre 1933 y 1935 y también en la mítica Escuela Superior de Fotografía Reimann Schule en Berlín entre 1935 y 1936. Su formación, unida a su perfecto manejo de tres idiomas, -castellano, alemán y francés-, hicieron de Roberto un extraordinario técnico.
En su obra fotográfica se aprecian dos líneas: una aplicada a las artes gráficas, con trabajos de gran repercusión, y otra personal donde refleja sus aficiones y registra sus experiencias vitales. Como ejemplo de su extensa y variada obra destacan sus espléndidas reproducciones de la obra gráfica de Goya así como las espectaculares imágenes obtenidas en su paso por la Legión Cóndor durante la guerra civil española (1936-1939). Se puede decir que la fotografía acompañó a Roberto Kallmeyer a lo largo de toda su vida.
Sus fotografías son un híbrido entre sus dos mundos. Ya en la década de los años 50, Roberto es un incansable viajero y es el máximo responsable artístico de la empresa. Recibe el encargo de la empresa Viuda de J. Martín, propietaria de los caramelos Embajadora, de hacer algo innovador para potenciar su venta. Kallmeyer les ofrece la realización de una colección de cromos con vistas fotográficas de España que se incluirían en los paquetes de caramelos. La colección con los primeros cien cromos fue comercializada hacia el año 1957, según la publicidad del diario ABC, y es la primera de estas características realizada en España.
Para este trabajo Roberto utilizó material de su archivo en la confección de la colección y la completó con viajes específicos a lugares que según su criterio debían incluirse. En estos últimos, al tener ya un propósito determinado, trabajaba sólo con los lugares seleccionados. Kallmeyer se ocupó de todas las etapas del trabajo: la toma de las fotografías, su selección, así como el diseño y todas las fases de impresión. Fueron fotografías de elevada calidad técnica: son negativos bien expuestos, revelados y conservados. En su mayoría fueron realizados con película de 35 mm. y cámara Contax. Destaca también el manejo de la luz, eligiendo y resolviendo situaciones de luz complicadas, con el sol casi de frente.
Sus fotografías tomadas en Toledo corresponden a varias visitas, todas ellas realizadas en torno a 1950.
El grupo de imágenes más numeroso es el correspondiente a la procesión del Corpus del año 1951. La datación la pude efectuar gracias a un curioso detalle que aparece en esta fotografía de la procesión en la Plaza Mayor: el cartel de la corrida de toros de ese año. Al ampliarla se puede leer que los toreros eran Antonio Velázquez, Manolo González, Rafael Rodríguez y Rafael Ortega, que se corresponden con el cartel de 1951:
Kallmeyer retrató de manera formidable el paso de la custodia por las calles más bellas del recorrido: Martín Gamero, Tornerías, Alfileritos, Comercio, Plaza de San Vicente, Los Jesuítas...
Aquí inmortalizó a un grupo de personas en un balcón. Estoy seguro de que alguno de vosotros identificará rostros conocidos en esta imagen:
Son preciosas las fotografías de la Plaza de Zocodover, con la curiosidad de poder ver aún la sede de Seguros Soliss en el edificio que luego adquirió la Caja de Toledo y actualmente ocupa Banco CCM-Liberbank:
Se pueden ver personas conocidas como por ejemplo a la izquierda de estas fotografías, con bigote y de reducida estatura, el genial rejero Julio Pascual:
Más fotos de Zocodover:
Kallmeyer retrató de cerca al cardenal Enrique Plá y Deniel:
Son sensacionales las fotografías de la procesión en el entorno de la Catedral:
Aquí vemos los niños ataviados para la procesión en uno de los patios del templo primado:
Al margen del reportaje del Corpus de 1951 las fotografías de Kallmeyer en Toledo ofrecen otras estupendas vistas. Una prueba de que estuvo varias veces son estas fotos del Castillo de San Servando antes y después de su restauración:
Son fenomenales las tomas del Puente de Alcántara:
Mirad que maravillosas tomas del Tajo en la Playa de Safont:
Aquí vemos la Huerta del Granadal con Tavera al fondo, pudiendo apreciarse aún el edificio de la Escuela Normal de la Vega:
Las callejas típicas también tienen su hueco en la obra de Kallmeyer. Aquí las travesías de Santa Úrsula y Santa Isabel:
Es fenomenal la serie de detalles de la Catedral, destacando las fotografías de la fachada principal:
Aquí vemos buenas tomas de la torre:
La Puerta de los Leones:
Una preciosa vista desde la Puerta Llana:
Esta es la Puerta del Reloj:
Genial es esta fotografía de la Plaza del Ayuntamiento. A la izquierda el edificio de la Audiencia -antigua casa del Deán- con su aspecto anterior a la reforma que hoy contemplamos. La plaza aún tenía arbolado y una fuente en el centro:
Aquí tenemos el acceso al ayuntamiento. Curiosamente en los próximos meses se van a realizar obras para mejorar la accesibilidad que eliminen los escalones que existen. Como vemos en la imagen, a mediados del siglo XX la calle era totalmente accesible y no presentaba escalones:
El Hospital de Santa Cruz:
Aquí vemos un grupo de personas en una fuente, probablemente en el Valle:
Una vista general de la ciudad:
La Ermita del Valle:
Cerca de Toledo, Kallmeyer fotografió el Castillo de Guadamur:
Tras una larga vida marcada por la fotografía, Roberto Kallmeyer murió en Madrid el 14 de abril de 2004 a los 89 años de edad. A buen seguro poco a poco se irá dando a conocer el inmenso legado fotográfico que dejó, obtenido en los más diversos escenarios durante décadas y de una calidad y valor documental deslumbrantes.
Esperando que este pequeño hermanamiento fotográfico con Segovia os haya gustado solo me resta agradecer de nuevo a Aku Estebaranz su estupendo trabajo en la recuperación y divulgación de la obra de Kallmeyer.
Roberto Kallmeyer nació en Madrid el 6 de diciembre de 1915 y fue un fotógrafo y técnico de artes gráficas español tan sorprendente como desconocido.
Su padre, el alemán Otto Kallmeyer, dirigía la empresa familiar, Gráficas Kallmeyer, desde su llegada a Madrid en 1914. Roberto recibió una educación encaminada hacia su futuro en la gestión de la empresa familiar. De este modo fue enviado a completar sus estudios a Alemania, matriculándose en la prestigiosa Escuela Técnica Superior de Artes Gráficas y de la Reproducción Artística en Leipzig entre 1933 y 1935 y también en la mítica Escuela Superior de Fotografía Reimann Schule en Berlín entre 1935 y 1936. Su formación, unida a su perfecto manejo de tres idiomas, -castellano, alemán y francés-, hicieron de Roberto un extraordinario técnico.
En su obra fotográfica se aprecian dos líneas: una aplicada a las artes gráficas, con trabajos de gran repercusión, y otra personal donde refleja sus aficiones y registra sus experiencias vitales. Como ejemplo de su extensa y variada obra destacan sus espléndidas reproducciones de la obra gráfica de Goya así como las espectaculares imágenes obtenidas en su paso por la Legión Cóndor durante la guerra civil española (1936-1939). Se puede decir que la fotografía acompañó a Roberto Kallmeyer a lo largo de toda su vida.
Sus fotografías son un híbrido entre sus dos mundos. Ya en la década de los años 50, Roberto es un incansable viajero y es el máximo responsable artístico de la empresa. Recibe el encargo de la empresa Viuda de J. Martín, propietaria de los caramelos Embajadora, de hacer algo innovador para potenciar su venta. Kallmeyer les ofrece la realización de una colección de cromos con vistas fotográficas de España que se incluirían en los paquetes de caramelos. La colección con los primeros cien cromos fue comercializada hacia el año 1957, según la publicidad del diario ABC, y es la primera de estas características realizada en España.
Para este trabajo Roberto utilizó material de su archivo en la confección de la colección y la completó con viajes específicos a lugares que según su criterio debían incluirse. En estos últimos, al tener ya un propósito determinado, trabajaba sólo con los lugares seleccionados. Kallmeyer se ocupó de todas las etapas del trabajo: la toma de las fotografías, su selección, así como el diseño y todas las fases de impresión. Fueron fotografías de elevada calidad técnica: son negativos bien expuestos, revelados y conservados. En su mayoría fueron realizados con película de 35 mm. y cámara Contax. Destaca también el manejo de la luz, eligiendo y resolviendo situaciones de luz complicadas, con el sol casi de frente.
Sus fotografías tomadas en Toledo corresponden a varias visitas, todas ellas realizadas en torno a 1950.
El grupo de imágenes más numeroso es el correspondiente a la procesión del Corpus del año 1951. La datación la pude efectuar gracias a un curioso detalle que aparece en esta fotografía de la procesión en la Plaza Mayor: el cartel de la corrida de toros de ese año. Al ampliarla se puede leer que los toreros eran Antonio Velázquez, Manolo González, Rafael Rodríguez y Rafael Ortega, que se corresponden con el cartel de 1951:
Kallmeyer retrató de manera formidable el paso de la custodia por las calles más bellas del recorrido: Martín Gamero, Tornerías, Alfileritos, Comercio, Plaza de San Vicente, Los Jesuítas...
Aquí inmortalizó a un grupo de personas en un balcón. Estoy seguro de que alguno de vosotros identificará rostros conocidos en esta imagen:
Son preciosas las fotografías de la Plaza de Zocodover, con la curiosidad de poder ver aún la sede de Seguros Soliss en el edificio que luego adquirió la Caja de Toledo y actualmente ocupa Banco CCM-Liberbank:
Se pueden ver personas conocidas como por ejemplo a la izquierda de estas fotografías, con bigote y de reducida estatura, el genial rejero Julio Pascual:
Más fotos de Zocodover:
Kallmeyer retrató de cerca al cardenal Enrique Plá y Deniel:
Son sensacionales las fotografías de la procesión en el entorno de la Catedral:
Aquí vemos los niños ataviados para la procesión en uno de los patios del templo primado:
Al margen del reportaje del Corpus de 1951 las fotografías de Kallmeyer en Toledo ofrecen otras estupendas vistas. Una prueba de que estuvo varias veces son estas fotos del Castillo de San Servando antes y después de su restauración:
Son fenomenales las tomas del Puente de Alcántara:
Mirad que maravillosas tomas del Tajo en la Playa de Safont:
Aquí vemos la Huerta del Granadal con Tavera al fondo, pudiendo apreciarse aún el edificio de la Escuela Normal de la Vega:
Las callejas típicas también tienen su hueco en la obra de Kallmeyer. Aquí las travesías de Santa Úrsula y Santa Isabel:
Es fenomenal la serie de detalles de la Catedral, destacando las fotografías de la fachada principal:
Aquí vemos buenas tomas de la torre:
La Puerta de los Leones:
Una preciosa vista desde la Puerta Llana:
Esta es la Puerta del Reloj:
Genial es esta fotografía de la Plaza del Ayuntamiento. A la izquierda el edificio de la Audiencia -antigua casa del Deán- con su aspecto anterior a la reforma que hoy contemplamos. La plaza aún tenía arbolado y una fuente en el centro:
Aquí tenemos el acceso al ayuntamiento. Curiosamente en los próximos meses se van a realizar obras para mejorar la accesibilidad que eliminen los escalones que existen. Como vemos en la imagen, a mediados del siglo XX la calle era totalmente accesible y no presentaba escalones:
El Hospital de Santa Cruz:
Aquí vemos un grupo de personas en una fuente, probablemente en el Valle:
Una vista general de la ciudad:
La Ermita del Valle:
Cerca de Toledo, Kallmeyer fotografió el Castillo de Guadamur:
Tras una larga vida marcada por la fotografía, Roberto Kallmeyer murió en Madrid el 14 de abril de 2004 a los 89 años de edad. A buen seguro poco a poco se irá dando a conocer el inmenso legado fotográfico que dejó, obtenido en los más diversos escenarios durante décadas y de una calidad y valor documental deslumbrantes.
Esperando que este pequeño hermanamiento fotográfico con Segovia os haya gustado solo me resta agradecer de nuevo a Aku Estebaranz su estupendo trabajo en la recuperación y divulgación de la obra de Kallmeyer.
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