Considerado uno de los mejores paleontólogos de invertebrados de la historia, el norteamericano Edward Oscar Ulrich nació en Covington (Kentucky) el 1 de febrero de 1857 y falleció en Washington el 22 de febrero de 1944. Formado en el Wallace College y en el Ohio Medical College, abandonó la práctica de la medicina para pasar a ser conservador de la Cincinnati Society of Natural History en 1877. Posteriormente se convierte en el paleontólogo de los estudios geológicos de Illinois, Minnesota y Ohio. Fue también redactor asociado durante diez años de la prestigiosa publicación American Geologist.
Ulrich fue un investigador y escritor muy prolífico, publicando numerosos estudios y artículos sobre paleontología americana, tratando particularmente sobre los géneros fósiles Bryozoa, Gastropoda, Ostracoda y Pelecypoda. En 1930 recibió la medalla "Mary Clark Thompson" de la Academia Nacional de Ciencias norteamericana. Asimismo fue condecorado con la medalla "Penrose" en 1932.
En 1926, describió junto a R.S. Bassler el género de conodontes Ancyrodella, una de sus mayores aportaciones a la ciencia. Fue precisamente en mayo de aquel año 1926 cuando E.O. Ulrich visitó Toledo tomando varias fotografías de la ciudad, actualmente conservadas en el Instituto Smithsoniano de Washington que hoy tengo el placer de ofreceros.
Se trata de tres imágenes privadas, tomadas como un turista más el 25 de mayo de ese año, pero que poseen un alto valor por haber sido tomadas por un científico de su talla hace ya casi 92 años.
Comenzaremos por ver la más curiosa de todas, y que además trata un asunto "de moda" hoy en la ciudad, como es la Plaza de Zocodover en obras. La visita de Ulrich coincidió con el final de los trabajos de la reforma de la plaza que tuvieron como principal novedad la instalación de los urinarios subterráneos en el centro de la misma, adornados con una barandilla de forja obra de Julio Pascual y azulejos de cerámica de Sebastián Aguado. La imagen presenta ciertas curiosidades, como por ejemplo unos puestos para sombrear la plaza. Ello me hizo pensar que fue tomada un martes de mercado. Decidí, por curiosidad, comprobar si el 25 de mayo de 1926 había caído en martes: en efecto, así había sido, lo que corrobora tanto la datación del archivo como mi sospecha de que esos puestos sombreados eran de los puestos del mercadillo. La foto fue tomada desde el Alcázar o desde los edificios de la Cuesta de Carlos V.
Ampliando la imagen aparecen otros detalles. Por ejemplo podemos ver cómo algunos curiosos se asomaban a las vallas de madera de la obra de los urinarios para otear el estado de la obra antes de su inauguración. Debían estar dando los últimos retoques pues para el Corpus de ese año, en el mes de junio, ya estaban en uso:
Es muy visible el cartel del estudio del fotógrafo Pedro Lucas Fraile en Zocodover. Al fondo se vislumbra el camino del cementerio con cipreses al tresbolillo en sus márgenes:
El edificio del Hotel Castilla, justo en la época más activa literariamente de su copropietario el escritor Félix Urabayen, aparece con las esculturas que adornaban su azotea, suprimidas en reformas posteriores:
Otra de las fotografías de Edward Oscar Ulrich fue tomada en las inmediaciones de la muralla del denominado Hostal del Cardenal, por entonces con un paseo en una cota muy superior a la actual, que aparece florido y lleno de maleza en una estampa muy habitual en las primaveras toledanas cuando son medianamente lluviosas. Uno casi puede oler el polen de las florecillas que aparecen en la foto si deja volar su imaginación:
En la zona izquierda de la imagen vemos la alineación de olmos autóctonos, en Toledo conocidos como negrillos, que jalonaban todo el Paseo de Recaredo. Esta especie es hoy casi una reliquia como consecuencia de la devastadora epidemia de grafiosis que asola Europa desde hace décadas:
En la pradera vemos troncos de muchos arbolillos, probablemente acacias, plantados en aquellos años, con la Puerta de Bisagra y Santiago del Arrabal al fondo:
La tercera fotografía fue tomada muy cerca de la anterior y nos muestra a una mujer, probablemente familia o amiga de Ulrich, junto a la muralla y con el edificio del actual Hostal del Cardenal al fondo.
Me despediré con una curiosidad final relacionada con las obras de Zocodover. En la reforma de 1961 se suprimieron los famosos urinarios, y desde entonces circula la leyenda urbana de que bajo el subsuelo siguen intactos. Esta foto que os traigo parece probar que la leyenda es cierta, pues el hueco no fue rellenado sino que fue simplemente cubierto con vigas. Lo que no está tan claro es que la azulejería de Aguado siga allí (se conocen fragmentos fuera de ese emplazamiento). De lo que nadie tiene conocimiento, al menos que yo sepa, es del destino de la preciosa barandilla de forja ni los faroles que el genial Julio Pascual elaboró para esta efímera obra que solo estuvo en uso 35 años:
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