Ulpiano Fernández-Checa y Saiz nació en Colmenar de Oreja (Madrid) el 3 de abril de 1860 y falleció en Dax (Francia) el 5 de enero de 1916. Fue un destacado pintor, escultor, cartelista e ilustrador. Formado en la Escuela de Bellas Artes y Oficios, ingresó en 1875 en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la que estuvo hasta 1880.
Durante su estancia como pensionado en la Academia Española de Bellas Artes de Roma colaboró con la prestigiosa revista La Ilustración Española y Americana. También trabajó como ayudante de Manuel Domínguez en la decoración del Palacio de Linares y en la Basílica de San Francisco el Grande.
Fue socio fundador del Círculo de Bellas Artes de Madrid. En 1884 obtuvo la pensión de número en la sección de pintura de historia en la Academia de Bellas Artes de Roma. Un año después, durante el último curso de su pensión, viajó a París y participó en el Salón de los Campos Elíseos con El rapto de Proserpina. Tras finalizar sus estudios, solicitó la pensión de mérito para la Academia en Roma, pero ésta recayó sobre Mariano Benlliure. En 1889 se estableció en París y participó en la Exposición Universal de este año con el lienzo En la iglesia, obteniendo la tercera medalla. Establecido definitivamente en Francia, vivió entre París y Bagnères de Bigorre, en los Altos Pirineos. Sin embargo, nunca olvidó sus orígenes, regresando a España para pasar temporadas de descanso y visitar a amigos y familiares. Su talante y su acomodada posición económica le permitieron viajar por medio mundo, lo que ayudó a convertirse en un artista de fama internacional.
En una de esas visitas a España viajó a Toledo en 1895, acompañado de su amigo el genial pintor José Vera, en un viaje que le llevó por varias ciudades de España para tomar apuntes para el libro El Generalife de Zacharie Astruc que Checa ilustró.
Gracias a la generosidad de Ángel Benito, presidente de la Asociación Amigos del Museo Ulpiano Checa de Colmenar de Oreja, propietario de estas imágenes, podemos hoy admirar las fotografías que el propio Ulpiano obtuvo.
Hoy os voy a pedir un esfuerzo extra en la ayuda de la identificación de los lugares fotografiados, pues no en todos los casos estoy seguro. Por ejemplo, la primera imagen que nos deja el reportaje es este retrato en el que aparece José Vera y su familia junto a una portada...cuya identificación concreta no la tengo segura con certeza:
Otra de las imágenes muestra a unas caballerías junto al Hospital Tavera. Para que os hagáis una mejor idea de la ubicación, el edificio del fondo es la actual sede de la Cadena Ser:
En el propio Hospital Tavera, Ulpiano Checa tomó esta preciosa imagen de un cura caminando por su grandioso patio ayudándose con un bastón:
Esta fotografía fue tomada por Ulpiano Checa en la casa que hoy ocupa el Museo del Greco. Juraría que el joven de cabeza agachada es D. Ángel Vegue y Goldoni:
Aquí vemos la portada del Hospital de Santa Cruz:
No es sencilla la identificación de este lugar: una puerta con restos de decoración en sus esquinas. Me da la impresión de que se trata de la judería, tal vez una de las sinagogas...
La figura de Ulpiano Checa merece ser reivindicada: fue primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887, medalla de oro en la Exposición Universal de París de 1900, fue condecorado con la Orden de Carlos III en España, con la Legión de Honor en Francia y con la orden tunecina de gloria Nicham Iftikhar. Su obra está representada, además de en el Museo Ulpiano Checa de Colmenar de Oreja, entre otros, en los Museos del Prado, Thyssen- Bornemisza, San Telmo de San Sebastián, Jaime Morera de Lérida, Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, Museo Bogdan y Varvara Khanenko de Kiev, Museo Nacional de La Habana, y en los museos franceses de Amiens, Auxerre y Angers. Agradeciendo de nuevo a Ángel Benito su generosidad, espero que os haya gustado ver estas joyas tomadas por un genial pintor en los años finales del siglo XIX en Toledo, en las que además podemos ver a una figura tan importante en la historia de la pintura en la ciudad como es D. José Vera. Me despido con un precioso cuadro pintado por Ulpiano Checa en Toledo, en el que se reconoce perfectamente el ábside del Convento de Santa Fe, si bien el resto de la composición presenta una visión libre de otros elementos y perspectivas de la ciudad colocados de modo imaginario:
sábado, 3 de junio de 2017
Toledo en 1960 fotografiado por Eugene V. Harris y Clarence W. Sorensen
A menudo, cuando me preguntan si veo cercano el día en que dejen de aparecer buenas fotografías antiguas de Toledo, respondo que lo descubierto hasta la fecha es como la punta de un enorme iceberg. Estoy convencido de que aún resta por salir a la luz una inmensa cantidad de material de enorme calidad referente a imágenes tomadas en el pasado en nuestra ciudad.
Pues bien, hoy tengo la enorme alegría de ofreceros una serie de imágenes hasta la fecha inéditas en la ciudad que dan fe de lo que antes exponía y de las que que, si va todo bien, incluiré una selección en el próximo libro Edición Especial 10º Aniversario de Toledo Olvidado del que, por cierto, aún podéis ser mecenas y ayudar a que sea realidad con la mejor calidad posible.
Se trata de las fotografías de la colección del mítico fotógrafo Eugene V. Harris y del insigne geógrafo Clarence W. Sorensen, que visitaron juntos Toledo hacia 1960 obteniendo una serie de 35 fotografías que son sencillamente magistrales.
Se trata de dos autores claves en la historia de la fotografía, especialmente en el caso de Harris.
Eugene Vernon Harris nació en Kenmare, en el estado de Dakota del Norte en Estados unidos el 8 de febrero de 1913. Creció en Minnesota, graduándose con una licenciatura en Educación en 1937. Tras estudiar posgrado en Geografía en la Universidad de Ohio, dejó inacabada su tesis doctoral para aceptar un puesto en la secretaria de la embajada de Estados Unidos en Santiago de Chile, donde había estado realizando investigaciones para dicha tesis. Más tarde fue destinado a Buenos Aires, donde conoció y se casó con Mary Elizabeth Davalos. Fueron enviados a la India, donde Harris se convirtió en vicecónsul, y nació su hija Elizabeth. Su segunda hija, Jeannette, nació durante el servicio de Harris en Grecia en 1952. 1953 fue un punto de inflexión en la vida profesional de Harris: dejó el servicio oficial (fue considerado un pinko, término con el que se conocía despectivamente en Estados Unidos a las personas que podían tener simpatías por el comunismo) y comenzó a perseguir oportunidades profesionales en la fotografía, habiendo sido un ávido fotógrafo aficionado desde sus años universitarios. Así comenzó su periodo de diez años trabajando para el otro protagonista de nuestra historia de hoy, el geógrafo Clarence Woodrow Sorensen, viajando juntos por el mundo y siendo el principal reportero de la prestigiosa Silver Burdett Publishing Company.
Sorensen había nacido en Iroquois County (Illinois) el 8 de noviembre de 1915 y fue un explorador, editor y corresponsal de la CBS que viajó extensamente capturando imágenes de la vida, el trabajo y los acontecimientos históricos de las culturas en todo el mundo. Por sus logros fue nombrado miembro de la Royal Geographical Society de Londres y fue un autor prolífico de libros de geografía. Durante los largos viajes de Sorensen, Eugene V. Harris lo acompañó tomando varios miles de las más de 64.000 hermosas fotografías que componen la colección conjunta que ha llegado a nuestros días.
Hacia 1960 visitaron juntos Toledo y a día de hoy es imposible saber qué fotos de las que obtuvieron en nuestra ciudad fueron tomadas por cada uno de ellos, por lo que inicialmente las he atribuido a ambos.
Entre 1964 y 1975, Harris continuó trabajando en geografía, tomando fotos para Encyclopædia Britannica Educational Corporation siempre caracterizado por su carácter humilde y poco interesado en la autopromoción. A lo largo de sus veinticuatro años de carrera, viajando por el mundo en misiones fotográficas, Harris documentó culturas muy distintas pero, sin embargo, logró siempre capturar los rasgos comunes de toda experiencia humana como un genial fotógrafo humanista. Su imagen más famosa la obtuvo en 1954: un niño peruano tocando la flauta (Peruvian Boy With Flute) obtenida en Pisac (Perú) cerca de Machu Picchu, que fue utilizada por el MoMA de Nueva York y posteriormente por la UNESCO en multitud de ocasiones.
Eugene Vernon Harris falleció en Chicago el 15 de mayo de 1978, mientras que Clarence Woodrow Sorensen nos dejó el 1 de octubre de 2005.
Pasemos ya a disfrutar como niños con las 35 maravillas del legado toledano de Harris y Sorensen, comenzando por la gloriosa serie de estampas que obtuvieron en el Paseo del Miradero. La datación de las imágenes la he aproximado con bastante certeza a los años 1960 o 1961 en base a ciertos aspectos que más tarde explicaré. La primera imagen de este paseo es esta icónica fotografía de unas niñas jugando en la arena del mismo. Me pregunto si alguna de las niñas podrá ser identificada...
En el paseo, Harris y Sorensen obtuvieron imágenes muy curiosas y bellas de unas enfermeras o cuidadoras junto con unos soldados:
Mirad qué preciosa fotografía de una de las cuidadoras con un niño...una imagen llena de alegría y vida:
Esta era la vista del río desde el paseo por aquel entonces: se aprecia la fértil Huerta del Granadal y un río aún limpio y fuente de alegrías para los toledanos.
Son realmente llamativas estas dos fotografías de unos arrieros subiendo arena al Paseo de Recaredo por un camino que hacía zigzag ascendiendo desde la zona del Cristo de la Vega en dirección a la Puerta del Cambrón:
Una vez en la Puerta del Cambrón, uno de los borricos pudo descansar algo...
Una de las fotografías más bellas de la serie es esta en la que vemos a una mujer portando un cántaro de agua en la postura típica que tantas y tantas generaciones habían tenido que aprenderse de memoria durante siglos y que, probablemente sin ser consciente de ello, esta mujer estaba casi despidiendo. Recordemos que el agua corriente había llegado a la ciudad en 1948 y progresivamente todas las viviendas de la ciudad fueron incorporando este servicio que dejó para la historia estampas como esta:
Uno tiene que quitarse el sombrero ante algunas de las fotografías de Harris y Sorensen, como por ejemplo esta que muestra el momento en que un cura con gorro blanco retrata a un grupo de personas en el Valle junto a un vendedor ambulante de cerámica llamado Antonio Cardeña Guzmán:
El vendedor hacía las delicias de los turistas:
Esta era la vista general de Toledo por entonces, con las obras de restauración del Alcázar aún con mucho trabajo por delante:
En el Castillo de San Servando y sus inmediaciones, Harris y Sorensen tomaron esta impresionante fotografía de la Huerta del Rey con un Tajo que dan ganas de rescatar y traerlo a nuestros días:
Aquí vemos el castillo:
En las inmediaciones de la Puerta Vieja de Bisagra, Harris y Sorensen tomaron un par de fotografías dignas de ser enmarcadas:
Pero esas fotos se quedan a la altura del betún al lado de esta auténtica maravilla: un carretillero entrando a la Puerta de Bisagra. Una imagen que deja con la boca abierta:
Pero si he de elegir una, solo una, fotografía de todas cuantas tomaron estos dos genios en Toledo me quedo con esta: un guardia urbano ordenando el tráfico nada menos que en la calle Ancha en su confluencia con la Cuesta de Belén. Estoy pensando imprimirla y ponerla en el salón de mi casa...Conviene fijarse en la librería que hacía esquina y que muy poco después sufrió un pavoroso incendio que la redujo a cenizas:
Muy cerca de allí, otra fotografía que ya forma parte de mis favoritas de la historia en Toledo: una heladera en plena calle Ancha. Deliciosa imagen de una bella mujer que, tal vez, alguno incluso identifiquéis.
Tras este empacho de belleza, vamos con esta otra joyita: la Puerta de San Martín aún en pie, pocos años antes de su demolición en 1964:
La datación de las imágenes entre 1960 y 1961 es posible por el estado de Zocodover: recién restaurado su pavimento y con los árboles (olmos pumila que hoy dan problemas por resquebrajamientos y oquedades como especie poco noble) recién plantados. En primer plano, un guardia civil de impecable uniforme:
Es de tremenda belleza esta fotografía de las terrazas de Zocodover, en la que tal vez aparezcan alguno de nuestros protagonistas y sus acompañantes. Al fondo, Telesforo y el Café Español...¡casi nada!
No me digáis que no es exquisita esta fotografía de dos mujeres con lo que parece ser la lista de la compra, con un muchacho asomando tras una de ellas:
La calle de la Granada fue testigo de esta escena que es otra obra de arte, con un niño y un burro en primer término:
Una preciosa vista de la Calle de la Campana, junto a Santo Tomé:
Los dos puentes medievales de Toledo:
El Museo del Greco:
La Puerta del Sol:
Y para finalizar, estas dos bonitas fotografías de un artesano en pleno trabajo:
Como creo que habéis podido comprobar, estamos ante 35 fotografías de auténtico lujo que forman parte de ese inmenso y bellísimo iceberg que poco a poco, desde hace ya casi 10 años estoy intentando sacar a flote, en buena medida gracias a vuestro aliento, cariño y apoyo. Espero que hayáis disfrutado de estas maravillas tanto como yo.
Pues bien, hoy tengo la enorme alegría de ofreceros una serie de imágenes hasta la fecha inéditas en la ciudad que dan fe de lo que antes exponía y de las que que, si va todo bien, incluiré una selección en el próximo libro Edición Especial 10º Aniversario de Toledo Olvidado del que, por cierto, aún podéis ser mecenas y ayudar a que sea realidad con la mejor calidad posible.
Se trata de las fotografías de la colección del mítico fotógrafo Eugene V. Harris y del insigne geógrafo Clarence W. Sorensen, que visitaron juntos Toledo hacia 1960 obteniendo una serie de 35 fotografías que son sencillamente magistrales.
Se trata de dos autores claves en la historia de la fotografía, especialmente en el caso de Harris.
Eugene Vernon Harris nació en Kenmare, en el estado de Dakota del Norte en Estados unidos el 8 de febrero de 1913. Creció en Minnesota, graduándose con una licenciatura en Educación en 1937. Tras estudiar posgrado en Geografía en la Universidad de Ohio, dejó inacabada su tesis doctoral para aceptar un puesto en la secretaria de la embajada de Estados Unidos en Santiago de Chile, donde había estado realizando investigaciones para dicha tesis. Más tarde fue destinado a Buenos Aires, donde conoció y se casó con Mary Elizabeth Davalos. Fueron enviados a la India, donde Harris se convirtió en vicecónsul, y nació su hija Elizabeth. Su segunda hija, Jeannette, nació durante el servicio de Harris en Grecia en 1952. 1953 fue un punto de inflexión en la vida profesional de Harris: dejó el servicio oficial (fue considerado un pinko, término con el que se conocía despectivamente en Estados Unidos a las personas que podían tener simpatías por el comunismo) y comenzó a perseguir oportunidades profesionales en la fotografía, habiendo sido un ávido fotógrafo aficionado desde sus años universitarios. Así comenzó su periodo de diez años trabajando para el otro protagonista de nuestra historia de hoy, el geógrafo Clarence Woodrow Sorensen, viajando juntos por el mundo y siendo el principal reportero de la prestigiosa Silver Burdett Publishing Company.
Sorensen había nacido en Iroquois County (Illinois) el 8 de noviembre de 1915 y fue un explorador, editor y corresponsal de la CBS que viajó extensamente capturando imágenes de la vida, el trabajo y los acontecimientos históricos de las culturas en todo el mundo. Por sus logros fue nombrado miembro de la Royal Geographical Society de Londres y fue un autor prolífico de libros de geografía. Durante los largos viajes de Sorensen, Eugene V. Harris lo acompañó tomando varios miles de las más de 64.000 hermosas fotografías que componen la colección conjunta que ha llegado a nuestros días.
Hacia 1960 visitaron juntos Toledo y a día de hoy es imposible saber qué fotos de las que obtuvieron en nuestra ciudad fueron tomadas por cada uno de ellos, por lo que inicialmente las he atribuido a ambos.
Entre 1964 y 1975, Harris continuó trabajando en geografía, tomando fotos para Encyclopædia Britannica Educational Corporation siempre caracterizado por su carácter humilde y poco interesado en la autopromoción. A lo largo de sus veinticuatro años de carrera, viajando por el mundo en misiones fotográficas, Harris documentó culturas muy distintas pero, sin embargo, logró siempre capturar los rasgos comunes de toda experiencia humana como un genial fotógrafo humanista. Su imagen más famosa la obtuvo en 1954: un niño peruano tocando la flauta (Peruvian Boy With Flute) obtenida en Pisac (Perú) cerca de Machu Picchu, que fue utilizada por el MoMA de Nueva York y posteriormente por la UNESCO en multitud de ocasiones.
Eugene Vernon Harris falleció en Chicago el 15 de mayo de 1978, mientras que Clarence Woodrow Sorensen nos dejó el 1 de octubre de 2005.
Pasemos ya a disfrutar como niños con las 35 maravillas del legado toledano de Harris y Sorensen, comenzando por la gloriosa serie de estampas que obtuvieron en el Paseo del Miradero. La datación de las imágenes la he aproximado con bastante certeza a los años 1960 o 1961 en base a ciertos aspectos que más tarde explicaré. La primera imagen de este paseo es esta icónica fotografía de unas niñas jugando en la arena del mismo. Me pregunto si alguna de las niñas podrá ser identificada...
En el paseo, Harris y Sorensen obtuvieron imágenes muy curiosas y bellas de unas enfermeras o cuidadoras junto con unos soldados:
Mirad qué preciosa fotografía de una de las cuidadoras con un niño...una imagen llena de alegría y vida:
Esta era la vista del río desde el paseo por aquel entonces: se aprecia la fértil Huerta del Granadal y un río aún limpio y fuente de alegrías para los toledanos.
Son realmente llamativas estas dos fotografías de unos arrieros subiendo arena al Paseo de Recaredo por un camino que hacía zigzag ascendiendo desde la zona del Cristo de la Vega en dirección a la Puerta del Cambrón:
Una vez en la Puerta del Cambrón, uno de los borricos pudo descansar algo...
Una de las fotografías más bellas de la serie es esta en la que vemos a una mujer portando un cántaro de agua en la postura típica que tantas y tantas generaciones habían tenido que aprenderse de memoria durante siglos y que, probablemente sin ser consciente de ello, esta mujer estaba casi despidiendo. Recordemos que el agua corriente había llegado a la ciudad en 1948 y progresivamente todas las viviendas de la ciudad fueron incorporando este servicio que dejó para la historia estampas como esta:
Uno tiene que quitarse el sombrero ante algunas de las fotografías de Harris y Sorensen, como por ejemplo esta que muestra el momento en que un cura con gorro blanco retrata a un grupo de personas en el Valle junto a un vendedor ambulante de cerámica llamado Antonio Cardeña Guzmán:
El vendedor hacía las delicias de los turistas:
Esta era la vista general de Toledo por entonces, con las obras de restauración del Alcázar aún con mucho trabajo por delante:
En el Castillo de San Servando y sus inmediaciones, Harris y Sorensen tomaron esta impresionante fotografía de la Huerta del Rey con un Tajo que dan ganas de rescatar y traerlo a nuestros días:
Aquí vemos el castillo:
En las inmediaciones de la Puerta Vieja de Bisagra, Harris y Sorensen tomaron un par de fotografías dignas de ser enmarcadas:
Pero esas fotos se quedan a la altura del betún al lado de esta auténtica maravilla: un carretillero entrando a la Puerta de Bisagra. Una imagen que deja con la boca abierta:
Pero si he de elegir una, solo una, fotografía de todas cuantas tomaron estos dos genios en Toledo me quedo con esta: un guardia urbano ordenando el tráfico nada menos que en la calle Ancha en su confluencia con la Cuesta de Belén. Estoy pensando imprimirla y ponerla en el salón de mi casa...Conviene fijarse en la librería que hacía esquina y que muy poco después sufrió un pavoroso incendio que la redujo a cenizas:
Muy cerca de allí, otra fotografía que ya forma parte de mis favoritas de la historia en Toledo: una heladera en plena calle Ancha. Deliciosa imagen de una bella mujer que, tal vez, alguno incluso identifiquéis.
Tras este empacho de belleza, vamos con esta otra joyita: la Puerta de San Martín aún en pie, pocos años antes de su demolición en 1964:
La datación de las imágenes entre 1960 y 1961 es posible por el estado de Zocodover: recién restaurado su pavimento y con los árboles (olmos pumila que hoy dan problemas por resquebrajamientos y oquedades como especie poco noble) recién plantados. En primer plano, un guardia civil de impecable uniforme:
Es de tremenda belleza esta fotografía de las terrazas de Zocodover, en la que tal vez aparezcan alguno de nuestros protagonistas y sus acompañantes. Al fondo, Telesforo y el Café Español...¡casi nada!
No me digáis que no es exquisita esta fotografía de dos mujeres con lo que parece ser la lista de la compra, con un muchacho asomando tras una de ellas:
La calle de la Granada fue testigo de esta escena que es otra obra de arte, con un niño y un burro en primer término:
Una preciosa vista de la Calle de la Campana, junto a Santo Tomé:
Los dos puentes medievales de Toledo:
El Museo del Greco:
La Puerta del Sol:
Y para finalizar, estas dos bonitas fotografías de un artesano en pleno trabajo:
Como creo que habéis podido comprobar, estamos ante 35 fotografías de auténtico lujo que forman parte de ese inmenso y bellísimo iceberg que poco a poco, desde hace ya casi 10 años estoy intentando sacar a flote, en buena medida gracias a vuestro aliento, cariño y apoyo. Espero que hayáis disfrutado de estas maravillas tanto como yo.
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