Dentro de la historia de la procesión del Corpus Christi por las calles Toledo, de la que se tiene por primera vez constancia documental en 1418, no es frecuente hablar del recorrido pues se suele asumir que quedó fijado desde tiempo inmemorial. En realidad es casi así. Salvo en los primeros años, en que el recorrido se realizaba exclusivamente por las calles más cercanas a la Catedral, ya en el siglo XVI se fijó un recorrido mucho más amplio que ha llegado a nuestros días con pocas variaciones.
La modificación más sustancial en el mismo se produjo en fecha reciente, en el año 1985, cuando el fenómeno del turismo se masificó -en 1980 se declaró a la Fiesta por antonomasia de Toledo como "de Interés Turístico Internacional"- de modo que era necesario suprimir las partes de la carrera más angostas y ampliar en la medida de lo posible el itinerario de la procesión.
Históricamente, la calle del recorrido en la que la Custodia de Arfe tenía más dificultades para pasar y en la que no podían colocarse en alguno de sus puntos personas a los lados era el Callejón de Jesús y María, que une Alfonso XII con Trinidad.
La estrechez de esta vía hacía que los toldos en este punto tuviesen un ancho reducidísimo, pareciendo casi más una faja que un toldo como los del resto del recorrido. Se conservan estas fotografías en las que se aprecia bien la estrechez de la calle y podemos ver la Custodia desfilando por ella. También se pueden observar las reducidas dimensiones del toldo que allí se colocaba:
Fue en 1985, con motivo del IX Centenario de la Reconquista de la ciudad, cuando a petición del pueblo de Toledo se suprimió el paso por este estrecho callejón y se amplió el recorrido prolongándolo por toda la calle Alfonso XII, para girar a la izquierda por la Calle Rojas y a la altura de la Iglesia del Salvador volver a girar a la izquierda por la calle Trinidad. En esta imagen aérea se ve en amarillo el trozo suprimido, en verde el añadido y en rojo el que ha permanecido inalterado:
De nuevo la fotografía histórica nos permite revivir el pasado y recordar estas curiosidades y anécdotas hoy casi olvidadas que forman parte también de la preciosa historia de nuestra fiesta mayor que tras los poco afortunados años de las dos procesiones parece que vuelve por sus fueros -en jueves, por supuesto- para orgullo de los que amamos Toledo.
Feliz Corpus 2013 a todos, y millones de gracias por el apoyo al segundo volumen de Toledo Olvidado, que afronta los últimos 15 días de recaudación.
viernes, 10 de mayo de 2013
Las evidencias fotográficas del transporte de madera hasta Toledo a través del Tajo
La ciudad de Toledo requirió durante siglos del suministro de importantes cantidades de madera para la construcción de sus grandes edificios civiles y religiosos. Era una demanda superior a lo que podía ofrecer su entorno más cercano, especialmente los Montes de Toledo, cuyo fuerte forestal se centraba más en otros productos como el carbón y la leña al no poseer en cantidad suficiente las especies más usadas en construcción como podían ser el pino o la sabina.
Había por tanto que importar esa madera constructiva de las zonas madereras de Castilla, y para ello Toledo contaba con un maravilloso cordón umbilical que le unía a ellas: el río Tajo.
Las célebres maderadas consistían en la preciosa pero durísima tarea de transportar los grandes troncos desde las zonas forestales cercanas al Tajo en las provincias de Cuenca y Guadalajara hasta las ciudades de destino, como en este caso era Toledo. En ellas, los hábiles y rudos gancheros eran capaces de sortear las mil y una dificultades que el río ofrecía -rápidos, meandros, azudes y obstáculos- hasta conseguir llevar esta enorme y preciada carga al destino final.
De este modo la ciudad de Toledo está plagada de edificios -especialmente desde la época mudéjar- cuya estructura o/y decoración está constituida por madera de la Serranía de Cuenca y en menor medida de las sierras de las provincias de Guadalajara, Teruel o Soria.
Con el declive económico de España en general y de Toledo en particular, que se acentuó especialmente en los siglos XVIII y XIX, la demanda de madera fue disminuyendo al ser pocos los edificios de nueva planta que requerían este material.
Del mismo modo, este método de transporte -si bien sobrevivió hasta bien entrado el siglo XX- fue cayendo en desuso en especial con la llegada del transporte por ferrocarril.
En el caso de Toledo, el tren llegó en el año 1858. Pues bien, observando detenidamente copias en alta resolución de una serie de fotografías tomadas justo un año antes, en 1857, descubrí con asombro lo que puede ser la única evidencia fotográfica conocida del transporte de grandes troncos de madera a través del Tajo hasta Toledo.
Estas fotografías -editadas por Ferrier & Soulier y cuya autoría se disputan Charles Clifford y Jean Laurent- muestran grandes maderos en la zona de la Cornisa entre la Iglesia de San Sebastián y el Convento de San Gil, colocados bien en el suelo o apoyados sobre la pared de una casa. Desde los troncos más cercanos al rodadero se observa que surge una huella de arrastre de los mismos que llega hasta la propia orilla del río. Como quiera que parecería absurdo llevar a la orilla esa veintena de grandes troncos, se infiere que la huella es ascendente, es decir, que correspondería al izado con sogas de los mismos desde la Cornisa para llevarlos allí desde la orilla.
Se deduce pues que esos troncos habían llegado allí a través del río, en lo que podría ser una de las últimas maderadas que llegó a Toledo antes de la puesta en funcionamiento del ferrocarril.
A continuación os ofrezco la serie de imágenes ampliadas para que veáis con vuestros propios ojos lo que acabo de exponer:
Evidentemente no tengo mayor prueba que pueda demostrar que esos troncos habían sido trasladados a Toledo en una maderada, pero creo que las fotografías son lo suficientemente elocuentes como para deducir que usando la lógica casi no cabe otra explicación.
Sea como fuere, lo que sí está demostrado es que esta fue la manera en que llegaron a Toledo históricamente los enormes troncos que hoy podemos admirar en nuestros monumentos. Una prueba más de lo que el Tajo era para Toledo: fuente de vida, pero también fuente de riqueza y canal de comunicación.
Para saber más:
- El Transporte Fluvial de Madera en España, por Juan Piqueras Haba y Carme Sanchís Deusa.
No quiero terminar sin antes agradeceros la impresionante respuesta para la financiación mediante micromecenazgo de Toledo Olvidado 2. Es muy emocionante saber que después del primer libro os sigue apeteciendo ver más increíbles fotos de Toledo en un segundo volumen. Aún queda un mes para poder ser mecenas: ya sabéis que cuanto más se recaude mejor será el libro.
Había por tanto que importar esa madera constructiva de las zonas madereras de Castilla, y para ello Toledo contaba con un maravilloso cordón umbilical que le unía a ellas: el río Tajo.
Las célebres maderadas consistían en la preciosa pero durísima tarea de transportar los grandes troncos desde las zonas forestales cercanas al Tajo en las provincias de Cuenca y Guadalajara hasta las ciudades de destino, como en este caso era Toledo. En ellas, los hábiles y rudos gancheros eran capaces de sortear las mil y una dificultades que el río ofrecía -rápidos, meandros, azudes y obstáculos- hasta conseguir llevar esta enorme y preciada carga al destino final.
De este modo la ciudad de Toledo está plagada de edificios -especialmente desde la época mudéjar- cuya estructura o/y decoración está constituida por madera de la Serranía de Cuenca y en menor medida de las sierras de las provincias de Guadalajara, Teruel o Soria.
Con el declive económico de España en general y de Toledo en particular, que se acentuó especialmente en los siglos XVIII y XIX, la demanda de madera fue disminuyendo al ser pocos los edificios de nueva planta que requerían este material.
Del mismo modo, este método de transporte -si bien sobrevivió hasta bien entrado el siglo XX- fue cayendo en desuso en especial con la llegada del transporte por ferrocarril.
En el caso de Toledo, el tren llegó en el año 1858. Pues bien, observando detenidamente copias en alta resolución de una serie de fotografías tomadas justo un año antes, en 1857, descubrí con asombro lo que puede ser la única evidencia fotográfica conocida del transporte de grandes troncos de madera a través del Tajo hasta Toledo.
Estas fotografías -editadas por Ferrier & Soulier y cuya autoría se disputan Charles Clifford y Jean Laurent- muestran grandes maderos en la zona de la Cornisa entre la Iglesia de San Sebastián y el Convento de San Gil, colocados bien en el suelo o apoyados sobre la pared de una casa. Desde los troncos más cercanos al rodadero se observa que surge una huella de arrastre de los mismos que llega hasta la propia orilla del río. Como quiera que parecería absurdo llevar a la orilla esa veintena de grandes troncos, se infiere que la huella es ascendente, es decir, que correspondería al izado con sogas de los mismos desde la Cornisa para llevarlos allí desde la orilla.
Se deduce pues que esos troncos habían llegado allí a través del río, en lo que podría ser una de las últimas maderadas que llegó a Toledo antes de la puesta en funcionamiento del ferrocarril.
A continuación os ofrezco la serie de imágenes ampliadas para que veáis con vuestros propios ojos lo que acabo de exponer:
Evidentemente no tengo mayor prueba que pueda demostrar que esos troncos habían sido trasladados a Toledo en una maderada, pero creo que las fotografías son lo suficientemente elocuentes como para deducir que usando la lógica casi no cabe otra explicación.
Sea como fuere, lo que sí está demostrado es que esta fue la manera en que llegaron a Toledo históricamente los enormes troncos que hoy podemos admirar en nuestros monumentos. Una prueba más de lo que el Tajo era para Toledo: fuente de vida, pero también fuente de riqueza y canal de comunicación.
Para saber más:
- El Transporte Fluvial de Madera en España, por Juan Piqueras Haba y Carme Sanchís Deusa.
No quiero terminar sin antes agradeceros la impresionante respuesta para la financiación mediante micromecenazgo de Toledo Olvidado 2. Es muy emocionante saber que después del primer libro os sigue apeteciendo ver más increíbles fotos de Toledo en un segundo volumen. Aún queda un mes para poder ser mecenas: ya sabéis que cuanto más se recaude mejor será el libro.
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