Las biografías de los grandes fotógrafos que han retratado Toledo a lo largo de la historia esconden a veces auténticas peripecias vitales dignas de la mejor película. Este es el caso del maravilloso fotógrafo francés Marc Flament, nacido el 7 de octubre de 1929 en Burdeos en el seno de una familia de panaderos.
Desde muy joven mostró inquietudes artísticas, ingresando pronto como estudiante de pintura y de Bellas Artes. Cuando contaba con 18 años, después de la traumática muerte de sus padres, se alistó durante 3 años en el Sexto Batallón Colonial de Comandos de Paracaídas del ejército francés para servir en Indochina. Nombrado oficialmente paracaidista el 7 de octubre de 1948, aterrizó en la localidad Tourane en el protectorado de Annam (hoy Vietnam) en junio de 1949. Ascendió a cabo el 1 de enero de 1951, y se unió a la undécima compañía del Sexto Batallón de Paracaidistas Coloniales, regresando a Francia en el verano de 1951.
En abril de 1952, todavía se sentía tremendamente atraído por Asia y la acción bélica, de modo que se unió a la primera semibrigada colonial de comandos paracaidistas. Allí fue nombrado caporal-chef el 1 de agosto de 1952, siendo asignado a la base aerotransportada sur de Saigón. Separado del grupo de comandos mixtos aerotransportados, se distinguió el 30 de diciembre de 1952 durante una brillante operación en el frente y también poco después, el 23 de abril 1953, durante la operación anfibia "RIFF". Aunque cayó muy gravemente herido en el muslo, logró sus objetivos bajo el intenso fuego de armas automáticas enemigas. Debido a ello, por su coraje y su espíritu de decisión en combate, Marc Flament recibió la Croix de Guerre, destacado distintivo del ejército francés en operaciones extranjeras.
Ascendió a sargento el 1 de agosto de 1953, llevando a cabo numerosas incursiones con la denominada "flota pirata" de los comandos mixtos aerotransportados en la zona de Annam. Fue un líder muy apreciado por sus compañeros por su energía y su buen humor en las situaciones más delicadas. Ascendió nuevamente a brigada en septiembre de 1953 y también en marzo de 1954, tras haber entrenado exitosamente a sus hombres para asaltar una aldea en poder de los enemigos Viet-Minh. Tras ello, es asignado a tareas menos peligrosas, concretamente al servicio de información de prensa.
Marc Flament era un apasionado por el dibujo: en sus años más duros en el frente, aprovechó los momentos de descanso para hacer una serie de viñetas humorísticas sobre la vida de las fuerzas armadas francesas en Indochina, publicándolos en 1952 en la revista militar "Caravelle" (publicación que, por cierto, dirigía un joven subteniente de la Legión llamado Jean Marie Le Pen).
Terminada la guerra con derrota francesa, Flament regresó a Burdeos en febrero de 1956.
Sin embargo, Flament añoraba la acción y decidió acortar su descanso para enrolarse en la guerra de Argelia que por entonces también libraban los franceses. Flament pensaba que le habían asignado un puesto como dibujante para la publicación Le Bled de la décima división de paracaidistas. Con esta idea en la cabeza, aterrizó en Argel el 24 de julio de 1956. Allí, sin embargo, le fueron encomendadas tareas fotográficas, pese a sus escasos conocimientos, al servicio del general de brigada Jacques Massu. Fue allí y entonces donde descubrió esta nueva pasión que le marcaría profundamente: la fotografía. Hizo su primer reportaje durante la campaña de Suez en 1956. A su regreso, fue asignado en 1957 al Tercer Regimiento de Paracaidistas Coloniales junto del Coronel Marcel Bigeard, conocido como "Bruno". El sargento Flament se convierte en el fotógrafo favorito de "Bruno" y de los paracaidistas: participa en todas las operaciones y en todos los combates, salta dos veces en el Sahara, caminando penosamente con las secciones de la vanguardia y los comandos de caza, demostrando su magnífico ímpetu y su coraje, que le valió la Cruz del Valor Militar, especialmente por las las operaciones en las montañas del Atlas Blidean.
Armado con su cámara y desafiando el peligro, atravesó toda Argelia y se distinguió como reportero por su agudo sentido a la hora de cumplir con la misión encomendada y su comportamiento ejemplar en el combate. Flament obtuvo durísimas imágenes de gran crudeza en varias de las batallas en las que participó. Destacan las que tomó en la operación en el río Mazafran el 19 de septiembre de 1957 y, especialmente, en la batalla de Timimoun el 27 de noviembre.
En esta última, logró la icónica secuencia de la agonía del sargento Sentenac, que dieron la vuelta al mundo. Al más puro estilo de Robert Capa, acercándose lo máximo posible a la batalla -siendo parte de ella, en este caso- Flament consiguió inmortalizar la bravura y heroicidad de los paracaidistas franceses, que era el principal motivo de su presencia con una cámara en ese momento, en una época en la que ya se era plenamente consciente de la importancia de este material para la propaganda y la moral de las tropas, y de la población de los países para los que combatían.
Nombrado sargento jefe el 19 de abril de 1958, recibió la Medalla Militar en diciembre de ese mismo año. En marzo de 1959, fue asignado al Estado Mayor en el distrito argelino de Saïda.
Flament obtuvo una colección de fotos de guerra de 35.000 negativos. Publicó con ellas no menos de 33 libros, incluidos varios con textos del coronel Bigeard.
En 1986 Flament recordó el duro momento de la secuencia de Sentenac en el documental Les Yeux brûlés, dirigido por Laurent Roth: "empecé a disparar una secuencia de negativos de su agonía, en película de 6x6, (...) se trata de una secuencia completa, ni siquiera paré de disparar".
En 1961 Flament dejó el servicio al ejército en activo. Es en ese intervalo cuando surge su relación con Toledo. En 1966 le es encomendada por la editorial Everest la realización de un reportaje junto a su mujer Alice para la edición de un libro sobre la ciudad y otro sobre la provincia.
Las fotografías debieron ser tomadas entre 1966 y 1967 y el resultado fue sencillamente espectacular. Tanto, que yo diría que hasta la fecha no se ha editado un libro así de bello sobre Toledo, tanto por la calidad de las imágenes como por la cuidada edición y los textos que acompañan las fotografías. Marc y Alice Flament supieron captar a la perfección la esencia de Toledo, su atmósfera, su vida cotidiana, sus rincones...lograron imágenes que hablan por sí solas.
Pondré solo una selección de las más bellas para que podáis comprender lo que os digo.
Marc y Alice se convirtieron en unos auténticos enamorados de Toledo. A esos dos preciosos libros le siguió otro dedicado al Toledo Romántico con grabados soberbios y también una guía turística. Fueron libros muy aclamados por la crítica, incluidos en la lista de regalos institucionales que hacía la ciudad y el propio ministerio de Turismo. Tras aquella pausa de 10 años alejado del ejército, Flament fue contratado en 1971 como director de una compañía conjunta independiente en cine, que se convirtió en el Établissement de communication et de production audiovisuelle de la Défense "ECPA" dependiente del Ministerio de Defensa, donde produce casi 50 películas.
Al finalizar su trabajo el 9 de abril de 1974, Marc Flament se retiró en su calidad de sargento mayor, pero continuó trabajando regularmente con la ECPA como civil. En 1982 volvió a pintar, e incluso abrió una galería en París. En 1988 compró y restauró una maravillosa fortaleza medieval: el Castillo de Culan, que es hoy una joya y cuyos jardines fueron trazados por su amada Alice.
Marc Flament murió el 17 de noviembre de 1991 y fue enterrado en los jardines de su castillo.
Creo que era de justicia rendirle este sencillo y humilde homenaje en Toledo, la ciudad que tanto amó, en el año del 90 aniversario de su nacimiento.
Marc, Alice: Toledo no os olvida.
lunes, 30 de diciembre de 2019
Marc Flament: puro talento fotográfico y una vida de película (Toledo hacia 1967)
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