En Toledo es muy habitual encontrar edificios con una larga historia entre sus muros. Son centenares los casos de construcciones civiles, militares y religiosas que poseen siglos de antigüedad, y casi parece que una de las características que definen a Toledo es que cualquier edificio aquí construido tiene vocación de perpetuarse en el tiempo por centurias. Hoy, sin embargo, vamos a ver la breve historia de un enorme edificio construido en un lugar emblemático de la ciudad cuya vida no llegó a alcanzar los 25 años. Estoy hablando de la Escuela Normal de Magisterio que se levantó enfrente del Paseo de Merchán entre 1929 y 1952 en el hoy denominado Paseo de Sisebuto.
La Escuela Normal de Magisterio nació en Toledo en septiembre de 1845 dentro de un plan nacional destinado a la creación de este tipo de centros. Fueron varias las ubicaciones de esta escuela en la ciudad, hasta que en los años 20 del siglo XX bajo la dirección de Elvira Méndez de la Torre se plantea la necesidad de construir un edificio nuevo que acogiera estas enseñanzas. Se barajaron varias posibles ubicaciones. Tras varias propuestas infructuosas, en 1928 una comisión formada por la propia Elvira Méndez y la gran Mercedes Wehrle -tía de otra gran maestra de igual nombre y de entrañable recuerdo para mi familia- se persona en el ministerio y obtienen la promesa de tener un proyecto en firme para diciembre de ese año. Así fue, y los hechos se precipitaron de tal modo que el 24 de marzo del año siguiente -1929- se procedía en un acto solemne a colocar la primera piedra de la nueva escuela en la Vega Alta de la ciudad frente al Paseo de Merchán y la Puerta de Bisagra. El acto lo presidió el ministro de Instrucción Pública acompañado de todas las autoridades y de una radiante Elvira Méndez que leyó unas cuartillas en el acto. En una caja de hierro se introdujo un acta así como la prensa local de la época y diversas monedas. Tras el acto la comitiva acudió a un banquete en el célebre Hotel Castilla:
Las obras, iniciadas en tiempo de la dictadura de Primo de Rivera, se prolongaron varios años siendo finalizadas ya durante la II República. El traslado se produjo en el curso 1934-35 tras un largo y complicado proceso para finalizar el edificio y dotarlo del equipamiento necesario.
Por desgracia muy pronto estalló la guerra civil y el edificio debió sufrir bastantes daños a tenor de diversa documentación. Tras la contienda sirvió como cuartel de infantería hasta el curso 1947-48, fecha en que volvió a su uso original denominada como Escuela de Magisterio Primario de la Vega Alta, llamándose a la sección masculina "San Ildefonso" y a la femenina "Santa Teresa de Jesús".
Desgraciadamente el edificio había sido construido en un terreno muy inestable y con una muy deficiente cimentación por lo que ya en 1949 su estado era calificado como "lastimoso".
En 1952 se iniciaron las tareas de derribo del edificio y la escuela se trasladó a la Escuela de Artes y Oficios. Antes se habían barajado otras opciones, como por ejemplo usar la parte más estable del edificio, que en estas imágenes aparece cortado por la mitad.
Las tareas de demolición se demoraron bastantes años, siendo aún posible ver el edificio partido por la mitad en esta foto de 1964:
Poco después, hacia 1965, el derribo fue completo poniéndose así punto y final a la breve historia de uno de los edificios más efímeros de Toledo, hasta el punto de que hoy podría considerársele como un "edificio fantasma" que aparece en contadas imágenes de aquella época que hoy he intentado traeros para, en la medida de lo posible, recuperar su memoria. Espero que os haya gustado.
- Para saber más: "La Escuela Normal Superior de Maestras de Toledo (1900-1953)" por Ramón Sánchez González.
viernes, 7 de febrero de 2014
La Avenida de la Reconquista
La que hoy puede ser considerada principal avenida de Toledo se sitúa sobre el trazado de una antigua vía pecuaria donde confluían varios caminos más procedentes del oeste castellano. Situada en la Vega Baja del Tajo, en los comienzos de la era fotográfica presentaba un aspecto carente de vegetación salvo en los márgenes de los caminos en los que desde tiempos de Carlos III se habían plantado olmos negrillos (Ulmus minor) y también moreras. Allí descansaban grandes rebaños de ovejas y sus pastores:
Era un camino de tierra que servía también como paseo, siendo habitual que muchos toledanos bajasen hasta el cementerio -que se situaba en los terrenos del actual barrio de Palomarejos- en las tardes en las que acompañaba el tiempo. No hay que olvidar que por entonces no se podía dar el paseo más popular hoy -la vuelta al Valle- pues hasta los años 30 no se ejecutó ni el Puente de la Degollada ni la carretera del Valle. Tal vez la fotografía más representativa de la actual Avenida en una tarde de Paseo la tomó mi abuelo Eduardo Butragueño Bueno hacia 1930. En ella aparecen de izquierda a derecha mi tía abuela Pepita, su amiga Luisa Lahera y mi bisabuela:
Tras la guerra civil cambia por completo la historia de estos terrenos. La Dirección General de Regiones Devastadas decide construir aquí los primeros bloques de viviendas de la ciudad, dando comienzo a la expansión de Toledo extramuros de la vieja muralla. Es el comienzo de un proceso de profundo cambio para la vieja capital castellana: el centro histórico -desterremos la nefasta denominación de cajco, por favor- comenzó a despoblarse y surgieron nuevas barriadas en muchas ocasiones sin conexión lógica entre ellas dando lugar a la irracional sucesión de islas que hoy configuran la ciudad. Un modelo muy costoso de mantener, difícil de gestionar y que descohesiona no solo geográfica sino también socialmente a Toledo. La actual crisis se presenta como una excepcional oportunidad para acabar con este modelo, pero para ello sería necesario derogar el actual Plan de Ordenación Municipal que incomprensiblemente -o tal vez no- ahondaba este problema contemplando nuevas barriadas periféricas. Es el momento de conectar y compactar frente a dispersar. Es el momento de rehabilitar frente a construir. Es el momento de repoblar frente a despoblar.
Las viviendas fueron diseñadas por el arquitecto Arístides Fernández Vallespín (aprovecho para dar fe de la errata del libro Toledo Olvidado 2 donde las atribuyo a su hermano el también arquitecto Ricardo Fernández Vallespín) en un estilo que intentaba combinar la funcionalidad con la sobria monumentalidad tan típica de la arquitectura de los primeros años del franquismo. También intervinieron los arquitectos Eduardo Lagarde, Francisco Moreno y Esteban Riera. El primer bloque en ser construido fue el que hoy se sitúa en tercer lugar según se desciende y fue finalizado hacia 1944:
Aquí vemos diversas fotografías de las sucesivas fases que fueron dando forma a la desde entonces denominada como Avenida de la Reconquista:
En los años 60 se trataba ya de un barrio prácticamente consolidado. Su vida cotidiana fue magistralmente inmortalizada por John Fyfe, que durante un tiempo se alojó en uno de los bloques:
En los 70 y 80 se desarrolló junto a la avenida el Barrio de Santa Teresa. Es sorprendente ver las imágenes de la zona en esta época:
Esta entrada es especial para mí pues me crié en este entorno y algunos de mis mejores recuerdos estarán siempre ligados a este barrio. Me gustaría dedicarla a todos los componentes de un recién creado grupo de facebook llamado "Los Bloques de la Avenida de la Reconquista" que os animo a conocer en este enlace.
Para saber más:
- Orígenes de un mal modelo, por Adolfo de Mingo Lorente en el diario la Tribuna (16-12-2013)
Era un camino de tierra que servía también como paseo, siendo habitual que muchos toledanos bajasen hasta el cementerio -que se situaba en los terrenos del actual barrio de Palomarejos- en las tardes en las que acompañaba el tiempo. No hay que olvidar que por entonces no se podía dar el paseo más popular hoy -la vuelta al Valle- pues hasta los años 30 no se ejecutó ni el Puente de la Degollada ni la carretera del Valle. Tal vez la fotografía más representativa de la actual Avenida en una tarde de Paseo la tomó mi abuelo Eduardo Butragueño Bueno hacia 1930. En ella aparecen de izquierda a derecha mi tía abuela Pepita, su amiga Luisa Lahera y mi bisabuela:
Tras la guerra civil cambia por completo la historia de estos terrenos. La Dirección General de Regiones Devastadas decide construir aquí los primeros bloques de viviendas de la ciudad, dando comienzo a la expansión de Toledo extramuros de la vieja muralla. Es el comienzo de un proceso de profundo cambio para la vieja capital castellana: el centro histórico -desterremos la nefasta denominación de cajco, por favor- comenzó a despoblarse y surgieron nuevas barriadas en muchas ocasiones sin conexión lógica entre ellas dando lugar a la irracional sucesión de islas que hoy configuran la ciudad. Un modelo muy costoso de mantener, difícil de gestionar y que descohesiona no solo geográfica sino también socialmente a Toledo. La actual crisis se presenta como una excepcional oportunidad para acabar con este modelo, pero para ello sería necesario derogar el actual Plan de Ordenación Municipal que incomprensiblemente -o tal vez no- ahondaba este problema contemplando nuevas barriadas periféricas. Es el momento de conectar y compactar frente a dispersar. Es el momento de rehabilitar frente a construir. Es el momento de repoblar frente a despoblar.
Las viviendas fueron diseñadas por el arquitecto Arístides Fernández Vallespín (aprovecho para dar fe de la errata del libro Toledo Olvidado 2 donde las atribuyo a su hermano el también arquitecto Ricardo Fernández Vallespín) en un estilo que intentaba combinar la funcionalidad con la sobria monumentalidad tan típica de la arquitectura de los primeros años del franquismo. También intervinieron los arquitectos Eduardo Lagarde, Francisco Moreno y Esteban Riera. El primer bloque en ser construido fue el que hoy se sitúa en tercer lugar según se desciende y fue finalizado hacia 1944:
Aquí vemos diversas fotografías de las sucesivas fases que fueron dando forma a la desde entonces denominada como Avenida de la Reconquista:
En los años 60 se trataba ya de un barrio prácticamente consolidado. Su vida cotidiana fue magistralmente inmortalizada por John Fyfe, que durante un tiempo se alojó en uno de los bloques:
En los 70 y 80 se desarrolló junto a la avenida el Barrio de Santa Teresa. Es sorprendente ver las imágenes de la zona en esta época:
Esta entrada es especial para mí pues me crié en este entorno y algunos de mis mejores recuerdos estarán siempre ligados a este barrio. Me gustaría dedicarla a todos los componentes de un recién creado grupo de facebook llamado "Los Bloques de la Avenida de la Reconquista" que os animo a conocer en este enlace.
Para saber más:
- Orígenes de un mal modelo, por Adolfo de Mingo Lorente en el diario la Tribuna (16-12-2013)
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