Harry Weber es considerado uno de los cuatro mejores fotógrafos austriacos del siglo XX junto con Inge Morath, Erich Lessing y Hubmann Franz Weber. Nacido el 13 de agosto de 1921 en la pequeña localidad de Klosterneuburg, a escasos kilómetros de Viena en una familia judía, se vio obligado a emigrar a Palestina en 1938. Allí se enroló en la Brigada Judía del ejército británico, combatiendo en la Segunda Guerra Mundial. Sus padres, que se habían quedado en Austria, sufrieron la persecución nazi: el padre fue internado en un campo de concentración -del que logró escapar- y su madre fue asesinada.
Al finalizar la guerra Weber volvió a Austria en 1946, siendo uno de los primeros judíos en regresar a su país natal. En 1947 conoció a Marianne, la que sería de por vida su mujer, que trabajaba en un laboratorio fotográfico. Se casaron en 1952, mudándose a vivir a Viena. Desde ese mismo año comenzó a trabajar para la prestigiosa revista Stern, de la que fue jefe de la sección de fotografía durante décadas.
Su reconocimiento a nivel internacional llegó gracias a las excepcionales fotografías que tomó en 1956 durante la Revolución anticomunista de Hungría que fue brutalmente aplastada por la Unión Soviética. Sus imágenes dieron la vuelta al mundo.
Durante décadas maravilló con su capacidad de contar historias a través de la fotografía, si bien siempre se consideró un simple fotógrafo y no un artista. Según sus propias palabras era "un fotógrafo apasionado, que siempre fotografía la vida, ya sea en la calle o en un ensayo teatral. Nunca he manipulado una sola foto".
Fue fotógrafo también para el Festival Internacional de Salzburgo y son incontables sus excelentes exposiciones y publicaciones. Fue uno de los grandes impulsores del Museo Judío de Viena.
Weber falleció el 10 de abril de 2007 en Viena a la edad de 85 años.
En septiembre de 1962 Harry y Marianne Weber visitaron Toledo junto con unos amigos. El genial fotógrafo no desaprovechó las oportunidades que Toledo brinda y obtuvo instantáneas deliciosas, auténticos retratos de una época. Las fotografías toledanas de Weber demuestran el porqué de su fama de "contador de historias" a través de la fotografía.
Comenzaré por mostraros las instantáneas tomadas en la Plaza de Zocodover. En ellas podemos ver estampas de algo ya desaparecido: los limpiabotas. Weber captó magistrales fotografías de estos profesionales de un oficio que por entonces aún contaba al menos con tres representantes en Toledo a tenor de las imágenes:
En esta imagen en concreto podéis ver a la derecha un camión de la empresa "La Intimidad", dedicada a la venta de enormes barras de hielo. Me ha hecho mucha ilusión poder ver en esta fotografía plasmado algo que siempre me contaban los más mayores en casa y que yo, que crecí en la era del frigorífico, encontraba muy curioso:
Sin salir de Zocodover, tenemos más preciosas fotografías de Weber en Toledo. Corresponden a la terraza del Café Español y en ellas podemos ver a Marianne tomando un café al sol y a los amigos de Harry haciéndose un lío con las monedas para pagar:
Muy cerca de allí, el austriaco retrató a esta vendedora ambulante de dulces:
En 1962 aún era posible ver pasar burros por la Calle Ancha y gracias a Weber podemos recordarlo en esta secuencia de imágenes:
Aquí tenemos otros burros que a Weber le llamaron la atención en las callejas toledanas:
Los que no disponian de burro ni coche debían acarrear los sacos al hombro...
El interior de la Catedral fue retratado de modo original por Weber en estos claroscuros:
Weber debió congeniar bien con esta pareja de chavales que portaban las típicas espadas toledanas seguramente destinadas a la venta para turistas:
Hay rincones de Toledo que han cambiado mucho en estos casi 50 años. Resulta casi irreconocible la esquina del bar "El Delfín" junto a la Iglesia de El Salvador, donde por entonces existía un corral en lugar de viviendas:
Es preciosa esta vista de la Cuesta de Agustín Moreto:
Aquí tenemos el Convento de Santa Úrsula visto desde la muy cambiada Plaza del Salvador:
Es también una maravilla para la vista esta imagen del Arco de Palacio:
Muy curiosa resulta esta instanténea que recoge a tres seminaristas leyendo un folleto:
En 1962 los curas aún portaban sombrero de ala ancha. Weber captó a este tras las rejas de la Mezquita del Cristo de la Luz:
El grupo de amigos visitó la Casa Museo de El Greco:
Aquí tenemos la Catedral vista desde el Ayuntamiento:
Harry Weber retrató también la ciudad desde los Cigarrales:
A Weber le debió resultar curiosa la forma de beber desde un botijo y decidió inmortalizarla:
Como no podía ser menos, se adentraron en la Iglesia de Santo Tomé a ver el cuadro del Entierro del Señor de Orgaz:
Sirva esta entrada de humilde homenaje al alguien como Harry Weber que vivió en primera persona y luchó contra las atrocidades de los totalitarismos que asolaron Europa durante el siglo XX.
sábado, 16 de octubre de 2010
La primitiva Puerta de Alcántara
Debo comenzar esta entrada sin rodeos: estamos ante el excepcional descubrimiento de la única fotografía (al menos que a mí me conste) de la primitiva Puerta de Alcántara, una de las que cerraban la Plaza de Armas del Puente de Alcántara, junto con la también demolida Puerta de San Ildefonso, la actualmente conocida como Puerta de Alcántara (oculta por infraviviendas hasta 1911) y el propio torreón del puente.
Esta primigenia Puerta de Alcántara también era conocida como Puerta de Nuestra Señora. El final de sus días comenzó el 21 de octubre de 1863, cuando el Ingeniero Jefe provincial de la Sección de Fomento remitió un oficio que recibió la Comisión de Monumentos donde se manifestaba "la necesidad y conveniencia de proceder inmediatamente a la demolición de la puerta del lado poniente de la plaza de armas del puente titulado de Alcántara por ocasión del ensanche proyectado para la nueva carretera desde dicho punto a la puerta actual de Bisagra".
Ante este escrito, el vocal facultativo de la Comisión de Monumentos manifestó "la no necesidad e inconveniencia de que desapareza una puerta que totalmente cambia el carácter arquitectónico de la plaza de armas a que pertenece, quizá la única de su género en España, para el estudio Militar referente a la época que representa". Se envió copia del informe de la Comisión a José Amador de los Ríos, que era vocal de la Real Academia de San Fernando para que intercediera en el Congreso ante el ministro para salvar la puerta. Además, el 31 de octubre la Comisión de Monumentos también hizo constar otro informe, en este caso del arquitecto Martín Ruiz, oponiéndose al derribo y que fue remitido al Gobernador.
Todos los esfuerzos resultaron infructuosos y la puerta fue demolida en julio de 1864. Pese a que la orden de derribo fijaba la fecha del día 15, los trabajos comenzaron cuatro días antes como denunció la Comisión, indicando además que los trabajos se estaban desarrollando "trabajando día y noche antes que se comunicara la antedicha resolución a esta Comisión".
En este derribo apareció un importante descubrimiento: un sepulcro y piernas de una estatua de mármol con colorido, que al parecer habían pertenecido a un Cristo atado a la columna. La Comisión intentó que este hallazgo, así como el escudo imperial que coronaba la puerta y unas lápidas existentes junto a él, fuesen enviados al Museo Provincial.
El aspecto de la puerta estaba, pues, presidido por un escudo imperial de la época de Felipe IV y el tejado de la construcción era a un agua con caída hacia la plaza de armas. Se situaba exactamente donde hoy arranca la calle Gerardo Lobo.
La fotografía aparecida es una imagen estereoscópica francesa, obviamente anterior a 1864, y que muestra la parte trasera de la puerta (de momento nos quedamos con las ganas de ver con nitidez el escudo de la fachada principal) con una calidad de imagen que resulta emocionante:
Merece la pena ampliar la fotografía:
Actualización (21 de diciembre de 2010): he localizado otra imagen de la Puerta, problablemente tomada por el mismo autor el mismo día, donde puede verse también con bastante nitidez gran parte de la fachada de la Puerta:
En otras dos imágenes ya había sido posible visualizar la puerta en la lejanía, dentro del conjunto de la Plaza de Armas:
La principal novedad de esta imagen se centra en que es la única que retrata la puerta como tema principal por lo que podemos apreciar con suma claridad su aspecto posterior y su entronque con la muralla. Son monumentos desaprecidos hace casi 150 años pero que parecieran aún querer decirnos algo y se nos aparecen de modo imprevisto en imágenes casi olvidadas...¿Cuántos regalos nos guarda aún esa inmensa caja de sorpresas que es la fotografía histórica de Toledo?
Agradeciendo infinitamente a Paco de la Torre y Laura Valeriano la cesión de esta joya, sólo me queda añadir que las citas sobre el proceso de demolición están extraídas del libro "La Comisión de Monumentos de Toledo (1836-1875)" de Francisco García Martín.
Actualización: añado gracias a Pedro Liñán de Riaza fotografías recientes de las dos lápidas que se encontraban en la Puerta de Alcántara y actualmente custodiadas en el Museo de Santa Cruz. La más moderna contiene una inscripción que conmemora la reedificación de la puerta durante el reinado de Felipe IV, siendo Corregidor de la ciudad de Toledo el Marqués de Quintana de las Torres, Caballero de la Orden de Calatrava.:
La segunda es la más interesante: además de estar dedicada al rey visigodo Wamba, contiene la referencia a la orden que Felipe II dio al corregidor José Gutiérrez Tello de borrar las inscripciones árabes en la ciudad de Toledo que contuviesen blasfemias o fomentasen la superstición (orden dada en el marco de las medidas derivadas de la pragmática de 1 de enero de 1567 sobre asimilación cultural de los moriscos). En 1575, tres años después de su nombramiento, Gutiérrez Tello cumplió la orden eliminando más de 100 inscripciones. Al estar preso Bartolomé Carranza y Miranda, arzobispo titular de la diócesis de Toledo, se encargó de decidir cuales eliminar don Sancho Busto de Villegas, gobernador del arzobispado en ausencia de Carranza, miembro del Consejo General de la Inquisición y, posteriormente, obispo de Ávila.
Transcripción de la inscripción:
ANNO DE DCLXXIIII
WANBA REY GODO
RESTAVRO LOS MVRO
DESTA CIBDAD Y LOS O-
FRECIO EN VERSOS LA-
TINOS A DIOS Y A LOS
SANTOS PATRONES DE-
LLA LOS MOROS LOS QVI-
TARON Y PVSIERON LE-
TREROS ARAVIGOS DE
BLASFEMIA Y HERORES
EL REY DON PHELIPE II
CONZELO DE RELIGION
Y DE CONSERVAR LAS
MEMORIAS DE LOS RE-
YES PASADOS MANDO
A IO. GVTIERREZ TELLO
CORREGIDOR DE LA CIB-
DAD LOS QVITASE Y
PVSIESSE COMO AN-
TES ESTAVAN LOS SAN-
TOS PATRONES CON
LOS VERSOS DEL REY
WANBA ANNO DE
MDLXXV
Del escudo sólo se conserva al parecer el vellón que estaba en su zona inferior:
Esta primigenia Puerta de Alcántara también era conocida como Puerta de Nuestra Señora. El final de sus días comenzó el 21 de octubre de 1863, cuando el Ingeniero Jefe provincial de la Sección de Fomento remitió un oficio que recibió la Comisión de Monumentos donde se manifestaba "la necesidad y conveniencia de proceder inmediatamente a la demolición de la puerta del lado poniente de la plaza de armas del puente titulado de Alcántara por ocasión del ensanche proyectado para la nueva carretera desde dicho punto a la puerta actual de Bisagra".
Ante este escrito, el vocal facultativo de la Comisión de Monumentos manifestó "la no necesidad e inconveniencia de que desapareza una puerta que totalmente cambia el carácter arquitectónico de la plaza de armas a que pertenece, quizá la única de su género en España, para el estudio Militar referente a la época que representa". Se envió copia del informe de la Comisión a José Amador de los Ríos, que era vocal de la Real Academia de San Fernando para que intercediera en el Congreso ante el ministro para salvar la puerta. Además, el 31 de octubre la Comisión de Monumentos también hizo constar otro informe, en este caso del arquitecto Martín Ruiz, oponiéndose al derribo y que fue remitido al Gobernador.
Todos los esfuerzos resultaron infructuosos y la puerta fue demolida en julio de 1864. Pese a que la orden de derribo fijaba la fecha del día 15, los trabajos comenzaron cuatro días antes como denunció la Comisión, indicando además que los trabajos se estaban desarrollando "trabajando día y noche antes que se comunicara la antedicha resolución a esta Comisión".
En este derribo apareció un importante descubrimiento: un sepulcro y piernas de una estatua de mármol con colorido, que al parecer habían pertenecido a un Cristo atado a la columna. La Comisión intentó que este hallazgo, así como el escudo imperial que coronaba la puerta y unas lápidas existentes junto a él, fuesen enviados al Museo Provincial.
El aspecto de la puerta estaba, pues, presidido por un escudo imperial de la época de Felipe IV y el tejado de la construcción era a un agua con caída hacia la plaza de armas. Se situaba exactamente donde hoy arranca la calle Gerardo Lobo.
La fotografía aparecida es una imagen estereoscópica francesa, obviamente anterior a 1864, y que muestra la parte trasera de la puerta (de momento nos quedamos con las ganas de ver con nitidez el escudo de la fachada principal) con una calidad de imagen que resulta emocionante:
Merece la pena ampliar la fotografía:
Actualización (21 de diciembre de 2010): he localizado otra imagen de la Puerta, problablemente tomada por el mismo autor el mismo día, donde puede verse también con bastante nitidez gran parte de la fachada de la Puerta:
En otras dos imágenes ya había sido posible visualizar la puerta en la lejanía, dentro del conjunto de la Plaza de Armas:
La principal novedad de esta imagen se centra en que es la única que retrata la puerta como tema principal por lo que podemos apreciar con suma claridad su aspecto posterior y su entronque con la muralla. Son monumentos desaprecidos hace casi 150 años pero que parecieran aún querer decirnos algo y se nos aparecen de modo imprevisto en imágenes casi olvidadas...¿Cuántos regalos nos guarda aún esa inmensa caja de sorpresas que es la fotografía histórica de Toledo?
Agradeciendo infinitamente a Paco de la Torre y Laura Valeriano la cesión de esta joya, sólo me queda añadir que las citas sobre el proceso de demolición están extraídas del libro "La Comisión de Monumentos de Toledo (1836-1875)" de Francisco García Martín.
Actualización: añado gracias a Pedro Liñán de Riaza fotografías recientes de las dos lápidas que se encontraban en la Puerta de Alcántara y actualmente custodiadas en el Museo de Santa Cruz. La más moderna contiene una inscripción que conmemora la reedificación de la puerta durante el reinado de Felipe IV, siendo Corregidor de la ciudad de Toledo el Marqués de Quintana de las Torres, Caballero de la Orden de Calatrava.:
La segunda es la más interesante: además de estar dedicada al rey visigodo Wamba, contiene la referencia a la orden que Felipe II dio al corregidor José Gutiérrez Tello de borrar las inscripciones árabes en la ciudad de Toledo que contuviesen blasfemias o fomentasen la superstición (orden dada en el marco de las medidas derivadas de la pragmática de 1 de enero de 1567 sobre asimilación cultural de los moriscos). En 1575, tres años después de su nombramiento, Gutiérrez Tello cumplió la orden eliminando más de 100 inscripciones. Al estar preso Bartolomé Carranza y Miranda, arzobispo titular de la diócesis de Toledo, se encargó de decidir cuales eliminar don Sancho Busto de Villegas, gobernador del arzobispado en ausencia de Carranza, miembro del Consejo General de la Inquisición y, posteriormente, obispo de Ávila.
Transcripción de la inscripción:
ANNO DE DCLXXIIII
WANBA REY GODO
RESTAVRO LOS MVRO
DESTA CIBDAD Y LOS O-
FRECIO EN VERSOS LA-
TINOS A DIOS Y A LOS
SANTOS PATRONES DE-
LLA LOS MOROS LOS QVI-
TARON Y PVSIERON LE-
TREROS ARAVIGOS DE
BLASFEMIA Y HERORES
EL REY DON PHELIPE II
CONZELO DE RELIGION
Y DE CONSERVAR LAS
MEMORIAS DE LOS RE-
YES PASADOS MANDO
A IO. GVTIERREZ TELLO
CORREGIDOR DE LA CIB-
DAD LOS QVITASE Y
PVSIESSE COMO AN-
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TOS PATRONES CON
LOS VERSOS DEL REY
WANBA ANNO DE
MDLXXV
Del escudo sólo se conserva al parecer el vellón que estaba en su zona inferior:
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