En este curioso país llamado España, las denominadas "realidades históricas" suelen enarbolarse más para dividir que para cultivar un sano patriotismo basado en la riquísima diversidad de las tierras que lo conforman. Sin embargo, una de sus realidades históricas más notables e indiscutibles languidece hecha jirones, dividida en cinco o seis pedazos, menospreciada y casi olvidada por sus propios habitantes. Me estoy refiriendo a Castilla. Sí, Castilla, sin más. La muy discutible división territorial de la última transición y el taifismo imperante en la gestión de las comunidades autónomas hace que estas porciones de Castilla vivan a menudo ignorándose unas a otras pese a los históricos lazos que las unen y que -le pese a quien le pese- las seguirán uniendo en el futuro.
No fue sin embargo así en un pasado aún reciente: Castilla fue para los miembros de la Generación del 98 una de sus mayores fuentes de inspiración. De este modo Castilla formó parte esencial de la obra de genios de la literatura como Antonio Machado, Azorín, Pío Baroja, Miguel de Unamuno, Blasco Ibáñez o Jacinto Benavente.
La influencia de este grupo de intelectuales llegó a otros campos como por ejemplo la pintura. En aquellos años, uno de los pintores más destacados del panorama nacional era el valenciano Joaquín Sorolla y Bastida.
Aunque sus relaciones con los miembros de la Generación del 98 no fueron siempre idílicas -especialmente por las diferencias entre los temas abordados en sus cuadros y las ideas regeneracionistas de los miembres de este grupo, más interesados en abordar los graves problemas del país- Sorolla entabló amistad con varios de ellos como Blasco Ibáñez (también valenciano) o Azorín, y retrató a muchos de sus miembros y simpatizantes.
Estas influencias mutuas hicieron que Sorolla también comenzara a mostrar gran interés por Castilla, especialmente animado por otros pintores como Aureliano de Beruete -que pintaba asíduamente en Segovia y en Toledo-. De este modo Sorolla, hasta entonces básicamente interesado como buen valenciano en exteriores ligados al mar, comenzó a enamorarse del paisaje y el paisanaje castellano, siendo capaz como pocos de atrapar su esencia en trabajos desarrollados no solo en Toledo sino en Segovia, Ávila, Burgos y otras muchas localidades castellanas.
Se sabe por una carta enviada por Sorolla a su mujer Clotilde que ya estaba en Toledo el día 21 de octubre de 1906, acompañado por Beruete, que siempre venía a Toledo a pintar en otoño y se alojaba (¡cómo no!) en el Gran Hotel de Castilla (comúnmente conocido como Hotel Castilla) de la toledana plaza de San Agustín. La impresión que causó Toledo en Sorolla debió ser inmensa, pues en su corta estancia hasta el 4 de noviembre pintó nada menos que veinte lienzos y bocetos. Como muestra de su idilio con la ciudad sirvan estas palabras del pintor en la carta a su esposa:
«Este pueblo, instalado una larga temporada, podría ser muy importante para el arte español, modestias aparte. Aquí, y no en Madrid, deberíamos vivir los que nos dedicamos a la pintura, pues nada hay en Italia y Bélgica que lo iguale; hoy mismo he visto el hospital o la iglesia de Santa Cruz, y me he quedado con la boca abierta. ¡Cuánta hermosura! ¿Qué sería de este pueblo en tiempos de Carlos V? En fin, no hay sino deplorar la incuria y la miseria de España (...). Todo desaparecerá, pues lo absorbe todo Madrid, y esto es albergue de cadetes, curas y de pobres que no dejan de andar por las calles.
(...) Es una poesía la que hay en Toledo, un misterio tan profundo, que sin esfuerzo vives en pleno siglo XVI.»
De esta primera visita de Sorolla a Toledo se conservan en el Museo Sorolla varias fotografías en las que aparece el pintor con su mujer e hijos mientras pintaba alguna de sus obras maestras. Constituyen documentos históricos de enorme valor no ya solo por su antigüedad sino por permitir ver al pintor desarrollando su labor creativa en aquellos intensos días en lugares perfectamente identificables por los que hoy pasamos a diario.
De todas las fotografías es probable que la más simbólica sea en la que aparece el pintor con su mujer e hijas -puede que el fotógrafo fuese su hijo Joaquín- pintando nada menos que su célebre "El ciego de Toledo" hoy propiedad del Meadows Museum en EE.UU. y que se expone estos días en la estupenda exposición de la Fundación Mapfre. Como se puede apreciar con claridad, Sorolla pintó el cuadro en la Bajada de Doce Cantos:
Otra estupenda fotografía es esta en la que vemos al matrimonio Sorolla junto al Puente de San Martín con San Juan de los Reyes al fondo:
También es sensacional esta otra en la que el pintor se sitúa pegado a los muros del Castillo de San Servando...¡cuánta historia en una sola foto!
Preciosa es también esta toma de su familia junto al entonces limpio Tajo -otra de las vejaciones que sufre Castilla en nuestros días- muy cerca de los restos de lo que fue el Artificio de Juanelo:
Esta fotografía está tomada desde el Paseo del Carmen y probablemente aparece en ella Joaquín Sorolla hijo:
No fue la última vez que Sorolla vino a la ciudad, sino que a esta visita le siguieron varias más hasta al menos 1913. De su talento a la hora de retratar los paisajes españoles tuvo noticia Archer M. Huntington, fundador de la Hispanic Society of America, que le encomendó en noviembre de 1911 la colección "Visión de España", en el que destaca "Castilla: La Fiesta del Pan", un soberbio mural de 3,51 metros de altura por 13,92 metros de ancho en el que a modo de alegoría figuran los habitantes de las comarcas castellanas y en el que son perfectamente identificables como fondo las ciudades de Toledo y de Ávila.
Con el deseo de que os hayan gustado estos documentos históricos solo me queda animaros a visitar la mencionada exposición de la Fundación Mapfre "Sorolla y Estados Unidos", abierta hasta el 15 de enero de 2015.
Para saber más:
- Los cuadros de Toledo pintados por Sorolla (entrada del blog Siempre Contigo).
- Cartas de Aureliano de Beruete a Joaquín Sorolla.
- Exposición Sorolla y Castilla.
Vista de la calle Recoletos pintada por Sorolla desde el Hotel Castilla:
viernes, 7 de noviembre de 2014
Audrey Hepburn en Toledo gracias al Greco
Creo que a estas alturas ya nadie en Toledo duda que el Greco es y será para siempre uno de nuestros mayores reclamos y nuestro principal activo cultural y económico exceptuando los edificios monumentales. Así debe entenderlo la ciudad -empresarios, ciudadanos, instituciones y gobernantes- cuando este maravilloso 2014 termine. El Greco no debe ser reivindicado -y rentabilizado- una vez cada siglo a golpe de centenario sino que el éxito de este año debe interpretarse correctamente: sí, se ha aprovechado bien la ocasión, pero ha quedado patente que con anterioridad no se había entendido su enorme potencial.
Una prueba de que el magnetismo del Greco no depende solo de centenarios son las fotos -absolutamente desconocidas por increíble que parezca- que hoy os traigo. Corría el año 1964 cuando el actor y productor estadounidense de origen español Mel Ferrer se disponía a cumplir uno de sus sueños más anhelados: producir y protagonizar una superproducción sobre la vida de uno de sus personajes más admirados, el Greco. El interés de Mel Ferrer por la figura del cretense era inmenso, hasta el punto de autodenominarse como un "fanático" del pintor en una entrevista concedida a Miguel Veyrat para Blanco y Negro publicada el 8 de agosto de 1964:
Ferrer preparó a conciencia la película, empapándose de la ciudad desde más de un año antes, visitando Toledo en varias ocasiones con tal motivo:
Sabedor de que iba a ser una película cara de producir -inasumible para la industria española- y llevado por su pasión, Mel Ferrer decidió correr con todos los gastos de la producción:
En su mente estaba realizar una obra diferente y ambiciosa, no encasillada en las habituales películas biográficas:
Hasta aquí la historia es más o menos conocida. Lo más sorprendente a mi juicio y casi olvidado por la ciudad hasta la fecha es que esta pasión de Ferrer por el Greco trajo a Toledo a uno de los iconos del siglo XX. Y es que Mel Ferrer, además de actor y productor, era por aquel entonces el marido de Audrey Hepburn, sin lugar a dudas una de las actrices más influyentes en la historia del cine y que aún hoy es admirada e imitada por millones de personas a lo largo del mundo.
Quiso además el destino que la grabación de la película coincidiera con un momento muy especial en sus vidas: el 25 de septiembre de 1964 Mel Ferrer y Audrey Hepburn celebraban nada menos que su décimo aniversario de bodas y, para celebrarlo, la mítica actriz vino a Toledo y paseó por nuestras calles su inolvidable sonrisa y su inconfundible estilo lleno de glamour. Audrey y Mel fueron fotografiados en la Plaza del Ayuntamiento con la fachada de la Catedral al fondo:
En estas fotografías tomadas con el Palacio Arzobispal de fondo en un descanso del rodaje aparece también la actriz Lucía Bosé, que formaba parte del reparto de la película. Para los amantes de la moda señalar que Audrey lucía un vestido de Givenchy de lana amarilla -versión creada especialmente para el vestuario de su personaje Regina Lampert en "Charada", que usaba este mismo vestido con un cinturón negro-, un turbante también de Givenchy de color marrón con un pequeño estampado, un cinturón Givenchy de gamuza en color amarillo -versión creada exclusivamente para ella a partir del mismo modelo original en negro- y un bolso de Cartier de Londres:
En estas imágenes vemos a la célebre pareja en la plaza:
Allí estaban también las cámaras de TVE para inmortalizar aquellas escenas. Fueron emitidas en el NO-DO del 5 de octubre de 1964 (a partir del minuto 1:42):
La película fue dirigida por Luciano Salce, mientras que la banda sonora, absolutamente maravillosa, es obra del más grande entre los grandes -a mi juicio- compositores de música para películas: el genial Ennio Morricone. En Youtube está disponible prácticamente toda la banda sonora, pero os pongo esta pequeña muestra que incluye las dos mejores piezas:
La película, sin ser un fracaso, no obtuvo todo el éxito esperado. Sin embargo será para siempre una referencia en la historia del cine ligado al pintor y dejó preciosas fotografías en las que aparece Mel Ferrer con la protagonista femenina Rosanna Schiaffino en diversos escenarios como la playa de Safont -¡qué río teníamos entonces!- o el Hospital de Santa Cruz, Tavera y San Juan de los Reyes, entre otros:
Aquí un breve pero interesante extracto del film, que resume bien el enfoque que Mel Ferrer quería darle:
Este es otro extracto de la película que tiene la curiosidad de haber sido grabado en el coro de la catedral y en su altar mayor. En él aparece Fernando Rey actuando como el rey Felipe II:
Con el deseo de que la ciudad haya aprendido la lección que este 2014 ha supuesto y aproveche en el futuro de modo continuado el inmenso potencial de este genio de la pintura, solo me queda dedicar esta entrada a dos personas que sé que van a disfrutar mucho con estas fotos pues son dos auténticos fans de Audrey. Agradezcamos al Greco y a Mel Ferrer haber hecho posible disfrutar de la presencia en Toledo de este icono del cine y de la moda hace ya 50 años.
Una prueba de que el magnetismo del Greco no depende solo de centenarios son las fotos -absolutamente desconocidas por increíble que parezca- que hoy os traigo. Corría el año 1964 cuando el actor y productor estadounidense de origen español Mel Ferrer se disponía a cumplir uno de sus sueños más anhelados: producir y protagonizar una superproducción sobre la vida de uno de sus personajes más admirados, el Greco. El interés de Mel Ferrer por la figura del cretense era inmenso, hasta el punto de autodenominarse como un "fanático" del pintor en una entrevista concedida a Miguel Veyrat para Blanco y Negro publicada el 8 de agosto de 1964:
Ferrer preparó a conciencia la película, empapándose de la ciudad desde más de un año antes, visitando Toledo en varias ocasiones con tal motivo:
Sabedor de que iba a ser una película cara de producir -inasumible para la industria española- y llevado por su pasión, Mel Ferrer decidió correr con todos los gastos de la producción:
En su mente estaba realizar una obra diferente y ambiciosa, no encasillada en las habituales películas biográficas:
Hasta aquí la historia es más o menos conocida. Lo más sorprendente a mi juicio y casi olvidado por la ciudad hasta la fecha es que esta pasión de Ferrer por el Greco trajo a Toledo a uno de los iconos del siglo XX. Y es que Mel Ferrer, además de actor y productor, era por aquel entonces el marido de Audrey Hepburn, sin lugar a dudas una de las actrices más influyentes en la historia del cine y que aún hoy es admirada e imitada por millones de personas a lo largo del mundo.
Quiso además el destino que la grabación de la película coincidiera con un momento muy especial en sus vidas: el 25 de septiembre de 1964 Mel Ferrer y Audrey Hepburn celebraban nada menos que su décimo aniversario de bodas y, para celebrarlo, la mítica actriz vino a Toledo y paseó por nuestras calles su inolvidable sonrisa y su inconfundible estilo lleno de glamour. Audrey y Mel fueron fotografiados en la Plaza del Ayuntamiento con la fachada de la Catedral al fondo:
En estas fotografías tomadas con el Palacio Arzobispal de fondo en un descanso del rodaje aparece también la actriz Lucía Bosé, que formaba parte del reparto de la película. Para los amantes de la moda señalar que Audrey lucía un vestido de Givenchy de lana amarilla -versión creada especialmente para el vestuario de su personaje Regina Lampert en "Charada", que usaba este mismo vestido con un cinturón negro-, un turbante también de Givenchy de color marrón con un pequeño estampado, un cinturón Givenchy de gamuza en color amarillo -versión creada exclusivamente para ella a partir del mismo modelo original en negro- y un bolso de Cartier de Londres:
En estas imágenes vemos a la célebre pareja en la plaza:
Allí estaban también las cámaras de TVE para inmortalizar aquellas escenas. Fueron emitidas en el NO-DO del 5 de octubre de 1964 (a partir del minuto 1:42):
La película fue dirigida por Luciano Salce, mientras que la banda sonora, absolutamente maravillosa, es obra del más grande entre los grandes -a mi juicio- compositores de música para películas: el genial Ennio Morricone. En Youtube está disponible prácticamente toda la banda sonora, pero os pongo esta pequeña muestra que incluye las dos mejores piezas:
La película, sin ser un fracaso, no obtuvo todo el éxito esperado. Sin embargo será para siempre una referencia en la historia del cine ligado al pintor y dejó preciosas fotografías en las que aparece Mel Ferrer con la protagonista femenina Rosanna Schiaffino en diversos escenarios como la playa de Safont -¡qué río teníamos entonces!- o el Hospital de Santa Cruz, Tavera y San Juan de los Reyes, entre otros:
Aquí un breve pero interesante extracto del film, que resume bien el enfoque que Mel Ferrer quería darle:
Este es otro extracto de la película que tiene la curiosidad de haber sido grabado en el coro de la catedral y en su altar mayor. En él aparece Fernando Rey actuando como el rey Felipe II:
Con el deseo de que la ciudad haya aprendido la lección que este 2014 ha supuesto y aproveche en el futuro de modo continuado el inmenso potencial de este genio de la pintura, solo me queda dedicar esta entrada a dos personas que sé que van a disfrutar mucho con estas fotos pues son dos auténticos fans de Audrey. Agradezcamos al Greco y a Mel Ferrer haber hecho posible disfrutar de la presencia en Toledo de este icono del cine y de la moda hace ya 50 años.
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