Uno del los autores hasta la fecha desconocidos de los que me siento más orgulloso de haber podido dar a conocer en el último libro Toledo Olvidado 3, es sin duda Francisco Rodríguez Avial. Al contrario de lo que suele suceder en estos casos, son pocos los datos biográficos de los que disponemos para acercarnos a su personalidad. Tan solo sabemos que fue una persona culta y de buena posición económica y que participó en la vida política en Madrid en partidos de tinte conservador. Lo cierto es que a la vista de su legado, el conocer poco sobre él es casi lo de menos pues sus fotografías hablan por sí solas y nos describen a un hombre de elevada sensibilidad y talento fotográfico, además de muy adelantado y pionero en el empleo de la placa autocroma, que fue el primer método de obtención de fotografías a color verdadero que se comercializó a partir de 1907.
Gracias a la inmensa generosidad de Julio Toledo Jáudenes, gestor del fondo de los herederos de Avial y por intermediación del siempre genial Aku Estebaranz, sin olvidarnos del fenomenal trabajo de digitalización de Carlos Díez al frente de ArchyBox, hoy tengo el inmenso placer de presentaros la colección completa de fotografías estereoscópicas tomadas por Francisco Rodríguez Avial en Toledo hacia 1910. Es importante recordar que el fondo Avial es un archivo privado, propiedad de los herederos de Francisco Rodríguez Avial y Avial, que permiten la difusión de estas imágenes con fines exclusivamente culturales, no económicos. Queda prohibida su reproducción sin permiso expreso de dichas personas.
Comenzaré por mostraros las más espectaculares, los autocromos, de incalculable valor por su antigüedad (similar a la de los más antiguos hasta la fecha conocidos de Toledo obtenidos por el galo Jules Gervais-Courtellemont) y enorme calidad. Recomiendo clicar en cada foto para admirar los detalles.
De entre los autocromos destaca sobremanera el que es el más temprano retrato a color de dos paisanos de Toledo: este hombre y esta mujer, uno con su gorra y cigarro y la otra con un cántaro y chaqueta de llamativo color rojo. Se trata de una obra de arte, tomada junto al Puente de San Martín. La calidad de la toma y del escaneo, así como la intensidad de sus miradas, confieren a la escena una fuerza que casi hace revivir a sus anónimos protagonistas, que a buen seguro no imaginaban que en ese preciso instante estaban pasando a la historia de la fotografía:
Otros autocromos de Avial, soberbios también, fueron tomados en las inmediaciones del mismo puente, captando un cielo que hubiera firmado el mismísimo Greco:
La datación de las imágenes hacia 1910 es posible por ciertos detalles, como por ejemplo es la presencia aún de las casas que tapaban la Puerta de Alcántara, que no fueron derribadas hasta 1911, por lo que obligatoriamente estas tomas fueron obtenidas entre 1907 —fecha en que se comercializó la placa autocroma— y 1911 —año en que se derribaron las citadas casas—. Dado que hay algunas fotos fechadas por él mismo en 1911, cabe suponer que, si correspondieran todas a una misma visita, estamos ante imágenes captadas en la primavera de 1911 durante la Semana Santa.
Es sencillamente espectacular este autocromo de la Posada de la Sangre en el que aparece un cura y otros dos personajes a su lado:
San Juan de los Reyes también fue fotografiado a color por Avial:
Ya en blanco y negro, la otra gran aportación de Francisco Rodríguez Avial a la historia de la fotografía toledana es su excelente serie de imágenes de procesiones de la Semana Santa de 1911 a su paso por la Plaza de San Vicente. No abundan en absoluto imágenes tan tempranas de los pasos desfilando por nuestras calles:
Algunas de las calles y plazas más famosas de la ciudad fueron retratadas por D. Francisco:
Aquí tenemos el Arco de la Sangre y el exterior de la posada del mismo nombre:
Las vistas desde el Valle no podían faltar en esta serie:
Los patios de edificios históricos como el Alcázar o el Hospital Tavera también llamaron la atención de Avial:
Los puentes históricos que Avial retrató en color también aparecen en blanco y negro:
Esta es la sinagoga de Santa María la Blanca:
La Fuente Nueva del Paseo de la Rosa:
El claustro de la Catedral:
El Museo del Greco está también inmortalizado:
Aquí vemos la Puerta del Cambrón:
Esta es la Plaza de Armas de la Puerta de Bisagra:
Agradeciendo de nuevo a los herederos del Fondo Avial su generosidad a la hora de divulgar estas fotografías y a Aku Estebaranz por su ayuda como intermediario, solo espero que disfrutéis con esta serie de fotografías absolutamente espectacular, sin duda históricas en la ciudad.
viernes, 5 de febrero de 2016
Toledo en 1905 fotografiado por Serafín Mainou
Nunca me cansaré de repetir que la búsqueda de tesoros fotográficos del pasado toledano está muy lejos de ver cercano su final. El inmenso calado cultural, histórico y paisajístico de nuestra ciudad ha hecho históricamente que por aquí hayan pasado miles y miles de personas que, cámara en ristre, han querido inmortalizar la experiencia vital que supone conocer Toledo.
Hoy tengo la suerte y el honor de presentaros una colección de fotografías que, si bien no es muy extensa, pues se trata de 9 imágenes, poseen todas ellas una belleza exquisita. Sumado a ello se añade la suerte de su excelente conservación y la buena calidad de escaneo de las placas originales.
Se trata de la colección del catalán Serafín Mainou, que hoy podemos ver gracias a la generosidad de su nieto Juan Modolell a quien agradezco infinitamente la cesión de estas fotografías que tanto os van a hacer disfrutar.
Serafín Mainou Sanmiguel nació en Barcelona el 22 de Febrero de 1882 y falleció en la misma ciudad el 19 de Febrero de 1941.
Fue médico otorrinolaringólogo en su ciudad natal, pero sus grandes aficiones fueron la música y la fotografía. En la primera seguía la trayectoria de su padre, pianista profesional al que no conoció por ser hijo póstumo. Serafín era una gran musicólogo, excelente pianista aficionado y poseedor de una gran colección de partituras de compositores modernos (segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX) que hoy en día se conserva en el conservatorio de la ciudad de Friburgo (Alemania). Gran amigo del reconocido compositor catalán Cristóbal Taltabull y Balaguer, eran legendarias sus sesiones privadas de interpretación al piano a cuatro manos en primera lectura de obras nuevas. Casó con una prima hermana de Cristóbal (Pilar Xiró Taltabull). Sus primeras fotografías de que tenemos noticia, las realizó a principios del siglo XX, utilizando placas de cristal de 9 X 12 cm, generalmente de la casa Lumière & fils, al gelatino-bromuro de plata extra-sensibles. Más tarde, hacia 1910 se inició en la fotografía estereoscópica, usando tanto negativos como positivos de cristal de 4,5 x 10,5 cm primeramente, y más tarde de 6 x 13 cm. Su actividad en la fotografía se prolongó hasta poco antes del inicio de la Guerra Civil española. A principios del siglo XX viajó por España, conservándose fotos de Zaragoza, Burgos, Madrid y Toledo. Posteriormente, entre 1920 y 1935, en los formatos estereóscopicos, hizo fotos en Francia, Suiza y Bélgica. Su actividad fotográfica se centró en el paisaje, tanto natural como urbano, y en edificios religiosos, especialmente románicos y góticos. Son notables sus fotografías de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. En 1927 viajó a la Argentina, pero tuvo la amarga experiencia de que todo el material fotográfico empleado resultó defectuoso e inservible. Serafín Mainou fue además una persona activa en la intelectualidad barcelonesa, siendo uno de los fundadores de la Asociación Wagneriana de Barcelona y miembro del Ateneo Barcelonés, donde ocupó cargos de vocal y bibliotecario la junta directiva de esta entidad. Su legado de aproximadamente un millar de fotos forma parte, como anteriormente indicaba, de la colección fotográfica de su nieto Juan Modolell Mainou.
Las nueve fotografías que hoy podemos ver fueron tomadas en una visita a Toledo realizada casi con total seguridad en el invierno del año 1905, a tenor de algunos detalles que he podido observar y que he comparado con otros fondos de datación conocida. Ha sido importante para la datación, por ejemplo, observar los árboles de la Plaza del Ayuntamiento. Este arbolado fue sustituido en el año 1904 (como se ve en esta fotografía de Augusto Arcimís) y en el reportaje de Mainou podemos ver los pequeños árboles con un crecimiento anual más (ramillas alargadas con respecto a las de 1904) por lo que con casi total seguridad estamos ante imágenes de 1905. Veamos, ya que la he mencionado, en primer lugar dicha foto de la Plaza del Ayuntamiento:
De entre todas las imágenes que D. Serafín tomó en Toledo, mi preferida es sin duda esta vista general, sencillamente genial:
Merece la pena hacer una pequeña ampliación de una de sus partes:
El Puente de Alcántara debió llamar poderosamente la atención de Mainou, pues son varias las fotografías que de él obtuvo. Todas ellas, también sensacionales:
Es interesante ampliar ambas para fijarnos en curiosos detalles. Por ejemplo, para comprobar que en 1905 existía el chamizo que fue el germen de lo que hoy es el histórico Restaurante la Cubana. Por entonces no era más que una humilde estructura toscamente cubierta:
En las otras fotografías cabe reseñar la presencia de lo que parece ser un túnel o canalización situada casi en la orilla del río a los pies del puente. Me pregunto qué sería exactamente:
El otro puente medieval de la ciudad, el de San Martín, también fue fotografiado por Mainou obteniendo preciosas tomas:
De nuevo, es una gozada ampliar ciertos detalles:
Es bonito dejar llevar la imaginación para elucubrar con la posible identidad del misterioso caballero con sombrero y bigote que monta un precioso corcel negro...
Para finalizar, os dejo con una preciosa vista del Alcázar que Mainou obtuvo desde la torre de la Catedral. Una gozada para la vista.
Agradeciendo de nuevo a Juan Modolell su generosidad a la hora de divulgar el legado de su abuelo, y a Juan Fernández por hacer de catalizador, espero que estas preciosas fotografías os hagan disfrutar tanto como a mi.
Hoy tengo la suerte y el honor de presentaros una colección de fotografías que, si bien no es muy extensa, pues se trata de 9 imágenes, poseen todas ellas una belleza exquisita. Sumado a ello se añade la suerte de su excelente conservación y la buena calidad de escaneo de las placas originales.
Se trata de la colección del catalán Serafín Mainou, que hoy podemos ver gracias a la generosidad de su nieto Juan Modolell a quien agradezco infinitamente la cesión de estas fotografías que tanto os van a hacer disfrutar.
Serafín Mainou Sanmiguel nació en Barcelona el 22 de Febrero de 1882 y falleció en la misma ciudad el 19 de Febrero de 1941.
Fue médico otorrinolaringólogo en su ciudad natal, pero sus grandes aficiones fueron la música y la fotografía. En la primera seguía la trayectoria de su padre, pianista profesional al que no conoció por ser hijo póstumo. Serafín era una gran musicólogo, excelente pianista aficionado y poseedor de una gran colección de partituras de compositores modernos (segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX) que hoy en día se conserva en el conservatorio de la ciudad de Friburgo (Alemania). Gran amigo del reconocido compositor catalán Cristóbal Taltabull y Balaguer, eran legendarias sus sesiones privadas de interpretación al piano a cuatro manos en primera lectura de obras nuevas. Casó con una prima hermana de Cristóbal (Pilar Xiró Taltabull). Sus primeras fotografías de que tenemos noticia, las realizó a principios del siglo XX, utilizando placas de cristal de 9 X 12 cm, generalmente de la casa Lumière & fils, al gelatino-bromuro de plata extra-sensibles. Más tarde, hacia 1910 se inició en la fotografía estereoscópica, usando tanto negativos como positivos de cristal de 4,5 x 10,5 cm primeramente, y más tarde de 6 x 13 cm. Su actividad en la fotografía se prolongó hasta poco antes del inicio de la Guerra Civil española. A principios del siglo XX viajó por España, conservándose fotos de Zaragoza, Burgos, Madrid y Toledo. Posteriormente, entre 1920 y 1935, en los formatos estereóscopicos, hizo fotos en Francia, Suiza y Bélgica. Su actividad fotográfica se centró en el paisaje, tanto natural como urbano, y en edificios religiosos, especialmente románicos y góticos. Son notables sus fotografías de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. En 1927 viajó a la Argentina, pero tuvo la amarga experiencia de que todo el material fotográfico empleado resultó defectuoso e inservible. Serafín Mainou fue además una persona activa en la intelectualidad barcelonesa, siendo uno de los fundadores de la Asociación Wagneriana de Barcelona y miembro del Ateneo Barcelonés, donde ocupó cargos de vocal y bibliotecario la junta directiva de esta entidad. Su legado de aproximadamente un millar de fotos forma parte, como anteriormente indicaba, de la colección fotográfica de su nieto Juan Modolell Mainou.
Las nueve fotografías que hoy podemos ver fueron tomadas en una visita a Toledo realizada casi con total seguridad en el invierno del año 1905, a tenor de algunos detalles que he podido observar y que he comparado con otros fondos de datación conocida. Ha sido importante para la datación, por ejemplo, observar los árboles de la Plaza del Ayuntamiento. Este arbolado fue sustituido en el año 1904 (como se ve en esta fotografía de Augusto Arcimís) y en el reportaje de Mainou podemos ver los pequeños árboles con un crecimiento anual más (ramillas alargadas con respecto a las de 1904) por lo que con casi total seguridad estamos ante imágenes de 1905. Veamos, ya que la he mencionado, en primer lugar dicha foto de la Plaza del Ayuntamiento:
De entre todas las imágenes que D. Serafín tomó en Toledo, mi preferida es sin duda esta vista general, sencillamente genial:
Merece la pena hacer una pequeña ampliación de una de sus partes:
El Puente de Alcántara debió llamar poderosamente la atención de Mainou, pues son varias las fotografías que de él obtuvo. Todas ellas, también sensacionales:
Es interesante ampliar ambas para fijarnos en curiosos detalles. Por ejemplo, para comprobar que en 1905 existía el chamizo que fue el germen de lo que hoy es el histórico Restaurante la Cubana. Por entonces no era más que una humilde estructura toscamente cubierta:
En las otras fotografías cabe reseñar la presencia de lo que parece ser un túnel o canalización situada casi en la orilla del río a los pies del puente. Me pregunto qué sería exactamente:
El otro puente medieval de la ciudad, el de San Martín, también fue fotografiado por Mainou obteniendo preciosas tomas:
De nuevo, es una gozada ampliar ciertos detalles:
Es bonito dejar llevar la imaginación para elucubrar con la posible identidad del misterioso caballero con sombrero y bigote que monta un precioso corcel negro...
Para finalizar, os dejo con una preciosa vista del Alcázar que Mainou obtuvo desde la torre de la Catedral. Una gozada para la vista.
Agradeciendo de nuevo a Juan Modolell su generosidad a la hora de divulgar el legado de su abuelo, y a Juan Fernández por hacer de catalizador, espero que estas preciosas fotografías os hagan disfrutar tanto como a mi.
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