Las mejores descripciones históricas del Palacio de los Condes de Oñate las realizaron Balbina Martínez Caviró en 2004 (El llamado Palacio de Oñate, en Toledo, y sus sucesivos propietarios), así como en 2016 el gran Rafael del Cerro Malagón en un par de artículos publicados en ABC Toledo (aquí la primera entrega y aquí la segunda). En ellos, se desgrana minuciosamente los avatares de este céntrico edificio situado en la calle Trinidad. En la presente entrada, por mi parte, resumiré dicha historia y aportaré como novedad una buena serie de fotografías del inmueble para completar la información gráfica dispobible sobre él.
Sabemos que en este lugar se asentaron las enormes casas principales de los Barroso en época bajomedieval, que pasaron en 1493 a ser propiedad de otra importante familia, los Niño. Su denominación como Palacio de los Condes de Oñate, se debe a que, por ventas y herencias sucesivas, en el siglo XVIII, el edificio pasó a José de Guzmán y Guevara, VI marqués de Montealegre y de la Quintana, el cual heredó de su tío materno, Diego Gaspar Vélez de Guevara, el título de XII conde de Oñate.
Se trata de un gran edificio que tiene dos puertas hacia la citada calle Trinidad y una tercera, trasera, que da la plaza del padre Juan de Mariana. Se sitúa contiguo al convento de Jesús y María, hoy sede del Archivo Histórico Provincial. Posee una bella portada con elementos originales y propios de la arquitectura toledana del siglo XVI, realizada cuando el edificio era propiedad del matrimonio formado por María Niño de Ribera y Lope de Conchillos. En los extremos del dintel de la portada, unas ménsulas sostienen dos flameros típicamente platerescos que sirven de marco a un semicírculo que contiene el escudo de la familia Niño, que cuenta con siete flores de lis. Debió ser una gran casona a juzgar tanto por los planos como por las fotografías que más adelante mostraré.
A finales del siglo XIX su propietario era José Cea y se barajó la posibilidad de construir el nuevo teatro de la ciudad en este solar derribando el edificio, algo que finalmente se desechó. A comienzos del siglo XX el palacio pasó a manos del industrial Juan Boix y André, sirviendo el palacio temporalmente como sede del servicio de correos mientras duraban las obras del edificio postal de la calle de la Plata. De comienzos del XX datan las primeras imágenes del inmueble:
En la posguerra el palacio pasó a ser gestionado por la Fábrica de Armas. Fue bajo sus auspicios cuando en 1947 se emprende la gran reforma del edificio, inicialmente pensada para acoger un colegio para los hijos de los obreros, mayoritariamente por entonces residentes en el centro histórico. De este modo, Rafa del Cerro nos cuenta que el 26 de febrero de 1947, Visitación Pérez, en nombre de la Fábrica de Armas solicita al Ayuntamiento el derribo y la reconstrucción del palacio con un proyecto firmado por el arquitecto César Álvarez Casado. Con los cascotes y escombros del derribo se rellenó el hueco que aún quedaba en el solar de la antigua capilla de la Beata Mariana junto a San Juan de los Reyes. La idea era que las clases de los niños se situaran en la planta baja, con acceso por la calle de la Trinidad, mientras que las niñas entrarían por la plaza del padre Juan de Mariana en la planta superior. El proyecto planteaba que las terrazas permitieran practicar “Gimnasia” y el patio -iluminado por una gran claraboya- sirviera para celebrar actos culturales. Sobre la puerta principal se colocó una imagen de Santa Bárbara tallada por Cecilio Béjar, como patrona del Arma de Artillería a la que se adscribía la Fábrica de Armas. De esta reforma se conserva una extensa serie de imágenes que mi buen amigo David Utrilla digitalizó hace unos años y que hoy os ofrezco. Dan una fiel idea de las dimensiones del edificio y del calado de la reforma del palacio:
Estas otras imágenes son de la colección del coronel José Luis Isabel y datan de la misma reforma:
Sin embargo, aquella reforma nunca tuvo como utilidad la inicialmente pensada para los hijos de obreros, pues pronto se habilitaron colegios en zonas más cercanas a la Fábrica de Armas como por ejemplo el Poblado Obrero. Por ello, el palacio de los Condes de Oñate se destinó a otros usos encomendados al Frente de Juventudes, cuya primera academia impartió clases en el edificio. Más adelante acogió el Hogar Juvenil bajo la tutela de la Delegación Nacional de Juventudes. De esta etapa se conservan estas fotografías:
Algo más tarde, en 1967, Marc Flament tomó esta bella fotografía del palacio:
Con la llegada de la democracia, el edificio ha servido como sede administrativa del Ministerio de Cultura y después, en 1983, de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. En estos años ha servido a las consejerías de Cultura y más recientemente a la Dirección General de Tributos y Ordenación del Juego en Toledo.
El Palacio de los Condes de Oñate en Google Street View:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios
Curiosa entrada del edificio donde trabajé unos años en la, entonces, Consejería de Cultura, y donde hicimos varias remodelaciones para adaptarlo al uso administrativo. Sabía de la época de la Fábrica de Armas pero desconocía esta importante reforma anterior que, por lo que se ve, más que una reforma fue una demolición casi completa y una nueva construcción, dado que a excepción de la portada no parece que conservaran otra cosa, sería bueno indagar qué se hizo con las bellas columnas y capiteles de piedra del patio. Muchas gracias por esta documentación donde la fotografía histórica vuelve a tener un enorme valor.
Muy interesante artículo Eduardo, cuando en su día descubríamos y revisábamos las fotos no entendía la vinculación de esas imágenes con la Fábrica de armas. Fue curioso encontrar esa etapa histórica como colegio para los hijos de obreros.
Un abrazo.
Un artículo muy interesante. Me ha gustado mucho conocer la historia de esta edificio por el que he pasado en muchas ocasiones.
Publicar un comentario