La grandeza histórica de Toledo no se ha debido únicamente a sus monumentos arquitectónicos más famosos. Buena parte de lo que Toledo significa para la Historia de España se debe a lugares y personas que dieron lugar a vivencias reales localizadas en escenarios concretos y contadas por personas de carne y hueso. Situaciones cotidianas en su momento que se desarrollaban en lugares muy comunes pero que tuvieron la suerte de ser narradas por verdaderos genios de la literatura universal. Uno de ellos fue Miguel de Cervantes, buen conocedor de la ciudad de Toledo como se comprueba fácilmente con una lectura no demasiado profunda de sus textos.
Don Miguel retrató la vida de la ciudad en aquellos años de finales del XVI y principios del XVII en varias de sus obras, una de las cuales es la célebre novela ejemplar titulada La Ilustre Fregona. Buena parte de esta obra se desarrolla en el denominado Mesón del Sevillano, del que la primera mención en la novela es esta:
"(...) bajando por la Sangre de Cristo, dieron con la posada del Sevillano (...)"
El primer estudioso que quiso identificar el lugar concreto donde se situaba esta posada o mesón fue Antonio Martín Gamero en su obra "Recuerdos de Toledo, sacados de las obras de Miguel de Cervantes Saavedra" , escrita en 1869. Este autor dedujo acertadamente que la mencionada Sangre de Cristo no era sino el hoy conocido como Arco de la Sangre, pero sin embargo se precipitó al identificar como Mesón del Sevillano al primer establecimiento de esas características que existía al atravesar dicho arco, y que no era otro que la preciosa Posada de la Sangre.
El error no fue sin embargo detectado en aquellos días, de modo que la creencia de que la Posada de la Sangre era el Mesón del Sevillano se extendió como la pólvora. Tres años más tarde de la publicación de ese estudio, en 1872, ya estaba colocada en la posada una placa indicando que ese era el lugar donde se desarrolló La Ilustre Fregona e incluso se incrustó sobre una ventana un busto de Cervantes:
Incluso el propio Martín Gamero pronunció el solemne "Discurso sobre La Ilustre Fregona y El Meson del Sevillano" el día 23 de abril de 1872, en el aniversario de la muerte de Cervantes ante la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Toledo.
En enero de 1905 la calle fue dedicada a Cervantes y se colocó otra placa en la Posada de la Sangre:
Se sucedían las publicaciones donde se aseguraba que la posada era el famoso mesón cervantino, se imprimían miles de copias de postales que aseveraban tal hipótesis y la ciudad toda creía que Martín Gamero había dado en el clavo:
Sin embargo, hubo una persona que se atrevió a dudar e investigó más a fondo. Fue el cordobés Rafael Ramírez de Arellano, afincado en Toledo como secretario del Gobierno Civil. Estudió el texto cervantino y otros coetáneos, visitó archivos y bibliotecas hasta demostrar que la hipótesis de Martín Gamero era errónea.
De modo resumido, las tesis de Ramírez de Arellano se basaron en lo siguiente: en primer lugar, en un pasaje de la novela cervantina donde los protagonistas tienen este diálogo:
"En estas pláticas llegaron a la posada, y aun se les pasó en otras semejantes la mitad de la noche. Y, habiendo dormido, a su parecer, poco más de una hora, los despertó el son de muchas chirimías que en la calle sonaban. Sentáronse en la cama y estuvieron atentos, y dijo Carriazo:
-Apostaré que es ya de día y que debe de hacerse alguna fiesta en un monasterio de Nuestra Señora del Carmen que esta aquí cerca, y por eso tocan estas chirimías."
La chirimía es un instrumento similar a la dulzaina, por lo que para poder oir una melodía tocada en el Convento del Carmen Calzado la posada debía estar muy cerca del mismo, y la Posada de la Sangre quedaba al comienzo de la calle, demasiado alejada como para poder oir esta música desde allí.
Por otro lado, Ramírez de Arellano encontró un documento en el Libro de la Cofradía del Santísimo Sacramento de la Parroquia de Santa Justa y Rufina firmado por Francisco Díaz en 1592 donde decía que lo firmaba "en el Mesón de la Sevillana, junto al Monasterio del Carmen".
Arellano localizó en otra parroquia toledana -la de San Martín- otro documento donde se mencionaba a una tal Catalina Martínez, La Sevillana. Según estas investigaciones, Francisco Díaz, fallecido el 7 de febrero de 1616, tomó el apellido Sevillano por lo que debía ser esposo o hijo de la mencionada Catalina.
Para terminar de confirmar la hipótesis, Ramírez de Arellano encontró en un texto de Lope de Vega, en concreto en su comedia titulada "Noche Toledana", esta referencia al mesón donde se dice lo siguiente:
"entrad, que cama hay; y si sintiéredes
que llama la Justicia, ¡a la ventana,
y dad con vuestros cuerpos en el Carmen!"
Y en otro pasaje:
"(...) tiene a la Concepción unas ventanas,
al Carmen si queréis, que sin peligro
daréis en un tejado de otra casa,
y de ella en un corral, y de éste al campo
por dónde entrar podéis al monasterio (...)"
Lógicamente, esto demostraba que la distancia al convento debía ser escasísima, así como al también cercano Convento de la Concepción.
Con todos estos datos, Ramírez de Arellano fue capaz incluso de identificar la casa, que resultó ser el número 23 de la calle y que poseía un patio muy similar al de la Posada de la Sangre aunque algo más pequeño.
Os ofrezco hoy las fotografías más antiguas de este verdadero Mesón del Sevillano, tomadas algunas de ellas muchos años antes de que se descubriera su honorable pasado. Por suerte, su situación entre el Puente de Alcántara y el Alcázar hizo que apareciera en varias fotos de los primeros tiempos de la era fotográfica. La más antigua, la de Edward King Tenison en 1852:
En esta de Ferrier & Soulier hacia 1858 se observa con claridad la cercanía al Convento del Carmen que Lope describió pues permanecían en pie algunos de sus restos:
En esta de Charles Clifford de época similar la nitidez con la que podemos ver el mesón es impresionante:
Esta toma de 1863 es de Ernest Lamy:
Hacia 1865 fue Jean Laurent quien captó el cervantino mesón:
También de Laurent es esta toma algo posterior:
Fue Luis Astrana Marín el primero en identificar el patio en fotografías de comienzos del siglo XX. Todo un hallazgo que publicó a mediados del siglo XX:
Yo he localizado comparando cientos de fotografías estas otras:
Al poco del descubrimiento de Ramírez de Arellano en 1919, La Esfera publicó la noticia aportando una foto de su parte posterior. En ella es en la que me he basado para localizar todas las tomas más antiguas:
Aquí se atisba desde el aire el edificio con su patio:
Pero por desgracia, la Guerra Civil igualó los destinos de la Posada de la Sangre y del Mesón del Sevillano. Ambos fueron destrozados. El mesón fue pasto de los bombardeos republicanos contra el Alcázar.
Tras la guerra, en su solar se construyeron garajes de muy dudoso gusto:
Una placa recuerda hoy este legendario mesón:
Para finalizar, solo señalar que espero que las obras que se están desarrollando en un solar ubicado en este lugar o muy cercano estén teniendo el adecuado control arqueológico. La historia de ese lugar bien merece el debido respeto a lo que pudiera aparecer.
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8 comentarios
Anotado para lo que quiero ver en Toledo este año 2012. Es un viaje un poco corto, solo un mes. Eso si me devuelve el dinero la línea aérea venezolana Santa Bárbara que ha suspendido los vuelos Caracas Madrid.
Estimado Eduardo, ya sabes que no suelo ponerte muchos comentarios, aunque no me pierdo ni una sola de tus entradas, de echo tengo muy presente tu blog, entre mis amigos y allegados para que te visiten, Hoy es de esos días especiales, que tengo la "ventaja" de ser de las primeras personas en comentar, esta mañana al abrir mi correo, he tenido la grata sorpresa de tu nueva publicación, y como buena Castellana, y amante de nuestra cultura, sobre todo de la que Cervantes, nos dejó, te doy las gracias, por todo tu esfuerzo, por esos cientos de fotográfías que revisas continuamente y por estas entradas tan maravillosas, a las que nos tienes aconstumbrados.
Te deseo que pases un feliz día.
http://jota-lahistoriapasporillescas.blogspot.com/
Hola, buenas tardes:
Enhorabuena por la entrada, como siempre.
Esta entrada para mí es especial, porque admiro mucho a Cervantes. No es por las novelas ejemplares, ya que todavía no las he leído, pero sí que he disfrutado del Quijote y sólo pensar que Cervantes estuvo en la casa de las fotos segundas, donde todo parece indicar que es el real Mesón del Sevillano, es emocionante.
Muchas gracias y seguiré visitando esta maravillosa web, donde aprender tanto de Toledo.
A los toledanos de mi generación, las primeras noticias de este mesón histórico nos llegaron envueltas en las notas zarzueleras con las que el maestro Jacinto Guerrero evocó su memoria en “El huésped del Sevillano”. En este escenario, el vibrante canto a la espada toledana –la “fiel espada triunfadora” del libreto de Enrique Reoyo y Juan Ignacio Luca de Tena– y algunos otros pasajes del cantable, de un toledanismo casi patriótico, bien podrían haber dado lugar, quizá por simple traslado, a la composición de un Himno a Toledo que, sin desdoro de ninguno de los conocidos hasta ahora, habrían alcanzado ese honor con todo merecimiento. Con todo, el propio Jacinto Guerrero ya había puesto música a la letra de Vicente Mena, instrumentada para banda y coros por el maestro Cebrián que, a su vez, también había puesto música a la letra de Federico de Mendizábal y García Lavín. En ambos casos, (1931 y 1934, respectivamente), Cervantes, ya desde 1926, de la mano de Guerrero y para la ocasión en el madrileño Teatro Apolo, “había sido” huésped de El Sevillano.
A las muy meritorias indagaciones de Ramírez de Arellano para identificar documentalmente la exacta ubicación del mesón de El Sevillano, (que había sido de La Sevillana, en curioso y coincidente paralelismo con la Casa de El Diamantista, que había sido de La Diamantista), cabe añadir que el propio texto de La Ilustre Fregona ofrece alguna otra pista, ya en el más estricto sentido de la lógica de instalación de un establecimiento de hospedaje del que, para las necesidades y costumbres de la época, todo hace suponer que sus propietarios le acercasen lo más posible al río. Ahorrar a los esforzados azacanes y a sus no menos sufridas recuas un desnivel –casi el de la totalidad de la actual Calle Cervantes– de casi cuarenta metros, no era cosa despreciable. Preferir el relativo confort de la hospedería a su situación más céntrica parecía una opción razonable. Ese texto de la novela al que me refiero, por boca de la mesonera, nos dice: “Mas otra cosa nos falta ahora, que es buscar quien vaya por agua al río; que también se me fue otro mozo que con un asno que tengo famoso me tenía rebosando las tinajas, y hecha un lago de agua la casa, y una de las causas porque los mozos de mulas se huelgan de traer sus amos a mi posada es por la abundancia de agua que hallan siempre en ella; porque no llevan su ganado al río, sino dentro de casa beben las cabalgaduras en grandes barreños”.
No debía tener la mesonera ni ninguno de los vecinos del barrio esperanza alguna de que el suministro de agua pudiera tener otra alternativa que la del trabajo de los azacanes, a pesar de que por esas fechas El Ingenio de Juanelo Turriano ya estuviese en servicio. Es el propio Cervantes, al ponderar los atractivos que hacían célebre a “la peñascosa pesadumbre”, quien pone en boca del enamoradizo Avendaño, con motivo de encontrar excusas ante su amigo Carriazo para no abandonar la ciudad en la que esperaba el encuentro con su amada, su decidido propósito de visitar “lo que dicen que hay famoso en ella, como es el Sagrario, el artificio de Juanelo, las Vistillas de San Agustín, la Huerta del Rey y la Vega”.
¿Se podría identificar en alguna de las fotos del patio del mesón una especie de abrevadero, a modo de “gran barreño”, todavía subsistente, que hiciera honor a ese sano orgullo de la abundancia hidráulica de la que presumía la mesonera ante sus clientes?
Fue aquel el breve párrafo que, como entradilla, incorporé al primer capítulo de mi novela “Las grullas del otoño…”. Hoy, unos cuantos años después, estas secuencias fotográficas me han servido para centrar con más verosimilitud aquellos escenarios de la ficción. También para ratificarme en lo que apunta Eduardo sobre el irresistible atractivo de una ciudad histórica como Toledo, que no es sólo su monumentalidad, su inmenso acervo de arte más tangible y material, sino esa mágica fuerza que le dan las creaciones literarias, en ese terreno fronterizo entre la historia y la leyenda, entre las realidades palpables y la ensoñaciones.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
He localizado una foto más (tal vez la mejor) del patio del verdadero Mesón del Sevillano.
Pinchar aquí para ver la foto
Abrazos.
Parece que estamos de racha. He localizado una foto más, incluso más antigua, donde se puede ver que una de las galerías superiores estaba sin cegar hacia 1900 (debió hacerse su cerramiento muy poco después) y donde aparece uno de los elementos que me extrañaba que no existieran en el patio: el clásico aljibe. Se ubicaba en una esquina que en las demás fotos quedaba siempre fuera del encuadre. Con estas fotos podríamos ya recrear virtualmente la totalidad del patio del Mesón del Sevillano prácticamente con sus medidas exactas con ayuda de los programas de diseño actuales.
Pinchar aquí para ver la nueva foto incorporada
Abrazos.
A propósito de mi comentario anterior referido a "la mesonera" de La Ilustre Fregona, debo aclarar, como corrección de un error, que el texto cervantino de este pasaje de la novela ejemplar alude al huésped, entendido como tal el de la acepción del diccionario actual de la RAE: "Mesonero o amo de posada". Hecha queda la obligada corrección de mi error. Por lo demás, cosa curiosa ésta que una misma palabra sea aplicable tanto al activo como al pasivo, al hospedante y al hospedado.
Seguimos de enhorabuena. He localizado una foto de Pedro Román Martínez erróneamente identificada como Posada de la Sangre cuando en realidad es el verdadero Mesón del Sevillano. Pero hay más, pues al ampliar la foto se ve que la persona que aparece es el propio Rafael Ramírez de Arellano,con lo que la foto debió tomarse con motivo del hallazgo por lo que puede considerarse histórica.
Pinchar aquí para ver la foto
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