El checo Antonín Wiehl fue un célebre arquitecto, museógrafo y mecenas de las artes. Nació en Plasy el 26 de abril de 1846 y falleció el 4 de noviembre de 1910 en Praga. Es muy recordado en Chequia por haber sido clave en la creación el primer sistema de preservación de los valores históricos de la arquitectura de la región de Bohemia.
Su padre era un funcionario del sector forestal austríaco, asignado a las propiedades del príncipe Klemens von Metternich. En su infancia, el joven Antonín asistió a la Realschule en Pilsen y luego recibió educación secundaria en Praga. De 1863 a 1868 estudió Ingeniería Civil en el Politécnico, una reputada unversidad de la capital de Chequia. Comenzó sus estudios bajo la dirección del profesor Karel Wiesenfeld, quien se jubiló en 1864, y luego continuó con Josef Zítek.
De 1869 a 1870 estuvo en Slatiňany, trabajando para una empresa de construcción propiedad del arquitecto František Schmoranz, especializada en restauraciones. En esta época también fue conservador regional de la Comisión Central de Viena, que supervisaba la conservación de monumentos. Durante el tiempo que estuvo en la empresa, Antonín Wiehl adquirió una gran experiencia realizando trabajos de restauración en varias iglesias. Tras esta etapa, regresó al Politécnico y allí fue asistente del profesor Josef Niklas hasta 1873. Poco después, realizó un largo viaje de estudios a Italia. Este que sería el primero de muchos viajes de este tipo por diferentes países a lo largo de su carrera. Al regresar de Italia, abrió su propio estudio de arquitectura.
En el año 1876, Wiehl se casó con Maria Lukasová, que era natural de Slaný. No tuvieron hijos.
Desde el año 1881, Wiehl fue miembro del comité fundador del Museo de la Ciudad de Praga. En 1883 se convirtió en el primer presidente de la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de Chequia. También fue miembro de la Academia Checa de Ciencias y Artes, donde formó parte de la comisión arqueológica y participó en el estudio de museología.
En 1891 viajó a la campiña bohemia, donde profundizó en sus conocimientos y conceptos sobre la arquitectura y cultura populares para un pabellón en la Exposición General del Centenario de la Tierra, celebrada en en 1891 en Praga. El arquitecto Jan Koula y el escritor Alois Jirásek trabajaron con él para crear dicho proyecto. Aunque recibió elogios de la crítica praguense, lo cierto es que los visitantes del campo quedaron menos impresionados y algunos autores como el escritor Svatopluk Čech lo satirizó en una de sus novelas. A partir de 1892 se centró en el diseño de casas destinadas al alquiler y en la conservación de edificios históricos. También formó parte de un comité dedicado a identificar elementos arquitectónicos históricos valiosos y transferirlos a museos para su preservación, durante un período de remodelación radical del centro de Praga conocido como "Pražská asanace" (literalmente, "Saneamiento de Praga"), que conllevó la demolición de muchos barrios antiguos de la ciudad.
Con el paso de los años, se agudizaron sus problemas de sordera y gradualmente se retiró del trabajo activo. En cambio, se dedicó intensamente a sus aficiones: la jardinería, el coleccionismo de arte y antigüedades y los largos viajes. También trabajó en el desarrollo de ideas para lo que llamó el "Instituto de Economía Nacional".
Su testamento incluyó numerosas donaciones para organizaciones científicas, técnicas y educativas. De este modo, al fallecer, su casa fue legada a la Academia de Ciencias y Artes, que desde 1953 la utiliza para acoger su librería y división editorial.
Asimismo, legó algunos de sus bienes para la creación del citado Instituto de Economía Nacional que Wiehl había propuesto. Sus extensas colecciones de arte, libros y fotografías fueron donados a varios museos. También practicó en su vida el modelado de esculturas, y sus modelos escultóricos y bocetos fueron donados al Museo Nacional por su viuda María.
Antonín Wiehl está enterrado en una tumba que diseñó él mismo en el pintoresco cementerio de Vyšehrad en Praga.
En 1904, Antonín y su mujer realizaron un largo viaje por España y el norte de África. Dentro de ese periplo no podía faltar una estancia en Toledo, como amantes del arte y la arquitectura que eran. Se conserva una serie de imágenes muy valiosa, tomadas por el propio Wiehl, de su paso por nuestra ciudad, actualmente propiedad de Bruno Tartarin, que hoy tengo el placer de ofreceros. En ellas, destaca el paso del matrimonio por el edificio del Hospital de Santa Cruz, tanto en su portada exterior como en su patio renacentista:
También podemos apreciar en varias fotos el patio del Alcázar:
En su callejeo por la ciudad, pasaron por la calle de San Marcos:
Aquí tenemos varias estampas del monasterio de San Juan de los Reyes:
Esta es una bella fotografía interior de la Sinagoga de Santa María la Blanca:
Como habréis comprobado, se trata de una buena serie de fotografías con casi 120 años de antigüedad tomadas por una eminencia de la arquitectura checa, lo que aporta un mayor valor a la colección. Una vez más, Toledo se muestra claramente como un gran imán que ha atraído históricamente a las personas con mayor sensibilidad y talento a lo largo del mundo, y Antonín Wiehl no iba a ser una excepción. Agradeciendo a Bruno Tartarín su labor recopilatoria de valiosas fotografías, me despido hasta la próxima entrada.
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1 comentario
Muy bonitas y originales las fotos, sobretodo sus historias
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