El genial fotógrafo y reportero gráfico húngaro Zsolt Szabóky nació en Budapest el 10 de marzo de 1941 y falleció en la misma ciudad el 19 de mayo de 2009. Vino al mundo en el seno de una familia intelectual: su padre, el doctor Imre Szabóky y su madre Klára Oláh le inculcaron desde pequeño la importancia del esfuerzo, tanto a él como a sus dos hermanos menores. En 1957 se graduó como técnico industrial en la especialidad de operador de torno de hierro, pasando en 1958 a trabajar como tornero en la empresa MOM.
Fue a partir de 1959 cuando nuestro protagonista de hoy comenzó a fotografiar, animado por el gran fotógrafo Gyula Ramhab. Se alistó como soldado en 1961, coincidiendo con el momento en el que había tomado fotografías más serias, y su trabajo fue publicado por el Ejército Popular de Hungría y otros periódicos militares. En 1965 se graduó como fotoperiodista en la Escuela de Periodismo en la Magyar Újságírók Országos Szövetségének (MÚOSZ), asociacion nacional de periodistas húngaros, y luego superó un examen profesional para fotógrafo. Entre 1964 y 1966, como autónomo, realizó fotografías para varios periódicos. De 1966 a 1975, trabajó como fotoperiodista senior para el periódico Igaz Szó. A partir de 1969 se le encargó por la la Dirección Central de Museos de Hungría la creación de imágenes e instalaciones fotográficas para exposiciones de diferentes museos. Desde 1972 se convirtió en corresponsal en Hungría de la publicación del Partido Comunista Italiano titulada Vie Nuove. A partir de 1978 fotografió Finlandia con una beca de la editorial Finn Otava, trabajo del que se terminó publicando un libro.
Zsolt Szabóky se instala como fotógrafo autónomo desde 1974, momento en el que realiza diferentes colaboraciones y viajes por varios países.
Szabóky era un fotógrafo original y minucioso, con una concepción de la fotografía centrada en el enfoque que resumió en sus propias palabras: “Creo que el lugar final de la fotografía debería ser una exposición o un libro, por lo que debe estar en una unidad más grande al de una única imagen. En realidad, esto significa crear una imagen visual general, en la que ya no se trata de presentar fotos individuales, sino de dar importancia más bien al enfoque". Su trabajo en exposiciones y museos húngaros le permitió desarrollar e implementar esta visión y plasmarla en su organización y puesta en marcha definitiva. También en el mundo de los libros logró llevar a cabo esta idea, a través de Corvina y otras editoriales, produciendo varios libros con sus magníficas fotos como (títulos traducidos al castellano) Toledo (1975), Dubrovnik (1978), Libro de iconos (1981), Monumentos del condado de Zala (1981), Budapest (1982), Finlandia (1982), Monasterios búlgaros (1983), Makó (1985), Eger (1986), Mira la mente de los carpinteros - Torres de madera, iglesias de madera en Transilvania (1987), Centro (1989), Monasterios griegos (1988), Flores mineras (1989), Castillo de Buda (1990), Budapest (1992), Castillos de la Cuenca de los Cárpatos (1995 y 2004) y Finlandia (2002).
Hoy me centraré en su trabajo en Toledo publicado en un maravilloso librito editado por Corvina en 1975, con textos de Éva Nyerges y titulado Toledo, Müemlék Városk (Toledo, ciudad monumento) en el que nos deja un maravilloso retrato de la vieja ciudad castellana justo en el momento de la transición entre el franquismo y la llegada de la democracia. Son imágenes con una tremenda fuerza, con enfoques y encuadres originales y dignos de un fotógrafo de gran dominio de la técnica y con amplios registros. Comenzaremos por ver las escenas más costumbristas, en las que la ciudad y sus habitantes aparecen en situaciones cotidianas rodeados de la belleza propia de nuestras calles y monumentos:
Tiene destacada presencia la Catedral con sus múltiples detalles:
El río Tajo es también protagonista de varias fotos, y en ellas ya se observa un grado de contaminación alarmante en aquel lejano 1975, tres años después de la prohibición oficial del baño y poco antes del comienzo del trasvase Tajo-Segura, que supuso la puntilla para nuestro río:
Aquí tenemos algunos de nuestros mejores monumentos fotografiados por Zsolt Szabóky:
Hay escenas nocturnas realmente magistrales:
Algunos preciosos detalles de la ciudad:
El trabajo realizado por Szabóky dio sus frutos y fue reconocido, y de este modo en 1988 recibió el Premio Béla Balázs y el Premio de Arte Húngaro casi simultáneamente. Formó parte destacada, incluso como directivo, de la Asociación de Fotoperiodistas Húngaros o la Junta de la Asociación de Fotógrafos Húngaros, Miembro del Consejo de Supervisión de HUNGART, miembro de la Asociación Nacional de Artistas Húngaros o jefe del grupo creativo József Pécsi. Asimismo, formó parte de los jurados de bastantes exposiciones y concursos.
Lamentablemente, unas complicaciones de salud derivadas de un accidente provocaron su prematura muerte en mayo de 2009 con solo 68 años, dejando un gran vacío en el mundo fotográfico húngaro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios
Muy buenas fotos, me han gustado mucho. Resalta el detalle en ellas y eso me gusta. También los encuadres que busca. Muchas gracias por compartirlas. Sólo un pequeño apunte sobre el nombre de la fotógrafa que le animó a fotografiar: Gyula Ramhab. Gyula, suele ser un nombre masculino en húngaro. Lamentablemente no he encontrado mucha información sobre esta persona en internet como para poder asegurar que es un hombre.
¡Mil gracias, Eva! Estás en lo cierto, y lo he editado. Un abrazo.
¡No hay de qué! Gracias a ti por compartir estas maravillas.
Que maravilla de fotografías
Publicar un comentario