Me enamoré de las fotografías de Anno Wilms en octubre de 2009 cuando compré una vieja revista mensual alemana de paisajes y ciudades históricas titulada Merian, que en su número XVIII-1 de 1965, dedicado a Toledo y Castilla la Nueva, presentaba una sensacional portada que no era otra cosa que una fotografía tomada por esta fotógrafa que, desde ese momento, se convirtió en una de mis pequeñas obsesiones. Comprenderéis enseguida por qué, al observar la inmensa belleza de la estampa en la que se conjuga una portada de piedra del Callejón de Menores con la presencia de un niño iluminado por el sol del atardecer. Los juegos de luces y sombras que la fotógrafa alemana fue capaz de capturar nos revelan una escena que casi parece un cuadro por las texturas que posee: la imponente reja de forja, cuyos barrotes se proyectan en la desconchada fachada, la palma del Domingo de Ramos atada a ella como era tradición en tantas casas toledanas, la sensación de profundidad aportada en ambos lados de la imagen por los paramentos de las casas de la Travesía de la Plata desde donde se tomó, el niño que parece jugar a perseguir su propia sombra...en definitiva, todo un microuniverso concentrado en una fotografía.
Comencé a indagar sobre su vida y obra, con la esperanza de descubrir más fotografías suyas tomadas en Toledo, pues en la revista solo aparecían un par más. Pronto descubrí que estaba ante una figura humana que trascendía a la fotografía: su personalidad abarcaba más campos siendo una afamada artista plástica berlinesa que en los años 70 y 80 se hizo célebre por sus publicaciones fotográficas sobre grupos sociales minoritarios o con peculiaridades, destacando sus reportajes sobre los rastafaris o los travestis alemanes.
Sin embargo, por entonces no localicé más fotografías suyas tomadas en Toledo. Pero nunca hay que tirar la toalla y me propuse periódicamente ir rastreando su obra por si hubiera novedades, sobre todo teniendo en cuenta que por aquel entonces ella aún seguía viva (había nacido en Berlin el 21 de julio de 1935).
Formada en la Escuela de fotografía en Hamburgo y en la en la Lette-Schule Berlin, Anno Wilms trabajó como reportera gráfica independiente desde principios de la década de 1960 en innumerables viajes, especialmente relacionados con grupos sociales marginados y las artes escénicas. Marcadamente humanista, centró su obra en captar la realidad individual de cada persona en su entorno y circunstancias concretas.
Sus primeros trabajos se producen a principios de los años sesenta con fotos de viajes por toda Europa. En el centro de su interés fotográfico estaba siempre la gente, ya fuera en su entorno urbano o rural, retratando tanto Londres y París, como ciudades y aldeas en Italia, España, Grecia, Yugoslavia y Hungría. Captura también paisajes y vistas urbanas, siempre con una perspectiva poco convencional tanto en sus enfoques como en sus condiciones de iluminación.
Su ciudad natal, Berlín, fue siempre uno de los motivos principales de su trabajo fotográfico, inmortalizando la vida artística y cultural así como el paisaje urbano de la ciudad. Sus instantáneas capturaron la vida cotidiana de las personas en las calles, los cafés, pubs, tiendas, ferias y parques berlineses, tanto de los distritos centrales como de las afueras de la ciudad y localidades cercanas.
Realiza también extensos reportajes arquitectónicos, retratando iglesias, monumentos, puentes, fachadas, museos así como parques y esculturas en el espacio público. Sus fotografías rastrean y documentan el desarrollo urbano berlinés y de sus infraestructuras en unas décadas de profundos cambios tras la II Guerra Mundial. Fruto de este intenso trabajo, entre 1970 y 1977 publicó tres libros dedicados a Berlín.
A principios de los años 70, Wilms amplía su radio geográfico con sus viajes a Oriente Medio, Israel y Líbano, así como el norte de África, Egipto y Marruecos. Como fotógrafa busca cada vez más la yuxtaposición de las formas de vida tradicionales, ritos o atuendos religiosos con la civilización moderna incipiente en estos lugares. En 1981 y 1982 publica libros sobre Israel y Egipto muy bien recibidos por la crítica, con excepcionales imágenes del pueblo beduino.
También viajó a EE.UU., especialmente a Nueva York y Nueva Orleans, donde, además de fijarse en la arquitectura y el paisaje urbano, documentó su vida cultural, artes escénicas y festivales, al igual que hizo en en su Berlín natal. Finalmente, entre 1989 y 1992, Anno Wilms completó sus registros con viajes al Caribe, Haití, Guadalupe, Puerto Rico y San Martín.
Los grupos socialmente marginados ocupan un lugar central en el trabajo fotográfico de Anno Wilms. Ya a principios de los años sesenta, tuvo sus primeros contactos retratando la vida de los gitanos (romaníes) en Francia, comenzando a fotografiarlos por toda Europa en los años siguientes. Publicó un libro ilustrado con sus fotografías titulado "Zigeuner" 1972, en el que combina fotografías del pueblo gitano en Alemania, Suiza, Francia, Italia, Hungría y Estambul. En él se documentan las condiciones de vida específicas de los romaníes, su vida cotidiana, sus modos de ganarse el pan y su vida familiar, así como su música, danzas, vida nómada y festivales religiosos.
Diez años después, en 1982, publicó otro libro ilustrado sobre la vida de los rastafaris, con quienes la fotógrafa vivió durante semanas en Jamaica. Fotografió sus condiciones de vida y sus prácticas espirituales, su música y arte, así como sus característicos peinados en el corazón del Caribe.
Anno Wilms fue también la fotógrafa de referencia del Berlin Bühnen, inmortalizando la intensa vida del teatro, la danza, el cabaret y el jazz berlinés entre 1964 y 1995.
Otra de sus grandes pasiones fue fotografiar a los colectivos que luchaban por sus identidades de género en una época en la que esto era algo absolutamente novedoso y transgresor. En 1978 publica su libro de gran formato titulado "Travestis", que contiene principalmente fotografías de los famosos teatros de cabaret y parodia de Berlín como Chez Nous , Chez Romy Hague y Lützower.
En 1987 publicó también un libro dedicado al célebre movimiento de teatro alternativo "Lindsay Kemp & Company".
En 1990 dedica un libro al bailarín brasileño Ismael Ivo, titulado "Ismael Ivo. Body and Dance", con excelentes fotografías que hoy son una referencia.
Mientras, durante todos esos años, Anno Wilms siguió fotografiando en las calles a personas anónimas, fijándose especialmente en ancianos, mujeres y niños, desde las calles de Berlín o París a los callejones de una aldea sarda pasando por las tiendas beduinas del desierto de Negev.
Completó su colosal obra fotográfica con retratos de personalidades conocidas, a quienes conoció como parte de su trabajo en la escena cultural internacional, como coreógrafos, escritores, músicos y directores como Merce Cunningham, Wolfdietrich Schnurre, Dave Brubeck, Heiner Müller, Markus Lüpertz.
Destacó también en el campo de la fotografía experimental, jugando con las sobreexposiciones, oscurecimientos, reflejos en fachadas de vidrio y escaparates desde perspectivas inusuales, fundiendo su trabajo con el collage o el montaje fotográfico.
A mediados de los 90 deja en buena medida la fotografía para centrarse en la pintura, los collages y obras sobre papel, de carácter abstracto, con inspiraciones en fuentes literarias como la "Divina Comedia" de Dante, "Carmen" de Bizet y la obra de Jean Genet y Pier Paolo Pasolini.
Anno Wilms falleció en su amada Berlín el 22 de mayo de 2016, pero por fortuna había constituido previamente una fundación para la divulgación y preservación de su inmenso legado de alrededor de 40.000 fotografías impresas y 6.000 rollos de fotografías con sus negativos. Fue con esta fundación, situada en la antigua vivienda de la artista en Xantener Straße en Berlín-Charlottenburg, con quien me puse en contacto hace unos meses solicitando información sobre sus fotografías tomadas en Toledo en 1964. Para mi inmensa alegría, dicha fundación me comunicó que conservan alrededor de un centenar de imágenes de la visita de Wilms a la ciudad, de las que me han autorizado a difundir una selección representativa de ellas, que hoy tengo el inmenso placer y honor de compartir con todos vosotros.
Como habéis podido leer en la biografía de Anno Wilms, su interés estaba siempre centrado en las personas, y en su visita a Toledo ello volvió a quedar bien patente, pues son los toledanos los principales protagonistas de las mismas. Como muestra de ello, comenzaré por ofreceros una soberbia imagen que retrata la alegría llena de vida de un grupo de niños del barrio de Santo Tomé, inmortalizados en aquel ya lejano 1964 en la Plaza del Conde junto al Palacio de Fuensalida. Sueño con que alguno de los niños pueda ser identificado y podamos entre todos generar una cadena de emociones al reconocer (o reconocerse) en una imagen de una mítica fotógrafa en un día que ya nadie recordaba...o tal vez sí:
¿Qué me decís de esta preciosa niña con coletas fotografiada muy cerca de la ubicación anterior?
Otra escena infantil, en este caso protagonizada por un solo niño, es esta en la que un pequeño con gorra mira a la cámara un tanto sorprendido por la presencia de la fotógrafa:
No solo los niños fueron objetivo de la cámara de Wilms, sino también los ancianos. En este caso, tenemos un grupo de ellos junto al Puente de San Martín. Todos habrán muerto ya, pero también sería precioso que alguien reconociera a sus padres o abuelos en ella:
¿Y qué decir de la sensibilidad necesaria para inmortalizar algo tan bello como la amistad? Pues Anno Wilms hizo gala de ella en esta fotografía tomada en la Calle Honda en el barrio de las Covachuelas. ¿No será algo realmente bello que ambos puedan identificarse y recordar aquellos tiempos de momentos compartidos?
Justo al lado, también en la calle Honda, Anno Wilms se fijó en la humilde presencia de un barrendero municipal en su tarea diaria. Os prometo que la secuencia en la que se le ve acercándose a la cámara de Wilms es impagable, aunque solo estoy autorizado a difundir esta fotografía, que es sencillamente genial:
La Puerta de Bisagra y sus alrededores fueron muy fotografiados por Wilms. Os dejo con dos obras maestras: por un lado un carro con la vista de Santiago del Arrabal al fondo y por otro una espectacular imagen a contraluz en la que dos chicas charlan bajo el arco de la zona interior de la histórica puerta.
La parte trasera de la puerta fue testigo del paso de un grupo de niñas acompañadas de monjas. Es una imagen de una belleza excepcional.
También junto a la Puerta de Bisagra, Anno Wilms obtuvo esta maravilla de fotografía en la que dos monjas se aproximan cruzando el arco que perfora la muralla (por entonces redondeado, hoy rectangular) con la Iglesia de Santiago del Arrabal de nuevo como testigo al fondo:
Algunos espacios urbanos llamaron la atención de la fotógrafa alemana, y tal vez acostumbrada a ver ciudades en ruinas (su Berlín natal era una ciudad semidestruida en su infancia y juventud) veía belleza también en algunas perspectivas de destrucción. Así, en este caso, nos dejó esta foto que es un excepcional documento visual del solar que ocupaba la mítica Posada de la Sangre, que en 1964 estaba aún sin construir tras la destrucción de 1936 dejando el campo visual muy abierto para la contemplación del Hospital de Santa Cruz:
Los burros, tan presentes todavía en 1964 en Toledo, no podían faltar en el reportaje de Wilms. En esta pareja de imágenes vemos a un arriero leyendo el ABC subido a uno de ellos junto al Puente de San Martín, probablemente camino de alguna localidad monteña, y en la siguiente observamos un mulo o caballo solitario junto al Cigarral de Caravantes con la vista de la Ermita de la Cabeza al fondo:
La Calle del Ángel cuenta desde 1957 con un arco-pasadizo que comunica ambos lados de la misma. Anno Wilms apretó el disparador de su cámara para capturar esta escena en la que también destaca la presencia de un sidecar.
Para finalizar, os dejo esta vista del claustro del Monasterio de San Juan de los Reyes en que aparece un monje cuidando las plantas rodeado de las maravillosas decoraciones góticas:
Como habréis podido comprobar, es un emocionante viaje al Toledo de 1964 el que hemos podido emprender de la mano de la genial Anno Wilms. No quisiera terminar sin agradecer profundamente a su fundación, la Stiftung Anno Wilms de Berlín, la cesión de los permisos para poder difundir estas joyas y dar a conocer a Wilms en Toledo. En especial quiero mostrar mi agradecimiento a Nina Zenker por su amabilidad y colaboración durante todo este tiempo para poder llegar a este día tan especial para mí en que puedo ofreceros estas fotografías.
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11 comentarios
Maravillosas e impagables las imágenes que nos regalas a la vista en este nuevo artículo.
Magnifica entrada y gran trabajo de difusón de Toledo. Hermosisimas fotografias de esta gran mujer para no olvidar nuestro pasado. Mis felicitaciones por tan ardua labor
Te superas en cada publicación, son maravillosas las fotografías y los textos que las acompañan.
Hola amigo Eduardo, como siempre sorprendiéndonos con imágenes impagables. Por afinar un poquito más tu texto que siempre es maravilloso. Decirte que al señor del burro que tu llamas arriero, y que podría entrar perfectamente en esa definición. Por los pueblos de los montes de Toledo,de donde soy, y tu conoces, les llamábamos GALLINEROS,mi padre en un período de su vida , años 50, lo fue. Se encargaban de recoger los huevos de puerta en puerta, y luego los traían a Toledo, además compraban las pellicas de conejos y liebres, con las que se confeccionaban los sombreros de la época.Un saludo buen amigo.
Desde Tenerife, con la nostalgia de no visitar Toledo este año después de ir a esa maravillosa ciudad durante 10 años seguidos por el mes de Septiembre. Esperemos que el próximo año podamos ir. Un saludo de una tinerfeña.
Desde urda Toledo es maravilloso soy una enamorada de esta bonita ciuda
Que nostalgia cuánta carencia y que felicidad
Soy de urda Toledo me gusta mucho
Hola soy de las ventas de retamosa.
Impresionante las fotos.
Gracias
Otra vez nos deleitas con imagenes preciosas. Gracias
Muchas gracias por esta muestra de tesoros que son siempre las fotografías, con el tiempo van ganando valor.
Comentarte que de los niños de la foto de Santo Tomé, uno de ellos se ha reconocido, la verdad es que está casi igual, con esa sonrisa y mirada sería que ha mantenido imperturbable con el paso de los años...
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