Casparus Bernardus Oorthuijs, conocido como Cas Oorthuys, nació en Leiden (Países Bajos) el 1 de noviembre de 1908 y falleció el 22 de julio de 1975 en Ámsterdam (Holanda). Nació y creció en el seno de una familia de pastores religiosos protestantes. Tras estudiar arquitectura en Haarlem, se desarrolló espiritualmente y se convirtió en vegetariano y antimilitarista. También mostró gran interés por la literatura comunista. En 1930 inició su trabajo durante dos años como dibujante de arquitectura en Ámsterdam, pero fue despedido por la crisis. Se afilió al Partido Comunista de Holanda y trabajó como diseñador gráfico y fotógrafo. Junto con el pintor Jo Voskuil regentó entre 1932 y 1935 la agencia OV 20.
Su obra durante aquellos años tuvo una fuerte carga propagandística procomunista, incluyendo temáticas como la pobreza, la brutalidad policial, el paro y los desahucios. En 1936 se estableció como fotógrafo autónomo realizando reportajes para revistas, ilustraciones de libros y organizando exposiciones fotográficas. Durante la ocupación alemana fue obligado a ser miembro de la Asociación de Periodistas Holandeses, donde todos los fotógrafos de prensa tuvieron que inscribirse en 1941. Durante la guerra trabajó en una comisión para tomar fotos para un libro sobre la agricultura en los Países Bajos. El partido comunista le facilitó en 1942 un pasaporte y documentación de identidad falsos. En mayo de 1944 fue detenido por los nazis y llevado al campo de Amersfoort. Después de tres meses preso, fue liberado y pasó a ejercer como fotógrafo en la clandestinidad en un grupo de reporteros de Ámsterdam entre los que se encontraban Fritz Kahlenberg, Charles Breijer y Boris Kowadlo.
Después de la guerra, Oorthuys cubrió una gama mucho más amplia de temas en su obra fotográfica, liberado tanto del entorno eclesiástico de sus padres como del período comunista con el que tanto simpatizó en sus primeros años. Retrató la vida de la gente común con una visión humanista de la vida, publicando muchos libros fotográficos de temáticas variadas. Oorthuys dejó a su muerte un archivo de más de medio millón de negativos, conservados en buena medida en el Fotomuseum de Rotterdam. En mayo de 1955 visitó España junto con el poeta Bert Schierbeek (1918-1996), recalando en Toledo donde consiguió imágenes de belleza impagable. Al año siguiente ambos publicaron el libro de viajes Hart van Spanje (El corazón de España).
Tuve la suerte de poder incluir sus mejores fotos toledanas en el libro Toledo Olvidado 3 en 2015 y hoy es para mí un enorme placer poder ofreceros la práctica totalidad de sus imágenes tomadas en Toledo. Pronto vais a comprender por qué Oorthuys es una de las máximas figuras históricas de la fotografía neerlandesa. Comenzaremos por ver mi preferida: una deliciosa vista de la Plaza de la Bellota, en la que una joven y una niña posan mientras el cántaro se llena. ¡Cuánta belleza en una estampa tan sencilla y cotidiana!
La vida de los niños toledanos en 1955 necesitaba, ante la ausencia de tecnología o grandes medios económicos, del contacto directo con la calle para disfrutar entre amigos. En esta preciosa estampa, Oorthuys retrató unos niños que, tras las rejas de su casa, parecen ansiosos por tener el permiso de su madre para salir a jugar:
Las escenas cotidianas eran para Oorthuys fuente de constante inspiración. Era capaz de captar la belleza del día a día de un modo magistral, como demostró aquí en esta vista de la confluencia de las calles Tornerías, Portugueses, Solarejo y Bajada del Corral de Don Diego:
Zocodover en 1955 lo era todo para los toledanos: lugar de encuentro, mentidero, espacio para el paseo, centro de ocio y recreo...¡Qué mejor resumen de lo que Zocodover significaba para los toledanos de entonces que esta fotografía!
¿Qué decir de esta imagen? Sublime contraluz al atardecer, con los arcos de la Puerta del Sol como protagonistas de la escena. Una tarde de primavera en Toledo, su inigualable luz y el talento de Oorthuys: con esos mimbres solo podía salir esta maravilla:
Así se veía la puerta desde el otro lado:
El Toledo más típico llamó la atención de Cas, que retrató a los vendedores ambulantes que ya poblaban la ciudad en busca de turistas:
La pobreza era también un motivo habitual en las fotografías de Oorthuys. Esta anciana sentada en los escalones de una puerta fue retratada por el holandés:
Así de bella luce la sinagoga de Santa María la Blanca en esta imagen de Cas Oorthuys:
La Mezquita del Cristo de la Luz aparece también en el reportaje:
El Museo del Greco fue, ¿cómo no?, parada obligada en el itinerario de Oorthuys:
El interés por la obra del Greco le llevó también a la Iglesia de Santo Tomé para retratar el lienzo de El Entierro del Señor de Orgaz:
La Catedral, por supuesto, también fue retratada por Cas Oorthuys:
Para finalizar, San Juan de los Reyes aparece en estas fotografías:
Como habréis podido comprobar, estamos ante una serie de fotografías de una belleza impagable tomadas por un fotógrafo sensacional. Es una gozada para la vista deleitarse en la contemplación pausada de sus imágenes que, más de 60 años después, nos trasladan a un Toledo que es, a la vez, muy diferente del actual pero tremendamente reconocible, ¿no creéis?
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