Todos recordaréis con qué impaciencia y expectación aguardaba el planeta entero el comienzo del año 2000: desde profecías que auguraban el fin del mundo hasta temores de colapso de redes de telecomunicaciones. Parecía que el mundo iba a ser otro al traspasar aquella barrera en el calendario...aunque al final ya sabéis que -como era de esperar- el mundo fue prácticamente el mismo antes y después de aquella hora.
¿Y cómo afrontó Toledo un siglo antes el final del XIX y el comienzo del XX? Me viene a la cabeza esta reflexión con motivo de las preciosas fotografías que hoy tengo el placer de mostraros por primera vez en Toledo, en primicia, más de 115 años después de ser tomadas. Se trata de imágenes tomadas en 1899 y 1901, es decir, poco antes y poco después de la fecha que separó ambas centurias. Si en el año 2000 los cambios fueron mínimos, la llegada del siglo XX a Toledo sí que podemos decir que pasó absolutamente desapercibida a tenor de lo que podemos ver en las imágenes del antes y el después.
Ello es posible gracias a la generosidad de Marc Ancely, un francés que está rescatando del olvido el legado fotográfico de sus antepasados. Es a Marc por tanto a quien debéis agradecer poder contemplar las fotografías, y os ruego no las utilicéis ni divulguéis sin su consentimiento.
Cuando descubrí su proyecto me puse en contacto con él para poder reproducir la parte toledana de las miles de fotografías que está recuperando en su maravillosa web Georges Ancely: l´horloger photographe a lo que accedió amablemente. Si bien la web está básicamente dedicada a Georges Ancely, el relojero fotógrafo al que hace referencia el título de la página, las fotografías tomadas en Toledo corresponden a su hijo René Ancely.
Louis Marie Hippolyte René Ancely nació el 18 octubre de 1876 en Toulouse y falleció el 9 de noviembre de 1966 en Pau. Fue hijo de Georges Ancely y Marie-Louise Ricous y mostró también desde muy joven interés por la fotografía.
Llegó a ser un hombre muy importante en Francia, siendo Magistrado, Doctor en Derecho, Fiscal General y primer presidente de la Corte de Apelación de Pau. Recibió el título de Oficial de la Legión de Honor en 1929. Fue un gran jurista, amante del arte y coleccionista, además de un destacado amante del excursionismo por los Pirineos.
Según nos cuenta Marc, su bisnieto, René Ancely visitó Toledo por vez primera en 1899 en un viaje acompañado de amigos. Las fotografías de Ancely correspondientes a este primer viaje, aún en el siglo XIX, son todas ellas preciosas. Sin duda mi preferida es esta estampa de Zocodover llena de vida. Me atrevo a aventurar que se trata de una vista tomada durante un mercadillo del Martes por lo que estaríamos ante la imagen más antigua de este mercadillo en Zocodover. Una delicia para la vista:
Es también formidable esta toma de la Plaza de las Cuatro Calles. ¡Tan reconocible y a la vez tan diferente a la imagen que hoy ofrece!
Preciosas son también las vistas del Puente de Alcántara y sus alrededores:
Es muy curiosa esta vista de la calle Reyes Católicos, con San Juan de los Reyes al fondo. Como se puede ver, la calle era bastante más estrecha que hoy a la altura de la Sinagoga de Santa María la Blanca, antes de la Escuela de Artes, debido a la existencia de unas viviendas hoy desaparecidas:
Son también joyas las preciosas vistas de la Plaza del Ayuntamiento, con el Palacio Arzobispal y la Catedral:
Fijaos qué curiosa esta vista de la Puerta del Sol tomada por Ancely sin bajarse del carro. Se ven las orejas de los caballos en primer término:
Otra fotografía espectacular de 1899 es esta vista de la calle Arco de Palacio:
Desde las inmediaciones del Alcázar, René Ancely obtuvo esta vista general de la ciudad en los meses finales del siglo XIX:
La segunda visita de René Ancely está fechada en 1901 con motivo de su viaje de novios con Marie-Louise Ricous. En esta ocasión Ancely tomó muchas menos fotografías. Es comprensible que en una pareja de recién casados hubiera menos tiempo para las fotografías. Sin embargo, de las tres fotografías obtenidas en 1901 podemos inferir que el Toledo que vio el nuevo matrimonio era prácticamente idéntico al que René conoció en 1899. Y es que la fotografía histórica nos hace comprender en muchas ocasiones cómo el ritmo de cambio de las ciudades se ha ido acelerando progresivamente desde que el hombre desarrolló ciertos avances tecnológicos, especialmente el motor de explosión y la maquinaria basada en esta tecnología, combinada con el desarrollo de la electricidad. Las tomas de 1901 se centran en el entorno del Puente de Alcántara y el Castillo de San Servando:
Espero que este inédito viaje fotográfico al Toledo del los meses finales del XIX y los iniciales del XX os haya gustado. Solo me queda reiterar mi agradecimiento a Marc Ancely por su generosisad. Os animo a visitar su web y disfrutar con las fotografías obtenidas por sus antepasados a lo largo del mundo.
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11 comentarios
LAS FOTOGRAFÍAS DE LA PLAZA DEL AYUNTAMIENTO ME RECUERDAN LA PLAZA DONDE YO JUGABA EN LOS AÑOS 50.ESTÁ IDENTICO.¿QUIEN SERÍA EL QUE LA TRANSFORMÓ EN LO QUE ES AHORA UNA ZONA DE APARCAMIENTO DE COCHES? SEGURO QUE NO QUERÍA A TOLEDO LO SUFICIENTE COMO PARA CUIDARLO MEJOR.
Eduardo, algo no cuadra. En la que refieres mas moderna del puente Alcántara, en la zona de inicio de la cuesta Gerardo Lobo, tiene un árbol que en la considerada mas antigua, no existe.
Da la sensación de estar cambiadas.
Muchas gracias por el apunte, pero las fotos están bien datadas y no están cambiadas. Lo único que sucede es que las de 1899 fueron tomadas en invierno (árboles sin hojas) y las de 1901 en verano (árboles con hojas). En la foto que indicas de 1899 el árbol en la distancia es casi inapreciable al ser joven y estar sin hojas, y sobre todo porque el tronco coincide justo con la arista de la casa de detrás. En la de 1901 se ve bien porque tiene hojas y tiene un par de años más de crecimiento, y además el tronco no coincide con la arista. Aquí verás mejor la de 1899: http://www.georgesancely.com/photographie/alcazar/2548
Abrazos.
Me dirijo en este comentario al participante José Luis García Santos. Estoy seguro de que nos conocemos y hasta de que debemos ser, más o menos, de la misma quinta, como se decía antes cuando se hacía la “mili”. Por aquellos mismos años también yo jugaba en esa Plaza del Ayuntamiento, y era para mi paso obligado de ida y vuelta, varias veces al día, en mi itinerario desde mi casa en el barrio de San Justo hasta el Colegio de los Maristas en el que cursaba el bachillerato. Si para cualquier cita o encuentro “quedar en Zocodover” era quedar en zoco, quedar en esta Plaza, la más céntrica de Toledo, era “quedar en el Ayunta”.
Pero me ha sorprendido el comentario que hace en relación con la ocupación de vehículos cuando afirma que “es ahora una zona de aparcamiento de coches”. En efecto y por desgracia lo fue en años muy anteriores, pero afortunadamente ahora ya no es así, y se pueden contemplar, sin esa extraña invasión de aquella época, las tres formidables fachadas de los edificios que conforman el recinto de la Plaza: la de la Puerta de Reyes o de Los Escribanos de la Catedral, la del Palacio Arzobispal y la del propio Ayuntamiento. Me atrevo a asegurar que esta liberación de vehículos de la Plaza del Ayuntamiento ha sido uno de los logros más venturosos para la recuperación de toda la belleza de este paisaje interior de la ciudad.
Bien es verdad que, para que la dicha no sea completa, hay veces que sentimos tentaciones de volver a las andadas, como sucede desde hace algunos años con esa lamentable iniciativa de colocar en el centro de la Plaza, ocupándola casi por completo en las fechas navideñas, esa pista de patinaje, cubierta por una horrorosa y hortera carpa. De tan deplorable decisión sólo se salva el puesto de venta de churros que se instala en la esquina con Arco de Palacio, y que tendría el mismo éxito sin carpa de patinaje que con ella.
En un extenso trabajo mío que se publicó en la Revista de la Diputación de Toledo y con el título “Bases para una política provincial de protección del Medio Ambiente”, al referirme al medio ambiente urbano, y en concreto al de nuestra ciudad, incluía precisamente como una de la fotografías más significativas la de la Plaza del Ayuntamiento atestada de coches. Y en el propio blog de “Toledo Olvidado” se han incorporado en distintas ocasiones varias fotografías con ese indeseable espectáculo de la invasión de coches en la Plaza del Ayuntamiento.
De ahí, mi sorpresa y extrañeza del actual comentario, quizá referido a la ocupación que todavía se produce, (aunque ya en mucha menor cantidad y sólo para coches oficiales), en la acera de la Audiencia Provincial, entre la puerta de la misma y el Restaurante Aurelio.
De todas formas lo que queda claro, por encima de todo, es nuestro común recuerdo de la Plaza de aquellos años y nuestro amor a Toledo. Es lo principal.
A ver si inventas algo mas entretenido. esto ya es un tanto reiterativo, no te parece ?
Puede ser Ana L.Seisdedos. Pero a mí me gusta. Y como esto lo hago básicamente para disfrutar pues lo seguiré haciendo mientras me siga haciendo sentir bien. No tiene mucho más misterio. Anímate a intentarlo tú :-)
Abrazos.
Bueno hombre...no pretendo polemizar. Es tu tema.
De todas formas, algún libro de fotos si te ayudará a vender, digo yo.
Una de las más interesantes aportaciones de las colecciones fotográficas que nos viene ofreciendo el blog Toledo Olvidado es la referida a la indumentaria de la época retratada en cada serie. De la observación detenida de las fotos –que daría para un capítulo monotemático de un nuevo tercer libro Toledo Olvidado– pueden sacarse consecuencias, según las distintas vestimentas, de edades, sexos y quizá hasta clases sociales. En esta ocasión, por ejemplo, destaca el muy característico detalle de la chiquillería de la ciudad, todos ellos con su blusón y gorrilla de visera. El uso de la capa también debía estar bastante extendido entre las clases medias y altas de la ciudad. Y así, en las fotografías de la Plaza del Ayuntamiento y de Zocodover, cabe señalar la diferencia, según el uso de esa prenda de invierno, entre un grupo de varones vestidos de esa manera y tocados de bombín o sombrero de ala ancha, y otro, a poca distancia, quizá de menestrales o clase baja, cuyo atuendo era simplemente la chaqueta o blusón, y al igual que los chiquillos, la gorra, o sencillamente el sombrero. En las hembras, sobre todo en las de más edad y para esa época invernal, bien lejano todavía el varonil uso actual del pantalón de nuestros días, debía ser de uso frecuente, aparte de las sayas hasta los pies, el mantón o la toquilla, mientras que las más jóvenes se atrevían a desafiar al frío luciendo su más o menos esbelto talle.
¡Cuántas de estas fotografías podrían ser argumento gráfico exacto de las mejores descripciones literarias de nuestra novela costumbrista de finales del XIX! ¿No podemos imaginar, casi con la certeza de no equivocarnos, que alguno de esos figurantes, embutido en su capa, bien cerca de la Catedral, no es otro que el Angel Guerra de Galdós o el Gabriel Luna de Blasco Ibáñez?
Sobre algún comentario anterior de una tal Ana L. Seisdedos, que con toda seguridad debe ser un seudónimo cobarde o hasta tal vez un nombre usurpado, prefiero no hacer ningún comentario. En las palabras de cada cual, aunque sean tan mal escritas y miserables, cada cual se retrata como es. ¡Qué pena que esta persona, que de alguna forma hay que llamarla, se haya equivocado de sitio para verter la mala baba de su ignorancia y de su envidia!
Que pena,...cuando faltan argumentos para contrarrestar opiniones diferentes, ..lo mas fácil es el insulto prepotente.
A Ana L. Seisdedos:
Si alguna de mis palabras anteriores las ha tomado como insulto, las retiro y le pido disculpas. Ello me da derecho a pedirle también a usted que retire las suyas, despectivas e hirientes, sobre todo en esa frase tan malintencionada en la que afirma que "algún libro de fotos te ayudará a vender".
Yo tampoco quiero polemizar. La calidad moral e intelectual de este blog y de su autor, no se lo merecen.
Por mi parte, sin prepotencia alguna, punto final.
Cuida, Ricardo,...cuida, que tu condición de padre no te haga perder el buen talante de exdiputado y exsenador
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