Si tuviera que elegir un lugar de Toledo para pasear, para sentir el misterio que la ciudad encierra y para dejar volar mi imaginación ese sería sin duda la Plaza de Santo Domingo el Real y su cobertizo aledaño, a ser posible de noche.
Es un lugar precioso, rodeado de conventos de altos muros, flanqueado por misteriosos cobertizos y espadañas con veleta. Está la plaza presidida por la singular portada renacentista, obra de Juan Bautista Monegro en 1612, si bien el convento fue fundado en 1364 por Inés García de Meneses, viuda del alguacil Sanz de Velasco. En él están enterrados varios infantes, hijos de Pedro I, relacionados con algunas prioras como Teresa de Ayala y María de Castilla, hija asimismo de ese monarca. Recientemente, en 2006, se han analizado los restos momificados del Infante Sancho de Castilla, cuya muerte era uno de los capítulos más enigmáticos de la historia de la monarquía en España, revelándose que no murió envenenado como se creía, sino por un proceso infeccioso pulmonar. Los estudios del pulmón indicaron que el niño sufrió una exposición crónica al humo, probablemente procedente de chimenea u hogar, y una frecuente presencia de macrófagos alveolares y hematíes con un proceso inflamatorio y hemorrágico.
Al no detectarse la presencia de tóxicos como arsénico o cianuro el infante habría fallecido por muerte natural y no envenenado, como se sospechaba, en el año 1370.
También en este convento, en la segunda mitad del siglo XV, residió Santa Beatriz de Silva, fundadora de la Orden de las Concepcionistas. Santa Beatriz llegó a Toledo insatisfecha de su vida en la Corte donde era dama de la reina Isabel de Portugal, y con deseos de retirarse del mundo. Santo Domingo le pareció el lugar adecuado y durante 34 años convivió con las religiosas y alli fraguó su idea de crear una orden, lo que hizo en 1481.
En cuanto a su historia fotográfica, decir que por su belleza fue muy pronto objetivo de los fotógrafos que se acercaban a Toledo. Sus primeras fotografías datan de finales del siglo XIX:
A principios del siglo XX su portada fue fotografiada con profusión. Conservó imágenes en las hornacinas hasta que desaparecieron tristemente en la Guerra Civil:
En estos años también fue fotografiado su interior:
En 1922 se organizó un acto con intelectuales para escuchar cantar maitines a las monjas:
En 1923 el Convento fue visitado por el rey Alfonso XIII:
A mediados del siglo XX mi abuelo Eduardo Butragueño se unió a la lista de fotógrafos del convento:
Como véis, en esa época fueron plantados los cipreses (hoy enormes) de la plaza. Fijáos por curiosidad en la evolución de su crecimiento en el resto de fotografías que os pongo, que abarcan desde los años 50 hasta los 90.
A finales del siglo XX sucedió uno de los hechos más lamentables de la historia del convento: su preciosa portada hubo de ser protegida por una reja debido al vandalismo e incivismo de los jóvenes que allí practicaban botellón. Sus excesos en forma de pintadas, orines, vómitos, coches con altavoces y botellas reventadas contra los muros hicieron inevitable la necesidad de proteger la portada. Como miembro de esa generación siento vergüenza de ese comportamiento en personas educadas en tiempos de libertad y supuestamente civilizadas. Mi generación pasará a la historia como aquella que obligó, tras casi 400 años, a proteger esa portada renacentista.
Terminaré con una última reflexión, ésta dedicada a la presencia de coches en este lugar: ¿Cómo es posible que se permita el aparcamiento en ella? Sin los coches, su imagen sería infinitamente más bella. Pido públicamente que se estudie su peatonalización, o al menos, que se prohiba el aparcamiento. Para quien no conozca el lugar pongo una foto de principio de siglo del cobertizo que da acceso a la plaza. Obviamente, si un coche pasa por ahí, el peatón no tiene más remedio que volver a la plaza y esperar que llegue allí el coche para volver a intentarlo de nuevo.
Ubicación del Convento de Santo Domingo el Real en Google Maps
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15 comentarios
Gracias a Pedro Liñán de Riaza he actualizado la entrada añadiendo la foto de intelectuales oyendo cantar maitines en 1922
Estoy encantado con tu blog. Estoy preparando un más que inminente viaje a Toledo y creo que después de escribir la miniguía de la ciudad recomendaré la visita a este blog a mis lectores escasos pero fieles.
Un saludo desde Gran Canaria
¡¡Es un honor tu visita ATA!!
Muchas gracias.
Con motivo de esta entrada del blog, hoy he visitado, una vez más, esta plaza de Santo Domingo el Real, uno de los enclaves más íntimos y hermosos de la interioridad misteriosa de Toledo. A decir verdad he de reconocer, con bastante pena, que por un momento, más que en esta plaza creía estar en un garaje al aire libre. Por supuesto que no es la primera vez que tengo esta triste impresión. ¿Qué dicen o hacen al respecto nuestras autoridades municipales, nuestros "ilustres" toledanos y toledanistas de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, nuestros encopetados próceres de Reales Fundaciones de Toledo y oropeles similares? Su presencia en la Plaza con motivo de la colocación en sus fachadas de, al menos tres lápidas, que, en distintas ocasiones, conmemoraron su carácter de punto romántico ineludible del itinerario de Gustavo Adolfo Bécquer en el imaginario de sus leyendas toledanas, han debido ser quizá las únicas y últimas veces en las que estos insignes prohombres se han dignado visitarla. En nuestros tiempos más recientes podrían haberlo hecho para remediar esta lamentable situación de "parking sin ora" con la que se desfigura y se profana este lugar sagrado del toledanismo auténtico, no el de las festolinas oficialistas y glamourosas de repartos anuales de premios en el Rojas. A uno de estos ínclitos paisanos del conjunto de los "Nobles, discretos varones", no se le olvidó, desde luego, que en una de las citadas lápidas fuese su nombre el primero que conmemoraba la restauración de otra inscripción, situada encima de ella, en la que constaba la devoción becqueriana del señor Ortega Munilla, primer eslabón de la saga Ortega/Gasset/Spotorno. La mencionada restauración es hoy prácticamente ilegible, con lo que se produce la chunga situación de que el protagonista de una lápida de objeto restaurador tiene más realce que el de la lápida restaurada. Omito a propósito el nombre del edil protagonista para incentivar así vuestra curiosidad y con ella vuestra visita a la Plaza y, de paso, comprobéis la vanidad de vanidades a la que se ve sometida la púrpura del poder. Pero, cosa curiosa, a ninguno de estos "amantes" de Toledo se le ha ocurrido desagraviar al bueno de Gustavo Adolfo que, en su camino hasta el Monasterio de San Juan de los Reyes, construía en sus poéticas ensoñaciones, junto a estos muros de Santo Domingo el Real, de las calles de Aljibes y Buzones, leyendas tan bellas como la de las "Tres fechas". Dudo mucho que a un Becquer resucitado en nuestros días no se le ocurriera agarrar cualquiera de los coches aparcados en la Plaza y salir de ella como alma que lleva el diablo.
Mil aplausos. Don Ricardo: weblog propio ¡¡YA!!
Llego a ti blog buscando datos sobre Juanelo Turriano y, tras leer el correspondiente post, he pasado un largo rato disfrutando de otras entradas. Me parece que haces un estupendo trabajo que, además, resulta amenísimo. Felicidades.
¡¡muchas gracias Miroslav!
Muchas gracias, amigo p.l. de r., por esa amable invitación a adentrarme en los recovecos de la blogosfera. De verdad,muchas gracias. Será cosa de pensarlo. De momento, celebremos y agradezcamos disponer de este punto de encuentro en el blog de Eduardo.
Hola, tengo fotos de Santo Domingo el Real, incluso de una visita de Alfonso XIII al mismo. ¿Cómo puedo enviárosla para que las pongais en esta fantástica página? Algunas fotos son fantásticas.
Inés
Se me ha olvidado poner el correo, es inesdeayala@hotmail.com
Decidme cómo os envío fotos...
Interesante el blog y muy agradable el poder ver fotos de mi ciudad y mis sitios en épocas pasadas. Loable petición la de no dejar aparcar coches en la plaza, pero no se si recuerdas que Toledo es una ciudad "viva" donde habitamos gente que también necesitamos tener coche y que éste pueda estar en un lugar mas o menos cercanos a nuestro domicilio. Mientras que la existencia de parkines subterráneos o en altura sea casi imposible es un poquito prematuro que la ciudad se vea libre de coches en sus plazas y calles. Recuerda que las ciudades museo se mueren, porque no estan vivas,y para que vivan es necesario que corra la sangre de sus vecinos por sus calles, aunque ésta tenga que ir enlatada en coches.
Un saludo e, insisto, me gusta tu blog.
un fuerte apaluso!! entre de casualidad en tublog y ahora no puedo salir.
decirte que realmente es una pena lo de las verjas, pero esta documentado, que durante un tiempo ya existieron esas verjas, por eso (y gracias a eso) hoy en dia estan de nuevo. lo se de buena tinta, mis padres son los guardeses,demandaderos, porteros o como los querais llamar.. yo con 17-18 añitos, me he tenido que levantar muy temprano a limpiar el portico, de suciedad vario pinta... y no me importa eso.. solo me duele, que mi generación sea tan guarra y no se tome su bien cultural enserio.
gracias de verdad.
eli
HOLA, ME HA ENCANTADO APRENDER UN POCO MÁS DE ESE TAMBIÉN MI RINCÓN PREFERIDO DE TOLEDO.TUVE LA SUERTE DE ESTUDIAR ALLI DURANTE CINCO AÑOS Y DE ENAMORARME PROFUNDAMENTE DE ESA CIUDAD MARAVILLOSA, DE LA QUE SENTIMENTALMENTE, A PESAR DE UNOS KILOMETROS DE DISTANCIA, ME SIENTO TOLEDANA.
UN SALUDO Y GRACIAS.
Las fotos nos llevan al Monasterio y nos hacen parte de este sitio.
!que tendrán las fotos antiguas!
Fantástico artículo. Muchas gracias por compartirlo.
Estoy totalmente de acuerdo con el tema de los coches aparcados. Es del todo incomprensible. Es una aberración el que un lugar tan misterioso y mágico se vea invadido por coches. Es un museo al aire libre, un entorno único en el mundo que queda destrozado por la presencia continua de varios coches. Lamentable...
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