Yahya ibn Ismail al-Ma´mun fue el rey de la Taifa de Toledo entre el año 1043 y el año 1075 en que murió envenenado en Córdoba. Durante su reinado, marcado por las alianzas -a veces incumplidas- con los reyes cristianos como Fernando I o con el que llegaría a ser su amigo, el rey Alfonso VI, mandó construir sus suntuosos palacios reales en el lugar que hoy ocupa el Convento de Santa Fe. Al parecer, estos palacios contaban con preciosos jardines, pequeñas lagunas y lujosos pabellones independientes. Así se describe en documentos de la época que narran la gran fiesta organizada allí con motivo de la circuncisión del nieto de al-Ma´mun, al-Qádir, que le sucedería en el trono a su muerte y hasta 1085, fecha en que Alfonso, el amigo del abuelo, tomase pacíficamente la ciudad.
De estos palacios árabes ha llegado a nuestros días un pequeño edificio denominado qubba que es hoy conocido como Capilla de Belén y que sería el oratorio personal de al-Ma´mun. Estas qubbas no eran sino edificios coronados con una especie de cúpula típicamente islámica.
Tras la conquista cristiana se hicieron múltiples reformas en el conjunto, acogiendo a diversas órdenes religiosas como las benedictinas de San Pedro en Alficén, los Caballeros de la Orden de Calatrava, los franciscanos, las concepcionistas o las comendadoras de Santiago.
Esta sucesión de ocupaciones ha dado como resultado un edificio muy complejo de extraordinaria riqueza y cuya descripción pormenorizada sería demasiado extensa para un blog como este dedicado a la fotografía.
Las fotografías del Convento de Santa Fe dan comienzo en el siglo XIX cuando Casiano Alguacil retratara el ábside mudéjar construido por los caballeros calatravos:
También del siglo XIX son estas imágenes en las que se ve el Convento antes de la ampliación del Paseo del Miradero de 1888 que mutiló algunas de sus estancias en la cara norte para generar espacio en el paseo:
Estas otras imágenes del ábside son de comienzos del siglo XX:
En esas mismas fechas de inicios del siglo XX fueron obtenidas distintas imágenes de diversas partes del conjunto, como la Capilla de Belén -antigua qubba-, el interior de la iglesia denominada de Santiago -obra de Antón Egas-, el alfarje colocado por las concepcionistas, la escalera de Jorge Manuel Theotocópuli, o el claustro construido por las comendadoras de Santiago:
La vista más conocida del Convento de Santa Fe es la puerta del callejón que lleva el mismo nombre y que es uno de los dos accesos de la iglesia de Santiago. La portada con el relieve del santiago matamoros que la preside fue muy fotografiada desde finales del XIX e inicios del siglo XX:
Esa misma perspectiva es la que figura en algunas e impactantes fotografías tomadas durante los asaltos republicanos al Alcázar durante la Guerra Civil. Personalmente me sigue impresionando ver esas imágenes en un lugar por el que paso tan a menudo:
Durante la Guerra Civil fueron también tomadas estas fotografías de Vincent Doherty que muestran a milicianos en el interior del Convento de Santa Fe donde se habían acuartelado:
Actualmente, ese rincón toledano con la preciosa portada puede ser contemplado en todo su esplendor tras la estupenda restauración de sus trampantojos y pinturas, sin olvidarnos de tomar una buena pulga en el Bar el Trébol (perdón por la publicidad pero tengo debilidad por este bar). Aquí tenéis este lugar excelentemente fotografiado por Francisco Javier Martín:
La otra entrada a la iglesia de Santiago se efectuaba por la Cuesta de las Armas, desde donde fue trasladada la portada que anteriormente hemos visto. La figura de Santiago que puede hoy verse aquí procede del derribo del Hospital de Santiago, que se levantaba junto al Alcázar y que fue demolido en 1884. En estas imágenes podéis ver la portada con el relieve ya colocado así como el desaparecido Hospital del cual procede:
En 1935 se desató una gran polémica en la ciudad pues el Convento de Santa Fe fue adquirido por el Banco de España para construir allí su nueva sede. El proyecto eliminaba la iglesia de Santiago, la escalera de Jorge Manuel Theotocópuli y todo el flanco que asoma al Paseo del Miradero. Con tal motivo, el retablo fue desmontado y enviado a Los Navalmorales, el órgano fue colocado en Navahermosa y las campanas fueron trasladadas a Menasalbas. Afortunadamente, el proyecto fue desechado al estallar la Guerra Civil (una de las pocas cosas en que el conflicto armado ayudó al patrimonio toledano).
En estas fotos podemos ver la firma de la venta del Convento. El notario don Diego Soldevilla da lectura a la escritura de compra, estando presentes el director de la sucursal del Banco, el provisor de la Diócesis, el alcalde y el asesor jurídico de la Mitra y del Banco, señor Van den-Brule:
Este hubiera sido el aspecto del edificio de haberse llevado a cabo:
Tras la guerra, la destrucción de Zocodover dejó curiosas perspectivas de este callejón hoy imposibles de ver. Aparecieron también los restos de la muralla árabe que tienen continuidad con los aparecidos recientemente en el Trébol:
En este estupendo video podéis ver la restauración del alfarje mudéjar colocado durante la estancia de las concepcionistas en el edificio hacia 1490:
Estas son fotografías de las últimas monjas que habitaron el Convento:
No quisiera terminar la entrada sin un toque reivindicativo. El edificio ha estado cerrado desde 1973 hasta este año que ha acogido la excelente exposición de "El Greco 1900". Finalizada la misma ya llevamos varios meses con el edificio cerrado a cal y canto y sólo espero que no vuelvan a pasar otros 36 años hasta que podamos volver a verlo abierto.
[Actualización]: en 2019 el edificio ha sido felizmente restaurado y abierto para acoger la Colección Roberto Polo.
Enlaces de interés para saber más:
- La Capilla de Belén del Convento de Santa Fe de Toledo: ¿Un oratorio musulmán? por Susana Calvo Capilla.
- El antiguo convento de Santa Fe de Toledo: recuperación de algunas dependencias de época musulmana, por Concepción Martín y Fabiola Monzón Moya.
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12 comentarios
Excelente post, Eduardo, y muy ilustrativo al menos para mí. Es de agradecer que no le hayas hecho ascos al moderno monumento venturoso de El Trébol. Un abrazo
¡Gracias Daniel!
La restauración de El Trébol es un estupendo ejemplo, en mi opinión, de cómo unos restos históricos pueden ser integrados en un local y que lejos de convertirse en un problema le dan al negocio un punto de distinción y originalidad. Podía cundir el ejemplo de esta integración armoniosa, sin ir más lejos, en lo que están perpetrando en el Cristo de la Luz. Y encima lo uno es una iniciativa privada y lo otro es pública.
Una vez más dar las gracias a Pedro Liñán de Riaza por las fotografías e información aportada y con la que se ha actualizado la entrada.
Mil gracias a ti, Eduardo.
Una pequeña aclaración, las fotos de las monjas son de las últimas que habitaron el convento en el siglo XIX, doña Francisca de Sales Dávila y Fernández era la Comendadora Mayor en 1868 cuando solo ella y doña Carmen Bermejo y Parrilla, sergenta o lega, vivían en Santa Fe y el convento estuvo a punto de desaparecer. Por suerte del convento de Santa Fe de Granada enviaron en 1888 a doña Carmen Pérez y Machicado, a doña Enriqueta García Taboada y a la Postulante Carmen Alonso.
Un fuerte abrazo
Nada que añadir a la extraordinaria secuencia fotográfica y reseña histórica que acompaña a esta visión retrospectiva del Convento de Santa Fe, ignorados o poco conocidos por muchos toledanos su origen, sus azarosas vicisitudes y sus órdenes religiosas y personas ocupantes. Por si algo le faltara a esta entrega, la magnífica aportación de don Pedro Liñan de Riaza, como en tantas otras ocasiones,convierten, hoy también, a este blog en lo que ya puede calificarse, sin ninguna duda, como la mejor iniciativa de investigación, basada en documentación fotográfica, abordada en Toledo en muchos años. Pero de esos habitantes del Convento, y no sólo con un punto de nostalgia sino por estricta justicia, no debiéramos olvidarnos de la muy prolongada presencia que tuvieron en el mismo las religiosas del Colegio Inmaculada Concepción, Religiosas de la Sagrada Familia, vulgo Ursulinas, cuya benemérita tarea docente formó y educó durante más de treinta años a varias generaciones de muchachas toledanas. Pertenecí al claustro de profesores seglares de la última etapa del Colegio y puedo asegurar que tanto la formación académica como la educación en valores morales y sentido de la responsabilidad que se impartían en aquellas dependencias del Convento, acondicionadas como aulas para la enseñanza, eran realmente excepcionales. La llegada de nuevos tiempos y quizá también el deterioro del edificio y su costoso mantenimiento determinaron el cierre del Colegio, y así el 30 de junio de 1973, estampaba mi firma, junto a la de la Madre Superiora, Pilar Valero, aceptando el finiquito "en concepto de indemnización por causar baja en dicho Centro por cierre del mismo". La Madre Mª Teresa de Pablos, persona de trato afabilísimo, se ocupó, por su parte, de extendernos la última nómina, y supongo que lo recordarán también, entre otros, los buenos colegas don Santiago Albillos, doña Marina Riaño y don Rafael Gafo. Con la desaparición del Colegio de las Ursulinas puede decirse, pues, que se clausuraba la presencia de Instituciones religiosas en el toledano Convento de Santa Fe. Y yo, por mi parte, con un cierto timbre de ingenuo orgullo podría presumir del módico privilegio de haber sido también uno de los últimos ocupantes de aquellas galerías conventuales, de tan insigne historia, bien luminosas y soleadas, que se elevaban sobre un gracioso patio y daban acceso a las aulas. Ya en ellas, la vista que se nos abría sobre las vegas del Tajo, traspasado el Miradero, era capaz de hacernos olvidar algún día que había que vigilar algún examen de matemáticas. La verdad es que con aquellas maravillosas y formalísimas colegialas no había ninguna necesidad de extremar la vigilancia.
En las Ursulinas también había una clase de párvulos, a la que asistimos algunos chicos antes de entrar en otros colegios masculinos. Si la memoria no me falla la monja que nos enseñaba era la Madre Mª José, aunque no recuerdo su apellido.
Las fotografías de la venta del convento dejan la triste y macabra curiosidad de poder ver a Alfredo Vsn den Brule (quien fuera último alcalde monárquico de Toledo) un año antes de su asesinato junto a San Juan de los Reyes al poco de comenzar la guerra civil.
Hola Eduardo,
Sólo un comentario. El retablo, y demás objetos que mencionas, no salieron del convento en dirección a Los Navalmorales... en 1935, sino muchos años después y no fue ningún regalo, sino una venta de la orden religiosa. Por cierto, ¿por qué nadie de Toledo ha protestado ante la pérdida patrimonial del retablo mayor renacentista del antiguo convento de la Madre de Dios que se ha llevado a la rica Comunidad de Madrid, a un convento de Chinchón?
Moti Nelken
¡Gracias Moti!
¿Y sabrías la fecha exacta en que salió el retablo?
Saludos.
Efectivamente, lo compró Doña Mª Josefa Renilla para donarlo a la iglesia de los Navalmorales en 1941.
El retablo fue vendido en 1941 por 30.000 pesetas a Doña Mª Josefa Renilla que lo donó a la iglesia de los Navalmorales. Los dos escudos con la cruz de Santiago que el retablo tenía originalmente en las calles laterales, fueron sustituidos por el anagrama de la Virgen, rodeados de una inscripción alusiva a la donación: “In suorum parentum memoria me donno Dª Mª Josepha Renilla et Lorenzo. Anno MCMXLI”.
El encargado de montar y reparar el retablo en la iglesia de los Navalmorales, antes de su inauguración en la fiesta del Santísimo Cristo de las Maravillas del año 1941, fue el artesano señor Tudanca.
Estoy contigo en lo que mencionas en tu primer comentario-
"La restauración de El Trébol es un estupendo ejemplo, en mi opinión, de cómo unos restos históricos pueden ser integrados en un local y que lejos de convertirse en un problema le dan al negocio un punto de distinción y originalidad. Podía cundir el ejemplo de esta integración armoniosa, sin ir más lejos, en lo que están perpetrando en el Cristo de la Luz. Y encima lo uno es una iniciativa privada y lo otro es pública."
resulta lamentable las actuaciones públicas que está habiendo en Toledo, con cosas como el Cristo de la luz, añadidos de hormigón en los bajos de las paredes y aceras, el edificio anexo, etc.
la casa de calle santa Úrsula para el colegio de arquitectos, el museo de ejército, el mismo ayuntamiento en cuesta de la ciudad. la casa que se cayó en la plaza de las fuentes, etc.
al menos tenemos la iniciativa privada que a pesar de los impedimentos que tienen, y los problemas que los ponen, realizan labores que deberían de hacer los organismos públicos.
Recientemente he tenido la oportunidad de ver la restauración realizada en la casa en que viví en el pozo amargo 10, impresionante la recuperación de la casa realizada. por desgracia se han perdido cosas como los azulejos del portal, pero para arreglar la casa no había otro remedio,
Es lamentable que muchas veces por salvar azulejos similares los estamentos públicos impidan las obras permitiendo que la casa lleguen a caerse, pues los propietarios no disponen del dinero necesario para hacer las obras sin dañar eso que se quiere salvar y las casas acaben caídas, cuando con solo perder esa pared se podría recuperar y evitar la caída de toda la casa.
En algunos casos dan ayudas pero son a todas luces insuficientes, y muchas veces no van a la conservación del bien, en lugar de dar esas ayudas deberían de encargarse de la restauración y el propietario pagar al ayuntamiento la cantidad que le hubiese costado sin llevar a cabo la restauración, así se podrían salvar muchas cosas y se evitarían las estafas.
Pero es aun más lamentable que cuando la obra la hacen los estamentos públicos no tengan en cuenta nada y hagan los crímenes que están haciendo.
Toledo es:
sus calles empinadas y estrechas, y sus monumentos dentro de estas calles
Sus casas del tiempo en que era habitación para las tres culturas,
El ir andando por la calle y tener que buscar un portal o puerta por que "ahora" viene un coche "antes" un carro un caballo, una mula o un burro.
Quitad cualquiera de estas cosas y estaréis quitando una parte de toldo
Toledo son sus gentes, no los turistas, los turistas pueden ser una fuente de ingresos pero ellos no mantienen Toledo, lo mantienen sus habitantes,
Lo mantiene el vecino que vive dos plantas por encima de la tienda de souvenir, y que cuando hay una gotera la arregla, sin este vecino la casa acabara caída y los turistas acabaran pagando entrada en bisagra para ver las ruinas de Toledo, será como el foro romano solo que Toledo esta hecho de tapiales y adobes, no de grandes piedras, los turistas verán montones de tierra.
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