Hace unos días ví con cierto estupor un documental en La 2 que trataba sobre oficios olvidados. En particular me dejó perplejo el enfoque que se daba al antiguo oficio de carboneros, labor durísima en todo su proceso, desde la recogida de la madera hasta la obtención del producto final. El autor del documental, en una actitud sólo explicable desde esa nostalgia urbanita hacia todo lo que suene a sostenible y que está desgraciadamente tan de moda, parecía encantado con la idea de volver a ver algún día mucha gente penando tan sosteniblemente en lugar de alegrarse porque aquel pobre hombre fuese ya el último en vivir así de mal. Reconozco que llevo muy mal a ese tipo de personas que opinan desde la barrera de su cómoda vida en la ciudad que "nuestros abuelos eran mucho más felices y su vida era mucho más sana". Debe ser porque nunca se han puesto a trabajar de ese modo, o porque jamás se han parado detenidamente a mirar fotografías antiguas con sus rostros quemados por el frío y el sol. O tal vez no saben que su esperanza de vida era 30 o 40 años inferior a la actual, eso en el caso de que no murieran siendo niños.
En el caso particular de Toledo, hasta hace no demasiado tiempo, existían oficios durísimos hoy felizmente olvidados. Uno de ellos era el de aguador o azacán, cuya labor consistía en acarrear agua desde el río hasta lo alto de la ciudad para abastecer a la población. La escasez de manantiales naturales en el promontorio rocoso donde se asienta la ciudad y el suministro garantizado (¡que tiempos!) de un agua medianamente potable desde el Tajo (tampoco creo que fuese Perrier o Solán de Cabras) hacía posible su labor, que era efectuada mediante cántaros transportados por burros o bueyes.
Ya en la ciudad, solían ser las mujeres las encargadas de ir a buscar al azacán para comprarle la acuosa mercancía.
Otro trabajo estupendo por la otra punta era el de boyero, consistente en pasar la vida junto a estos animales que daban todo lo que tenían (fuerza, carne, leche, calor...) a sus sostenibles dueños.
Pero para trabajo duro hace unas décadas estaba el de labriego. Hiciera frío o calor, sus jornadas eran de sol a sol y su piel terminaba por curtirse casi como la de los mongoles o tibetanos a fuerza de recibir vientos gélidos y chicharreras estivales.
Otro al que no se le podía denominar como aburguesado era al pastor, condenado a dormir en toda época en el campo, o con suerte, en un chozo de construcción propia.
Y qué deciros de los porqueros, de acá para allá todo el día con su olorosa compañía, como en esta estampa tomada junto a la Puerta de Bisagra.
Otra labor dura era la de los arrieros, siempre caminando con mercancía de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad.
Esas mercancías se solían vender a menudo en el "martes" de Zocodover o años más tarde en El Carmen.
A mediados de siglo, con la llegada del hielo y los transportes por carretera se pudo empezar a comer pescado de mar "fresco" en Toledo.
Más adelante cuando se creó el mercado el punto de venta cambió.
También suministraban a cacharrerías y tiendas de venta al por menor muy curiosas.
Con la alegría de saber que hoy en Toledo ya nadie vive así de duramente, quiero dedicar esta entrada a todos nuestros antepasados que pasaron estas penurias y que, si levantaran la cabeza, le dirían cuatro cosas a los que hoy día añoran esos días.
Y como anexo final aquí tenéis dos vídeos impresionantes de 1925 rescatados por el ayuntamiento en los que se puede ver en acción a los últimos representantes de algunos de estos oficios en Toledo dentro de documentales turísticos franceses.
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13 comentarios
¡¡¡¡¡¡¡Impresionante!!!!!!!! Muchas gracias.
Que se lo digan mi difunto abuelo que durante bastantes años ejerció como uno de esos bucólicos y alegres labriegos.
Enhorabuena por esta entrada, es la que más me ha gustado de todas por su carácter antropológico.
Parece dif�cil superarse en cada una de las sucesivas series del blog, pero Eduardo lo est� consiguiendo. Esta �ltima es sencillamente magistral. De los muchos comentarios que se me ocurren, sobre todo dedicados en esta ocasi�n a los nost�lgicos del "cualquier tiempo pasado fue mejor", disfrazados ahora de ecologistas de la progres�a del rollo sostenible, no est� mal recordarles, como lo hacen las fotos de Eduardo, las maravillas de ese "paraiso perdido" que terminar�an de a�orar en cuanto tuviesen que doblar el espinazo para cavar el hoyo en el que plantar una simple mata de tomates. No digamos cu�nto lo echar�an de menos si en vez de abrir el grifo de su jacucci tuvieran que bajar al r�o, como los antiguos azacanes, para beber un mal trago de agua. La brutal deforestaci�n de nuestros montes, sobre todo de los m�s cercanos a los n�cleos urbanos, (y el caso de Toledo es bien palpable en las propias fotograf�as), obligaron a los ajetreados carboneros, (de cuya a�oranza del oficio tanto indign� a Eduardo, y con raz�n, el reportaje de "La 2"), aparte de llevar una vida precaria y casi inhumana,a proporcionar la �nica fuente de energ�a y calor para los crudos inviernos toledanos. �Eran estas pobres gentes enemigos de "lo sostenible" cuando lo primero que hab�a que sostener era la m�s elemental supervivencia, para empezar la suya propia? Quiz� a sus "culpables" manos sucumbieron los principales encinares del entorno de Toledo. Y volviendo a las fotos del blog, cosas parecidas podr�an decirse de los dem�s oficios que hoy aparecen en la vida cotidiana de aquel Toledo Olvidado : arrieros, porqueros, boyeros, pastores. Hoy quiz� habr�a que someter sus "agresivas" actividades a evaluaci�n de impacto ambiental.
Pero, en fin, aparte amables iron�as, lo importante es que el blog de Eduardo sigue marcando un nivel extraordinario.
Enhorabuena.
Sin palabras...felicidades.
Muchas gracias a todos. Con vosotros da gusto publicar :-)
¿Quién reconocería hoy en una de esas fotos la subida a Toledo por Doce Cantos, cerca de la actual Residencia Universitaria Tomás y Valiente? Pues, efectivamente, es el mismo lugar, y viene bien, a propósito de oficios desaparecidos, recordar que esa subida, además de Doce Cantos, en el callejero toledano se sigue llamando Paseo de Cabestreros.
Felicidades, Eduardo, y...por favor, ¡¡¡sigue!!!
Había un oficio muy curioso que realizaba gente de mi pueblo (concretamente las mujeres), este oficio era el de "cardillero" que dando voces por las calles vendían sus "preciosos" cardillos.
Amigo Chule: Hasta hace dos o tres años he venido oyendo por las calles toledanas la voz inconfundible de la "cardillera". Anunciaba la llegada de los días de primavera en Toledo. "La cardilleraaaaaa...espárragos y cardilloooooos". Creo que te debes referir al pueblo de Bargas. La que yo conocí, y un día, lleno de curiosidad, hablé con ella, procedía de allí, aunque también venían de los vecinos pueblos de Layos, Cobisa y Argés. "Me quito la gorra y tapo a los tres", decíamos en un ripio que era muy popular en Toledo. Hoy ya no lo podríamos decir.
!Qué pena que no haya alguna foto que nos haya dejado memoria del pregón mañanero de la cardillera! A lo mejor, Eduardo la encuentra. Sería un descubrimiento de quitarse el sombrero. Es muy capaz.
Por el bien de mi descanso matutino dominical, espero que dentro de muy poco también pasen a la historia el TAPICERO, que tapiza "sillas, sillones, butacas, mecedoras, des-cal-za-doras...", y tambien EL MELONERO, "mujeres: el melonero, el me-lo-ne-ro". ¡La p... que los pario!!
Soy un profesor de historia valenciano y quisiera darte la gracias por esta página y por las impresionantes fotos que has recogido y publicado.
gracias de nuevo
Robert
Preciosas fotos. Testimonios de situaciones y personas olvidadas en el tiempo. Un documento visual de la historia urbana de la ciudad. Felicidades por el material
Muy buen articulo 👏🏿👏🏿👏🏿, yo soy de Asturies, pero tuve la suerte de conocer Toledo en el 2008 y me impresionó todo lo que vi los días que pasé allí, desde sus gentes, historia, comida, todo. Suerte tuve que mis visitas nunca fueron en verano, al ser del norte 🥵.
También te doy la razón sobre el comentario de TV 2,el comentarista se nota que no tiene idea de la vida en aquellos años. Seria cuestión de verlo coger una pala, fesoria "azada en Asturies", levantarse a las cuatro de la mañana y mal comido salir al campo hasta la noche, a ver si decía lo mismo. Ignorante total, a no ser que se refiera a solo vivir cómodamente y sean los demás los que sufran las calamidades.
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