Nacido en Cartagena el 26 de marzo de 1890, Luis Calandre es uno de los mejores cardiólogos de la historia de España. Educado en una familia liberal y muy aficionado a viajar desde joven, Calandre comenzó sus estudios de medicina en 1906 en Madrid recibiendo clases e influencia de D. Santiago Ramón y Cajal. En 1910 recibe una beca para tener una plaza en la Residencia de Estudiantes. En el informe que le dio acceso a esta plaza figuraba que "El solicitante muestra en el trabajo que acompaña raras y felices disposiciones para la investigación científica". En 1912 realiza prácticas en Moabit (Berlín), La Charité y Friburgo. Al volver a Madrid es nombrado médico de la Residencia de Estudiantes, cargo que desempeñó mientras continuaba su especialización como cardiólogo. En 1917 -en plena I Guerra Mundial- consiguió que un submarino alemán trajera para su consulta uno de los primeros electrocardiógrafos de cuerda de España.
En 1920 -a propuesta de Ramón y Cajal, Goyanes y Pittaluga- es designado miembro correspondiente de la Real Academia de Medicina de Madrid.
Su renombre como cardiólogo era ya enorme y por su consulta pasaron personalidades tan importantes como Juan Ramón Jiménez, Valle Inclán, Sorolla, Indalecio Prieto, Calvo Sotelo, Melquíades Alvarez, Ramón Menéndez Pidal, Manuel Bartolomé de Cossio o Pablo Iglesias.
Tras la proclamación de la II República en 1931 es nombrado vocal del patronato para el gobierno de los asilos de San Juan y Santa María del Pardo, representante del Ministerio de Instrucción Pública en el Patronato Nacional de los Asilos del Pardo y vocal del Consejo de administración de los Bienes del Patrimonio de la República.
Miembro del Comité central de Cruz Roja, impulsó el “Proyecto de organización de la Escuela de Enfermeras”, de la que fue profesor y director, sustituyendo a las religiosas por enfermeras profesionales. Dimitió como vocal del Comité por su profundo desacuerdo en la actuación de la Cruz Roja en la revolución de 1934 en Asturias.
Durante la Guerra Civil se hizo cargo al servicio del hospital de enfermos y heridos de guerra de la calle Joaquín Costa. Trasformó los pabellones de la Residencia de Estudiantes en hospital de guerra del cuerpo de Carabineros, destacando la lucha contra el paludismo durante la epidemia que se dio en el frente del Jarama. Para seguir en la dirección del hospital se le sugirió por parte de las autoridades republicanas que debería militarizarse, a lo que se negó pues pues la militarización era lo más alejado del concepto que él tenía de la medicina y su ejercicio y siguió como médico civil.
Tras la contienda, su compromiso con la República le trajo serios problemas. Absuelto en primera instancia en un consejo de guerra, la sentencia fue recurrida por el Colegio de Médicos de Madrid, y finalmente se le condenó en 1942 a 12 años y un día de reclusión menor, pena que fue conmutada por la de seis años y un día de prisión mayor. En palabras del propio Calandre “fui procesado a instancias de aquellos a quienes de modo desinteresado sólo bien hice”.
Poco antes de morir en 1961 escribió: “Me enfrento a la muerte con las palabras del poeta: sin quejas enojosas, a mi destino fiel, yo voy a donde van todas las cosas, a donde van las hojas de las rosas, a donde van las hojas de laurel”.
Calandre visitó Toledo en su etapa final universitaria al regreso de Berlín, estando datadas visitas suyas a nuestra ciudad en 1913, 1914, 1915 y 1916. En ellas Calandre demostró una buena pericia con la cámara estereoscópica, superior a la de un mero aficionado. Gracias a Photoarte puedo ofreceros las fotografías que Calandre tomó en Toledo y que se conservan en una colección privada de Ciudad Real. Comenzaré por mostraros las correspondientes al Puente de Alcántara:
Calandre visitó también en 1913 la Catedral, que estaba en obras en plena remodelación de las cubiertas, obras que se llevaron para siempre el Cimborrio de la Catedral y que concluyeron en 1915:
Estas imágenes son de la Sinagoga del Tránsito:
Aquí tenemos la Sinagoga de Santa María la Blanca:
Esta imagen es de la Puerta Vieja de Bisagra o de Alfonso VI:
La Muralla cercana a la anterior puerta presentaba este aspecto:
No podía faltar la Puerta del Sol:
Aquí tenemos fotografías del Hospital Tavera:
El Monasterio de San Juan de los Reyes no podía faltar en el reportaje de Calandre:
Este es el Puente de San Martín:
Aquí está retratado el ábside de la Iglesia de San Bartolomé:
Este es el Callejón de Bodegones:
Es magnífica esta imagen de la Calle de Santo Tomé:
Calandre visitó con unos amigos la Mezquita del Cristo de la Luz:
Esta es una clásica imagen de la Calle Ancha:
El Hospital de Santa Cruz:
Las Turbinas de Vargas:
También el cardiólogo inmortalizó la Posada de la Sangre:
El Tajo no pasó desapercibido para Calandre:
Aquí tenemos la Plaza de Santa Isabel:
Esta es la Iglesia de Santiago del Arrabal:
Aquí tenemos la Puerta de Bisagra:
El Baño de la Cava fue excepcionalmente retratado por Calandre:
El Castillo de San Servando también figura en el reportaje:
El Museo del Greco fue objeto de las visitas:
Los raíles del ferrocarril en Toledo en 1915:
En estas visitas Calandre debía estar acompañado por personas de mucho nivel científico, pero no he logrado identificar con certeza a ninguna de ellas. Si alguno de vosotros conoce a alguno de los retratados le ruego me lo comunique.
Para finalizar, una curiosidad que prueba la valía de Calandre como cardiólogo: en 1930 hizo un diagnóstico por radio a pacientes al otro lado del Atlántico.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios
¡Qué buena idea el tema de este trabajo!, y qué repaso de una parte de la historia y del pasado de Toledo a través de estas magníficas fotos.
fantástico blog, cumbre!!
¡Que magnífica colección fotográfica!
Un abrazo
Excelentes fotografía y muchas gracias por compartirlas.
Salvo en una sola foto, y casi de refilón, la imagen del mastodóntico y omnipresente Alcázar de Toledo pasa de largo en esta colección del Dr. Calandre. ¿Intuición histórica? Sabemos que no, pero ¿a que lo parece?.
Floren Dimas
Publicar un comentario