sábado, 11 de noviembre de 2023

Robert Vavra: un fotógrafo de culto que retrató Toledo en 1967

El libro titulado Iberia: Travels and Reflections, escrito por James A. Michener y publicado en 1968, fue un auténtico best seller. Se vendieron millones de ejemplares de esta obra, que es clave en la literatura de viajes de mediados del siglo XX por retratar de manera extraordinaria la realidad de aquella España que se encontraba en pleno proceso de cambio entre su pasado, marcado aún por las penurias de la posguerra, con una sociedad muy anticuada y predominantemente rural, y el incipiente desarrollismo que propiciaba la apertura del régimen tanto en lo económico como en lo social, más patente en las grandes ciudades y en las zonas costeras más turísticas.
Dentro de esta obra magistral, escrita por un gran conocedor de España —Michener recorrió el país durante casi 40 años desde 1932 hasta finales de los años 60— encontramos un capítulo específico dedicado a la ciudad de Toledo. En este blog, dedicado a la fotografía, me centraré sobre todo en las imágenes contenidas en libro pero no quiero dejar de mencionar algunas impresiones que Michener escribió sobre el tipo de turismo que encontró en la ciudad hace ya más de medio siglo. Es sensacional el pasaje que narra su lamentable experiencia con un camarero en un restaurante (antes de la existencia de TripAdvisor y similares, todos recordaréis que las malas experiencias en restaurantes de ciudades turísticas estaban a la orden del día, y encontrar un establecimiento que se adaptase a tus gustos y bolsillo era poco menos que una lotería):
Me puse a buscar un restaurante donde cenar. Tuve la mala suerte de caer en uno cuya especialidad era engañar a los extranjeros, la mayoría de los cuales solo pasaban un día en la ciudad y al siguiente desaparecían, de modo que podían ser estafados impunemente. No tardaría en ser yo una víctima de esto.
El Gobierno español, dándose cuenta de que las grandes ventajas económicas que reporta el turismo podrían evaporarse con tanta rapidez como aparecieron, ha tomado medidas sensatas para proteger al turista. La cadena de paradores es prueba de ello.
Los restaurantes tienen que ofrecer, además de sus menús a la carta, un menú turístico especial del que se puede obtener una buena comida y una botella de vino a precio fijo. A base de este menú se puede comer bien en España por la mitad de precio que en Italia o Francia.
Pero yo me senté a una de las mesas y dije:
—Voy a tomar sopa de pescado, tortilla a la española y flan.
—¿Y qué vino?
—El que den con la comida.
—No damos nada con la comida.
—Pero aquí pone que…
—Tiene que encargarlo aparte; es extra.
—Pero el menú dice…
—Está usted mirando el menú turístico.
—Sí, eso es lo que quiero.
—No, qué va; no dijo usted nada de menú turístico.
—Lo digo ahora.
—No, ahora ya no vale, tiene que decirlo cuando se sienta.
—Pero si ni siquiera ha pasado el pedido a la cocina…
—Es verdad, pero lo he apuntado; lo que importa es lo que apunto.
—¿Quiere usted decirme que si llego a decir «menú turístico» al sentarme, la comida me hubiera costado solo un dólar con sesenta centavos?
—¡Claro!
—¿Y que, como he tardado tres minutos en hacerlo, la misma comida me va a costar dos dólares con sesenta?
—Más otros sesenta centavos de vino.
Le expliqué lo ridículo de la situación, pero el camarero seguía impasible. Llegó el dueño, miró lo que había apuntado su empleado y se encogió de hombros.
—Si lo que usted quería es el menú turístico, haberlo dicho —gruñó—.
—Lo digo ahora.
—Es demasiado tarde.
Me levanté y me fui del restaurante, mientras el camarero me gritaba y el dueño decía que le debía dinero por haberle manchado la servilleta. Es cierto que la había desdoblado.

Otras anécdotas son también de enorme interés y prefiero invitaros a leer el libro en vez de desgranarlas aquí porque realmente vais a disfrutar mucho. Solo entresacaré una frase que habla del declive de la artesanía de calidad que, ya en 1967, Michener detectaba en Toledo:
Saliendo de Zocodover me vi, dondequiera que fuese, sitiado virtualmente por tiendecitas en las que se vendían toneladas de basura para turistas: ceniceros damasquinados, navajas con incrustaciones, plegaderas que trataban de hacerse pasar por antiguas dagas moras, cerámica llena de florituras, adornada con tristes caballeros alanceando molinos, y banderolas de iridiscentes y chillones colores. Estas tiendas ramplonas no se veían a docenas, sino a cientos, y era deprimente pensar que la artesanía toledana, antes tan prestigiosa, hubiese degenerado de tal manera, después de haber abastecido al mundo medieval de mercancías tan magníficas.
Si el texto del libro es de gran interés y calidad, la parte fotográfica del mismo no se queda en absoluto atrás. Ello es debido al excepcional trabajo del fotógrafo estadounidense Robert Vavra, amigo personal de James A. Michener, con el que recorrió España en infinidad de ocasiones.
Robert Vavra (izquierda) junto a James A. Michener en los años 60 Robert Vavra nació el 9 de marzo de 1935 en Glendale (California) y es un escritor y fotógrafo afincado en la localidad californiana de El Cajón, aunque también reside durante las temporadas de verano en España.
Su relación con nuestro país da comienzo en 1958 cuando, atraído por los toros y especialmente gracias a las corridas que ya había conocido en México, se traslada a España con un billete de ida a Madrid en un antiguo barco italiano, el Valcania. Sin formación alguna ni en fotografía ni en zoología o veterinaria, pasó seis años estudiando no solo los toros sino también el mundo del caballo español. De esta etapa, Vavra ha afirmado que "no pude encontrar el tipo de fotografías que quería para el estudio que estaba desarrollando, así que me convertí en fotógrafo por necesidad. Nunca me ha interesado la cámara... Realmente no me considero un fotógrafo. Soy artista y narrador”.
Se sumergió de tal modo en la tradición taurina y la vida del toro bravo que su pasión culminó con la publicación de un libro titulado Toros de Iberia en 1972. Llegó a convertirse en amigo personal del legendario matador de toros Juan Belmonte, y cabalgaba con él a caballo en sus fincas cuidando y supervisando sus reses bravas. Del mismo modo, gracias a que compartían nacionalidad, también trabó gran amistad con el torero estadounidense John Fulton, compartiendo con él sueños, miedos, aventuras y vivencias.
Más adelante, en 1988, Vavra se mudó a Ololasurai (Kenia) dando comienzo a una estancia de seis años con el pueblo tribal masai, lo que llevó a la publicación del libro Una tienda de campaña con vistas en 1991. Vavra pagó de su bolsillo la educación de varios niños masai y, ya de regreso al continente americano, financió la construcción de una escuela en México, donde, desde su construcción, más de 5.000 niños y niñas han aprendido a leer y escribir.
Pero vayamos ya a la parte toledana de su obra: las fotografías que obtuvo en 1967 por encargo de su amigo James A. Michener para el libro Iberia del que os hablé al comienzo. Han transcurrido más de 55 años desde entonces y la ciudad ha cambiado en bastantes aspectos, por lo que poder diseccionar sus fotografías resulta muy interesante. En mi opinión, la mejor imagen de todas es esta en la que Vavra inmortalizó a un heterogéneo grupo de toledanos en la parada del Katanga en los soportales de Zocodover:
Esperando al katanga o autobús urbano en Zocodover hacia 1967. Fotografía de Robert Vavra publicada en el libro "Iberia" de James A. Michener en 1968. Se trata de una imagen tan rica en matices que está compuesta, como si se tratara de un cuadro de Velázquez, por varias microescenas que parecen narrar a la vez diferentes historias. Uno no puede dejar de imaginar las distintas peripecias vitales de cada uno de los retratados, en aquel Toledo que, poco a poco, iba viendo cómo la ciudad se ensanchaba más allá de las murallas generando nuevas barriadas que necesitaban ser interconectadas con ese corazón que Zocodover siempre será para Toledo. Comenzando de izquierda a derecha, tenemos estas mujeres que parecen atentas a algo que sucede fuera de la escena:
Detalle de una fotografía tomada por Robert Vavra en Zocodover en la parada del katanga hacia 1967 Junto a ellas, este elocuente contraste entre una mujer de avanzada edad que mira en dirección opuesta a donde dirigen sus ojos las toledanas más jóvenes de la fotografía. Es como una metáfora visual del Toledo que miraba al pasado, aún de luto y con pocas esperanzas, en contraste con la ciudad rejuvenecida que deseaba afrontar el futuro con la ilusión de un tiempo nuevo:
Detalle de una fotografía tomada por Robert Vavra en Zocodover en la parada del katanga hacia 1967 A continuación, una mujer que parece muy ilusionada con poder degustar esa misma tarde el brillante melón que porta en sus brazos, nos recuerda que a menudo la felicidad se esconde en los sencillos detalles de lo cotidiano:
Detalle de una fotografía tomada por Robert Vavra en Zocodover en la parada del katanga hacia 1967 Junto a ella, una madre vigila con la mirada a su pequeño, el cual porta un simpático sombrerillo. ¡Qué expresivo es el gesto de ella, que denota una felicidad orgullosa pero a la vez atenta a una posible inminente travesura del chaval!
Detalle de una fotografía tomada por Robert Vavra en Zocodover en la parada del katanga hacia 1967 Para finalizar, un hombre y una mujer que comparten rostro preocupado, absortos en sus pensamientos y aprovechando el rato de espera del katanga para dejarse llevar por esa mente, la humana, que cuando menos lo esperamos nos atrapa y esclaviza alejándonos del instante presente.
Detalle de una fotografía tomada por Robert Vavra en Zocodover en la parada del katanga hacia 1967 Robert Vavra tomó otra sensacional fotografía: una niña que parece vestida de primera comunión inmortalizada a la puerta de la iglesia. ¿Volverá la magia de internet a deleitarnos con la identificación de esta jovencísima protagonista? ¿No sería precioso poner nombre y apellidos a una sonrisa tan sincera y auténtica?
Una niña de comunión en Toledo en 1967. Fotografía de Robert Vavra © Univerity of Northern Colorado Una niña de comunión en Toledo en 1967. Detalle de una fotografía de Robert Vavra © Univerity of Northern Colorado No menos sincera, no menos auténtica y —por supuesto— no menos bella es esta fotografía de un tendero con su mandil que se adivina verdinegro, tal como el que usaban los pescaderos. Sin embargo, la imagen en esta ocasión no transmite alegría, sino la pesada carga del paso de los años a través de la mirada de su protagonista.
Un tendero con un mandil en Toledo en 1967. Fotografía de Robert Vavra © Univerity of Northern Colorado En el interior de una iglesia o de una tienda de antigüedades, Vavra inmortalizó el patetismo de esta desvencijada imagen procedente de algún viejo retablo toledano, en el que es visible la carcoma, que convive con la sorprendente supervivencia de parte de su ropaje de tela, cuya textura fue magistralmente captada por el fotógrafo haciendo un excelente uso de la luz:
Una imagen deteriorada en una iglesia de Toledo en 1967. Fotografía de Robert Vavra © Univerity of Northern Colorado El primer plano de los daños que la metralla causó en 1936 al monumento al Comandante Villamartín, obra de Mariano Benlliure situada junto al Alcázar, es otra de las fantásticas fotografías toledanas de Robert Vavra en 1967:
Parte de la escultura al Comandante de Villamartín, de Mariano Benlliure, perforada por la metralla en 1936. Imagen tomada hacia 1967. Fotografía de Robert Vavra publicada en el libro "Iberia" de James A. Michener en 1968. En esta imagen de una bella aldaba o llamador, Robert Vavra demostró de nuevo un gran talento fotográfico a la hora de captar las texturas gracias a la luminosidad:
Gran aldaba o llamador artístico de hierro forjado en una puerta de Toledo en 1967. Fotografía de Robert Vavra © Univerity of Northern Colorado También es de gran belleza el efecto de la luz atravesando la filigrana de una de las ventanas de la Sinagoga del Tránsito:
Rayo de sol cruzando la celosía decorada de una de las ventanas de la Sinagoga del Tránsito hacia 1967. Fotografía de Robert Vavra publicada en el libro "Iberia" de James A. Michener en 1968. Para terminar, esta fotografía de un escaparate de una tienda de damasquinos:
Objetos de damasquinado en una tienda de Toledo hacia 1967. Fotografía de Robert Vavra publicada en el libro "Iberia" de James A. Michener en 1968. Creo que coincidiréis conmigo, tras haber visto estas fabulosas fotografías, en que Robert Vavra es justamente considerado un autor de culto en la historia de la fotografía de la segunda mitad del siglo XX. Personalmente, no me cabe duda de que si el libro Iberia llegó a vender millones de ejemplares no fue debido solo a la calidad de los textos de Michener, sino que también tuvieron mucho que ver las impresionantes fotografías con que Robert Vavra complementó y enriqueció la obra.
No quiero terminar esta entrada sin agradecer a la Universidad de Colorado del Norte la cesión de algunas de las fotografías incluidas en ella, así como su labor de conservación de los fondos de Vavra.
Robert Vavra en junio de 2007

sábado, 21 de octubre de 2023

La visión de Toledo a través de la fotografía de Hilario Barrero a finales de los 80 y comienzos de los 90

Hablar de Hilario Barrero es hacerlo sobre una de nuestras grandes figuras de la literatura en las últimas décadas. Su obra, llena de sensibilidad y talento, es hoy en día unánimemente reconocida en todo el mundo.
Hilario vino al mundo en Toledo en 1948. Él y su familia vivían en la calle de Santo Tomé, entrañable microcosmos del que siempre se ha sentido orgulloso originario, donde transcurrió su infancia y juventud. Con 17 años, de la mano de Juan Antonio Villacañas en el recordado Café Español de Zocodover, Hilario tomó sus primeros contactos con el mundo de la poesía, género en el que ha logrado convertirse en una auténtica referencia.
Más adelante, el destino le llevó a Barcelona y finalmente a Nueva York, ciudad en la que reside desde 1978, concretamente en Brooklyn.
En Nueva York, Hilario Barrero se doctoró con una tesis sobre Félix Urabayen, pasando más adelante a ser catedrático titular en el Borough of Manhattan Community College de la City University of New York.
Como poeta, Hilario obtuvo en 1999 el premio Gastón Baquero con In tempore belli (Madrid, Verbum). La revista Clarín, de la que es colaborador, publicó su antología de poemas de Donald Hall, Ted Kooser y Jane Kenyon y podemos encontrar también otra antología titulada De otra manera publicada por la editorial Pre-textos, junto con el libro de Ted Kooser, Delicias y sombras. Otras obras notables suyas en poesía son Agua y Humo, Libro de familia, Tinta china: noventa y nueve haikus o Educación nocturna (Antología poética).
Su obra no se ha ceñido en exclusiva a la poesía, pues en prosa también ha escrito notables obras como los diarios titulados Las estaciones del día, De amores y temores, Días de Brooklyn, Dirección Brooklyn o Prospect Park: Diarios, 2014-2015, así como el libro de relatos Un cierto olor a azufre. Ha sido igualmente traductor de El amante de Italia o una selección de las Italian Hours de Henry James.
Entre sus numerosas antologías podemos destacar Cuentos para Toledo, Luz ilesa. Cuatro poetas-profesores, El laberinto de Ariadna, Escritores españoles en América, Alfileres, El haiku en la poesía española última o Aquí me tocó escribir.
De su poesía se dice que es un canto doloroso de felicidad hecho desde la serenidad y la aspereza. En sus páginas abunda la reflexión ante la vida y la muerte y el amor. Su austeridad formal lo aproxima a una poesía clásica cercana, por ejemplo, a Cernuda. No contento con todo ello, cultiva también con notable talento el arte de dibujar haikus.
Hilario recibió el Premio de literatura de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo en el curso 2014-2015 «en reconocimiento a su obra literaria, poética y de traducción».
Sin embargo, hoy tendremos el placer de descubrir una de sus facetas menos conocidas: la de fotógrafo. Lo haremos, además, de la mano de imágenes tomadas en su querida Toledo en una franja de tiempo muy concreta, entre 1989 y 1991. Es el propio Hilario quien nos describe brevemente el contenido de las imágenes que hoy tengo el honor de mostraros gracias a su generosidad:
La mayoría de las fotografías son de finales del 89 y principios del 90. Algunas del 91. Todas fueron tomadas en diciembre o enero, que era cuando aprovechaba las vacaciones de la universidad para ir a Toledo. Yo por aquel tiempo hacia el Bachelor en Long Island University: el mayor en Spanish y el minor en Fotografia y había "ejercicios" que hacer: sombras, luces, personajes, agua, volúmenes, paisajes y Toledo era el "personaje" ideal. Solía levantarme temprano cuando la luz estaba recién nacida. Recuerdo el silencio de la mañana y la soledad en las calles. Y la luz de Toledo: un milagro. Tomé unas 250 fotografías en blanco y negro. Algunas de ellas son de los alrededores de la calle Alfonso X el Sabio, que era donde vivía mi familia por entonces. Las fotos de la catedral y de los tejados de la ciudad, eran las vistas más sorprendentes. Toledo, en cualquier época, a cualquier hora, como ciudad monumental o ciudad cotidiana, con el "martes", ventanas con flores, tiempo dormido en cualquier esquina, es un museo único.
Personalmente, al ver fotos de mi madre y mis hermanos que yo creía olvidadas, me ha emocionado. Uno aprecia más lo que tenía cuando lo ha perdido y una imagen te lo trae de nuevo y da vida a ese tiempo.
(Cesare Pavese decía: "No recordamos días; recordamos momentos" -que son vida-, añado yo).
Autorretrato en Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Por no hacer demasiado extensa la entrada, mostraré una selección de las fotografías de Hilario, organizadas en bloques. Comenzaremos por ver las curiosas imágenes del mercadillo del martes:
Mercadillo del martes en Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. El segundo bloque incluye rincones toledanos, calles reconocibles por todos, algunos monumentos y también callejones:
Casa hoy desaparecida junto a la iglesia de Santa Eulalia en Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Puerta de Valmardón de Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Plaza de los postes en Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Plaza de los postes en Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Plaza de Zocodover en Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Oratorio de San Felipe Neri en la plaza de los postes de Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Calle Alfileritos de Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. En este bloque mostraré preciosas composiciones de detalles con un gran dominio de la luz y las texturas:
Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Cartel en la plaza de los postes en Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Este bloque está compuesto por vistas panorámicas, bien tomadas desde la propia ciudad histórica como desde los alrededores:
Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Finalizaré con el bloque que incluye algunas fotografías familiares, tan especiales para Hilario:
Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Toledo a finales de los años 80 o comienzos de los 90. Fotografía de Hilario Barrero. Estoy convencido de que a muchos de vosotros estas fotografías de Hilario os han hecho retroceder mágicamente a aquellos inviernos de hace ya casi 35 años y rememorar olores, sensaciones, personas y acontecimientos grabados en algún lugar de nuestra memoria que se reactivan de un modo casi incomprensible al ver este tipo de imágenes llenas de nostalgia y detalles. Todos estamos hoy un poco más en deuda con Hilario Barrero. Ya lo estábamos por sus libros, ahora lo estamos también por sus fotos toledanas. ¡Gracias de corazón, Hilario!
© TOLEDO OLVIDADO
Maira Gall