sábado, 27 de noviembre de 2021

Fotos que salen del olvido para rescatar la memoria de un Tajo vivo

Hace casi quince años, allá por 2007, en un derribo de una casa de la calle de la Plata que estaba sufriendo una profunda reforma, quiso el destino que el equipo de arqueólogos que trabajaba en las obras se fijara en algunos materiales arrojados a uno de los contenedores, justo antes de emprender el camino del vertedero.
Guiados más por la curiosidad que por el interés profesional de esos restos, mi gran amigo Rafael Caballero y su hermano Javi rescataron de un triste final un grupo de rollos de negativos conservados muy precariamente, que habían sido arrojados junto con otros materiales inservibles. Pasaron los años sin que aquellos negativos fuesen revelados, y los propios hermanos Caballero, en sus atareadas vidas y ajetreos diarios, casi se habían olvidado de ellos y apenas habían hecho algunos tímidos intentos de visionado rudimentario al azar de algunos de esos clichés al trasluz al carecer de un escáner de negativos o de un laboratorio fotográfico.
Pero, como ya he explicado alguna vez, las historias no tienen prisa y aguardan pacientemente su momento de ser contadas. Y esta no iba a ser una excepción.
A finales del mes de septiembre, Rafa me escribió un whatsapp hablándome de esos cartuchos y enviándome dos o tres escaneos hechos con métodos caseros en los que se intuía que el material podía ser de cierto interés.
Conversación de whatsapp con Rafael Caballero el 25 de septiembre de 2021 Como yo siempre acepto ese tipo de propuestas, obviamente quedé con ellos esa misma semana y me entregaron una bolsa con siete u ocho rollos.
Estaba inmerso en la finalización de la redacción y selección de fotos para mi nuevo libro y tardé un par de semanas en ponerme manos a la obra: había que recortar los rollos en tiras pequeñas para poder escanearlos en mi aparato de modo adecuado, y me llevó algunas horas de una madrugada del mes de octubre.
Según iba escaneando aquellos negativos, iba emocionándome más y más. No alcanzaba a comprender cómo aquel material había estado a punto de perderse para siempre si no se hubiera producido una larga serie de casualidades, a saber: que tuviera lugar aquella reforma de la casa; que los rollos fuesen depositados en un lugar visible del contenedor, sin ser ocultados por material arrojado encima; que en aquella obra estuviera como arqueólogo Rafael; que tanto él como su hermano se fijasen en el contenedor aquel día; que decidieran recoger los rollos y llevarlos a casa; que los guardasen casi quince años; que tuviesen un amigo tan peculiar como yo, dispuesto a dedicar unas horas a escanear aquellos cartuchos aún a riesgo de que no contuvieran nada interesante; que se acordaran de mí y me escribieran.
Allí estaban, delante de mí. Solos ellas y yo en el silencio de la noche. Aquellas fotos que iban desfilando por mi pantalla ante mis atónitos ojos llegaban en el momento ideal. Yo ya estaba aquellos días absolutamente inmerso en un proyecto en el trabajo que encajaba de tal modo con aquellos testimonios gráficos que comprendí que todo eso no podía ser casualidad. Sin lugar a dudas, esas fotos habían estado esperando su momento. Y ese momento había llegado.
Solo un par de semanas después íbamos a lanzar desde la Real Fundación de Toledo, que tengo el placer y el honor de dirigir, un proyecto en el que personalmente he puesto gran parte de mis ilusiones en el último año y medio: Música por el Tajo, un disco recopilatorio financiado por micromecenazgo en el que los músicos y bandas de Toledo expresen a través de canciones sus sentimientos ante la situación de degradación del río con motivo del 50º aniversario de la prohibición del baño en sus aguas. El principal objetivo del proyecto es hacer ver, especialmente a los más jóvenes, que en el Tajo los toledanos se bañaban y disfrutaban no hace tanto tiempo. Que el río era parte esencial de su ocio y de su día a día. Pero, ¿hay algo más elocuente que una imagen para hacerles ver que eso que les decimos no es una invención?
"Sacaré estas fotos con motivo de la campaña de búsqueda de mecenas", me dije aquella noche. Y aquí me tenéis hoy, cumpliendo aquel compromiso adquirido conmigo mismo para enseñaros, emocionado, una serie impagable de fotografías que una familia toledana, probablemente residente en la calle de la Plata en los años 60, obtuvo en sus jornadas de ocio más entrañables.
Como si fuera una de las ninfas a las que se refería Garcilaso en sus églogas, esta joven posa en el agua en la zona de la Playa de Safont hacia 1965:
Hermosas ninfas, que, en el río metidas,
contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en columnas de vidrio sostenidas;
agora estéis labrando embebecidas
o tejiendo las telas delicadas,
agora unas con otras apartadas
contándoos los amores y las vidas:
dejad un rato la labor, alzando
vuestras rubias cabezas a mirarme,
y no os detendréis mucho según ando,
que o no podréis de lástima escucharme,
o convertido en agua aquí llorando,
podréis allá despacio consolarme.

Toledana bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledana bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Esa misma joven ninfa aparece con sus amigos y familiares en varias imágenes más que pone la piel de gallina contemplar:
Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Niños en la orilla, ilusionados con sus balones, hinchables y juguetes... ¿qué pecado cometimos para perder esto? ¿Cómo no luchar con todas nuestras fuerzas por recuperarlo?
Niños en la orilla del Tajo en Toledo junto a la playa de Safont y la presa del Corregidor hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Niños y mayores en la orilla del Tajo en Toledo junto a la playa de Safont y la presa del Corregidor hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Niños con su madre en una barca en la orilla del Tajo en Toledo junto a la playa de Safont y la presa del Corregidor hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Niños en una barca en la orilla del Tajo en Toledo junto a la playa de Safont y la presa del Corregidor hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Niños y mayores en la orilla del Tajo en Toledo junto a la playa de Safont y la presa del Corregidor hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Niños y mayores bañándose en el Tajo en Toledo junto a la playa de Safont y la presa del Corregidor hacia 1965.  Negativos donados por los hermanos Caballero Niños en la orilla del Tajo en Toledo junto a la playa de Safont y la presa del Corregidor hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Niños en la orilla del Tajo en Toledo junto a la playa de Safont y la presa del Corregidor hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos junto al río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Adultos disfrutones, con sus guitarras (eso ya era un avance de Música por el Tajo), refrescos y cervezas a la orilla de un río limpio o jugando al futbolín en los gangos de las orillas:
Toledanos disfrutando en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos disfrutando en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos disfrutando en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos junto al río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos junto al río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos junto al río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos junto al río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos juegan al futbolín en un gango junto al río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledana junto al río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledana en bañador en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanas en bañador en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos bañándose en el río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Orillas con paseos de finísima arena, tamizada por el inmenso y periódico cedazo que suponían las crecidas recurrentes del Tajo, que lavaban las márgenes y dejaban a su paso esas playas hoy casi inimaginables:
Toledanos junto al río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero Toledanos junto al río Tajo en la playa de Safont hacia 1965. Negativos donados por los hermanos Caballero ¿No os dan estas imágenes más ganas que nunca de pelear por un río vivo, limpio, libre de contaminación y sin trasvases? A mí, desde luego, sí.
Agradeciendo de todo corazón a los hermanos Rafael y Javi Caballero la cesión de estos maravillosos negativos, solo me queda recordaros que estéis muy atentos a los desechos de las obras cuando paséis a su lado... pueden esconder auténticos tesoros con historias que están esperando a ser narradas.
Actualización:
- 🧜 Hemos identificado a "la ninfa" que nada en las aguas: Luisa Pérez Alcázar.
- 📸 Hemos identificado al autor de las fotografías: Pascual Pérez Alcázar.
- 📅 Las fotos fueron tomadas en el verano de 1968, con seguridad en un miércoles, que era el día de descanso del bar situado en la plaza de Barrio Rey donde trabajaba Ambrosio Pérez Villaseñor, padre de la familia protagonista de muchas fotos, que era un excelente músico y trompeta, y que también tocaba en la banda municipal de Toledo (aparece con sombrero y guitarra). También aparece su mujer Luisa Alcázar y su hijo Pascual Pérez Alcázar (autor de la mayoría de las fotos) junto a su entonces novia, y actualmente su mujer, Alejandra. Información facilitada por cortesía de Ricardo Serrano, hijo de Luisa Pérez.
Del mismo modo, en alguna imagen se ha podido identificar al pintor Tomás F. Peces, su mujer Ana y sus hijos Tomi y Ana. También aparecen en varias imágenes la Familia Lobato, con Cari (la madre) y sus hijos Pedro y Antonio.

sábado, 6 de noviembre de 2021

El Corpus de 1992 fotografiado por Miguel Ángel García Olmo

Si todo va bien, el próximo Corpus Christi de 2022 será el primero en celebrarse con relativa normalidad tras el parón de dos años ocasionado por la pandemia del coronavirus. Los toledanos, sean o no sean creyentes, esperan con gran ilusión la recuperación de nuestra fiesta grande por todo lo que implica para nosotros el Corpus en lo relativo a orgullo cívico, recuerdos vitales e intrahistoria de la ciudad. En esa edición del año que viene se cumplirán nada menos que treinta años de la celebrada en el año 1992, cuyo recuerdo traigo hoy de la mano de un grande de la fotografía nacional como es Miguel Ángel García Olmo.
Nacido en Murcia en 1963 y residente en aquella misma ciudad, García Olmo es profesor de Latín en un instituto de la vecina localidad alicantina de Orihuela. En su juventud cultivó el arte de la fotografía en blanco y negro, cautivado por el trabajo de los grandes fotógrafos que florecieron a partir de las guerras mundiales. Como él mismo reconoce, "mi apego al cuarto oscuro ha sido tal que no supe dar el salto digital, y sigo enredado entre carretes analógicos, negativos y químicos para revelar blanco y negro". En este sentido, opina que podría serle de aplicación, como persona ligada al mundo clásico, la frase acuñada por el mago del color David Hamilton: "El empleo del blanco y negro aporta a la fotografía un toque de clasicismo puro". Su obra fotográfica en blanco y negro es accesible en su excelente web Fotografía Revelada, que os recomiendo vivamente visitar.
En aquel ya lejano y olímpico año de 1992, Miguel ángel García Olmo visitó Toledo, ciudad que ha ejercido una gran atracción sobre él por diferentes razones y que sigue visitándola recurrentemente. El propio Miguel Ángel me explica que "mi afán por perderme en ella fantaseando de noche con las leyendas de Bécquer o escudriñando de día sus glorias y recovecos con el "Ángel Guerra" de Galdós en la mano y "Toledo Olvidado" en el móvil, proviene de la infancia: de cuando los padres nos llevaban a los hijos del "Baby boom" a ver la ciudad imperial como hoy se les lleva a Terra Mítica. Luego hice extensivo mi amor a toda Castilla, influido igualmente por el énfasis que ponían aquellos maestros del colegio y el instituto explicando la Generación del 98, y ése ha sido desde entonces mi mayor cometido fotográfico eternamente inacabado".
Las imágenes que obtuvo el 17 y 18 de junio de 1992 durante las fiestas del Corpus Christi dejan a las claras el talento fotográfico de Miguel Ángel, a quien agradezco enormemente la cesión de estas fotos. Comenzaremos por ver esta estampa del piquete de la Guardia Civil con su traje de gala. Durante muchos años, la imponente presencia ecuestre de este jinete, con larga barba y traje de gala, marcaba el inicio de la procesión del Corpus. García Olmo supo captar a la perfección la razón de la presencia de este piquete de la benemérita, que no es otra que abrir paso con la mayor solemnidad y autoridad posible, haciendo ver al público que el cortejo va a comenzar a desfilar ante ellos. La imagen fue tomada en la calle de la Trinidad:
Piquete de la Guardia Civil en la Procesión del Corpus Christi en 1992. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) Esta vista está lograda en la propia calle Trinidad:
Procesión del Corpus Christi en 1992, calle Trinidad. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) Otra sensacional fotografía es esta tomada en la víspera, el miércoles por la tarde, cuando la ciudad se llena de personas que recorren las calles por las que discurrirá la procesión la mañana siguiente. Se trata de una de las tardes más entrañables del año en la ciudad, en la que familias enteras se mezclan con visitantes llegados de todo el mundo creando un ambiente muy especial en un entorno que ya de por sí es bellísimo, pero que adornado para esta fiesta presenta un aspecto espectacular. La imagen fue tomada en la calle Alfileritos, esquina Cristo de la Luz, en la tarde del 17 de junio de 1992:
Calle Alfileritos esquina con Cristo de la Luz en la víspera de la Procesión del Corpus Christi en 1992. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) En la misma calle, a la mañana siguiente, García Olmo retrató a esta mujer que mira a la cámara. Se puede apreciar perfectamente que, por entonces, la cantidad de tomillo esparcida en las calles era muy superior a la que en la actualidad se emplea. Este hecho hace que, en los últimos años, el aroma de las calles en este día no sea tan intenso como debería pues no hay que olvidar que se trata de una de las señas de identidad de nuestra fiesta grande. Dicho tomillo procede históricamente de la finca Cervatos.
Calle Alfileritos en la esquina con el callejón de los Don Codos en la mañana de la Procesión del Corpus Christi en 1992. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) La Plaza Mayor y sus inmediaciones fue el lugar desde el que García Olmo logró una mayor cantidad de imágenes. Se aprecia perfectamente el gentío que siempre llena este espacio urbano el día de la procesión:
Procesión del Corpus Christi en 1992. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) Procesión del Corpus Christi en 1992. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) Calle Tornerías en la Procesión del Corpus Christi en 1992. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) Plaza Mator en la Procesión del Corpus Christi en 1992. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) Aquí vemos un grupo de seminaristas:
Seminaristas en la Procesión del Corpus Christi en 1992. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) Dos miembros del Capítulo Hispanoamericano de Caballeros del Corpus Christi. Esta institución une a países hispanoamericanos para “luchar contra la injusticia, el hambre, la inmoralidad y promover la paz”. Son embajadores, cónsules y personal del Instituto de Cultura Hispánica. Lucen hábito verde:
Caballeros del Corpus Christi en la Procesión del Corpus Christi en 1992. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) Unas niñas de primera comunión que hoy rondarán los cuarenta años:
Procesión del Corpus Christi en 1992. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) Niñas de Comunión en la Procesión del Corpus Christi en 1992, calle Trinidad. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) Mirad qué magnífica fotografía en contraluz tomada desde el interior de la Catedral, a través de la Puerta Llana:
Vista desde el interior de la catedral a través de la Puerta llana el día de la Procesión del Corpus Christi en 1992. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) Un aspecto de la Plaza de Marrón:
Procesión del Corpus Christi en 1992, plaza de Marrón. Fotografía de Miguel Ángel García Olmo (MAGO) Como creo que habréis podido comprobar, se trata de una serie de imágenes de gran calidad y belleza, y que ya pueden ser catalogadas como históricas por lo mucho que ha cambiado el mundo en estos treinta años, incluyendo el propio arte de la fotografía, hoy prácticamente copado por lo digital frente a estas tomas analógicas que hoy vemos de la mano de la generosidad de su autor, a quien vuelvo a reiterar mi profundo agradecimiento:
Miguel Ángel García Olmo
© TOLEDO OLVIDADO
Maira Gall