viernes, 15 de febrero de 2013

Una historia maravillosa (tributo a Carl Julius Rothberger y Bertha Gutmann)

La entrada de hoy va a ser realmente especial. Tal vez la que más emoción me haya producido publicar en los cinco años de andadura de este blog. Como veréis, no es ni más ni menos que la constatación de que este mundo, pese a todo, sigue estando poblado por personas maravillosas. Personas ejemplares, con una historia detrás de enorme sufrimiento al que supieron sobreponerse superando dificultades que son casi inconcebibles. Son personas lamentablemente desconocidas para la mayoría, pero que en realidad son las que mueven el mundo y las que hacen que vivir merezca indudablemente la pena.
Todo comenzó en el mes de mayo del año pasado, cuando me topé por casualidad con un libro publicado en Berlín en 1907, titulado Die Kunst in der Photographie (El Arte en la Fotografía, en alemán). Se trata de la undécima edición de una especie de anuario fotográfico que el prestigioso editor Franz Goerke publicaba con el fin de reivindicar la fotografía como una más de las artes pictóricas, a la altura de la pintura o el grabado. En este libro (que en este enlace podéis ver al completo) aparecía una rara foto tomada en Toledo mediante la técnica del fotograbado o autotipo, firmada por un para mí desconocido Dr. J. Rothberger y titulada Motiv aus Toledo.
La toma, preciosa, mostraba la Puerta de Valmardón pudiéndose ver aún a la derecha el muro de la casa del santero que todavía ocultaba la fachada de la Mezquita del Cristo de la Luz (cuya inscripción cúfica había sido descubierta en 1899). La fotografía debió ser tomada hacia 1906.
Puerta de Valmardón en 1907. Motiv aus Toledo. Dr. Carl Julius Rothberger

Intrigado por el autor de la fotografía, indagué sobre su identidad y poco a poco comencé a descubrir una la biografía de una persona fascinante...con un final dramático.
El Doctor Carl Julius Rothberger nació en Viena en octubre de 1871 en el seno de una familia judía. Fue el único hermano que no se dedicó a los negocios de la familia sino que entregó su vida a la medicina, obteniendo el título de doctor general en 1897. Desarrolló la mayor parte de su carrera en el Institut für Pathophysiologie und Allergieforschung (Instituto de Patologías General y Experimental). Destacó sobremanera en la rama de la cardiología, realizando hallazgos que fueron esenciales para el perfeccionamiento del electrocardiograma. Sin embargo, pese a la importancia de sus descubrimientos científicos, el hecho de ser judío y su casi absoluta sordera le hizo tener grandes dificultades a la hora de ser un médico con el debido reconocimiento académico.
Carl Julius Rothberger. Universidad de Viena
Se casó con Leopoldine Wohlfarth en noviembre de 1923, matrimonio del cual nació una única hija -Bertha- en 1928. Leopoldine era de raza aria, por lo que este matrimonio mixto consiguió mantener inicialmente a Rothberger libre de una mayor persecución por parte de los nazis. A partir de la anexión de Austria a la Alemania nazi en 1938, su situación fue haciéndose más difícil, siendo arrestado el 23 de marzo de 1938. Fue pronto liberado gracias a la intermediación del decano Eduard Pernkopf. Como parte judía del matrimonio mixto, tanto él como su hija -y también su mujer-, sufrieron muchas discriminaciones: sus bienes fueron incautados, tuvieron que añadir el nombre de Sara o Israel a sus nombres de pila como estigma que les identificase y se vieron obligados a pagar una tasa de expiación por el hecho de ser judíos. Se le negó a su hija el derecho a acudir a la escuela. Mantuvieron a duras penas su apartamento en el centro de la ciudad en Augustinerstrasse, en el célebre edificio Philipphof.
El 12 de marzo de 1945, su hija Bertha había acudido a clases clandestinas con unas monjas que les encubrían -los niños entraban cada día por puertas distintas en horarios diferentes-. Sus padres, el Doctor Rothberger y Leopoldine, permanecieron en casa. Aquel día tuvo lugar el más intenso bombardeo aliado sobre la ciudad. El centro de Viena quedó arrasado y el matrimonio Rothberger falleció como consecuencia del bombardeo junto a más de 300 personas. Al salir de clase, Bertha -con tan solo 17 años- comprendió que se había quedado completamente sola en la vida.
Pudo huir de Austria gracias a un familiar y finalmente llegó a Estados Unidos. Allí comenzó una nueva vida, conoció a su marido y formó una familia.
Lleva años luchando por dignificar y restituir la figura de su padre y por la devolución por parte del Estado Austriaco de las pertenencias incautadas a su familia. En los últimos años, el admirable empeño de Bertha ha conseguido que se celebren varios actos públicos de restitución de estos bienes con presencia de autoridades austriacas.
Al conocer esta historia intenté contactar con ella para informarle del hallazgo de la foto que su padre hizo en Toledo hacia 1906. Por intermediación del Center for Jewish History pude escribirla. Le expliqué cómo había dado con ella y le hablé del especial significado que Toledo tiene para la comunidad judía en todo el mundo.
Para mi infinita sorpresa y alegría, Bertha no solo me respondió sino que decidió venir a Toledo a conocerme y a visitar la ciudad que su padre había fotografiado 106 años antes. Finalmente, en noviembre de 2012 llegó acompañada de su hija Anne y pude tener el honor de pasar unas horas con ellas comiendo y recorriendo la ciudad.
Con Bertha Gutmann en Toledo en Noviembre de 2012
Es difícil de explicar con palabras lo que sentí al conocer a una persona con semejante historia detrás. Hablar con ella, verla contemplando la ciudad desde el Valle, mirarla a los ojos, tocarla, fue para mí una experiencia inolvidable. Bertha Gutmann es la encarnación de la ilusión por vivir y por luchar, es el ejemplo vivo de que siempre merece la pena mirar al futuro con esperanza.
Y todo gracias a una foto olvidada que un día por casualidad se presentó ante mis ojos. Sin duda Carl Julius Rothberger, allá donde esté, se alegrará de ver cómo aquella imagen que tomó en 1906 ha sido el motor que ha llevado a su propia hija al mismo lugar, y en el que su nieta Anne ha reproducido la estampa:
Puerta de Valmardón en Noviembre de 2012. Fotografía de Anne Gutmann
Sirva pues esta entrada como tributo a Carl Julius Rothberger y su hija. Su coraje, sus ganas de vivir y su actitud ante la vida son un ejemplo que debe hacer replantearnos nuestra reacción ante cualquier problema o situación difícil que la vida nos pueda deparar. Gracias por todo Bertha, nunca te olvidaré.
Portada del libro Die Kunst in der Photographie (1907)

viernes, 1 de febrero de 2013

La Cuesta de la Portería de la Trinidad

La fotografía histórica tiene muchas aplicaciones maravillosas, pero tal vez la más bella es la reconstrucción visual del aspecto en el pasado de lugares que hoy conocemos con una imagen muy diferente. Y si de paso ello nos ayuda a comprender mejor pasajes de fascinantes novelas escritas en Toledo, entonces la fotografía parece cobrar la vida de la mano de la literatura.
Este es el caso de una calle de Toledo, muy céntrica, pero absolutamente desfigurada hoy en día con respecto al aspecto que presentaba en los siglos pasados. Se trata de la durante siglos denominada Cuesta de la Portería de la Trinidad, callejuela entonces estrecha y misteriosa convertida hoy en amplio espacio urbano con las denominaciones de Plaza y Calle del Salvador.
Se llamaba Cuesta de la Portería de la Trinidad porque en ella se situaba la portería del convento de Trinitarios Calzados, que dejó de serlo hacia 1836 para albergar entre otras cosas un cuartel. Para hacernos una idea del ambiente que generaba su estrechura nada mejor que leer este extracto de la genial novela de Benito Pérez Galdós titulada Ángel Guerra, escrita hacia 1890.

Retirábase por Santo Tomé y el Salvador, cuando al atravesar la cuesta de la Portería oyó una voz que clamaba como quien pide socorro. El sitio era solitario, fosco, siniestro, apropiado a los tapadijos galantes y a los acechos de la traición; la calleja se replegaba en la más intensa obscuridad, y sólo al medio de ella, traspasado el segundo recodo, distinguíase a lo lejos la lucecilla de un farol colgado como a cinco varas del suelo delante de un Cristo que llaman de la Buena Muerte, con melena y enagüillas, en mohoso nicho cubierto de alambrera. Avanzó en seguimiento de la triste voz, hasta llegar a un espacio irregular formado por las tapias de Santa Úrsula y los paredones de la casa de los Toledos, plazoleta que merece el nombre de ratonera, porque la salida de ella es difícil para quien no sepa encontrar los pasadizos o callejones, que más bien son grietas, por los cuales tiene que escurrirse el transeúnte.

Esta calle, que partía de la confluencia de la Calle Santo Tomé con Trinidad -a la altura de la Iglesia del Salvador- hasta llegar al conocido como Palacio de los Toledo, justo enfrente del Pasadizo de Balaguer, era por tanto muy diferente a la actual.
Cuesta de la portería de la Trinidad en el Plano de Reinoso de 1882
Para hacernos una idea de sus dimensiones y comprender así mejor qué quería decir Galdós, nada mejor que una fotografía. En ella podemos ver no solo las pequeñas dimensiones de la parte más alta de la calle sino la preciosa portada del convento trinitario que daba nombre a la calle. Esta portada no es otra que la que hoy podemos ver en la Alhóndiga en la calle Gerardo Lobo. Al derribar el edificio en 1960 se generó el amplio espacio que hoy conocemos como Plaza del Salvador. La portada fue desmontada y trasladada años antes al mencionado lugar -en 1943, a tenor de lo escrito en una placa colocada hoy en la Alhóndiga-. La foto, tomada desde el ábside del Convento de Santa Úrsula, data aproximadamente de 1915 y es del estudio de Abelardo Linares (gracias a Renate Takkenberg-Krohn por la cesión de esta maravilla):
Portada del antiguo convento de Trinitarios Calzados en la Cuesta de la Portería de la Trinidad hacia 1915. Fotografía del estudio de Abelardo Linares

Estas son otras fotos antiguas de esta portada renacentista de frontispicio de vuelta redonda en su emplazamiento original:
Portada de las casas del desaparecido convento de San Marcos en la antigua Cuesta de la Portería o Portería de la Trinidad (hoy calle del Salvador) (hoy está en la Alhóndiga en C/ Gerardo Lobo). Fotografía de Austin Whittlesey a comienzos del siglo XX. ©
Portada de frontispicio de vuelta redonda en su primitivo emplazamiento en la antigua Cuesta de la Portería o Portería de la Trinidad, en las casas que dieron origen al desaparecido convento de San Marcos. Foto Rodríguez a comienzos del siglo XX

Formando un ángulo recto con esta portada se situaba otra portada también trinitaria, que se encontraba a la espalda del denominado Palacio de Caracena. Dicha portada fue también trasladada en 1943 a la Alhóndiga. Fue fotografiada varias veces en su emplazamiento original, destacando las tomas de Pedro Román Martínez y Otto Wunderlich hacia 1910 y 1925 respectivamente.
Palacio de Caracena a comienzos del siglo XX (antigua Cuesta de la Portería o Portería de la Trinidad). Fotografía de Pedro Román Martínez. Centro de Estudios Juan de Mariana. Diputación de Toledo
Palacio de Caracena (antigua Cuesta de la Portería o Portería de la Trinidad) en los años 20. Fotografía de Otto Wünderlich. © Fototeca del Patrimonio Histórico

Como decía, según diversa documentación en 1943 se trasladaron las portadas y en 1960 el edificio fue demolido:
Calle del Salvador (antigua Portería de la Trinidad o Cuesta de la Portería) hacia 1970. Colección Luis Alba. Ayuntamiento de Toledo

De este modo se generó un amplio espacio de modo casi involuntario, que en los primeros años fue un espacio terrizo, abandonado, donde incluso se construyeron infraviviendas de gente muy humilde. En 1962 lo retrató Harry Weber desde el ángulo opuesto a donde se situaba la portería:
Convento de Santa Úrsula y solar de la Plaza del Salvador septiembre de 1962. Fotografía de Harry Weber. Österreichische Nationalbibliothek

En 1969 se rodaron en el solar algunas escenas de Tristana de Luis Buñuel, para la adaptación de la novela homónima de Galdós:
Plaza de El Salvador, Toledo, en 1969 (Captura de "Tristana" de Buñuel)
Plaza de El Salvador, Toledo, en 1969 (Captura de "Tristana" de Buñuel)

Como se ve, ya no estaba la portada situada junto al Palacio de Caracena:
Calle de El Salvador (Antigua Portería de la Trinidad o Cuesta de la Portería), Toledo, en 1969 (Captura de "Tristana" de Buñuel)

Buñuel grabó también partes de la película en el inicio de la calle en su zona más baja. Es curiosa la comparativa entre su aspecto en época de Galdós -por Alguacil- y el fotograma de la película:
Inicio de la Cuesta de la Portería de la Trinidad junto al ábside de Santa Úrsula hacia 1880. Foto de Casiano Alguacil, Archivo Municipal, Ayuntamiento de Toledo
Calle de El Salvador (antigua Cuesta de la Portería o Portería de la Trinidad), Toledo, en 1969 (Captura de "Tristana" de Buñuel)

En los años de auge automovilístico la plaza se usaba como aparcamiento indiscriminado. Mi padre puso empeño en ganar ese espacio para el peatón, y fotografió la plaza cuando se prohibió aparcar allí:
Plaza del Salvador en los años 70. Fotografía de Ricardo Sánchez Candelas

Posteriormente volvió a permitirse el aparcamiento, hasta que se construyó el edificio del Archivo Municipal -que ocupó parte del solar- y por fin quedó el espacio restante arbolado y de uso exclusivo para el peatón.
Iglesia de San Marcos en los años 90

Como veis, las posibilidades que brinda la fotografía histórica para un mejor conocimiento de Toledo son casi inagotables. Estos días este pequeño proyecto personal en forma de blog cumple cinco años del mejor modo posible: celebrando que ha alcanzado un millón de visitas desde su creación (lo podéis ver en el contador situado al inicio de la página). Muchas gracias a todos por haber contribuido a lograr esta preciosa cifra.
Palacio de los Toledo y ábside de Santa Úrsula a comienzos del siglo XX

La Cuesta de la Portería de la Trinidad en la actualidad en Google Maps:

Ver Toledo Olvidado en un mapa más grande
© TOLEDO OLVIDADO
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