Al finalizar la guerra Weber volvió a Austria en 1946, siendo uno de los primeros judíos en regresar a su país natal. En 1947 conoció a Marianne, la que sería de por vida su mujer, que trabajaba en un laboratorio fotográfico. Se casaron en 1952, mudándose a vivir a Viena. Desde ese mismo año comenzó a trabajar para la prestigiosa revista Stern, de la que fue jefe de la sección de fotografía durante décadas.
Su reconocimiento a nivel internacional llegó gracias a las excepcionales fotografías que tomó en 1956 durante la Revolución anticomunista de Hungría que fue brutalmente aplastada por la Unión Soviética. Sus imágenes dieron la vuelta al mundo.
Durante décadas maravilló con su capacidad de contar historias a través de la fotografía, si bien siempre se consideró un simple fotógrafo y no un artista. Según sus propias palabras era "un fotógrafo apasionado, que siempre fotografía la vida, ya sea en la calle o en un ensayo teatral. Nunca he manipulado una sola foto".
Fue fotógrafo también para el Festival Internacional de Salzburgo y son incontables sus excelentes exposiciones y publicaciones. Fue uno de los grandes impulsores del Museo Judío de Viena.
Weber falleció el 10 de abril de 2007 en Viena a la edad de 85 años.
En septiembre de 1962 Harry y Marianne Weber visitaron Toledo junto con unos amigos. El genial fotógrafo no desaprovechó las oportunidades que Toledo brinda y obtuvo instantáneas deliciosas, auténticos retratos de una época. Las fotografías toledanas de Weber demuestran el porqué de su fama de "contador de historias" a través de la fotografía.
Comenzaré por mostraros las instantáneas tomadas en la Plaza de Zocodover. En ellas podemos ver estampas de algo ya desaparecido: los limpiabotas. Weber captó magistrales fotografías de estos profesionales de un oficio que por entonces aún contaba al menos con tres representantes en Toledo a tenor de las imágenes:
En esta imagen en concreto podéis ver a la derecha un camión de la empresa "La Intimidad", dedicada a la venta de enormes barras de hielo. Me ha hecho mucha ilusión poder ver en esta fotografía plasmado algo que siempre me contaban los más mayores en casa y que yo, que crecí en la era del frigorífico, encontraba muy curioso:
Sin salir de Zocodover, tenemos más preciosas fotografías de Weber en Toledo. Corresponden a la terraza del Café Español y en ellas podemos ver a Marianne tomando un café al sol y a los amigos de Harry haciéndose un lío con las monedas para pagar:
Muy cerca de allí, el austriaco retrató a esta vendedora ambulante de dulces:
En 1962 aún era posible ver pasar burros por la Calle Ancha y gracias a Weber podemos recordarlo en esta secuencia de imágenes:
Aquí tenemos otros burros que a Weber le llamaron la atención en las callejas toledanas:
Los que no disponian de burro ni coche debían acarrear los sacos al hombro...
El interior de la Catedral fue retratado de modo original por Weber en estos claroscuros:
Weber debió congeniar bien con esta pareja de chavales que portaban las típicas espadas toledanas seguramente destinadas a la venta para turistas:
Hay rincones de Toledo que han cambiado mucho en estos casi 50 años. Resulta casi irreconocible la esquina del bar "El Delfín" junto a la Iglesia de El Salvador, donde por entonces existía un corral en lugar de viviendas:
Es preciosa esta vista de la Cuesta de Agustín Moreto:
Aquí tenemos el Convento de Santa Úrsula visto desde la muy cambiada Plaza del Salvador:
Es también una maravilla para la vista esta imagen del Arco de Palacio:
Muy curiosa resulta esta instanténea que recoge a tres seminaristas leyendo un folleto:
En 1962 los curas aún portaban sombrero de ala ancha. Weber captó a este tras las rejas de la Mezquita del Cristo de la Luz:
El grupo de amigos visitó la Casa Museo de El Greco:
Aquí tenemos la Catedral vista desde el Ayuntamiento:
Harry Weber retrató también la ciudad desde los Cigarrales:
A Weber le debió resultar curiosa la forma de beber desde un botijo y decidió inmortalizarla:
Como no podía ser menos, se adentraron en la Iglesia de Santo Tomé a ver el cuadro del Entierro del Señor de Orgaz:
Sirva esta entrada de humilde homenaje al alguien como Harry Weber que vivió en primera persona y luchó contra las atrocidades de los totalitarismos que asolaron Europa durante el siglo XX.