De él queda poco por escribir pues son miles los artículos, reportajes y vídeos que existen sobre Fede. Son conocidos sus humildes orígenes como repartidor de fruta por las calles de la ciudad, de los que nunca renegó, más bien al contrario, siempre se enorgullece de ellos. Y ese es el motivo que me lleva a escribir esta entrada, pues por casualidades de la vida y de un modo absolutamente fortuito he localizado una fotografía que prueba que en efecto, el gran Águila de Toledo trabajó desde muy joven repartiendo fruta. En un reportaje realizado por la empresa americana Acme Photo el día 2 de septiembre de 1949 fue tomada una fotografía de la Calle Hombre de Palo en la que el fotógrafo quiso retratar la vida cotidiana de la ciudad de esos días. Por completo desconocía el fotógrafo americano que como protagonista de esa estampa costumbrista estaba retratando al que exactamente diez años después sería el ídolo de toda España y de todos los aficionados al ciclismo del mundo:
Allí estaba Bahamontes, con sus 21 añitos, empujando su rudimentario carro de madera -delante de la portezuela por la que se sube a la torre de la Catedral- tras haber descargado un envío de fruta para alguna tienda cercana. Como testigos mudos de la escena, algunos carteles de las pasadas fiestas del Corpus Christi, como el de la obra Maruxa representada en la plaza de toros de Toledo.
¡Quién le iba a decir a aquel humilde repartidor que por esa misma calle iba a pasar diez años después en olor de multitud, cambiando el carro por un precioso descapotable! En efecto, en 1954 comenzó su carrera como ciclista profesional y en agosto de 1959 Federico Martín Bahamontes vencía en París y a su regreso a Toledo fue recibido como un héroe. Aunque hace ya tiempo publiqué una entrada con las fotografías de aquel recibimiento, bien merece la ocasión que hoy os muestre algunas no incluidas entonces y que debemos agradecer a Javier Felage. Durante los días en que se celebraba el Tour, la mítica tienda de Marciano -que aún hoy subsiste- exponía en su escaparate los datos más relevantes de la última etapa:
Cuando se confirmó la victoria del corredor español el recibimiento fue apoteósico y constituyó un verdadero día de fiesta para todos los toledanos. En esta fotografía aparecen jóvenes celebrando la victoria en Zocodover y al fondo podemos ver uno de los primitivos Katangas de color azul con techo blanco:
Aquí podéis ver algunas fotos del recorrido del descapotable que portaba al gran escalador y que no incluí en su día:
Estas son imágenes del aspecto de la Plaza del Ayuntamiento:
Se celebró una misa en agradecimiento por la victoria donde puede verse a Federico junto al entonces alcalde D. Luis Montemayor Mateo:
Estas son imágenes del banquete:
Aquí tenemos los preparativos para enmarcar su maillot:
Los dueños de la tienda de Marciano, tan volcada con el ciclista, le entregaron un águila tallada en madera como obsequio:
Y se descubrió la placa en la Plaza de la Magdalena que dedica al ciclista la misma, situada justo donde más tarde se ubicaría su tienda:
Con el deseo de que el propio Bahamontes disfrute con el descubrimiento de la fotografía de 1949 -que creo que él desconoce- me gustaría que esta entrada sirviera de homenaje a este mito del ciclismo que demostró al mundo cómo el talento, la valentía y el trabajo pueden cambiar tu vida, a mejor, para siempre.