Sumado a ello, existe otro legado directamente ligado al turismo que es más intangible pero tanto o más valioso que el anterior: me refiero a la generación de arte, literatura y fotografía por parte de los que en el pasado nos visitaron. Se nos olvida a veces que Rilke fue un turista que se enamoró de nuestra ciudad, que a Diego Rivera le pasó otro tanto o que Inge Morath vino a Toledo atraída por su fama mundial. Son solo tres ejemplos, en la literatura, la pintura y la fotografía, que demuestran el tremendo enriquecimiento creativo, cultural e intelectual que el turismo ligado a Toledo ha generado en el último siglo.
No en vano, el turista (el visitante u observador foráneo en general) aprecia nuestra realidad desde una perspectiva diferente, la de sus respectivos bagajes personales e influencias culturales asimiladas en su país de origen, generando una enriquecedora interacción con la visión exclusivamente local.
Las personas que vienen de fuera se fijan en detalles de nuestro día a día que a nosotros nos pasan a menudo desapercibidos y valoran, en ocasiones más que nosotros mismos, las joyas artísticas y paisajísticas aquí presentes que probablemente escaseen en su ciudad de origen.
El turismo cultural es, por tanto, un tesoro que quiero poner hoy en valor por todo lo que nos ha aportado y por todo lo que nos aportará en el futuro si sabemos cuidarlo y priorizar este tipo de visitantes por encima de otras opciones -digamos, menos enriquecedoras-, como ciertas despedidas de soltero, por poner un ejemplo.
Y, ¿qué mejor manera de homenajear al turismo cultural que trayendo fotografías antiguas que demuestren lo expuesto? Por ello hoy vamos a ver una colección de imágenes tomadas por unos turistas franceses hacia 1950 que, en su periplo hacia Marruecos, recalaron en Toledo dejándonos impagables fotografías que retratan muy bien la vida del Toledo de mediados del siglo XX.
Comenzaremos por ver una de las más bellas, tomada en el Arrabal, donde se aprecia a la perfección la realidad cotidiana de aquella calle en esa época:

Al otro lado, la Puerta de Bisagra aparece flamante, tras su reconstrucción parcial derivada del hundimiento que sufrió su torreón derecho en 1946:

Su precioso vehículo de época aparece en bastantes fotografías, como por ejemplo esta tomada junto a San Juan de los Reyes con una preciosa vista del Palacio de los Duques de Maqueda al fondo:

Las famosas cadenas que cuelgan en la fachada del monasterio presentaban este aspecto:

La desaparecida Puerta de San Martín fue retratada por nuestros amigos franceses, logrando otra imagen de gran belleza:

Decía al principio que los turistas, como observadores foráneos, en ocasiones se fijan en detalles que les resultan sorprendentes. Eso debió sucederles a estos turistas franceses al ver autobuses cruzando por un puente medieval como el de San Martín. Era algo que los toledanos por entonces veían con la normalidad que confiere la visión constante de un hecho, pero que despertó la curiosidad del fotógrafo hasta tal punto de obtener varias tomas de la escena:


También obtuvieron una imagen del puente sin el autobús:

El Puente de Alcántara no podía faltar en el reportaje, destacando al fondo la presencia de la Puerta de Alcántara aún sin restaurar, tal como se descubrió en 1911 al derribar unas casas que la ocultaban:


El Castillo de San Servando sí aparece ya restaurado:

La Catedral fue también visitada por el grupo de viajeros, que obtuvieron esta vista del claustro del templo:

La Puerta del Cambrón aparece bellísima en esta toma:

La vista de Toledo desde el Valle ofrecía un aspecto bellísimo aunque en algunos puntos aún marcado por las heridas de la Guerra Civil:



En las inmediaciones de la ciudad pararon a tomar una comida campestre. No he logrado aún identificar con certeza el lugar exacto, por lo que agradezco vuestras aportaciones:


Una de las carreteras de acceso a la ciudad (creo que es la que se dirigía al sur en la zona de Las Nieves) estaba siendo reparada por los peones camineros, con sus rudimentarios medios, en una estampa que debe hacernos valorar las carreteras que hoy disfrutamos:

En su viaje hacia Marruecos también hicieron parada en la localidad de Mora, la que para muchos es la primera localidad que puede considerarse manchega al sureste de Toledo, a unos 40 kilómetros de la nuestra ciudad. Aunque no suelo incluir fotos en el blog de localidades de la provincia, hoy haré una excepción por la belleza de las fotografías y por los muchos amigos que poseo en este precioso pueblo. Me encantan especialmente las imágenes tomadas en la churrería Fortu, donde se pueden tomar los que probablemente son los mejores churros de la provincia:





Con el deseo de que os hayan gustado estas fotografías, me despido reivindicando una vez más el turismo como uno de nuestros mayores tesoros, pero no cualquier turismo, sino el turismo cultural y de calidad realizado por miles de personas respetuosas con nuestra ciudad que tanto nos aportan. Lejos de los extremismos (los que defienden cualquier tipo de "turismo" irrespetuoso o descontrolado, o los también absurdos movimientos turismófobos), creo que es de justicia reconocer cuántas cosas buenas ha traído el turismo a Toledo desde que visionarios como el Marqués de la Vega Inclán iniciaron aquel despegue.