"Bajando una estrecha escalinata que arranca de la plaza de Zocodover y desciende por un arco que por lo profundo parece túnel, se llega a la Posada de la Sangre, una casucha agrietada, fea, sucia y mal oliente, como todos los establecimientos de su clase.
Arrieros y pastores forman corrillo en su puerta; en el patio corretean las gallinas, picoteando entre los guijarros del pavimento; de los postes de madera blanqueada, columnata que sostiene la galería del piso superior, penden los arneses de las recuas, y en el fondo se ve una monumental y antiquísima caja con remiendos de madera nueva; el famoso arcón de la cebada, que es como mostrador u oficina de toda posada española, pues sobre su mugrienta tapa se verifican pagos y cobros y el posadero inscribe en viejo libro todas sus cuentas.
Los cuartos, rotulados con estrambóticos números, son pocos y malos; las paredes de cal están ahumadas por el tufo de los grandes velones de bronce, única iluminación de la posada; las maritornes, arremangadas, rollizas y sucias, van de la cuadra a la cocina, y lo mismo aquietan al asno revoltoso que se rebela ante el pesebre vacío, como cuidan la chirriante sartén, en la que danzan con el oleaje del aceite frito las tiernas y jugosas magras."
No parece, pues, que fuese una visita demasiado agradable, y sin embargo, debido a esa fama fue bastante fotografiada desde el comienzo de la era fotográfica. Era un edificio típico toledano, con patio central, seguramente renacentista.

























La creencia estaba tan extendida que incluso, el 23 de abril de 1872, se llegó a colocar por error una placa sobre la fachada con la siguiente inscripción:
"Este fue el Mesón del Sevillano donde, según la tradición y la crítica, escribió “La Ilustre Fregona” el mayor de los ingenios españoles, Miguel de Cervantes y Saavedra, a cuya buena memoria consagra un recuerdo la gratitud de los toledanos el día 23 de abril de 1872, aniversario CCLVI de su muerte"

El 25 de enero de 1905 el Ayuntamiento dedicó la calle a Cervantes con motivo del III Centenario del Quijote. El acto público de colocación de la placa se celebró el día 9 de mayo de ese año:





Fue finalmente el trabajo de Rafael Ramírez de Arellano el que pudo demostrar que la ubicación correcta de la célebre posada cervantina era un solar cercano al Paseo del Carmen, al final de la actual Calle Cervantes donde hoy existe una placa que lo indica.
El edificio desapareció desgraciadamente para siempre en 1936 tras ser primero pasto de las llamas en un incendio provocado por las tropas nacionales (según Isabelo Herreros y Herbert R. Southworth) y poco después sufrir los bombardeos republicanos en el asedio al Alcázar.




A modo de comparativa, muy pocos meses separan estas dos fotos: la Posada de la Sangre llena de vida y poco después absolutamente destruida en la guerra civil en 1936. La primera foto la he podido datar en ese año por el cartel en que se intuye la candidatura Manuel Álvarez-Ugena y Sánchez-Tembleque para las elecciones de 16 de febrero y 1 de marzo de 1936 en las que fue elegido diputado por Izquierda Republicana:



P.S. : Mil gracias a Pedro Liñán de Riaza por la valiosísima información aportada.
Enlaces interesantes para saber más:
Revista "Archivo Secreto", nº 3.