Pues bien, la parte arcillosa de la ciudad —comienzo de la comarca de La Sagra— se ha denominado históricamente en Toledo como alcaén y se caracteriza por su color típicamente rojizo-parduzco que tiene en la zona del Salto del Caballo su mejor expresión. Estas arcillas, con las que nuestros ancestros fabricaron adobe, tapial, ladrillos, tejas y utensilios de cerámica no son sino materiales fundamentalmente detríticos depositados en la cuenca cenozoica del Tajo por la erosión de los relieves circundantes (Montes de Toledo y Sistema Central) en épocas remotas del Paleógeno al Mioceno (era Cenozoica).
En el Salto del Caballo encontramos, por tanto, estos cerretes ondulados arcillosos que, a partir de 1970, fueron considerados como el lugar ideal para celebrar unas multitudinarias y recordadas competiciones de un deporte por entonces incipiente como el motocross. La zona se prestaba para la creación de un circuito de cierta longitud, con subidas y bajadas que permitiesen saltos y derrapes que hicieran las delicias de los aficionados. Ello fue detectado por un auténtico lince como era Federico Martín Bahamontes, quien inteligentemente supo aprovechar la oportunidad para despertar el interés de los toledanos por las motocicletas de este tipo dado que él era el representante de marcas tan destacadas del panorama como Derbi o Rieju a través de su tienda de la plaza de la Magdalena:
De este modo, Bahamontes lideró la organización de carreras de motocross en Toledo, que tuvieron su primera cita en 1970 en los citados cerros del Salto del Caballo. Allí estaba mi querida Mary Ann Kirchoff, una estadounidense que por entonces residía en Toledo, con su cámara fotográfica para retratar el preciso momento del comienzo de aquella histórica carrera:
A partir de ese año, la cita se consolidó con la creación del Trofeo Corpus, apareciendo sistemáticamente en el programa oficial de las fiestas del Corpus Christi a partir de 1971.
El éxito de aquellas pruebas fue impresionante y para dar fe de ello tenemos la suerte de que conservemos fotografías en la ciudad de varios sensacionales fotógrafos y fotógrafas que inmortalizaron aquellas citas, algunas de las cuales llegaron a ser televisadas por TVE. Mirad, por ejemplo, las extraordinarias fotografías tomadas por el tándem María Teresa Silva/Juan Jiménez Peñalosa (Archivo VASIL) cedidas generosamente por su hijo Quique:
Otro excelente fotógrafo que andaba por allí con su cámara en aquellos años era Juan Ignacio de Mesa a quien también agradezco su generosidad. Pocos años después de tomar estas fotos, se convirtió en el primer alcalde del nuevo periodo democrático en Toledo:
Las pruebas tenían un gran seguimiento en prensa, apareciendo buenas fotos también en periódicos de la época:
Esta es una vista aérea del circuito en aquellos años, se aprecia ya construido el estadio, que convivió desde 1973 con estas pruebas. Se ve también cómo el terreno que ocupa el actual parque del Crucero fue creciendo a base de vertido de escombros:
La última edición de la que tengo constancia de este trofeo se produjo en 1981:
En los años posteriores se produjo un vacío hasta que, en 1989, la prensa se felicitaba por el regreso de las pruebas de motocross a Toledo, celebrándose ya en el barrio del Polígono:
En la actualidad, ya no se celebra ninguna prueba de este tipo en la ciudad. Con el deseo de que estas fotos retrospectivas os hayan gustado, me despido con alguna foto más de la tienda de Bahamontes y de su afición a las motocicletas, como un homenaje más a ese incansable visionario y emprendedor que siempre fue Fede.
No hay comentarios
Publicar un comentario