sábado, 13 de marzo de 2021

Toledo en 1962 fotografiado por Leandro de la Vega

El periodista y fotógrafo Leandro de la Vega Gil nació en la ciudad de Cuenca el 13 de marzo de 1923. Sus comienzos profesionales periodísticos se producen en el Diario de Cuenca en el año 1943, cuando el joven Leandro contaba solo con veinte años. De Cuenca pasó a Madrid, donde realizó reportajes tanto escritos como gráficos para la Agencia Internacional Arco entre los años 1954 y 1961, abordando temas tan diversos como economía, actualidad nacional, literatura o cine. De la Vega también trabajó para la Agencia Logos y colaboró con las revistas Fotos y Primer Plano, entre otras.
Leandro de la Vega Gil. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense. Su profesionalidad y buen hacer le fueron abriendo las puertas en su proyección laboral, llegando a formar parte de la plantilla de La Estafeta Literaria y a ser colaborador fijo de Blanco y Negro, ABC o Arriba. Leandro de la Vega fue también miembro de la Agencia Pyresa y redactor jefe de la revista España Hostelera y corresponsal en España de hasta tres revistas hispanoamericanas.
En el desarrollo de su intensa actividad, entrevistó y fotografió a algunas de las personalidades más relevantes del arte y las letras de la España de su tiempo. En algunos casos, esa relación se convirtió en una estrecha amistad, como fue el caso del escultor Victorio Macho o el pintor Daniel Vázquez Díaz.
Nunca perdió su vínculo y compromiso con su Cuenca natal, manteniendo una relación muy fructífera con artistas como Lorenzo Goñi o poetas como Federico Muelas y Acacia Uceta. Como complemento a su actividad humanística, formó parte en Madrid de tertulias literarias como la del destacado ensayista Luis Astrana Marín. Leandro de la Vega fue asimismo socio fundador de la Sociedad Cervantina y presidente de la Asociación de Amigos de Cervantes de Esquivias (Toledo). En 1962 cofundó el boletín España Semanal, editado por el Ministerio de Información y Turismo. En esta última publicación fue donde vio la luz su aclamado reportaje Las Hurdes, leyenda y verdad (1964).
Portada de "Las Hurdes: leyenda y verdad" de Leandro de la Vega (1964) Desde 1965 dirigió la revista Tría, dedicada a informar sobre la política y economía agrarias, y promovió la creación de la Asociación Española de Informadores Agrarios.
Leandro de la Vega falleció en Madrid el 23 de enero de 1998, a los 74 años de edad.
En mayo de 2016, la familia de Leandro de la Vega legó a la Biblioteca de la Universidad Complutense toda su biblioteca y su archivo personal. Dentro de esos fondos se incluyen archivos y documentos personales y profesionales de Leandro de la Vega, destacando sobremanera una notable colección de fotografías de gran valor documental y artístico.
Dentro de su colección fotográfica se incluye una serie de preciosas fotografías tomadas en Toledo en el año 1962, con motivo de una visita a su buen amigo el escultor Victorio Macho, que residía en la ciudad desde hacía una década en su pequeño paraíso de Roca Tarpeya.
Las imágenes obtenidas por Leandro de la Vega en aquella visita son de diferente tipología, desde las paisajísticas a las humanísticas. De todas ellas destacaré para comenzar esta pequeña obra de arte que retrata a un grupo de monjas en la calle Hombre de Palo en una escena realmente bella:
Monjas en la calle de Hombre de Palo en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Otra excelente toma es esta que nos muestra la vida alrededor de la Iglesia de Santiago del Arrabal:
Iglesia de Santiago del Arrabal en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Leandro de la Vega tomó una serie de fotografías dedicadas a las tiendas de artesanía y recuerdos turísticos de la ciudad:
Tienda de cerámica y recuerdos en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Tienda de espadas y damasquinado en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Tienda de recuerdos, damasquinos y grabados en la calle Chapinería en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Comprando una espada en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Comprando una espada en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Leandro de la Vega ascendió a la torre de la catedral de Toledo, desde donde obtuvo varias fotografías sensacionales:
Vista desde la torre de la Catedral en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Vista del caserío toledano desde una torre en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Desde el mirador del Valle, Leandro de la Vega obtuvo esta bella panorámica de la ciudad:
Vista general de Toledo en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Pasemos ahora a las fotografías que Leandro tomó en Roca Tarpeya con su amigo Victorio Macho y su esposa, la peruana Zoila Barrós, en un soleado día del mes de octubre de 1962. Se trata de imágenes de una perfección técnica asombrosa, que captaron magistralmente las facciones del escultor palentino con una fuerza expresiva abrumadora:
Victorio Macho en Roca Tarpeya en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Victorio Macho en Roca Tarpeya en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Victorio Macho junto al busto de León Felipe en Roca Tarpeya en 1962. Foto de Leandro de la Vega. Universidad Complutense. No me digáis que no es una maravilla esta foto del matrimonio Macho-Barrós:
Victorio Macho y Zoila Barrós en Roca Tarpeya en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Aquí aparecen en el mirador de Roca Tarpeya que se asoma al Tajo, con el puente de San Martín al fondo atravesado por las aguas -aún limpias por entonces- del río más largo de la Península Ibérica:
Victorio Macho y Zoila Barrós en Roca Tarpeya en 1962. Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, Archivo personal de Leandro de la Vega. Para finalizar, esta foto del jardín de Roca Tarpeya en la que aparecen sonrientes ambos (Leandro de la Vega y Victorio Macho), tal vez obtenida por Zoila:
Leandro de la Vega con Victorio Macho. Toledo, 1962. Universidad Complutense Sirva esta entrada de homenaje a este completísimo ser humano que fue Leandro de la Vega: culto, inquieto y polifacético. No quisiera despedirme sin antes dar las gracias a sus hijas por permitirme difundir estas fotografías, así como a la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense en la persona de Marta Torres Santo Domingo, por su trabajo de preservación y divulgación, así como por su permanente amabilidad y disposición para colaborar.
Sello de Leandro de la Vega en una de sus fotografías de Toledo. Archivo Histórico de la Universidad Complutense. Para saber más:
- "Victorio Macho y Leandro de la Vega, el testimonio de una amistad", por Inmaculada Real López.

5 comentarios

Ricardo Sánchez Candelas dijo...

Este extraordinario reportaje nos sirve una vez más para poder datar con más precisión ciertos aspectos importantes de la evolución de la ciudad que pueden pasar desapercibidos. En este caso me refiero al Alcázar. En la vista general de Toledo de 1962 es bien patente que aunque la reconstrucción del Alcázar estaba ya muy avanzada, no había terminado todavía en su totalidad, como se puede observar en la fachada sur. Faltaban aún tres años – hasta 1965 – para que el conjunto de las obras de restauración se dieran oficialmente por concluidas.

Juan Ignacio dijo...

Una de las fotos que relacionas en el blog como “tienda de espadas” estaba situada en el Claustro de la Catedral. En el mismo hubo varias tiendas, según entrabas por la Puerta del Niño Perdido o Puerta del Pan. Estas tiendas las retiró el Cabildo en los años 70

Ricardo Sánchez Candelas dijo...

Preciosa fotografía la de las monjas en la Calle Hombre de Palo. Para mí son un recuerdo familiar muy querido, porque debían ser de la Orden de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, a la que pertenecía mi tía Sor Felices Sánchez Lumbreras, hermana de mi padre. Destinada durante muchos años en Tomelloso, en las escasas ocasiones en que venía a Toledo, aunque pasaba el día en casa de mis abuelos, pernoctaba en el Hospitalito del Rey. Era ésta, una de las Instituciones de la Beneficencia dependientes entonces de la Diputación Provincial en las que las Hermanas de esta Orden prestaban su servicio humanitario de asistencia. También en nuestra ciudad, otras eran el Hospital Provincial, la Maternidad y el Hogar Asilo Infantil, el Hospital Siquiátrico, (llamado Manicomio y El Nuncio) y el Asilo de Ancianos de San Pedro Mártir. En la Maternidad Provincial vinieron al mundo nuestros cuatro hijos.
Allí ejerció durante muchos años como Director del Centro y Jefe de Ginecología el inolvidable don Arturo Relanzón, tan formidable médico como persona, que tenía como mano derecha en su labor de dirección y administración del Centro, a otra de las Hermanas de la Orden, sor Sagrario. Por cierto, tarea nada fácil la de esta buena sor para sobrellevar con buen talante el estricto sentido de disciplina y extremada severidad que don Arturo añadía a su gran valía profesional.
Otros centros en los que estas monjas también prestaron su caritativa asistencia hospitalaria fueron los Sanatorios: el de Soliss, en la Plaza de San Justo; el de Santa Lucía en San Cristóbal; y el Dispensario Antituberculoso. Y más recientemente, el Geriátrico de El Valle y la Clínica de El Rosario, en La Peraleda…
En el ámbito de la Educación, las Hijas de la Caridad convirtieron en instituciones docentes de Toledo dignas de prestigio para perdurar hasta nuestros días el Colegio de la Medalla Milagrosa y el San Juan Bautista, más conocido como Tavera.

Ricardo Sánchez Candelas dijo...

En otro comentario quiero referirme al muy especial lugar elegido para hacer esta toma fotográfica. Es exactamente el mismo, pero en el sentido justamente contrario del enfoque, en el que quedó recogida en 1949 la imagen de Federico Martín Bahamontes –nuestro querido Fede– portando una carretilla de reparto de frutas. Lo veíamos en la entrada del blog de 29/01/2011. Es también el mismo en el que estaba situado el Bar Moderno, frente a la pequeña puerta de entrada que da acceso al Claustro y Campana Gorda de la Catedral. Una de las tocas de las monjas impide ver completo el rótulo en vertical “comidas” que daba acceso desde la calle a este clásico de los bares toledanos de la época, y al que dediqué una referencia en mi “Galdós en Toledo”. No en vano, Hombre de Palo era una calle muy galdosiana.
Y, por fin, es también el lugar en el que mis buenos amigos Fernando Aranda, Jorge Miranda y Gabriel Mora traen entre manos un sugestivo proyecto de situar en el sitio conveniente del muro catedralicio una imagen del Hombre de Palo que, con la reproducción física del legendario robot ideado por Juanelo Turriano, justifique de manera bien fehaciente el nombre de una calle tan toledana e histórica. Ojalá que pasadas estas calamidades de la pandemia lo consigan.

Anónimo dijo...

En el claustro de la catedral subsistió una tienda en la que se compraban las entradas para la visita turística hasta que se abrió la actual frente a la Puerta Llana. Bastante más allá de los años 70. No recuerdo la fecha exacta pero ya en este siglo

© TOLEDO OLVIDADO
Maira Gall