Cuando el Tajo se dispone a despedirse de Toledo, tras haber regado los campos de la Vega Baja y la Peraleda, un antiguo molino precedido de un azud remansa sus aguas por última vez en la ciudad. Se trata del célebre molino de Lázaro Buey -ya conocido con ese nombre en época medieval, incluso se sabe que María Pacheco en su huida a Oporto en 1522 se encontró en sus inmediaciones con varios de sus leales-, aunque en siglos posteriores se los conoció como Molinos de Buenavista al situarse en la zona del río más cercana a esta gran finca presidida por el célebre Palacio de Buenavista que el Cardenal Sandoval y Rojas convirtió en uno de sus lugares de retiro predilectos.
Estos molinos, situados en la orilla derecha del río, generan en buena parte del año un pequeño brazo de agua separado del flujo principal. Este pequeño curso de agua separado durante unos metros del Tajo es el conocido popularmente como "el Río Chico".
Se trataba de uno de los lugares predilectos para el baño en Toledo hasta su prohibición oficial en junio de 1972. Al tener una escasa profundidad y caudal, el Río Chico fue donde muchos toledanos aprendieron a nadar.
La zona goza de unas preciosas vistas de la ciudad y se sitúa al lado del histórico Camino Real de Toledo a Valladolid (que luego fue la Nacional 403 o carretera de Ávila y hoy se corresponde con la Avenida de Adolfo Suárez).
Veamos un repaso fotográfico de la zona desde los comienzos del siglo XX:
A mediados del siglo XX se obtuvieron preciosas imágenes también:
Esta foto la tomó mi abuelo Eduardo Butragueño Bueno:
Mirad qué preciosidad de foto aérea hacia 1965:
En los años 70 lo inmortalizó Julio Sánchez:
Actualmente el Río Chico no es más que un triste capítulo a añadir al libro negro del Tajo: sus ponzoñosas aguas ya no acogen bañistas y el molino con su maquinaria (con restos del aprovechamiento eléctrico que tuvo hasta bien entrado el siglo XX) está en estado de abandono, siendo únicamente visitado por vándalos y esporádicos pescadores que se arriesgan a capturar los escasos e incomestibles peces que aún sobreviven en nuestro patético ex-río.
Por poner una nota positiva, señalar que la asociación de vecinos que agrupa los barrios de Vistahermosa-La Legua-Valparaíso lleva por nombre "Río Chico", lo cual es de agradecer.
Como curiosidad final, reseñar que en este punto, paraban muchos de los barcos que fueron capaces de transportar mercancías a Lisboa por el Tajo (o traer mercancías desde Portugal) a finales del siglo XVI. Sí, pese a que a muchos les pueda sorprender, el Tajo llegó a ser navegable. La prueba son estas cartas de 1588 publicadas en un libro imprescindible "Memoria que tiene por objeto manifestar la posibilidad y facilidad de hacer navegable el río Tajo desde Aranjuez hasta el Atlántico" de Francisco Javier de Cabanes en 1829:
Con la esperanza de que el Río Chico vuelva algún día a ver correr agua limpia y acoger bañistas en sus orillas, solo me queda proponer que, mientras tanto, se restaure y adecente el molino (¡qué precioso bar-restaurante podría acoger!) o se replantee su aprovechamiento eléctrico. También sería deseable que, muy cerca de allí, el ayuntamiento finalizara la plantación lineal de árboles en la avenida de Adolfo Suárez hasta el restaurante "El Chuletero" aunque solo fuera por dignificar este espacio que vio llegar mercancías del Atlántico o que contempló la huida de "la Leona de Castilla" -como es conocida María Pacheco-, entre otros destacados hechos históricos.
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7 comentarios
Magnífico relato y muchos recuerdos imborrables. Tb me bañé y trasteé en ese molino. Recuerdo el Kiosko existente en su tramo final.
EEscolano
Buenos recuerdos de casa Tabordo, en los 70 cuando íbamos en verano a cenar algún sábado.
Que bonitos recuerdos del Río Chico se cruzaba de una orilla a otra, sin que te cubriese. Altos chopos y el gango de Tabordo, su tortilla de patatas o el pollo o conejito al ajillo. Se decían " gangos", ahora chiringuitos. Ojalá recuperasemos nuestro río....., en el que tan buenos momentos pasamos en nuestra juventud
En la zona de baño del rio Chico, todos los veranos y antes de El Tabordo, de junio a séptiembre, se instalaba un kiosco, siendo regentado por un señor al que llamaban "Marchena", por su gran afición al flamenco.
Recuerdos de mi niñe con mis padres muy jovenes. El sitio hera bonito no conciamos otra cosa
Gracias Eduardo, por hacernos retroceder a nuestra juventud.
Ángel Ramos.
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