La historia de Toledo es tan apasionante y rica que existen lugares verdaderamente importantes que sin embargo han caído en el olvido diluidos en el oceano de monumentos de la ciudad y apenas son recordados o conocidos.
Uno de esos emplazamientos que hoy quiero resucitar de la mano de la fotografía es el lugar que según las crónicas y la tradición ocupara la casa del Cid Campeador en los días en que fuese gobernador militar de Toledo, cargo que le habría encomendado el propio Alfonso VI tras la reconquista de la ciudad en 1085.
Según diversas fuentes esa suntuosa casa pasó a su lugarteniente Alvar Fáñez Minaya quien fuera designado Toletule dux en 1113. Según otras fuentes fue Ordoño, el sobrino del Cid, quien heredó más adelante la propiedad.
Aneja a la casa del Cid parece que se construyó en fecha indeterminada la iglesia de San Juan de los Caballeros, cuya referencia más antigua data de 1241 cuando es citada como cabeza del Priorato de la Orden de San Juan de Jerusalén o de Malta. Son varias las fuentes que aseguran que antes perteneció a la Orden de los Templarios. En 1290 se narra que Ferrán Pérez Mozego, Gran Comendador sanjuanista, ordenó reedificar o reformar el palacio anejo a la iglesia como posada u hospital de la orden.
Las crónicas hablan de una iglesia con un bello ábside de estilo mudéjar, pero que debió sufrir gran abandono desde que los límites de la Reconquista se desplazasen hacia el sur -concretamente a La Mancha- lo que motivó que la cabeza del priorato recayera en el Castillo de Consuegra. De este modo se sabe que en 1545 se cede el claustro para que Francisco de Villalpando ejecutara en el taller allí establecido la soberbia reja de la Catedral. El ábside estaba ya ruinoso en 1576 cuando Luis Hurtado describiera de este modo tan explícito el estado de la iglesia y el edificio anejo:
"Tiene otra mayor iglesia y anbito, que deuia ser hospitalidad a los heridos y jente de guerra, que llaman el corral de San Juan de los Caballeros, el qual esta tan perdido y lleno de ynmundicias que es ynficion de la ciudad"
Se sabe de obras de reparación en la iglesia en los años 1565 y 1609, y en el palacio en 1514.
De este modo llegamos al año de 1780, fecha en que la iglesia y el palacio son adquiridos por el Cardenal Lorenzana para edificar la Fonda de la Caridad como obras de complemento a la Casa de la Caridad que había instalado en el Alcázar.
El edificio de la Fonda, aun siendo enorme, no destruyó por completo los restos de la iglesia de San Juan sino que respetó la zona donde se situó el ábside. En estas obras aparecieron al excavar grandes columnas de piedra. Una de ellas se llevó a la Catedral donde sirve de base al púlpito de la epístola y otra -rematada con una cruz de hierro- se colocó en el lugar donde se situaba el altar de la iglesia de San Juan.
La Fonda cumplió su función hasta que en 1846 pasó a manos del ejército, que hizo profundas reformas del edificio para la adecuación a usos militares.
Así alcanzamos el año de 1852, fecha en que el lugar es fotografiado por vez primera dentro de la panorámica tomada desde las cercanías del Puente de Alcántara por el irlandés Edward King Tenison. Hasta la fecha creo que nadie había reparado en observar en detalle la fotografía, que nos muestra la citada columna, que marca el lugar donde se situara el altar -y por tanto el ábside- de la Iglesia de San Juan de los Caballeros. Esto es importante porque permite ubicar con exactitud su posición así como la de la Casa del Cid -que las crónicas citan como aneja-, algo hasta ahora tan solo esbozado en descripciones escritas o en planos sin demasiado rigor topográfico como el de el Greco o Portocarrero.
En esta fotografía de Charles Soulier se ve incluso con más nitidez la columna e incluso su sombra sobre la pared este de la Fonda de la Caridad:
En el año 1855 Sixto Ramón Parro describe la citada columna en ese lugar. Sin embargo, solo tres años después, en 1858 ya no aparece allí en esta imagen de Charles Clifford. Se observa que se producen obras de adecuación y ensanche por parte del ejército en la zona que hoy ocupa la calle Alféreces Provisionales:
La columna fue recolocada en la bajada de la Concepción, dando nombre en 1864 a la calle como "de la Cruz de San Juan". Hoy en día, sin embargo, desconozco el paradero de esta columna.
Los usos militares requirieron obras de adaptación bastante profundas. Se utilizaron tres edificios para albergar la escuela de infantería: el Hospital de Santiago, el Hospital de Santa Cruz y la citada Fonda de la Caridad. Como la Fonda y el Hospital de Santa Cruz distaban escasos metros (la anchura de la calle Cervantes), se decidió construir un pasadizo superior o cobertizo que en forma de arco cruzaba la mencionada calle y unía ambos edificios.
Dicho arco existía ya en 1849 a tenor de lo expuesto por Pascual Madoz en su libro Diccionario Geografico Estadístico Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar, donde lamenta que se escogieran esos tres edificios en lugar de unificar la academia en el Alcázar:
La existencía del arco entre Santa Cruz y la Fonda de la Caridad es una curiosidad muy poco conocida y de la que no conocía fotografía alguna publicada. Mirando en detalle varias de las fotografías antes mencionadas puedo también confirmaros que el arco o cobertizo fue inmortalizado en ellas. La más antigua, la de Tenison en 1852:
Del mismo modo podemos ver el arco en la de Clifford en 1858:
También aparece en la fotografía de Laurent hacia 1879:
El arco debió demolerse poco después pues en esta imagen tomada hacia 1895 ya no se le ve:
En estos tres planos, de 1858, 1882 y 1890 respectivamente se puede ver en planta ese arco excepto en el último donde ya no aparece:
Este detallado plano data ya de 1881 y es obra de Ibáñez Ibero:
Como curiosidad que vuelve a entrelazar las historias de estos parajes, deciros que en abril de 1861 aparecieron en Santa Cruz unos restos momificados dentro de un falso hueco. El cuerpo, perfectamente conservado aún tenía la mortaja, el traje y el manto de un caballero militar de alto rango y al parecer fue encontrado en los restos de la Iglesia de San Juan de los Caballeros durante las obras de edificación de la Fonda de la Caridad de Lorenzana, siendo trasladado a Santa Cruz de manera un tanto precipitada reubicándolo en ese falso hueco bajo un arco de ladrillo (más información en el libro La Comisión de Monumentos de Toledo (1836-1875), de Francisco García Martín, página 114).
En cuanto a fotografías de la Fonda de la Caridad de Lorenzana, existen algunas muy significativas de comienzos del siglo XX tomadas desde el aire. En ellas se ve el edificio perfectamente -ya utilizado como sede militar-, con sus enormes patios interiores:
Sin embargo, este imponente edificio ideado por el Cardenal Ilustrado también hay que añadirlo a la larga lista de elementos del patrimonio toledano que desaparecieron durante la Guerra Civil en 1936. Injustamente olvidado por todos los tratados de arquitectura, la pérdida de este edificio no fue menor, ni por sus dimensiones ni por su valor arquitectónico pues no abundan en Toledo los edificios públicos del siglo XVIII.
En 1936 albergaba el Gobierno Militar provincial y su cercanía al Alcázar le hizo ser pasto de las bombas y las ametralladoras. Curiosamente, la única fotografía de su portada de acceso que he localizado data de aquellos nefastos días:
En estas imágenes tomadas desde el Hospital de Santa Cruz durante los combates se puede ver con claridad la Fonda de la Caridad:
Estas fotografías tomadas tras la contienda nos permiten ver el ruinoso estado en que quedó, e incluso nos muestran las bóvedas de uno de sus sótanos:
En esta serie de fotografías aéreas tomadas tras la guerra podemos ver más claramente su estado:
El edificio permaneció así, ruinoso, hasta aproximadamente 1970 en que se edificaron viviendas en su solar:
Este impresionante vídeo está grabado justo antes de su derribo:
Sirva esta entrada como humilde reivindicación de este lugar cargado de historia y hoy absolutamente olvidado, sin una sola placa o mención que cite alguno de los edificios que aquí existieron. Cada uno de ellos por separado bien merecería un hueco en la historia de Toledo.
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7 comentarios
Con respecto a la Casa del Cid, decir que obviamente todo son elucubraciones. La primera cita de esa casa data de 1351 (Crónica del Rey Don Pedro), es decir, más de dos siglos después. Mi buen amigo Eutimio, cidiano experto, nos advierte de que hay que tomarla con mucha prudencia y nos dice:
"Las fuentes históricas, que para un personaje del siglo XI son abundantes (Historia Roderici, Carmen Campidoctoris, numeros diplomas firmados por el Propio Campeador, su carta de arras), no dicen nada al respecto. La relación de sus bienes que se menciona en sus donaciones y carta de arras no dice nada de ningún bien en Toledo ni tan siquiera en algún lugar cercano, sólo Burgos y alguna tierra por Palencia. El cargo de gobernador militar de Toledo amén de no documentado es algo prácticamente imposible. El Cid fue desterrado de Castilla por primera vez en 1081, no levantándole la sanción hasta 1087, pasando ese periodo por tierras de Zaragoza. A partir de 1087, y mucho más tras el segundo destierro de 1088, Rodrigo pasaría sus últimos años de vida en tierras de Valencia (hasta su muerte en 1099), aunque en 1092 volvería a obtener la gracia del Rey. Con todo, hay que tener en cuenta que mito e Historia se mezclan en la figura del Campeador, y que en muchas ocasiones si de hechos históricos hablamos y más de cierta antigüedad, la leyenda no debe rechazarse sin más por cuanto a menudo esconde una realidad histórica."
Quiero anotar un recuerdo de los lejanos años de mi infancia y juventud cuando en alguna ocasión pasaba por este lugar. Como atraída por un extraño magnetismo mi vista siempre se detenía en la culata de un proyectil de considerable calibre incrustado en la fachada del edificio, más o menos a la altura de la mitad de la actual Calle de Cervantes, disparado en alguno de los ataques que desde este lugar se produjeron en el asedio al Alcázar, y de los que algunas de las fotografías de esta entrada dejan dramático testimonio gráfico. Por alguna causa, el mortífero artefacto no debió explosionar, y allí quedó durante muchos años, materialmente embutido en la fachada, como mudo testigo de aquella barbarie, hasta que se hicieron sobre las ruinas nuevas edificaciones. Todavía hoy, cuando paso por este sitio de la ciudad, no puedo evitar que mi vista se dirija a ese punto, como si una inevitable y morbosa atracción no me hubiera liberado todavía de mis vivencias y recuerdos de niño de la posguerra. ¡Quién les iba a decir a aquellos nobles muros de la Fonda de la Caridad que habrían de ser víctimas, nada caritativas por cierto, de los embates de una guerra fratricida que ojalá nunca más se vuelva a repetir!
¡Ya se echaban de menos sus comentarios, Don Ricardo!
Son tan valiosos como las propias fotos pues son historia viva de la ciudad.
Efectivamente Edu, en los planos de Coello e Hijón y de J. Reinoso, uno f3echado en 1858 y el otro en 1882, respectivamente, la pasarela que unía Santa cruz con el edificio de la Casa de la Caridad sale reflejado; aunque también sale reflejado en otros planos de la ciudad que se conservan en el Archivo Municipal de Toledo y que están fechados casi hasta los años 20 del pasado siglo. Evidentemente estos últimos, no es que estén mal, sino que están copiado las ediciones anteriores, posiblemente las dos mencionadas.
Por otra parte, en la obra de julio Porres Historia de las Calles de Toledo, tiene publicado una sección del "Viaducto que enlaza la Fonda de la Caridad con Santa Cruz" (ya te enviaré el dibujo).
Es una pena, pero este edificio de la Caridad está muy mal estudiado y es un magnífico ejemplo de la arquitectura industrial de finales del S. XVIII en España que se merecería más y que siempre ha pasodo sin peña ni gloria. Recientemente, con las obras que la Consejería de Cultura realizó hace pocos años, se localizaron parte de algunas de las bóvedas que se construyeron para salvar el desnivel del terreno y... tal vez sí, o tal vez no... pero predomina el acero corten.
Añadidas quedan las aportaciones del anterior comentarista (mil gracias amigo).
Como curiosidad, deciros que Sixto Ramón Parro narra que Floridablanca prometió a Lorenzana que la carretera a Andalucía pasaría por Toledo, por lo que el Cardenal impulsó esta Fonda en previsión de un gran número de viajeros. Finalmente la carretera pasó por Aranjuez y la Fonda de la Caridad nunca tuvo el éxito ni el uso previstos por Lorenzana.
Una pena.
Qué gracias! Si has escrito un post sobre mi casa!!!
Siempre he vivido en una de las viviendas que edificaron en el solar de la antigua fonda. Me ha llenado de recuerdos el leer tu post.
Muchas gracias!
Un gran trabajo histórico excelentemente documentado.
Suerte en el concurso de los 20Blogs.
Salu2.
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