Castillo de San Servando: la prueba de que Toledo es hoy mucho más verde

El post de hoy va a tener un enfoque bastante ambiental (barriendo para casa). Particularmente estoy bastante cansado de la visión pesimista y catastrofista que se suele tener de la evolución ambiental en general y de la española en particular. En el caso concreto de Toledo, ser pesimista en cuanto a la evolución ambiental (a excepción de la calidad y cantidad de agua que porta el Tajo) es sencilla y llanamente ser un necio. La simple observación comparativa de las estampas que nos ofrece el pasado y de las actuales nos revela una clara tendencia a la regeneración vegetal y, por inferencia, también de su fauna asociada. Probablemente contemplamos en 2008 el paisaje más verde que Toledo ha tenido en siglos, si no milenios, y no precisamente porque ahora hagamos fotografías a color. Factores que se pasan por alto en estos días en que parece que el hombre es malo malísimo indican que al descender la demanda de leña para calentar hogares se favorece sobremanera la regeneración de las especies mediterráneas, así como el descenso del pastoreo o las limpiezas de monte para evitar emboscadas y ataques enemigos. Todo ello por no hablar de la ausencia en el pasado de medios de extinción de incendios o del efecto fertilizador y estimulante del crecimiento vegetal que supone el incremento en la concentración de CO2. Este cambio en la presión humana sobre el medio cercano a la ciudad es muy palpable en Toledo, y concretamente en ciertos puntos. Uno de ellos es el entorno del Castillo de San Servando, como bien me indica el amigo David Pedreño. En las siguientes fotografías antiguas podréis ver el grado de desolación vegetal que presentaba este cerro no hace tanto, así como los roquedos del Torno del Tajo y las orillas del río...¡es que no había ni un matojo! Hoy crecen almendros, higueras, almeces, olmos, encinas, chopos, fresnos, juncos, cañaverales...Para comparar, pongo al final alguna imagen actual.