Entre los amantes de la meteorología española hay un evento que es unánimemente recordado, tanto en publicaciones técnicas como en los foros de esta temática, como uno de los más extraordinarios jamás registrados por su rareza, extensión y distribución geográfica. Me estoy refiriendo a la gran nevada del 13 de abril de 1958, una de las más tardías y extensas que han sucedido en España desde que existen mediciones.
Uno de los usuarios más activos del foro tiempo.com, Eduardo Romay Montes, cuyo pseudónimo habitual es Vigorro, explica muy bien cómo se fue fraguando este rarísimo temporal de nieve en pleno mes de abril:
"En los mapas de reanálisis podemos ver cómo el día 7 de abril una dorsal atlántica subía de latitud y tenía correspondencia en capas bajas con la presencia de un potente anticiclón a caballo entre Groenlandia e Islandia. La presencia de bajas presiones en Escandinavia y del mencionado anticiclón posibilitaban la formación de un pasillo polar que llegaba hasta España. Europa entera se encontraba, en capas altas, afectada por una gran vaguada que en general y todavía, no llevaba embebido mucho frío, salvo un embolsamiento de -30 ºC sobre Italia. La isoterma de 0 ºC toca ya ese día el extremo norte peninsular. El día 8 la situación se mantiene pero el frío polar comienza a escaparse hacia Europa central. El día 9 el desalojo frío es ya muy importante, y más si tenemos en cuenta que hablamos de abril... durante estos dos dias la isoterma 0 ºC abarca buena parte del norte peninsular y casi nos alcanza la de -5 ºC, mientras que la de -25 a 500 hpa esta ya presente. El dia 10 el pasillo polar está empezando a cortarse, pero el embolsamiento frío presente en Europa es ya muy destacable. El día 11 el corte del pasillo debido al posicionamiento suroeste/noreste de las altas presiones atlánticas favorece, sin embargo, el bombeo del aire frío europeo hacia España... la bolsa de -35 ºC ocupa una extension de terreno brutal sobre el centro del continente. El día 12 comienzan a aparecer bajas presiones en el norte de áfrica gracias a la impresionante latitud que alcanza la vaguada hacia el sur: las isotermas -5 ºC y -30 ºC están ya en España. El día 13 la situación en superficie es perfecta para el sureste peninsular, con claro viento de levante sobre nuestras tierras. El importantísimo embolsamiento frío abarca casi toda la península, con temperaturas en altura inferiores a -30 ºC y la isoterma de -5 ºC ocupando medio país. Este fue el día de la gran nevada."
Aquel temporal dejó grandes acumulaciones de nieve en todo el sureste español, siendo muy recordado en ciudades como Granada, y sus efectos se extendieron hasta el centro peninsular, incluida la ciudad de Toledo.
Quiso el destino que aquel histórico día, que era domingo, coincidiese con la visita a Toledo nada menos que de Marcel-Henri Gaussen (nacido en Cabrières-d'Aigues, Vaucluse, el 14 de julio de 1891 y fallecido en Toulouse, Alto Garona, el 27 de julio de 1981). Gaussen fue un meteorólogo, botánico y biogeógrafo francés al que recordamos muchos de los que estudiamos carreras relacionadas con el medio ambiente, como autor de dos célebres conceptos aún hoy utilizados en fitogeografía: el índice xerotérmico y el diagrama ombrotérmico.
Es complicado saber si la presencia de un experto meteorólogo como Gaussen en Toledo aquel día fue premeditada (tal vez vio las predicciones unos días antes y decidió venir a España a vivir en directo el suceso), pero lo cierto es que, una vez aquí, decidió registrar profusamente con su cámara fotográfica las estampas que dejó aquella extemporánea nevada en la ciudad y sus contornos, lo que supone un excepcional y valiosísimo registro. Es increíble poder contar con las fotos de aquel evento tomadas por una personalidad de la talla de Gaussen, y ello demuestra, una vez más, que lo que sucede en Toledo ocurre en muy pocos lugares del planeta: esa magnética capacidad para atraer sucesos y personas que marcan la historia, que tantas y tantas veces os he narrado en este blog a través de fotografías.
Todo el inmenso legado fotográfico que Gaussen recopiló a lo largo de su vida y que donó a su país a través de los Archivos Departamentales del Alto Garona, pueden ser consultados en su web y están puestos a disposición del público, por lo que tenemos que agradecer no solo a Gaussen sino a esta institución su digitalización y divulgación.
Pero vayamos ya a ese espectacular repaso fotográfico que Gaussen registró de aquella tardía y rarísima nevada en Toledo. Comenzaré por enseñaros las fotos de varias calles del centro histórico. Como comprobaréis, la nieve doblaba las ramas de los árboles ya brotados (como es lógico a mediados de abril), generando en ellos un aspecto totalmente inusual. Sumado a ello, es todo un lujo observar nuestras calles nevadas, a todo color, con objetos y personas con la estética propia de aquellos años 50, que conforman un reportaje absolutamente sensacional si es valorado en conjunto:
La Catedral y su entorno protagonizan muchas de las fotos del reportaje:
En las afueras de la ciudad y en algunos miradores del interior, Gaussen registró los paisajes nevados del entorno de los cigarrales y el Valle, que presentaban un aspecto realmente curioso con la mezcla del verdor propio de la primavera con los tonos blancos de la nieve y los ocres del terreno:
Las vistas de los puentes medievales de la ciudad son también espectaculares:
Con mi más profundo agradecimiento a Luis Miguel Gallego por ponerme tras la pista de esta alucinante colección de imágenes, me despido esperando que os haya resultado interesante y refrescante este repaso a uno de los eventos meteorológicos más insólitos que han sucedido en Toledo en el último siglo. Sin duda, son fotos que tienen muchos posibles análisis, desde el histórico al paisajístico pasando, evidentemente, por el climático y ambiental.
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1 comentario
Increibles fotos , todo un hallazgo , felicitaciones .
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