Hace ya bastante tiempo publiqué una entrada dedicada a una curiosa foto tomada en Toledo por Benjamin West Kilburn. Unos 13 años después vuelvo a traer al blog a este curioso autor para ofreceros la totalidad de su obra toledana, una de las más particulares de la parte decimonónica de la fotografía en Toledo. Como indicaba en aquella entrada, Benjamin West Kilburn fue un peculiar fotógrafo y montañero, de aspecto algo extravagante, que nació el 10 de diciembre de 1827 en Littleton (New Hampshire, EE.UU.) y falleció el 15 de enero de 1909. Es un autor que resulta aún famoso en su país por haber sido uno de los fotógrafos pioneros en retratar el nacimiento de la nación americana, así como por haber inmortalizado momentos históricos como las masivas migraciones allí acaecidas en la segunda mitad del siglo XIX o lugares emblemáticos como los grandes y famosos parques nacionales estadounidenses.
Benjamin fue hijo de Josiah Kilburn, un fundidor de hierro que fabricaba estufas. En su juventud, se formó como maquinista en Fall River (Massachusetts) a los 16 años. Cuatro años más tarde, el joven Benjamin regresó a Littleton para convertirse en socio de su padre en la fundición denominada Josiah Kilburn & Son.
Llegada la guerra civil norteamericana, Kilburn fue sargento en la Compañía D del 13º regimiento de Infantería Voluntaria de New Hampshire, y participó con su unidad en la Batalla de Fredericksburg en Virginia.
Como montañero, está documentada su actividad en Mount Washington en New Hampshire, en Ouray (Colorado) y en la Sierra Nevada de California, incluido el parque de Yosemite en 1872.
Su faceta más interesante para nosotros, la de fotógrafo estereoscópico, da comienzo con la creación, junto a su hermano Edward (1830-1884), de la empresa Kilburn Brothers alrededor de 1865.
Sus primeras vistas estereoscópicas se produjeron en el estudio de Edward Kilburn en McCoy Block en Littleton, si bien esta ubicación resultó ser demasiado pequeña para el éxito que pronto tuvo el negocio, que en esa época era familiar y centrado en temas y personajes locales. La propia hija de Benjamin, Elizabeth, y su esposo, William Jackson, fueron contratados en el negocio para ayudar a desarrollar un producto de calidad.
En 1868 crearon una segunda tienda para la visualización de estas tomas estereoscópicas, que resultaba más grande y espaciosa, en Chutter Block en Main Street. Más tarde, construyeron una nueva fábrica en Cottage Street con aún más espacio para expandir el negocio, aprovechando la cercanía a la estación de tren de Littleton, adonde los jóvenes comerciales de la empresa llevaban las vistas de Kilburn logrando una audiencia en constante expansión. Fue así como, rápidamente, se convirtieron en el mayor fabricante mundial de vistas estereoscópicas.
Edward Kilburn se retiró de la sociedad alrededor de 1877, dejando en solitario a Benjamin, y aunque el producto siguió identificándose como Kilburn Brothers, este fue el nacimiento de B. W. Kilburn Co.
Benjamin implementó muchos cambios en la tecnología estereoscópica, como por ejemplo el curvamiento del cartón donde se imprimían las imágenes, logrando así incrementar el efecto tridimensional de las vistas. También participó activamente en la Asociación Nacional de Fotografía.
Para 1890, el segundo yerno de Benjamin, el abogado Daniel Clark Remich, se había unido a la gestión de la empresa, así como James M. Davis, agente de un creciente ejército de vendedores puerta a puerta y, más adelante, como director general, ubicado primero en Filadelfia y luego en Nueva York y St. Louis. Decidió fotografiar y enviar fotógrafos a tierras lejanas y contratar un gran equipo de ventas para distribuir las vistas estereoscópicas. La Exposición Colombina de Chicago celebrada en 1893 marcó el punto álgido del negocio, ya que adquirieron los derechos exclusivos para vender vistas estereoscópicas de esta enorme exposición universal.
Tras la muerte de Benjamin West Kilburn en 1909, el negocio fue sucedido por varios de sus antiguos vendedores y competidores, entre ellos, WF Burns & Co. de St. Louis en 1910, o los hermanos Underwood & Underwood de Nueva York, así como B. L. Singley de Keystone View Company, entre otros.
De este modo, podemos decir que el legado de Benjamin W. Kilburn es muy importante en la historia de la fotografía tanto norteamericana como internacional, siendo recordado por haber documentado visualmente los fenómenos de la inmigración y el incipiente turismo, como pionero del fotoperiodismo. También pasó a la historia como el fabricante de vistas estereoscópicas más extenso del mundo entre 1865 y 1910. Como curiosidad, nos dejó también la invención de la famosa y peculiar "Cámara de pistola Kilburn", un artilugio que permitía obtener imágenes como si se disparara con una escopeta, destinada al colectivo de cazadores, con el fin de evitar la muerte de los animales sustituyendo el disparo de la bala por la fotografía.
Dentro de esta expansión internacional de la empresa de Kilburn, se consideró conveniente comercializar vistas de las ciudades españolas más bellas, entre las que no podía faltar Toledo, como es lógico. De este modo, esta empresa publicó un par de series de imágenes toledanas en dos fechas diferentes, sumando un total de catorce, de las que a día de hoy puedo ofreceros doce. La primera y más numerosa hacia 1890 y la segunda en 1903. La serie de 1890 consta de nueve imágenes numeradas entre el 5822 y el 5830, mientras que la de 1903 está compuesta por cinco fotos numeradas del 15205 al 15209. Se conservan en colecciones públicas y privadas de todo el mundo, si bien ninguna institución posee la serie completa, por lo que me alegra poder ofreceros hoy por vez primera la colección casi íntegra, a falta solo de dos de la serie de 1903. La institución que posee un mayor número de ellas es el Archivo Municipal de Toledo, especialmente gracias a la incorporación de los fondos coleccionados durante toda una vida por el añorado Luis Alba.
En el reverso de las fotografías figura la expresión "Photographed and Published by B.W. Kilburn" lo que deja a las claras que las imágenes fueron tomadas por esta compañía con tal fin.
Pero, ¿fue realmente Benjamin West Kilburn quien viajó a Toledo para tomar las fotos? La respuesta a esta pregunta no es sencilla, pues en 1890 (fecha probable del primer viaje a la ciudad) nuestro protagonista de hoy ya contaba con 63 años de edad, cifra que para la época era ya elevada pero que, dado el carácter intrépido y su buen estado físico como célebre montañero, no podemos utilizar como motivo para descartar su visita. Sea como fuere, lo que sí es seguro es que el fotógrafo era norteamericano. Para hacer esta afirmación me baso en la primera de las fotografías que os enseñaré, probablemente la más rara de todas. Se trata de una preciosa vista de la Plaza de Zocodover, numerada con el 5826 de la serie, en la que son visibles aún los efectos del incendio que sufrió el baluarte en enero de 1887. La descripción de la fotografía es de lo más curioso, pues aparece mencionada como Saccadova Square, es decir, una peculiar traducción al inglés basada en una transcripción fonética de lo que Kilburn (o el fotógrafo por él designado) anotase en algún cuaderno de viaje sin siquiera preocuparse por buscar en la bibliografía más básica cómo debía escribirse correctamente Zocodover. Como es lógico, ningún fotógrafo local hubiera entregado a la casa de vistas estereoscópicas esa fotografía con semejante descripción, y de ahí mi convencimiento de que la imagen fue tomada por un estadounidense, ya fuera el propio Kilburn o algún fotografo enviado por él.
A continuación, os mostraré el resto de imágenes de la serie por el orden de su numeración, a excepción de la que ya os he enseñado. El primer número se corresponde con el 5822 y representa esta preciosa vista de la Puerta del Sol, aunque en la descripción solo aparece un escueto Toledo, Spain.
La siguiente imagen se corresponde con el número 5823, y se trata de una vista de la Catedral:
Con el número 5824 figura una bonita vista de la calle Santa Fe. Esta foto fue la que hace trece años motivó que publicara una entrada en el blog, dada la curiosa descripción que figura: Old House of Maquis Carballo. Al final resultó ser que Kilburn en realidad quería poner Marquis (palabra que significa Marqués en inglés) pero omitió una letra.
Debieron darse cuenta del error tipográfico, pues curiosamente existe una segunda edición de esta foto en la que aparece ya esa letra erre:
El desaguisado lo completó años más tarde la casa Keystone cuando reeditó la misma foto tras la muerte de Kilburn, titulándola como Old Home of Marquis Cathallo y quedándose tan a gusto.
Con el número 5825 de la serie tenemos una foto de la parte interior de la Puerta de Bisagra pero que, en un ejemplo más del desconocimiento que Kilburn (o su enviado) tenía de la ciudad, titularon como Porta de Sol. Es decir, en la foto de la Puerta del Sol no pusieron que era esta puerta, mientras que en esta vista de Bisagra pusieron que era la del Sol... un desastre, vamos. En esta foto me encanta destacar lo arbolado de la calle por entonces, dando un aspecto a la calle muy diferente del actual.
Tras el número 5826 (la plaza de Saccadova, que ya os mostré la primera), llegamos al 5827 que se corresponde con esta preciosa vista de la Puerta de San Martín, que en este caso sí está bien descrita:
Llegamos al número 5828 para encontrar esta fotografía del Puente de Alcántara en la que apreciamos que ya por entonces crecían entre los sillares del mismo algunas higueras que desafían a la naturaleza prosperando sin suelo alimentándose de los escasos nutrientes que puedan aportar los morteros y piedras del monumento. De las varias copias que se conservan de esta foto, he escogido mostraros la existente en el Museum of New Zealand Te Papa Tongarewa, de la ciudad de Te Papa (Wellington) en Nueva Zelanda, que es hasta la fecha la imagen toledana que he localizado a una mayor distancia de nuestra ciudad (unos 19.830 km en línea recta).
Con la numeración 5829 de la serie de Kilburn tenemos esta fotografía del Puente de San Martín tomada hacia 1890:
El 5830 se corresponde con esta vista de la Puerta de Bisagra. No alcanzo a imaginar qué se le pasaría a Kilburn por la cabeza para titularla como Bridge, es decir, "puente".
Una vez finalizadas las imágenes de la serie tomada hacia 1890, os muestro a continuación las fotos editadas en 1903. La serie toledana empieza con dos imágenes que aún no puedo mostraros (el número 15205 titulada "The ancient city of Toledo" y el 15206 "City of Toledo showing the Cathedral and Alcazar"). A continuación, vienen las que sí estoy en disposición de enseñaros. Comenzando con el número 15207 tenemos esta preciosa vista general desde el Valle, cuya descripción me parece gloriosa: The ancient Capital with its crown of Churches, es decir, la antigua capital con su corona de iglesias. Aparece a la izquierda el nombre de James M. Davis (Carolina del Norte, 1853), el director general de la compañía del que os hablé al principio, y que se sabe que fue también en ocasiones fotógrafo, por lo que tal vez esta foto o esta serie de 1903 fuese obra suya:
El siguiente número, el 15208, nos muestra esta vista de la Catedral titulada como Entrance to the great Cathedral:
Para finalizar, tenemos la toma numerada con el 15209 que representa el Puente de san Martín y San Juan de los Reyes:
No quiero terminar esta entrada sin dedicársela especialmente tanto a la pareja Paco de la Torre/Laura Valeriano como al archivero municipal Mariano García Ruipérez en agradecimiento a su labor de catalogación y divulgación del legado estereoscópico en Toledo, todo un tesoro que sitúa a nuestra ciudad como una de las piezas clave de este tipo de fotografía y de la investigación asociada a las ediciones con este formato de imágenes, que no me negaréis que tienen algo de mágico por su efecto trdimiensional cuando se miran a través de las lentes adecuadas.
viernes, 9 de junio de 2023
Toledo hacia 1925 fotografiado por Christian de Caters
Christian de Caters nació en París el 3 de mayo de 1900 y falleció en Lisboa el 16 de octubre de 1979. Fue un polifacético e inquieto escritor especializado en novelas de aventuras y detectives, además de un viajero empedernido. Publicó sus numerosas obras utilizando tanto su nombre verdadero como los seudónimos Henri Darblin, Louis Morvers, André Falcoz y Elie Montfort.
Su nombre completo era Christian Auguste Élie Ernest Marie de Caters y fue hijo del barón Louis de Caters y la egipcia Louise Seif Daham. Ingresó en la prestigiosa École Centrale Paris, licenciándose con el título de ingeniero en 1922. Durante el período de entreguerras, escribió varias de sus primeras novelas de aventuras y también algunas novelas de detectives.
También colaboró con las revistas L'Intrépide, Sciences et Voyage, L'Écho de Paris, L'Illustration, Le Miroir du Monde, La journée industrielle, Le Monde colonial illustré o La Dépêche coloniale. Algunas de sus novelas más famosas son Le Maléfice de Java o La Sauterelle en améthyste.
Además de numerosas impresiones acerca de sus de viajes a lugares tan dispares como Suecia, Polonia, Japón, India, Angola, Zimbabue o Mozambique, también publicó traducciones de obras escritas originalmente en inglés o en portugués. Asimismo, hizo incursiones cinematrográficas rodando documentales en Portugal para la cadena Fox en 1936, siendo un país que llegó a conocer profundamente publicando también obras como Portrait du Portugal en 1940.
Pese a no conocerse hasta la fecha publicaciones suyas relativas a España, sí sabemos que recorrió en su juventud nuestro país hacia 1925. Hace un par de años, tuve acceso a la serie de fotografías que Christian de Caters tomó en Toledo y que estaban en poder de un conocido de un amigo italiano residente en Verona. Se trata de una docena de fotografías de nuestra ciudad que cuentan con casi un siglo de antigüedad y que paso a enseñaros. Comenzaremos por una vista del precioso callejón de Bodegones junto a Santo Tomé en el que Christian de Caters inmortalizó a un niño con las piernas abiertas probablemente jugando con el fotógrafo en el momento en que el francés apretó el disparador de su cámara:
Estas son dos vistas de la preciosa Puerta del Sol separadas por solo unos instantes:
No me negaréis que esta vista de la Iglesia del Salvador es una verdadera delicia, ¿verdad?
Aquí vemos una vista muy bella de la Posada de la Hermandad:
La torre de la Catedral aparece en dos fotografías, una de ellas tomada desde la calle de Santa Isabel y la otra desde la confluencia de la plaza del Ayuntamiento con la calle de la Ciudad:
El interior del templo primado también fue fotografiado por el autor galo:
Desde las inmediaciones del Paseo del Tránsito, Christian de Caters obtuvo esta preciosa toma del río Tajo con el puente de San Martín al fondo:
El río Tajo, por entonces limpio y caudaloso, también llamó la atención del autor francés en la zona del legendario Baño de la Cava:
Aquí vemos el Castillo de San Servando y el Puente de Alcántara vistos desde las escalerillas del Miradero:
En la otra orilla del río, vemos el mismo puente pero en esta ocasión con el Alcázar al fondo:
En el barrio de la judería, Christian de Caters se adentró en el interior de la Sinagoga de Santa María la Blanca:
Como habéis podido comprobar, estamos ante una interesante recopilación de imágenes de nuestra ciudad hace casi cien años de la mano de un autor poco conocido actualmente pero que, en su día, fue un prolífico y solicitado escritor de textos de muy diversa índole y que demostró, una vez más, que una formación técnica como ingeniero no está en absoluto reñida con el desarrollo de una brillante carrera como escritor y traductor. Espero que os haya gustado.
Su nombre completo era Christian Auguste Élie Ernest Marie de Caters y fue hijo del barón Louis de Caters y la egipcia Louise Seif Daham. Ingresó en la prestigiosa École Centrale Paris, licenciándose con el título de ingeniero en 1922. Durante el período de entreguerras, escribió varias de sus primeras novelas de aventuras y también algunas novelas de detectives.
También colaboró con las revistas L'Intrépide, Sciences et Voyage, L'Écho de Paris, L'Illustration, Le Miroir du Monde, La journée industrielle, Le Monde colonial illustré o La Dépêche coloniale. Algunas de sus novelas más famosas son Le Maléfice de Java o La Sauterelle en améthyste.
Además de numerosas impresiones acerca de sus de viajes a lugares tan dispares como Suecia, Polonia, Japón, India, Angola, Zimbabue o Mozambique, también publicó traducciones de obras escritas originalmente en inglés o en portugués. Asimismo, hizo incursiones cinematrográficas rodando documentales en Portugal para la cadena Fox en 1936, siendo un país que llegó a conocer profundamente publicando también obras como Portrait du Portugal en 1940.
Pese a no conocerse hasta la fecha publicaciones suyas relativas a España, sí sabemos que recorrió en su juventud nuestro país hacia 1925. Hace un par de años, tuve acceso a la serie de fotografías que Christian de Caters tomó en Toledo y que estaban en poder de un conocido de un amigo italiano residente en Verona. Se trata de una docena de fotografías de nuestra ciudad que cuentan con casi un siglo de antigüedad y que paso a enseñaros. Comenzaremos por una vista del precioso callejón de Bodegones junto a Santo Tomé en el que Christian de Caters inmortalizó a un niño con las piernas abiertas probablemente jugando con el fotógrafo en el momento en que el francés apretó el disparador de su cámara:
Estas son dos vistas de la preciosa Puerta del Sol separadas por solo unos instantes:
No me negaréis que esta vista de la Iglesia del Salvador es una verdadera delicia, ¿verdad?
Aquí vemos una vista muy bella de la Posada de la Hermandad:
La torre de la Catedral aparece en dos fotografías, una de ellas tomada desde la calle de Santa Isabel y la otra desde la confluencia de la plaza del Ayuntamiento con la calle de la Ciudad:
El interior del templo primado también fue fotografiado por el autor galo:
Desde las inmediaciones del Paseo del Tránsito, Christian de Caters obtuvo esta preciosa toma del río Tajo con el puente de San Martín al fondo:
El río Tajo, por entonces limpio y caudaloso, también llamó la atención del autor francés en la zona del legendario Baño de la Cava:
Aquí vemos el Castillo de San Servando y el Puente de Alcántara vistos desde las escalerillas del Miradero:
En la otra orilla del río, vemos el mismo puente pero en esta ocasión con el Alcázar al fondo:
En el barrio de la judería, Christian de Caters se adentró en el interior de la Sinagoga de Santa María la Blanca:
Como habéis podido comprobar, estamos ante una interesante recopilación de imágenes de nuestra ciudad hace casi cien años de la mano de un autor poco conocido actualmente pero que, en su día, fue un prolífico y solicitado escritor de textos de muy diversa índole y que demostró, una vez más, que una formación técnica como ingeniero no está en absoluto reñida con el desarrollo de una brillante carrera como escritor y traductor. Espero que os haya gustado.
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