A menudo, cuando me preguntan si veo cercano el día en que dejen de aparecer buenas fotografías antiguas de Toledo, respondo que lo descubierto hasta la fecha es como la punta de un enorme iceberg. Estoy convencido de que aún resta por salir a la luz una inmensa cantidad de material de enorme calidad referente a imágenes tomadas en el pasado en nuestra ciudad.
Pues bien, hoy tengo la enorme alegría de ofreceros una serie de imágenes hasta la fecha inéditas en la ciudad que dan fe de lo que antes exponía y de las que que, si va todo bien, incluiré una selección en el próximo libro Edición Especial 10º Aniversario de Toledo Olvidado del que, por cierto, aún podéis ser mecenas y ayudar a que sea realidad con la mejor calidad posible.
Se trata de las fotografías de la colección del mítico fotógrafo Eugene V. Harris y del insigne geógrafo Clarence W. Sorensen, que visitaron juntos Toledo hacia 1960 obteniendo una serie de 35 fotografías que son sencillamente magistrales.
Se trata de dos autores claves en la historia de la fotografía, especialmente en el caso de Harris.
Eugene Vernon Harris nació en Kenmare, en el estado de Dakota del Norte en Estados unidos el 8 de febrero de 1913. Creció en Minnesota, graduándose con una licenciatura en Educación en 1937. Tras estudiar posgrado en Geografía en la Universidad de Ohio, dejó inacabada su tesis doctoral para aceptar un puesto en la secretaria de la embajada de Estados Unidos en Santiago de Chile, donde había estado realizando investigaciones para dicha tesis. Más tarde fue destinado a Buenos Aires, donde conoció y se casó con Mary Elizabeth Davalos. Fueron enviados a la India, donde Harris se convirtió en vicecónsul, y nació su hija Elizabeth. Su segunda hija, Jeannette, nació durante el servicio de Harris en Grecia en 1952. 1953 fue un punto de inflexión en la vida profesional de Harris: dejó el servicio oficial (fue considerado un pinko, término con el que se conocía despectivamente en Estados Unidos a las personas que podían tener simpatías por el comunismo) y comenzó a perseguir oportunidades profesionales en la fotografía, habiendo sido un ávido fotógrafo aficionado desde sus años universitarios. Así comenzó su periodo de diez años trabajando para el otro protagonista de nuestra historia de hoy, el geógrafo Clarence Woodrow Sorensen, viajando juntos por el mundo y siendo el principal reportero de la prestigiosa Silver Burdett Publishing Company.
Sorensen había nacido en Iroquois County (Illinois) el 8 de noviembre de 1915 y fue un explorador, editor y corresponsal de la CBS que viajó extensamente capturando imágenes de la vida, el trabajo y los acontecimientos históricos de las culturas en todo el mundo. Por sus logros fue nombrado miembro de la Royal Geographical Society de Londres y fue un autor prolífico de libros de geografía. Durante los largos viajes de Sorensen, Eugene V. Harris lo acompañó tomando varios miles de las más de 64.000 hermosas fotografías que componen la colección conjunta que ha llegado a nuestros días.
Hacia 1960 visitaron juntos Toledo y a día de hoy es imposible saber qué fotos de las que obtuvieron en nuestra ciudad fueron tomadas por cada uno de ellos, por lo que inicialmente las he atribuido a ambos.
Entre 1964 y 1975, Harris continuó trabajando en geografía, tomando fotos para Encyclopædia Britannica Educational Corporation siempre caracterizado por su carácter humilde y poco interesado en la autopromoción. A lo largo de sus veinticuatro años de carrera, viajando por el mundo en misiones fotográficas, Harris documentó culturas muy distintas pero, sin embargo, logró siempre capturar los rasgos comunes de toda experiencia humana como un genial fotógrafo humanista. Su imagen más famosa la obtuvo en 1954: un niño peruano tocando la flauta (Peruvian Boy With Flute) obtenida en Pisac (Perú) cerca de Machu Picchu, que fue utilizada por el MoMA de Nueva York y posteriormente por la UNESCO en multitud de ocasiones.
Eugene Vernon Harris falleció en Chicago el 15 de mayo de 1978, mientras que Clarence Woodrow Sorensen nos dejó el 1 de octubre de 2005.
Pasemos ya a disfrutar como niños con las 35 maravillas del legado toledano de Harris y Sorensen, comenzando por la gloriosa serie de estampas que obtuvieron en el Paseo del Miradero. La datación de las imágenes la he aproximado con bastante certeza a los años 1960 o 1961 en base a ciertos aspectos que más tarde explicaré. La primera imagen de este paseo es esta icónica fotografía de unas niñas jugando en la arena del mismo. Me pregunto si alguna de las niñas podrá ser identificada...
En el paseo, Harris y Sorensen obtuvieron imágenes muy curiosas y bellas de unas enfermeras o cuidadoras junto con unos soldados:
Mirad qué preciosa fotografía de una de las cuidadoras con un niño...una imagen llena de alegría y vida:
Esta era la vista del río desde el paseo por aquel entonces: se aprecia la fértil Huerta del Granadal y un río aún limpio y fuente de alegrías para los toledanos.
Son realmente llamativas estas dos fotografías de unos arrieros subiendo arena al Paseo de Recaredo por un camino que hacía zigzag ascendiendo desde la zona del Cristo de la Vega en dirección a la Puerta del Cambrón:
Una vez en la Puerta del Cambrón, uno de los borricos pudo descansar algo...
Una de las fotografías más bellas de la serie es esta en la que vemos a una mujer portando un cántaro de agua en la postura típica que tantas y tantas generaciones habían tenido que aprenderse de memoria durante siglos y que, probablemente sin ser consciente de ello, esta mujer estaba casi despidiendo. Recordemos que el agua corriente había llegado a la ciudad en 1948 y progresivamente todas las viviendas de la ciudad fueron incorporando este servicio que dejó para la historia estampas como esta:
Uno tiene que quitarse el sombrero ante algunas de las fotografías de Harris y Sorensen, como por ejemplo esta que muestra el momento en que un cura con gorro blanco retrata a un grupo de personas en el Valle junto a un vendedor ambulante de cerámica llamado Antonio Cardeña Guzmán:
El vendedor hacía las delicias de los turistas:
Esta era la vista general de Toledo por entonces, con las obras de restauración del Alcázar aún con mucho trabajo por delante:
En el Castillo de San Servando y sus inmediaciones, Harris y Sorensen tomaron esta impresionante fotografía de la Huerta del Rey con un Tajo que dan ganas de rescatar y traerlo a nuestros días:
Aquí vemos el castillo:
En las inmediaciones de la Puerta Vieja de Bisagra, Harris y Sorensen tomaron un par de fotografías dignas de ser enmarcadas:
Pero esas fotos se quedan a la altura del betún al lado de esta auténtica maravilla: un carretillero entrando a la Puerta de Bisagra. Una imagen que deja con la boca abierta:
Pero si he de elegir una, solo una, fotografía de todas cuantas tomaron estos dos genios en Toledo me quedo con esta: un guardia urbano ordenando el tráfico nada menos que en la calle Ancha en su confluencia con la Cuesta de Belén. Estoy pensando imprimirla y ponerla en el salón de mi casa...Conviene fijarse en la librería que hacía esquina y que muy poco después sufrió un pavoroso incendio que la redujo a cenizas:
Muy cerca de allí, otra fotografía que ya forma parte de mis favoritas de la historia en Toledo: una heladera en plena calle Ancha. Deliciosa imagen de una bella mujer que, tal vez, alguno incluso identifiquéis.
Tras este empacho de belleza, vamos con esta otra joyita: la Puerta de San Martín aún en pie, pocos años antes de su demolición en 1964:
La datación de las imágenes entre 1960 y 1961 es posible por el estado de Zocodover: recién restaurado su pavimento y con los árboles (olmos pumila que hoy dan problemas por resquebrajamientos y oquedades como especie poco noble) recién plantados. En primer plano, un guardia civil de impecable uniforme:
Es de tremenda belleza esta fotografía de las terrazas de Zocodover, en la que tal vez aparezcan alguno de nuestros protagonistas y sus acompañantes. Al fondo, Telesforo y el Café Español...¡casi nada!
No me digáis que no es exquisita esta fotografía de dos mujeres con lo que parece ser la lista de la compra, con un muchacho asomando tras una de ellas:
La calle de la Granada fue testigo de esta escena que es otra obra de arte, con un niño y un burro en primer término:
Una preciosa vista de la Calle de la Campana, junto a Santo Tomé:
Los dos puentes medievales de Toledo:
El Museo del Greco:
La Puerta del Sol:
Y para finalizar, estas dos bonitas fotografías de un artesano en pleno trabajo:
Como creo que habéis podido comprobar, estamos ante 35 fotografías de auténtico lujo que forman parte de ese inmenso y bellísimo iceberg que poco a poco, desde hace ya casi 10 años estoy intentando sacar a flote, en buena medida gracias a vuestro aliento, cariño y apoyo. Espero que hayáis disfrutado de estas maravillas tanto como yo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
10 comentarios
Fantástico. Gracias Eduardo. En cuanto a la calle que dices: Se admiten sugerencias, estoy casi seguro que se trata de la Calle de la Campana. Un abrazo.
Buen día..... Sinceramente "un gran reportaje" sobre todo por la vida que dan las personas a la fotografía y por derivada a la Ciudad de Toledo.
Gracias por ello.
Perdón.... Se me había olvidado.
La Calle que citas como "La Calle Trinidad, con un niño y un burro...", para mí corresponde a la Calle de la GRANADA.
Ya me dirás tu opinión.
En cuanto a la calle que admites sugerencias.... Se trata de la Calle de la Campana... Con su tradicional CHURRERIA. Coincido con el autor del primer comentario.
Un saludo.
Eduardo, que gran trabajo de investigación y de historia. Las fotos son una pasada por el contenido y por la forma porque son increíbles. Pensar que no veían el resultado hasta el positivado les da si cabe, más valor.
Muchas gracias por tu pasión, que se convierte cada vez más en la de todos los que admiramos tu trabajo.
Creo que si que puede ser la calle de la campana, mirando google map, a cambiado poco.
Magnífico reportaje. Que estará en el nuevo libro, supongo
Eduardo,maravillosas fotos, espero que la inmensa mayoría de estas fotos tengan cabida en el libro Toledo Olvidado 10º aniversario.
Recuerdo perfectamente la calle de La Campana porque era mi itinerario habitual para llegar hasta el colegio de Los Maristas.
También recuerdo, aun siendo muy niño, la contrariedad que me llevé cuando modernizaron el pavimento de esta calle, eliminando las grandes baldosas de granito desgastadas por el uso que aparecen en la foto, y que eran todo un monumento, para cubrir la calle con el mediocre e incómodo guijarro tradicional. Lo consideré ya entonces una pérdida patrimonial. Caso similar ocurrió en la subida del Miradero.
Por otra parte, reconozco al anciano que aparece en la foto. Era un residente del Asilo de San Pedro Mártir. Estaba bastante demenciado y los muchachos le hacíamos rabiar chillando su nombre; él contestaba más fuerte todavía.
Publicar un comentario