En febrero de 2014 me puse en contacto con el Colegio de Arquitectos de Cataluña con la vaga esperanza de que esta institución poseyera entre sus fondos alguna imagen toledana de mi fotógrafo español preferido: Francesc Català Roca.
Unas semanas después me llegó uno de los correos que más ilusión me ha hecho recibir. Núria Gil, la responsable del archivo fotográfico de este colegio encargado de custodiar el inmenso legado de Català Roca, me comunicaba que sí, que entre sus fondos conservaban varias decenas de imágenes del maestro tomadas en la ciudad.
Pero aún quedaba lo mejor. Unas semanas después pude tener por fin acceso a copias en baja resolución de estas imágenes y lo cierto es que mis expectativas, que eran ya altísimas, se vieron totalmente superadas.

El considerado por muchos el Cartier-Bresson español, nacido en Valls (Tarragona) el 19 de marzo de 1922 y fallecido en Barcelona en 1998, no solo había estado en Toledo fotografiando sino que las fotografías aquí tomadas por él -probablemente nunca antes vistas salvo por él mismo y su círculo más íntimo- eran de una calidad arrolladora. La ilusión y emoción que sentí al verlas la he experimentado con pocas colecciones fotográficas anteriores.
Este maestro de la fotografía, el que mejor supo retratar las luces y las sombras de la España premoderna de los años 50 y 60, de su cotidianeidad, de su sociedad y de su despertar a una nueva época, estuvo en Toledo y hoy vamos a disfrutar con su obra.

Para poder ofreceros estas imágenes he adquirido los derechos de reproducción de una selección de su trabajo toledano, siendo todas las imágenes propiedad del mencionado colegio (© Arxiu Fotogràfic de l’Arxiu Històric del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya). Queda por tanto prohibida la distribución y uso de estas imágenes sin su permiso. Aprovecho para agradecer al Colegio de Arquitectos de Cataluña su amabilidad y buen trabajo, especialmente a Núria Gil y su equipo de digitalización.
Francesc Català Roca estuvo en Toledo al menos en dos ocasiones. La primera de ellas en los años 50, con motivo de un Corpus Christi. Comenzaré directamente por ofreceros la fotografía que para mí es la mejor de todas. Calle Alfileritos en la mañana del jueves del Corpus. Un soldado cubre la carrera procesional mientras a su lado una mujer dedica un momento a la imagen de la Virgen que da nombre a la calle. Completan la escena otra mujer y un niño vestido con sus mejores galas, que para eso es el día del Corpus. Toda la estampa está coronada por el tejadillo que cubre la cruz situada sobre la imagen con la leyenda "Mater Dolorosa". ¿Cómo no emocionarse ante tal portento de fotografía?

Las fotografías de la procesión son de una calidad excepcional. No se limitaba el maestro a fotografiar el paso de la comitiva sino que capturaba de modo inigualable detalles, muecas, rostros, posturas, relaciones humanas y luces:







En su recorrido por la ciudad aquellos días (debió estar varias jornadas) paseó por la ciudad retratando deliciosas escenas. Tengo debilidad por las imágenes del legendario Café Español de Zocodover:


Sensacional, magistral, excelsa...todos los calificativos quedan cortos a la hora de describir esta fotografía en la que un cura pasa delante de la tienda de libros antiguos de Balaguer frente a la Puerta de los Leones:

También me dejó sin aliento esta imagen de un bellísimo coche pasando bajo el Arco de Palacio:

Las calles típicas, como la calle Ancha y la Chapinería, fueron inmortalizadas por Català Roca:


Aquí tenemos otra fotografía sensacional: una tienda para turistas.

Es precioso contemplar nuestros monumentos en un contexto tan fácilmente identificable con los años 50 como son estos vehículos, en este caso junto a la Puerta del Sol, el Puente de San Martín y la Catedral:



Mirad qué preciosidad de fotografía de la Catedral desde la confluencia de Pozo Amargo con Santa Isabel:

Es genial en esta toma el protagonismo que Català Roca da al pavimento en la vista de la Puerta de Bisagra:

En estas tomas del Puente de San Martín podemos ver dos cosas hoy ya imposibles de ver: la Puerta de San Martín y coches circulando por el puente:


Sensacional es también esta toma del torreón del Puente de Alcántara:

El pintoresco Pasadizo de Balaguer, con su vendedor de antigüedades, que sin el menor problema ponía a la venta un escudo nobiliario del esquinazo de un palacio derribado en cualquier lugar de España:

Català Roca bajó al río con sus acompañantes. Tuvo la suerte de ver aún un Tajo limpio, un Tajo vivo...un río en el que aún apetecía bañarse o remojarse los pies:

Una original perspectiva del patio del Hospital Tavera:

Pocas fotografías más humanas y más entrañables se tomaron jamás de este vendedor de cerámica junto a San Juan de los Reyes:

El entierro del Señor de Orgaz del Greco veía llegar ya a bastantes turistas, avanzadilla de lo que hoy es una de nuestras mayores fuentes de ingresos:


Y ya en los años 60 Català Roca volvió a la ciudad pero en esta ocasión con una cámara con película a color. Son preciosas estas tres imágenes que he seleccionado que muestran Santo Tomé, Santiago del Arrabal y la campana gorda de la Catedral:



Hasta aquí esta selección del trabajo de este mito de la fotografía, autor de famosísimas estampas que han llenado exposiciones y catálogos y que han ilustrado decenas de libros (la portada de La Sombra del Viento, de Ruiz Zafón, por ejemplo). Os invito a buscar información sobre su obra, a adquirir libros con imágenes suyas y a visitar las páginas que resumen sus trabajos porque es una auténtica gozada.
Sin duda este genio catalán marcó una época en la historia de la fotografía en España y hoy tenemos el privilegio de poder ver que nuestra ciudad fue capaz de atraerle lo suficiente como para visitarla varias veces inspirándole sensacionales fotografías.