Estoy seguro de que todos os habéis preguntado alguna vez qué son esas ruinas abandonadas a su suerte situadas bajo el Paseo del Miradero y la calle Gerardo Lobo, en la zona denominada Huerta del Granadal, ya cerca del río.
Pues bien, se trata de los restos del Convento de San Pablo del Granadal, edificado a partir de 1229.
Lo cierto es que la zona ya es mencionada como barranco de San Pablo en 1158, citándose en él una iglesia. Es por ello que Julio Porres Martín-Cleto plantea la posibilidad de que aquí se levantara la iglesia de San Pablo en época visigoda, al dividirse en dos la iglesia pretoriense de San Pedro y San Pablo (una fue probablemente al palacio visigodo o pretorio conocida como San Pedro in alficen, en lo que hoy es el Alcázar, y la otra -dedicada a San Pablo- tal vez a este lugar).
Esa iglesia parece ser la que en 1162 el arzobispo cedió a la basílica de Santa Leocadia según reza un documento. El huerto que la rodeaba, denominado ya del Granadal por la abundancia de este árbol frutal, es citado en documentos de 1182, 1194 y 1210, que lo sitúan junto a la Puerta del Vado y junto a otra puerta denominada de los Grederos o de Atelafín. No podemos olvidar que este fértil paraje quedaba junto a la orilla del río por entonces, pues hasta aquí llegaba el brazo derecho del río que en este tramo se dividía en dos dejando en medio la célebre Isla de Antolínez, que no fue desecada hasta comienzos del XIX.
Si bien la iglesia de San Pablo del Granadal había sido cedida como hemos visto a la Basílica de Santa Leocadia, era la Catedral su propietaria. De este modo el cabildo catedralicio permutó los terrenos con el rey Fernando III el Santo el 7 de septiembre de 1229. La permuta se hizo para permitir al rey que allí se estableciera la Orden de Predicadores o Dominicos, que edificaron allí el convento que ha llegado ruinoso a nuestros días.
Fue construido al año siguiente, en 1230, también bajo la advocación de San Pablo y en él permanecieron hasta 1407 en que por motivos de salubridad (la cercanía del río debió ocasionarles problemas habituales, como paludismo, mosquitos, crecidas...) se mudaron a la zona alta fundando el grandioso convento de San Pedro Mártir. Los dominicos mantuvieron el huerto, destinando el edificio antiguo a simple casa de labranza. Poco a poco el deterioro del edificio por el desuso, las crecidas y el aporte de escombros desde lo alto de la ladera, fue haciendo desaparecer de la memoria de los toledanos que aquí un día se levantó un convento.
Tras ser desecada la isla de Antolínez y quedar el río reducido a un solo cauce central, tal como hoy lo conocemos, la superficie del huerto se vio incrementada.
Con motivo de las desamortizaciones, todos los bienes del convento pasaron a manos privadas, incluida la huerta y las ruinas del edificio.
El uso de los restos fue también en esta época el mismo: humilde casa de labranza para los labriegos que cultivaban el huerto.
Las primeras imágenes que tenemos del convento son grabados, respectivamente realizados en 1852 y en 1857:
En lo relativo a fotografías, tal vez las más llamativas son las tomadas en junio de 1914 a color por Auguste Léon (se cumple ahora un siglo de estas joyas autocromas) en la que se observa que el edificio aún conservaba la techumbre y era todavía utilizado como infravivienda por los labriegos:
De esa época de comienzos del siglo XX también datan estas fotografías de la huerta del Granadal que rodeaba el convento tomadas por Pedro Román:
Esta es una vista aérea de la zona en 1928:
La inundación de 1947 dejó las aguas a las puertas de las ruinas:
Como curiosidad cabe citar que el precioso brocal árabe procedente de la mezquita aljama (hoy catedral) estuvo en este convento dominico y se salvó de ser destruido gracias a una curiosa leyenda. Según esa tradición, basada en el desconocimiento de la lengua árabe, este brocal extraía agua milagrosa del pozo desde el tiempo del rey Alfonso VI que habría mandado escribir en caracteres arábigos las bondades de este agua. Ello libró al brocal de la destrucción cuando el corregidor Gutiérrez Tello mandó borrar cualquier escritura arábiga de la ciudad en el siglo XVI.
En realidad, en el brocal lo que está escrito es que ese pozo fue realizado para la mezquita aljama de Toledo en el año 1032.
El brocal debía ser muy apreciado por los dominicos pues lo llevaron también a San Pedro Mártir al trasladarse allí. En este emplazamiento estuvo hasta 1872 en que fue trasladado al museo provincial:
Volviendo a las ruinas del Granadal, en los años 70 fueron fotografiadas por Carlos Villasante y Julio Porres:
En 1979 se derrumbó la fachada, tal vez según Porres por las obras de construcción del nuevo vial que une la rotonda de Azarquiel con el Puente de Alcántara:
Si bien en 2002 la zona fue excavada por una escuela taller, lo cierto es que la degradación de las ruinas ha ido en aumento con los años.
En la actualidad estamos ante una oportunidad de oro de reivindicar su puesta en valor y, al menos, consolidación con motivo de las obras del remonte mecánico de Safont que se está ejecutando.
Es una zona que va a ser vista por millones de turistas y toledanos al año y bien merecería ser cuidada al máximo. Se trata de un entorno de gran potencial arqueológico, a escasos metros de la Puerta del Vado, una puerta del siglo XI enterrada bajo escombros a modo de iceberg de la que solo visitable en su interior. Cualquier ciudad de Europa pagaría por hallar un monumento de hace casi mil años intacto. En Toledo, nos permitimos el lujo de tenerlo enterrado y presumir a la vez de cuidado del patrimonio.
En lo relativo a las ruinas del convento, como indicaba, sería deseable al menos su limpieza, consolidación y explicación a los visitantes.
El Convento de San Pablo del Granadal en Google Maps:
Ver Toledo Olvidado en un mapa más grande
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4 comentarios
Hay un error en el texto, en la foto de Auguste Léon pones que se cumple ahora un año de la foto, y debería poner, un siglo.
Felicidades por esta entrada...
¡Gracias Jav! Corregido...son las cosas de escribir de madrugada :-)
Hola! Hoy, 2023 y sigue abandonado y sin si quiera una placa. Entre búsqueda de imágenes de google y Maps logramos hallar que era. Pero de verdad, se está desperdiciando un súper punto turístico e histórico.
Le hice una película.
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