La ciudad de Toledo requirió durante siglos del suministro de importantes cantidades de madera para la construcción de sus grandes edificios civiles y religiosos. Era una demanda superior a lo que podía ofrecer su entorno más cercano, especialmente los Montes de Toledo, cuyo fuerte forestal se centraba más en otros productos como el carbón y la leña al no poseer en cantidad suficiente las especies más usadas en construcción como podían ser el pino o la sabina.
Había por tanto que importar esa madera constructiva de las zonas madereras de Castilla, y para ello Toledo contaba con un maravilloso cordón umbilical que le unía a ellas: el río Tajo.
Las célebres
maderadas consistían en la preciosa pero durísima tarea de transportar los grandes troncos desde las zonas forestales cercanas al Tajo en las provincias de Cuenca y Guadalajara hasta las ciudades de destino, como en este caso era Toledo. En ellas, los hábiles y rudos
gancheros eran capaces de sortear las mil y una dificultades que el río ofrecía -rápidos, meandros, azudes y obstáculos- hasta conseguir llevar esta enorme y preciada carga al destino final.
De este modo la ciudad de Toledo está plagada de edificios -especialmente desde la época mudéjar- cuya estructura o/y decoración está constituida por madera de la Serranía de Cuenca y en menor medida de las sierras de las provincias de Guadalajara, Teruel o Soria.

Con el declive económico de España en general y de Toledo en particular, que se acentuó especialmente en los siglos XVIII y XIX, la demanda de madera fue disminuyendo al ser pocos los edificios de nueva planta que requerían este material.
Del mismo modo, este método de transporte -si bien sobrevivió hasta bien entrado el siglo XX- fue cayendo en desuso en especial con la llegada del transporte por ferrocarril.
En el caso de Toledo, el tren llegó en el año 1858. Pues bien, observando detenidamente copias en alta resolución de una serie de fotografías tomadas justo un año antes, en 1857, descubrí con asombro lo que puede ser la única evidencia fotográfica conocida del transporte de grandes troncos de madera a través del Tajo hasta Toledo.
Estas fotografías -editadas por Ferrier & Soulier y cuya autoría se disputan Charles Clifford y Jean Laurent- muestran grandes maderos en la zona de la Cornisa entre la Iglesia de San Sebastián y el Convento de San Gil, colocados bien en el suelo o apoyados sobre la pared de una casa. Desde los troncos más cercanos al rodadero se observa que surge una huella de arrastre de los mismos que llega hasta la propia orilla del río. Como quiera que parecería absurdo llevar a la orilla esa veintena de grandes troncos, se infiere que la huella es ascendente, es decir, que correspondería al izado con sogas de los mismos desde la Cornisa para llevarlos allí desde la orilla.
Se deduce pues que esos troncos habían llegado allí a través del río, en lo que podría ser una de las últimas maderadas que llegó a Toledo antes de la puesta en funcionamiento del ferrocarril.
A continuación os ofrezco la serie de imágenes ampliadas para que veáis con vuestros propios ojos lo que acabo de exponer:
Evidentemente no tengo mayor prueba que pueda demostrar que esos troncos habían sido trasladados a Toledo en una maderada, pero creo que las fotografías son lo suficientemente elocuentes como para deducir que usando la lógica casi no cabe otra explicación.
Sea como fuere, lo que sí está demostrado es que esta fue la manera en que llegaron a Toledo históricamente los enormes troncos que hoy podemos admirar en nuestros monumentos. Una prueba más de lo que el Tajo era para Toledo: fuente de vida, pero también fuente de riqueza y canal de comunicación.
Para saber más:
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El Transporte Fluvial de Madera en España, por Juan Piqueras Haba y Carme Sanchís Deusa.
No quiero terminar sin antes agradeceros la impresionante respuesta para la financiación mediante micromecenazgo de
Toledo Olvidado 2. Es muy emocionante saber que después del primer libro os sigue apeteciendo ver más increíbles fotos de Toledo en un segundo volumen. Aún queda un mes para poder ser mecenas: ya sabéis que cuanto más se recaude mejor será el libro.