Pocos lugares en Toledo disfrutan de una visión más privilegiada de la torre de la Catedral que esta recoleta, céntrica y entrañable plaza. Conocida anteriormente como plaza de San Juan Bautista, en el siglo XX fue dedicada al talaverano Padre Juan de Mariana, fallecido en Toledo en 1624.
Se sitúa frente a la fachada de la Iglesia de San Ildefonso, más conocida como "Los Jesuítas" y es uno de los rincones más agradables del centro de la ciudad.
En el siglo XIX tuvo el privilegio de convertirse en uno de los primeros lugares de la ciudad en poseer una fuente pública de agua potable procedente de los cercanos depósitos de la Plaza de San Román, donde se almacenaba el agua que venía de los manantiales de Pozuela en los cigarrales (que era el agua que manaba en esta plaza) así como la procedente del río a través de la elevadora de aguas proyectada por Luis de la Escosura y ejecutada por López Vargas.
Hacia 1863 fue colocada la fuente en la plaza, y la excelente calidad del agua de Pozuela hacía que se formasen largas colas que necesitaban de la presencia de autoridades municipales para evitar altercados y trifulcas por el turno.
Las fotografías más antiguas de la plaza con la fuente datan de esos años del siglo XIX y fueron tomadas tanto por Casiano Alguacil como por Jean Laurent y Alexander Lamont Henderson:
El ambiente de esos años en la plaza quedó maravillosamente retratado nada menos que por Pío Baroja en su obra maestra Camino de perfección de 1902:
"Volvió de aquí para allá a fin de matar el tiempo, hasta encontrarse en una plaza en donde se veía una iglesia grandona y churrigueresca con dos torres a los lados, portada en tres puertas y una gradería, en la que estaban sentados una porción de mujeres y chicos. Entre aquellas mujeres había algunas que llevaban refajos y mantos de bayeta de unos colores desconocidos en el mundo de la civilización, de un tono tan jugoso, tan caliente, tan vivo, que Fernando pensó que sólo allí pudo El Greco vestir sus figuras con los paños espléndidos con que las vistió.
En medio de la plaza había una fuente y un jardinillo con bancos. En uno de éstos se sentó Fernando. En la acera de una callejuela en cuesta, que partía de la plaza, se veía una fila de cántaros sosteniéndose amigablemente, como buenos camaradas; unos hacían el efecto de haberse dormido sobre el hombro de los compañeros; otros, apoyándose en la pared, tan gordos y tripudos, parecían señores calmosos y escépticos, completamente convencidos de la inestabilidad de las cosas humanas.
A un lado de la plaza, por encima de un tejado, asomaba la gallarda torre de la catedral.
Ossorio miraba a los cántaros y a las personas sentadas en las gradas de la iglesia, preguntándose qué esperarían unas y otras.
En esto vino un hombre con un látigo en la mano, se acercó a la fuente, hizo una serie de manipulaciones con unos bramantes y unas cañas, y al poco rato el agua comenzó a manar. Entonces el hombre restalló el látigo en el aire.
Inmediatamente, como una bandada de gorriones, toda la gente apostada en las gradas bajó a la plaza; cogieron mujeres y chicos los cántaros en la acera de la callejuela y se acercaron con ellos a la fuente"
Esa estampa de los cántaros alineados que tan bien describe Baroja podemos verla en la imagen de Laurent si nos acercamos un poco: se trata de la puerta de la actual tienda de La Provisoría:
En los comienzos del siglo XX se repitieron preciosas fotografías de la plaza:
De nuevo, la fotografía parece tener un efecto resucitador al descubrir en dos imágenes, una de Abelardo Linares y otra del escocés James Craig Annan, al mismo azacán en esta plaza con su cargamento de agua y su jumento:
En los años veinte, mi abuelo Eduardo Butragueño Bueno, aún un adolescente, se fotografió én la plaza tirando de su ingenioso hilo escondido. La imagen tiene la curiosidad botánica de fotografiar tras él al que pudiera haber sido uno de los primeros magnolios plantados en el centro de Toledo (los más antiguos se plantaron en la Fábrica de Armas):
En la actualidad, la plaza, con menos vegetación, deja ver con mayor claridad la torre de la Catedral:
Como curiosidad final, deciros que esa fuente es la que se encuentra actualmente en la Plaza de San Justo.
La Plaza del Padre Juan de Mariana en Google Maps:
Ver Toledo Olvidado en un mapa más grande
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9 comentarios
¡Qué gran entrada Eduardo!. Y que magistral descripción la de Baroja y las fotos de Alguacil y Laurent, con los cantaros en fila en la fachada de La Provisoria, incluso en la de Alguacil se ve a la izquierda el empleado municipal encargado de la apertura de la llave de paso y a la derecha el municipal encargado de mantener el orden. Mil gracias Eduardo.
Me ha encantado, como siempre. Fíjate, que yo siempre había pensado que la fuente estaba en el parquecillo que hay sobre el callejón del nuncio viejo y resulta que estaba al otro lado de la calle, junto a los jesuitas...
Gracias Eduardo por traernos estas estupendas fotos de la plaza que a los que estudiábamos en los Maristas nos traerá muchos recuerdos, en ella jugábamos a las canicas o a las chapas y gastábamos nuestra escasa paga semanal, comprando chucherías, en una pequeña tienda que había donde empieza el callejón. Todavía recuerdo la envidia que me daban algunos, que después de las clases allí se quedaban jugando, cuando yo tenía que ir a clases de piano y solfeo con la profesora Anita.
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Visitanos y comenta con nosotros. Saludos cordiales.
Vamos, que nos ha gustado mucho y hemos querido acercarnos a ti.
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Ya formas parte de la Orden del Stultifer de Oro.
Y si tienes una escalera, mándanosla y la publicamos inventándonos una historia.
Muchas gracias a todos por vuestras palabras. Y gracias por este amable galardón cibernético, estimado Stultifer
Amigo Ramón: Te me has adelantado en ese imborrable recuerdo de nuestras esperas en la plaza antes de entrar a clase en los Maristas. No recuerdo, sin embargo,el asunto de las clases de piano y solfeo, ni a la profesora Anita a la que te refieres, pero debía ser cosa parecida a esas prolongaciones del horario escolar a las que nos obligaban los ensayos con la rondalla del colegio, dirigida por don Alfonso Gutiérrez Parra, magnífico profesor de guitarra y persona de extraordinaria bondad. Pero en esa misma plaza también acuden a mi memoria otros recuerdos: Allí tenía su domicilio y consulta don Alfonso López Fando, médico insigne que ejerció durante toda su vida su profesión con una ciencia y dedicación beneméritas. Y, ¿cómo no acordarse que también allí ejerció durante muchos años su impresionante labor docente don Miguel Larripa, quien a muchas generaciones de toledanos nos desbrozó el intrincado mundo de las matemáticas? ¡Qué gran profesor y qué gran persona don Miguel! Y ya por cerrar este capítulo de menciones de esta inolvidable plaza toledana, ¿cómo no reparar en el formidable plátano que está en la misma esquina de la tienda La Provisoría? Por su porte y dimensiones es un ejemplar único en toda la ciudad, quizá sólo emulado por sus congéneres vecinos de la Plaza de Marrón. Por cierto, una pregunta: ¿Tendría también servicio la fuente que está en ese mismo rincón, junto al plátano, adosada a la pared? Creo recordar que en ella bebíamos en nuestras esperas colegiales. Ignoro si tendría el mismo punto de suministro que la fuente descrita por Baroja. Perdonad lo extenso de mi comentario, "provocado" en esta ocasión, y una vez más, por la sensacional entrega del blog de Eduardo.
Me ha encantado el detalle de las fotos antiguas con los guardias controlando, resulta un hecho muy peculiar hoy impensable en nuestro país, buena entrada con toques antropológicos.
Un saludo Eduardo.
ya te di la enhorabuena en un privado, pero no puedo evitar repertirla en público. Lo estás haciendo de p madre. Sigue así.
Magnifico articulo. He aprendido un poco más de la plaza dónde vivieron mis antepasados (1860), concretamente en el número 8 de la plaza. Por curiosidad ¿Actualmente correspondería al mismo número el lugar?
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