Corría el mes de julio de 1939 cuando se produjo la visita a Toledo de Galeazzo Ciano, ministro de asuntos exteriores italiano por aquel entonces y a la sazón yerno de Benito Mussolini. La visita, cargada de simbolismo tras el final oficial de la guerra el 1 de abril, se incluyó en un periplo por España que comenzó en San Sebastián, donde fue recibido por Franco. El Conde Ciano, como era conocido, fue una figura clave en la política italiana y europea especialmente durante la segunda Guerra Mundial al oponerse a su suegro en la decisión de aliarse militarmente con la Alemania nazi. Finalmente estas desavenencias acabaron con su muerte a manos de un pelotón de fusilamiento el 11 de enero de 1944 en la entonces denominada República Social Italiana que Mussolini instauró provisionalmente en el norte de la Italia actual.
Cuentan las crónicas que Galeazzo Ciano era un peculiar personaje de marcial e incluso teatral apostura al que le gustaba vestir enteramente de blanco, con capa del mismo color incluida.
En su visita a España, Ciano traía recomendaciones de su entonces amado suegro para Franco. De entre ellas destacaba la de no restaurar la monarquía por considerarlo "sumamente peligroso para el régimen por usted gloriosamente fundado". Del mismo modo, Ciano fue la primera persona en alertar a Franco de la inminencia del conflicto que a la larga supuso la Segunda Guerra Mundial: "Haga saber al Caudillo de parte del Duce que las probabilidades de un conficto entre Alemania y Polonia han crecido de tal manera como para hacer pensar que ahora sea inevitable y a breve plazo". Asimismo el Conde Ciano redactó el prólogo de la edición en italiano de los discursos de Franco.
Tras alojarse en el Cigarral de Buenavista, la visita a Toledo en sí se centró en el Alcázar, o por decirlo más correctamente, en lo que quedaba de él. Fue en extremo multitudinaria como requería un acto tan emblemático para la propaganda del recién instaurado régimen, y en ella no faltaron fotografías con mujeres y niños además de otros actos de homenaje a caídos. También visitó el Ayuntamiento. La delegación franquista estaba encabezada por Serrano Súñer y Moscardó. A continuación os muestro una serie de las instantáneas tomadas ese día:
Se conservan vídeos con imágenes del Conde Ciano durante su visita a Toledo:
Como nota final creo interesante añadir las últimas palabras escritas por Ciano en su diario poco antes de su ejecución en Verona:
«Dentro de pocos días un tribunal de comparsas hará pública una sentencia que está ya decidida por Mussolini, bajo la influencia de ese círculo de prostitutas y tiralevitas que desde hace algunos años apesta la vida política italiana y que ha llevado el país al abismo. Acepto con serenidad mi inicuo destino: me consuela el hecho de que se me considerará un soldado caído en el combate por una causa en la que creía [...] Es duro pensar que, sin haber tenido culpa, no podré mirar nunca más a los ojos de mis tres hijos o estrechar contra mi pecho a mi madre y a mi esposa, que en las horas de dolor se ha revelado como una compañera incomparable, segura y fiel. Pero es necesario inclinarse ante la voluntad de Dios; y una gran calma desciende en mí y en mi alma. Me preparo para el juicio supremo. En este estado de espíritu que excluye la mentira, declaro que ni una sola palabra de lo que he escrito en mis diarios es falsa, exagerada o dictada por resentimientos partidistas. Todo aparece tal como lo vi y lo escuché. Y si mientras me preparo para el gran tránsito, pienso en dar publicidad a mis anotaciones, no es porque espero póstumos juicios favorables o adhesiones, sino porque creo que un testimonio honrado de la verdad puede, en este mundo atormentado, ser útil para alentar a los inocentes y castigar a los culpables».
Enlaces interesantes para saber más:
"El ejemplo del Conde Ciano", de José María Laso Prieto. Una interesante reflexión sobre la relación entre ética y política.
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2 comentarios
Vaya chasco, no llevaba puesta la capa...
Ja ja ja, llevas razón. Pero es que era julio, y por mucho que le moleste a Al Gore en 1939 ya hacía calor en julio :-)
Y Galeazzo Ciano era presumido, pero no tonto.
Abrazos.
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