En los días pasados, coincidiendo con la celebración de la noche de difuntos y el día de Todos los Santos, recordé en las redes sociales de Toledo Olvidado la historia que hace un tiempo os conté de la presencia de lo que parece ser una monja muerta en una ventana en una imagen tomada hacia 1885 desde la torre de la Catedral.
Un par de personas, a buen seguro con su mejor intención, pusieron en duda la autenticidad de la ampliación de la imagen, insinuando que podría haberla trucado para buscar notoriedad o inventar una historia más o menos curiosa.
Ello me llevó a hacer lo que hasta la fecha no había tenido tiempo de realizar: indagar sobre el convento que ocupaba el edificio en el que la monja de la foto aparece, que no es otro que el Convento de Jesús y María, edificio hoy ocupado por el Archivo Histórico Provincial. La verdad es que en el momento que pude demostrar que ese edificio era un convento en esa época, para mi no cabía ya ninguna duda de que lo que aparece en la imagen es una monja, pero sin embargo decidí investigar más a fondo en busca de pruebas más concluyentes.
Rastreé la prensa de la época entre los años 1880 y 1890, más que nada en busca de alguna referencia a alguna hambruna en la ciudad que hubiera desabastecido los conventos o a algún caso aislado de fallecimiento de alguna monja sin que sus compañeras lo notaran en unos días.
Lo que finalmente encontré, sinceramente, superó todas mis expectativas...especialmente las más macabras.
Así, mi primera pista fue localizar un recorte de prensa del día 23 de diciembre de 1889 en El Liberal en el que se mencionaba la fuga de una monja en Toledo, precisamente de este convento que me interesaba, el de Jesús y María:
Atraído por esa pista, busqué a fondo alrededor de esas fechas. Pronto dí con una noticia en La Correspondencia de España y en El Día del día 26 (tres días después) que ofrecía más detalles. Y lo cierto es que sentí un escalofrío al leerla:
Algo me decía que estaba tras la pista de algo realmente serío. Sentía de algún modo como si mi investigación estuviera guiada, casi 130 años después. Al dar con una noticia publicada en Las Dominicales del Libre Pensamiento del día 28, dos días después, finalmente comprendí que en aquel convento, en aquellos años, realmente ocurrieron cosas muy duras:
Tenía ante mis ojos la prueba de que exactamente en el mismo convento, exactamente en los mismos años en que fue tomada aquella fotografía que parecía mostrar una monja momificada mirando a la torre de la Catedral, sucedieron hechos que demuestran que no es descabellado que alguna de las monjas falleciera por inanición. Seis meses a pan y agua no es ninguna broma. Por otro lado, el hecho de que aquella pobre monja decidiera jugarse el tipo y escaparse trepando por los tejados, da fe de que el ambiente en el cenobio tenía que ser a la fuerza claramente opresivo e irrespirable para aquellas mujeres. ¿Qué historias no sabremos? ¿Qué otros hechos sucedidos entre esos muros pasaron inadvertidos a los medios de la época?
Probablemente nunca sabremos si lo que se ve en la imagen es una monja momificada o una monja demacrada y aún viva (tal como describe la crónica a aquella monja prófuga), pero lo que sí sabemos ya con certeza es que entre esos muros había monjas en condiciones que hoy serían calificadas de infrahumanas por decisión de su superiora, por lo que creo que queda suficientemente probado (si no lo estaba ya), que esta historia alucinante surgida de la observación en detalle de un escaneo de una foto no es ninguna locura o invención mía sino más bien lo que yo interpreto como un mensaje, o una llamada a nuestra conciencia desde algún punto del espacio-tiempo que no alcanzamos a comprender aún.
Para finalizar, y como guinda increíble, os dejo la reseña aparecida poco tiempo después, el 30 de enero de 1890 en la que, tal vez oculto bajo un discreto velo de "historia dudosa" o inventada, podría estar escrita la verdadera historia de la monja que escapó por los tejados. Desde luego, es evidente que el texto habla de Toledo, y en una sociedad muy diferente de la actual, tal vez esta era la única manera que tenía el periodista o informador de contar lo que verdaderamente sucedió:
Actualización (10 de noviembre de 2016): he localizado un dato que podría ser clave para identificar a la monja huida por los tejados. En el archivo del Convento de Santo Domingo el Real se conserva en su libro de profesiones el ingreso de Sor Filomena de San Plácido el día 16 de junio de 1890, muy poco después de los sucesos ya narrados. En el texto se indica que esta monja "se salió de su propio convento llamado de Jesús y María no se saben los motivos ocasionados". El dato es muy revelador porque indica que su entrada estuvo avalada por el prelado y fue sometida a votación. Las probabilidades de que Sor Filomena, que contaba con 40 años de edad y 18 de profesión, sea la monja que huyó por los tejados son altas pues no serían muchas las monjas que escapasen del mismo convento en tan poco espacio de tiempo. El hecho de que se cite expresamente que "no se saben los motivos" de su salida de Jesús y María (algo que a buen seguro no era cierto, y que simplemente se omite por ser algún asunto oscuro) y se mencione su recomendación por el prelado, en una versión muy parecida a la expresada en el texto publicado en enero de 1890 en el periódico "El Motín" hacen pensar no solo que ésta es la monja huida, sino que lo expuesto como "dudoso" en El Motín podría ser la historia real de Sor Filomena. Un único dato deja abierta la duda: el acceso de Filomena a su nuevo convento se registra en junio de 1890 y el texto en el que se indica que se había recolocado en otro convento es de enero de ese año. Pienso que no es descabellado suponer que la reubicación citada en enero fuese provisional (solo unas semanas después de su huida) y que se necesitasen 6 meses para tramitar su ingreso oficial en Santo Domingo con todos los informes y consultas correspondientes:
En cualquier caso, si Sor Filomena no fuese finalmente la monja que escapó por los tejados, estaríamos ante dos casos de monjas que decidieron abandonar el Convento de Jesús y María en muy corto espacio de tiempo, lo que demostraría aún más que el ambiente en ese convento era irrespirable y daría aún más verosimilitud a que la monja de la ventana fuese una momia o una demacradísima religiosa.
Sea como sea, la buena de Sor Filomena acabó sus días en Santo Domingo al parecer sin problemas, falleciendo en 1901 como se indica en el libro de defunciones:
Sé que resulta extraño, pero por diferentes infracciones a la Regla y Constituciones, al menos entre las dominicas, estos castigos estaban reflejados en las Constituciones. De hecho, en Santo Domingo el Real aún existe una estancia llamada "la cárcel" y estaba el cepo que yo no conocí. Normalmente estos castigos se hacían si la monja no se corregía de faltas graves. Hoy resulta chocante, pero por entonces era normal en la sociedad e instituciones.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por toda esta investigación! Me has hecho realizar un viaje en el tiempo absolutamente pasmoso!!!!
ResponderEliminarincreíble la historia, e increíble el seguimiento que has hecho para investigarla. Los pelos de punta
ResponderEliminarImpresionante historia y labor realizada para contarla. Gracias.
ResponderEliminarTiene toda la pinta de ser la típica historieta anticlerical de cierta prensa de la época.
ResponderEliminarcomo va a poner duda a algo que hace 100 años era visto normal? no te dicen que saben de conventos que tenían su habitación cárcel, con un cepo o grillete incluido? con la santa inquisición como precuela.... como para dudar, si no tenían dar cuentas de nada...también negaras la pederastia de este siglo pasado y el actual no?
EliminarDe historieta anticlerical nada, recuérdense los castigos que sufrió San Juan de la Cruz a manos de sus propios compañeros de convento, aquí mismo en Toledo. Vivo entre conventos de clausura, y quien conozca ese muy particular mundo coincidirá conmigo en que tras esos muros ocurrieron siempre muchas cosas más de las que se sospechaban fuera.
ResponderEliminarUhhhh, qué miedo.
ResponderEliminarViendo la foto me chirrían las proporciones. Esa figura tiene un tamaño demasiado pequeño para pertenecer a una mujer adulta. Más bien parece del tamaño de un muñeco (¿pero con una calavera?) o quizá del de un niño/a. Compárese su tamaño con las tejas o las macetas de más arriba. Si es esto que digo, no sé qué historia puede haber detrás pero parece que se sale de lo normal.
ResponderEliminarPodría tratarse de una pintura?
ResponderEliminarEn primer lugar, quiero felicitar al autor del blog por la historia que aquí nos atañe, pues es digna de ser contada en un programa de Iker Jiménez (y así ha sido recientemente).
ResponderEliminarA mi parecer, todas las noticias y crónicas expuestas son verídicas y, desde luego, fruto de un gran trabajo de hemeroteca. También queda bastante claro que la realidad de las monjas de clausura de la época en España era infrahumana. Tampoco dudo de la veracidad del caso de la monja prófuga, cuyas habilidades "ninja" poco tienen que envidiar a las de -este sí ficticio- Águila Roja.
No obstante, tengo la impresión de que esta historia se ha construido en base a un proceso deductivo y no inductivo, como nos quiere hacer creer el autor. Me huele a mí que, analizando crónicas peculiares de la época, el autor se topó con este intrigante caso y, a partir de los recortes aportados -y no a la inversa-, decidió que hacía falta un archivo gráfico que, cuanto más misterioso, mejor guinda supondría a un trabajo de investigación que, bueno de por sí, de otro modo no tendría tal repercusión mediática.
¿Cómo? Añadiendo una ventana con una monja momificada que nunca estuvo allí. Ahora bien, lo que nunca estuvo allí no es la momia -que tampoco-, sino la ventana. Fíjense bien en todas las demás ventanas, con sus respectivos umbrales, sombras y trasfondos, y, después, vuelvan a contemplar la ventana de la "Momia Lisa". Ninguno de los anteriores factores de las demás ventanas corresponde con el de nuestra macabra amiga, ¿verdad?. También es algo sospechoso que a pocos centímetros de la infame ventana haya otra ventana, que sí parece muy real y cuyos factores analizados sí concuerdan con el resto de ventanas de los edificios colindantes. ¿Qué arquitecto -no importa la época- que se precie mandaría hacer una ventana justo al lado de otra y, además, de distintas proporciones? "-No lo sé Rick, parece falso"
Otro factor que chirría, como bien ha comentado @satelitejameson, son las proporciones de la momia. Si bien es cierto que algunas monjas de clausura entraban en el convento siendo muy jóvenes, dudo que aceptaran a monjas de menos de 5 años. Y ese cuerpo no corresponde al de ninguna mujer adulta, por muy desnutrida que esté.
En fin, la historia está muy bien construida y es gratamente entretenida pero nunca olvidemos que la realidad a veces supera la ficción y, si no, siempre habrá alguien que, con un poco de imaginación y mucha habilidad de Photoshop, lo hará posible.
Saludos a tod@s y enhorabuena al autor porque, aparte de mi análisis crítico de esta entrada, este blog y el trabajo de documentación que hay detrás me parecen magníficos.
En respuesta a este último comentario de "El Haz", lo primero es agradecer sus palabras y su educación al expresar su opinión. Con respecto a sus dudas sobre el caso, decirle que en absoluto hay nada inventado. que pasaron ¡3 años! desde que encontré la foto hasta que localicé prensa de la época hablando del asunto y que hay muchas fotos que demuestran que esa ventana existía y no me la he inventado. Aquí le dejo dos de muestra:
ResponderEliminarFoto 1
Foto 2
Increible historia olvidada, dormida y desconocida durante muchísimos años, yo no creo creo q ese cuerpo tuviera que ser el de una niña de 5 años, perfectamente pudiera ser el de una mujer bajita de 1,40 o 1,50m de estatura que para esa época (y para ésta) podría ser. Un gran trabajo de investigación.
ResponderEliminarLa figura es demasiado pequeña para ese tamaño de "ventana", ésta no está al mismo nivel que la otra ni tiene el mismo ancho; el marco se distingue de un modo muy diferente al otro hasta parecer casi reducido a la nada; por añadidura, lo que hay dentro de ve con demasiada claridad con respecto a la otra ventana que hay abierta al lado.
ResponderEliminarConclusión: que se trata de un cuadro o cartel colgado o pegado a la pared, posiblemente uno de aquellos horribles "memento mori". Persona que me miras: recuerda que vas a morir.
Nada extraordinario, iconografía común en conventos y monasterios.