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sábado, 26 de marzo de 2022

El primo de Alfonso XIII que asesinó a su mujer y fotografió Toledo desde un avión en 1925

José María de Borbón y de la Torre vino al mundo en Madrid en 1883, como hijo del matrimonio entre su padre Francisco de Borbón y Castellví -conocido como el general Borbón- y su madre María Luisa de la Torre, que era hija de un cubano muy acaudalado. Por vía paterna era nieto del infante Enrique de Borbón, uno de los protagonistas del famoso Duelo de Carabanchel de 1870, y primo segundo del rey Alfonso XIII.
Siguiendo la vocación militar de su padre, José María entró en el ejército formándose en la Academia de Infantería de Toledo, y con solo 17 años logró el tercer premio como aspirante a teniente. Posteriormente tomó parte en diversas acciones en el norte de África, logrando la Cruz del Mérito Militar y también la de San Hermenegildo, aún más prestigiosa. Poco a poco, se fue especializando en tiro de precisión, siendo destinado al Regimiento de Cazadores Figueras 6. Después de los años complicados y duros de la Guerra de África, José María encontró un destino en la por entonces recién creada Aeronáutica Militar, llegando a ser segundo responsable de la base aérea de Getafe.
Contrajo matrimonio en 1909 con María Luisa Rich Carbajo, con la que tuvo siete hijos: José Luis, Fernando (fallecido con solo 7 meses), María Luisa, Carlos Luis, Alberto, Beatriz y Álvaro.
José María Borbón de la Torre Lo que parecía una vida plácida y jalonada de éxitos personales y profesionales se esfumó para siempre a las tres y media de la tarde del 5 de febrero de 1926. Aquel día, nuestro protagonista de hoy, José María de Borbón y de la Torre, que por entonces contaba con 43 años, almorzaba a solas en su casa de la madrileña calle de Andrés Mellado con su esposa, María Luisa Rich, de 36 años de edad. Solo sus dos hijos menores (Beatriz, de 6 años, y Álvaro de 4), estaban en el domicilio, pero se encontraban en ese momento con el personal de servicio. Se desató una discusión entre ambos y José María disparó en el rostro a su esposa con su pistola reglamentaria, modelo Browing del calibre 7,65.
Aunque las versiones de la prensa de entonces contienen relatos un tanto diferentes (según unas fue algo bastante premeditado y según otras el asesino fue presa de una enajenación tras la que comenzó a gritar ¡Qué he hecho!, ¡Qué he hecho!) lo cierto es que la desdichada mujer falleció como consecuencia de los dos disparos recibidos en la cabeza.
Crónica del asesinato de la esposa del teniente coronel Borbón a manos de éste. La Libertad, 6 de febrero de 1926 Noticia del asesinato de María Luisa Rich Carbajo a manos de su marido José María Borbón de la Torre. El Liberal, febrero de 1926 Sea como fuere (algo premeditado o una enajenación mental transitoria), lo cierto es que, como narró hace unos años Juan Luis Galiacho en El Español, el asesino nunca fue condenado por el crimen:
"Inicialmente el juzgado de guardia se inhibió por teléfono del caso al conocer el parentesco del agresor. El caso pasó seguidamente al juzgado de jurisdicción de guerra. Fue el juez militar, un comandante de caballería apellidado Serna, quien tomó en primer lugar las riendas del caso y decidió llevar a prisión al teniente coronel Borbón. También determinó tomar declaración en el despacho oficial de prisiones militares a toda la servidumbre. Algunos de los testigos, porteros y criadas, contaron que el asesinato de la esposa fue debido a los celos. Pero fuesen los celos o una enajenación mental transitoria, su primo el rey Alfonso XIII hizo todo lo posible por ayudarle en aquel trance. Primero se cambió de juez y se nombró uno nuevo, “especial”, el teniente coronel Julio Riudavets. Éste determinó que el paso del teniente coronel Borbón por una prisión militar fuera efímero. De hecho, su caso no fue visto nunca ante un Tribunal Militar. La causa fue sobreseída por enajenación emocional. Se le apartó a Marruecos, para alejarlo de la península, donde acabó residiendo y cursando finalmente baja forzosa en el Ejército en 1929 “por enfermedad”.
La relación de este oscuro suceso con Toledo reside en que, solo unos meses antes del asesinato, en el año 1925, José María Borbón y de la Torre logró una sensacional fotografía aérea de la vieja ciudad castellana que recientemente he descubierto. Fue publicada con su firma en una revista y lo cierto es que nos muestra una bellísma perspectiva de Toledo desde la zona oeste.
Vista aérea de Toledo publicada en 1925. Fotografía del Teniente Coronel Borbón de la base militar de Getafe. Colección personal de Eduardo Sánchez Butragueño. Os invito a ampliarla sin prisa y deleitaros en sus detalles, pues se trata de una joya. Hay que recordar que las primeras fotos aéreas de una ciudad de España tuvieron como protagonista también a Toledo solo diez años antes (en 1915, obra del capitán Vallespín Zayas) por lo que esta vista de 1925 es bastante antigua hablando de tomas aéreas. Fijaos en los rodaderos llenos de escombros, especialmente en la zona de Roca Tarpeya -por entonces, un derrumbadero llamado Paseo de los Precipicios-, el aspecto del Paseo del Tránsito (ya densamente arbolado) y del Paseo de San Cristóbal (sin arbolar). El denso caserío, plagado de torres, cúpulas y sinuosidades generadas por la trama urbana, aparece ante nosotros en aquel soleado día lleno de luminosidad.
Roca Tarpeya y Paseo del Tránsito. Detalle de una fotografía aérea de José María Borbón y de la Torre en 1925. Colección personal de Eduardo Sánchez Butragueño. Paseo de San Cristóbal y alrededores. Detalle de una fotografía aérea de José María Borbón y de la Torre en 1925. Colección personal de Eduardo Sánchez Butragueño. Alcázar, Catedral e Iglesia de los Jesuitas en medio del caserío toledano. Detalle de una fotografía aérea de José María Borbón y de la Torre en 1925. Colección personal de Eduardo Sánchez Butragueño. Pocos años más tarde del macabro suceso, cuando llegó la II República, José María Borbón fue recluido durante dos años en el convento de Santa Úrsula de Valencia, según algunos como castigo a sus ideas monárquicas, y según otros debido a la impunidad con la que había sido tratado en el asunto del asesinato de su mujer como consecuencia del trato de favor del rey Alfonso XIII. Tras la contienda prosigiuó con su vida alejado de cualquier foco tanto mediático como de actividad social y familiar, falleciendo en el año 1962 sin apenas dejar rastro documental.
Firma de la foto aérea del teniente coronel Borbón

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