Heinrich Mathias Schwarz nació el 12 de septiembre de 1911 y falleció en Roma el 21 de junio de 1957. Fue un eminente historiador de arte y gran fotógrafo alemán que en su juventud estudió historia del arte en la Universidad de Bonn y se doctoró bajo la dirección del famoso Paul Clemen en 1936, con una tesis sobre la arquitectura religiosa del gótico tardío en la región de Cléveris (Klevian, en alemán). Ese mismo año se trasladó a vivir a Roma, como miembro de la Sociedad Kaiser Wilhelm en Italia y, desde 1938, como asistente en la Bibliotheca Hertziana, donde estuvo hasta 1943. En 1951 y 1952 continuó su investigación en tierras italianas, centrándose en el arte normando de Calabria y Sicilia. Desde 1953 trabajó para el gobierno de Renania-Palatinado, ejerciendo como curador estatal. En 1956, Schwarz fue nombrado miembro científico de la Bibliotheca Hertziana. Al mismo tiempo, fue nombrado director del recién creado departamento de investigación sobre el arte del sur de Italia, en particular el de la época normanda y también sobre los Hohenstaufen o Staufen, más conocidos como gibelinos.
Desgraciadamente, un año después murió en un trágico accidente automovilístico durante un viaje en una de sus investigaciones, que truncó bruscamente su vida y su carrera profesional cuando solo contaba con 46 años.
Su prematura muerte no fue óbice para que Schwarz nos legara un patrimonio investigador y fotográfico al alcance de muy pocos. En materia fotográfica, su obra consta de aproximadamente 1500 negativos en blanco y negro en formato 6×6 cm, dedicado especialmente a la arquitectura del sur de Italia con imágenes tomadas en el período entre 1939 y 1957.
Una vez más, Toledo se cruza en las biografías de los más grandes investigadores y fotógrafos de la historia, en este caso debido muy probablemente al atractivo que nuestra ciudad poseía para alguien como Heinrich Mathias Schwarz, un alemán experto en la influencia artística de los pueblos germánicos en el sur de Europa, que sin duda buscaba en Toledo motivos para completar sus investigaciones especialmente a través del legado visigótico en nuestra ciudad. Fue así como Schwarz recaló en Toledo hacia 1955, muy poco antes de su triste e inesperado final, donde obtuvo una serie de imágenes de gran calidad que hoy tengo el placer de mostraros. Comenzaremos por ver esta fotografía de Santiago del Arrabal, de gran belleza, que nos ofrece un punto intermedio de los cambios que esta iglesia tuvo a mediados del siglo XX. Vemos cómo ya se había rebajado de altura el ábside principal, pero sin embargo aún no se había acometido el derribo de las casas adosadas al templo mudéjar:
Otra buena fotografía es esta que nos muestra el barrio de la Antequeruela así como una buena perspectiva de la desaparecida Escuela Normal de Magisterio, que se levantaba en el actual Paseo de Sisebuto. Ya os expliqué en esta otra entrada la historia de este "edificio fantasma" y aquí podemos verlo ya partido por la mitad en un desesperado intento por aprovecharlo pese a los tremendos problemas de cimentación que presentaba. De hecho, en esta imagen se puede apreciar el refuerzo que se estaba realizando en la contención de los taludes que miran hacia la calle Carrera, pero con el tiempo se demostraron también insuficientes estos intentos por afianzar el edificio, que terminó siendo demolido:
En esta otra imagen, Schwarz hizo gala de un buen ojo y sensibilidad para captar un primer plano de gran belleza de una aldaba y de los clavos y decoraciones de la puerta del Hospital de Santa Cruz:
Fue precisamente en el interior del Hospital de Santa Cruz donde Heinrich M. Schwarz tomó más fotografías. La belleza de ciertos detalles decorativos y arquitectónicos, así como el imponente patio, no pasaron desapercibidos al objetivo del alemán:
Cerca de allí, se dirigió también al contiguo convento de Santa Fe. Su estado era por entonces de semiabandono, y su patio principal presentaba este lamentable aspecto:
Para finalizar, como no podía ser menos, quiero aprovechar para desearos un muy feliz año nuevo 2022, lleno de alegrías e ilusiones. Del mismo modo, quiero agradecer la excepcional acogida que está teniendo el nuevo volumen de los libros de Toledo Olvidado, en concreto el quinto, que vio la luz el pasado sábado gracias a la generosidad de cientos de mecenas.
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